Introducción:

En mis tres entregas anteriores ofrecí 19 orientaciones dirigidas todas ellas al período y a la campaña preelectorales.

Hoy quiero ofrecer orientaciones y reflexiones que miran más bien a la víspera y al día mismo de las elecciones.

1- Jornada de oración y respeto

Aunque todos los medios de comunicación del país, prensa escrita, radial, televisiva y digital, difundieron ampliamente y comentaron una nota fechada el 14 de mayo de 2012 de la Conferencia del Episcopado Dominicano con el título “Jornada de oración por la paz  y el respeto a la voluntad ciudadana  en las próximas elecciones presidenciales”, me pareció, oportuno y conveniente, sin embargo, transcribir íntegra en esta columna dicha nota para aquellos   lectores no informados  o para otros que ya lo estaban, pero les gustaría tener el texto original. Helo aquí:

1. Al concluir nuestro mensaje del 27 de febrero pasado, como Pastores del Pueblo de Dios hicimos una exhortación “a todos los dominicanos para que de forma masiva participemos con entusiasmo ejerciendo el derecho al voto durante las próximas elecciones, que lo hagamos de forma ordenada y pacífica. Que lo hagamos en paz, libremente y por el candidato de nuestras simpatías” (no. 42).

2. Convencidos que el auxilio nos viene del Señor, nos parece oportuno que nos dirijamos a Él con toda confianza para que en este próximo 20 de mayo acudamos pacífica y conscientemente a elegir el próximo presidente del pueblo dominicano.

3. En este sentido invitamos a todos, especialmente a los fieles católicos, a las comunidades cristianas no católicas y a los hombres y mujeres de buena voluntad a una Jornada de Oración el próximo sábado 19 de mayo de 2012, víspera de las elecciones presidenciales y día dedicado a la reflexión.

4. Convocamos a todos los sacerdotes, diáconos, comunidades de vida consagrada, ministros laicos y a todos nuestros líderes comunitarios a organizar en las parroquias, capillas, oratorios y centros comunitarios esta Jornada de Oración ante el Señor Resucitado presente en la Eucaristía.

5. Oremos intensamente para que en ese día electoral reine la paz, la convivencia armoniosa y el respeto a la libertad de conciencia que tiene cada ciudadano de ejercer libremente el voto tal como está consagrado en nuestra Constitución.

6. Asimismo, oremos para que pasado el torneo electoral la voluntad del pueblo, expresada en las urnas, sea respetada por todos los partidos políticos y sus respectivos candidatos. Pidamos al Señor que quien resulte vencedor entienda que el pueblo lo elige para un servicio de mucha responsabilidad y los que no resulten ganadores acojan con respeto la voluntad soberana del pueblo y sumen su buena voluntad en procura de una justa gobernabilidad y una buena gestión administrativa del Estado a favor de todos.

7. Del mismo modo, invitamos a todas las familias a recogerse en oración en algún momento de esta Jornada y a reflexionar sobre los retos que tiene el país y a pedir al Señor que les ilumine para elegir con libertad y de manera conciente al candidato que mejor convenga a la nación dominicana.

8. Invitamos a participar en familia en la Eucaristía de ese día en que celebramos la Ascensión del Señor Resucitado, que sentado a la derecha del Padre intercede por nosotros.

9. Encomendamos confiadamente la Patria a nuestra Madre Santísima, a quien invocamos como Nuestra Señora de la Altagracia, Protectora del pueblo dominicano, y como Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona de la República Dominicana, para que interceda ante su Hijo y tengamos unas elecciones ejemplares.

2- Votemos, participemos, sufraguemos

Las últimas orientaciones (#45, 46 y 47) dadas también por la Conferencia del Episcopado Dominicano en su mensaje del 27 de febrero de 2012 a propósito de las elecciones, están centradas en el mismo día de las elecciones. Son estas:
“Votemos, pues, y celebremos este cincuentenario de la democracia en la República Dominicana. No permitamos que nuestro ausentismo o abstención deslegitime lo que ha tomado tantos años construir” (#45).

