Ventas de comida en las calles: “un negocio rentable”

Llevar la contabilidad de su negocio es algo que Bladimir Rodríguez aprendió hacer muy bien.

Llevar la contabilidad de su negocio es algo que Bladimir Rodríguez aprendió hacer muy bien.En 1994 inició la rutina de acompañar a su madre a vender desayunos en los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ya tiene 30 años, y sigue junto a ella, en el mismo lugar.

Al pasar de los años, la fritura de doña Lidia, desde la avenida Correa y Cidrón, se convirtió en el punto de referencia de estudiantes y empleados que optan por una comida rápida y barata. Hoy sus manos lucen arrugadas, pero siguen sirviendo desde su vitrina con la que sustentó a sus cinco hijos.

Historias parecidas se repiten en cada barrio del país, en los alrededores de centros comerciales, establecimientos de bebidas alcohólicas y hasta en importantes avenidas de esta capital.

Su “pequeño” Bladimir en pocos meses será licenciado en contabilidad. Éste cuenta que para lograr la meta de graduarse en el tiempo establecido tuvo que recortar sus horas de trabajo. Su faena empieza desde las 7:30 de la mañana hasta las 2:30 de la tarde.

A las 12 del mediodía del pasado miércoles varias personas se aglutinaron frente a su puesto de venta, donde cada día, según Rodríguez, recibe alrededor de cien clientes. Por un momento, el joven se despegó del calor del caldero y de la impaciencia de sus clientes, para rememorar sus años de trabajo en la concurrida zona.

“Yo nunca he tenido un empleo formal y para qué, si en este tipo de negocio me va mucho mejor, esto me es rentable”, expresó Rodríguez, mientras recibía de una joven cincuenta pesos, dinero que le había fiado por un servicio de desayuno. Mientras en otra esquina el estudiante Víctor Adames, disfrutaba de un plato de tostones con hígado de pollo.

Pueden ganar por encima de $15 mil

La Correa y Cidrón es conocida por su despliegue de puestos móviles y vitrinas repletas de longaniza, jamoneta, pollo, salchicha y varias variedades de víveres que para algunos representa una tentación.

Con un poco de perseverancia periodistas de elCaribe lograron obtener el promedio de ingresos de estos comerciantes que se dedican al mercado informal. Uno de los entrevistados reveló que mensualmente genera 15 mil pesos “totalmente limpio”, es decir, desmontándoles los insumos, lo que representa el triple del sueldo mínimo base de un empleado en el sector público.

Presentan ventaja frente a lo formal

A pesar de no disfrutar de los beneficios que ofrece el sector formal a sus empleados, la mayoría de los emprendedores consultados afirman que luego de haber probado la satisfacción de tener su propio negocio, no se adaptarían a recibir unos ingresos inferiores a los que ya están acostumbrados.

En 2013 la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) publicó una investigación, cuyos resultados alborotaron a la cúpula empresarial. “Los trabajadores del sector formal devengan un ingreso por hora superior a sus homólogos del sector informal”, según el estudio del Banco Central.

Durante los meses de abril y octubre de 2013, el levantamientos de la ENFT arrojó que el total de ocupados en la República Dominicana se estima que asciende a unos 4,018,420, de los cuales el 44% pertenecen al sector formal y 56% al sector informal.

En ese 56 % se encuentra René Camacho, vicepresidente de la Asociación de Buhoneros de la Zona Universitaria, quien dijo no temerle a una cancelación, ya que desde que emigró del interior del país hacia la capital, hace 20 años, mantiene a su familia de su puesto de fritura, el cual le genera como ganancias hasta 1,000 pesos diarios.

Estas clases de negocios son frecuentados mayormente por choferes de carros públicos, obreros de la construcción, estudiantes y empleados.

Desayunarse con 30 y 50 pesos es una de las razones del porqué algunos prefieren esta opción, a pesar de que los dueños de estos negocios están expuestos a continuos desalojos por parte de los ayuntamiento donde se encuentran ubicado. Ya que se dedican a las ventas en aceras y calles, acción que está prohibida por la Ley.

Negociar en horas de la madrugada es un peligro

Cuando un empleado del sector formal sale de su trabajo, es el momento en que Víctor “el Chimero” empieza su faena de vendedor de lo popularmente es conocido “chimi” en el kilómetro 15 de la autopista Duarte. Su nombre real es Thomas Castillo, pero el cambio de nombre es propio de estos negociantes.

Castillo “vive su trabajo” con pasión; pero confesó que trabajar desde las siete de la noche hasta las cinco de la madrugada es una tarea peligrosa y agotadora. Sin embargo, afirma que con el mismo educó a sus hijos . A pocos metros de su negocio, justo en la entrada de los Alcarrizos se aprecian varios puestos dedicados a la venta de “comida chatarra”. Según sus administradores es mejor trabajar en el peligro que ser parte de la tasa de desempleados.

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