Un problema complejo

A pesar de las ventajas comparativas que ofrece la República Dominicana en términos de atractivos turísticos en relación a los demás países caribeños, el crecimiento del turismo en el país en el primer semestre del año 2011 alcanzó la cifra d

A pesar de las ventajas comparativas que ofrece la República Dominicana en términos de atractivos turísticos en relación a los demás países caribeños, el crecimiento del turismo en el país en el primer semestre del año 2011 alcanzó la cifra de apenas 3.5 por ciento, cuando el crecimiento regional promedio en la misma etapa fue de un 5 por ciento.

Según alegan representantes locales del sector turismo, varios factores parecen combinarse para producir esa merma en un renglón tan importante para la generación de divisas y en general para  la economía dominicana. Desde la reducción de la promoción internacional del país, pasando por las altas tasas e impuestos que encarecen desmesuradamente los boletos aéreos hacia República Dominicana, hasta el sorprendente recorte del presupuesto del Ministerio de Estado de Turismo, auspiciado por un Gobierno que paradójicamente utiliza el tema como eje central de muchos de sus discursos.

Sin embargo, sin disminuir la trascendencia de todo lo anterior, hay ciertos problemas que de no resolverse o al menos encaminarse a soluciones realistas, aunque se arreglen los ya citados, resultaría muy difícil que el país vuelva a convertirse en el imán de turistas que llegó una vez a ser.

La seguridad ciudadana, por ejemplo, es un tema crucial. Es una regla no escrita que para el viajero, su viaje es tan seguro como el lugar más inseguro que visita, y basta con leer los datos sobre muertes violentas publicados por la Procuraduría General de la República para confirmar que el país va de mal en peor en dicho aspecto.

La higiene y la salubridad también son esenciales ya que el turista necesita ciertas garantías de que su salud no sería afectada. Sin embargo, es poca la tranquilidad que puede sentir cualquier potencial visitante si conoce los datos recientes sobre enfermedades como el dengue y  la leptospirosis, pero muy especialmente sobre los infectados y muertos por cólera y el mal manejo que las autoridades han dado al tema (sin intentar siquiera medidas serias como la facilitación de la entrada de vacunas).

Si a todo lo señalado le agregamos la imagen de pobreza y descuido en tantos lugares del país, las discusiones escenificadas públicamente por sindicatos de choferes para disputarse los pasajeros, los molestos «buscones», los «macuteros», los que piden en las calles, los sobreprecios destinados a engañar a extranjeros y, entre otras cosas, la falta de organización generalizada, es necesario concluir que el problema es mucho más complejo de lo que ha sido esbozado y si sólo se procuran soluciones promocionales y presupuestarias, será un simple maquillaje efímero e ineficaz, muy típico de la tradicional y cortoplacista visión de la administración pública dominicana.
Leila Mejía es abogada y comunicadora

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