Ahora que el torneo acabó y que falta demasiado para el próximo octubre, es bueno poner la mente en blanco para determinar qué aspectos ayudarían a hacer mucho mejor el evento por excelencia de los dominicanos.
Es que este fue un certamen muy accidentado y lleno de fallas en esos pequeños detalles que, cuando se unen, llegan a marcar la diferencia, positiva o negativamente.
Por ejemplo, la noche del martes, cuando el Licey logró su corona número 21, no hubo premiación oficial del Jugador Más Valioso (MVP). Eso no puede ser. La Liga Dominicana de Béisbol (Lidom) no se puede dar ese tipo lujos.
El público necesita consumir esa información y esa noche, uno que vive en constante interacción con los aficionados, fui blanco de preguntas que giraban en esa dirección.
Por suerte, algún ingenioso colega tuvo la iniciativa de pasar de mano en mano un raído papel para que los cronistas que estuvimos en el palco de prensa del Séptimo Cielo tuviéramos la oportunidad de votar de manera informal.
Ganó Lew Ford, así que para mí ganó Lew Ford y lo informé, sin importar que la votación no emanó del organismo corrspondiente.
Más que nunca la gente tenía a flor de labio el odioso tema de los partidos arreglados. Eso no llega al tapete así por así. No, llega mediante un estilo de regalar partidos que Lidom ha permitido a lo largo de estos últimos años. En Round Robin, los equipos, clasificados o no, estilan regalar juegos de acuerdo a su conveniencia y la Lidom no se pronuncia en ese sentido.
La gente piensa que son arreglados porque la Lidom permite que piensen así. Sencillo. Ellos tienen muchos mecanismos para acabar con eso y parece que no hay voluntad en ese sentido. Creo que durante este torneo tocamos fondo. Es tiempo de mejorar y de parar el descrédito que acompaña a la liga.
Esa vía es peligrosa y puede conducir al asesinato del evento. Insisto, hay mecanismos para acabar con eso y creo que no son ridículos como las cornetas y los chiclets.
Hay que dejar esa actitud permisiva atrás. Lidom no debe tolerar jamás que el terreno de juego se convierta en un club de “stripper” y que se prostituya de tan vulgar forma. Es tiempo de mejorar. l