“Participemos en el ejercicio pleno de una ciudadanía, que ese día, no puede quedarse en sus casas rumiando frustraciones. Que nuestro obrar decidido sea un ejemplo para quienes asumen un reto que deben honrar” (#46).

“Sufraguemos por el candidato de nuestra preferencia, ya que sólo cumpliendo con nuestros deberes cívicos, estaremos en condiciones de exigirles válidamente a quienes resulten electos que cumplan  sus promesas, y que, sobre todo, al ser juramentados por la Asamblea Nacional “ante Dios”, obedezcan fielmente el mandato de la Constitución y las leyes” (#47).

3- El día de las elecciones

Creo también oportuno reproducir aquí uno de mis “Momentos”, recogido en mi libro “Un Momento I”, el 47 correctamente, titulado “El día de las elecciones”, publicado en mayo de 1990, con motivo de las elecciones de ese año. Helo aquí:

“El día de las elecciones, Juan de Dios salió muy de mañana a ejercer el derecho y el deber de votar.

Iba solo, como para indicar que el voto es una decisión personal y única.

Pero en su mente se reunían, amontonándose confusamente, las imágenes de los candidatos, las multitudes de la campaña electoral, los slogans de los partidos y las frases de los amigos invitándolo a votar  por tal o cual candidato o partido.

Sintió la necesidad de aclarar su mente y disipar las confusiones. “Desde  hace mucho tiempo, tengo mi partido de preferencia. Lo más fácil y rápido es votar por los candidatos de ese partido y se sale de eso”, pensó. “Pero no es lo correcto”, se respondió a sí mismo.

“Por otra parte, tengo  la impresión de que otro será el ganador. Pero votar en contra de las propias convicciones para decir ¡gané!  no debe ser”. 

La verdad es que, viéndolo bien, yo tengo tres candidatos de diferentes partidos, que son los que me convencen para bien del país. No tengo más remedio que decidirme y escoger lo que veo en el fondo de mí mismo”.

Juan de Dios, el día de las elecciones, votó según su conciencia y escogió lo que pensaba era el  mejor candidato para la República”.

4- El 20 de mayo. Silencio
Quiero reproducir, igualmente, este ensayo breve de ese mismo año 1990, recogido bajo el número 51 de mi citado libro. Solo cambio de él la fecha: 16 de mayo, porque las elecciones de ese año, 1990, fueron ese mismo día, por “20 de mayo”, día de las elecciones del año 2012. Pero el contenido es válido para uno u otro año:

“Para muchos dominicanos, el 20 de mayo no es solo el día de las elecciones, sino también el día en que cesaron la bulla y la música a todo dar de una y otra caravana. Hay silencio. Hay respiro. El silencio y el reposo favorecen para la toma de una decisión libre y serena en unas elecciones.

Pero nuestro silencio está todavía acompañado de cierto temor y expectativa: “Algo puede pasar en las elecciones”, dicen algunos.

Es una pena que aún nuestro proceso electoral no dé a todos los dominicanos la seguridad de que en un país civilizado no sucede nada en el día de las elecciones.

Mucha gente está orando a Dios, pidiéndole que “hoy no pase nada”; que nos conserve en paz”. Que no nos falte la ayuda de Dios y que lo mejor de nosotros, lo más evolucionado y civilizado, salte a la superficie, venza cualquier asomo de fuerzas regresivas y supere los miedos y temores.

Que el 20 de mayo sea un día de tranquilidad, de silencio y ejercicio gozoso de la libertad del pueblo dominicano”.

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO que tanto las citas de Documentos de la Conferencia del Episcopado Dominicano como las de mi libro son textuales y que las primeras son del año 2012, mientras que las mías son ambas del año 1990.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los 17 días del mes de mayo del año del Señor de 2012.

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