Introducción:

Pido permiso para recordar brevemente los 14 puntos tratados en mis dos entregas anteriores. Podría verse esta repetición, tal vez, como un repaso escolar útil para no olvidar orientaciones muy necesarias; o mejor, quizás, como un servicio a los lectores que no han podido acercarse al par de trabajos de las dos últimas semanas.

He aquí esos puntos tratados con las fechas en que fueron emitidas por la Conferencia del Episcopado Dominicano:

1- Católicos: cómo deben actuar, como tales, en las elecciones (año 1962).

2- Gobierno elegido: sobre sus  deberes (año 1966).

3- Manchas: sobre el evitar manchar el proceso electoral con atropellos, violencias y muertes (año 1974).

4- Convivencia: aunque haya una justa electoral, no se debe olvidar que no es una guerra electoral, que todos somos dominicanos y que la convivencia ha de seguir más allá de las elecciones (año 1974).

5- Responsabilidad: se recuerdan bajo este título sus responsabilidades, que acompaña el tiempo de elecciones (año 1978).

6- Obispos: no les corresponde a ellos marcar pautas partidistas políticas concretas y mucho menos imponérselas a la feligresía (año 1978).

7- Manipulación: la Iglesia no escapa al fenómeno de ser instrumentalizada, relativizada, utilizada y manipulada en cuestiones políticas (año 1978).

8- Los pobres: cualquiera sea el partido ganador, la defensa y defensa de los pobres ha de ser prioridad y meta clara de sus principales acciones (año 1982).

9- Desinterés: cualquier dosis de suspicacia o desinterés, lo cual es gravísimo, debe golpear fuertemente la conciencia de los candidatos y debe ser tenido muy en cuenta por los partidos (año 1982).

10- Seis peticiones: dirigidas a la parte final de la campaña, a la concurrencia a las mesas, al conteo y publicación de los votos parcial y total, al resultado de las elecciones y al nuevo gobierno una vez instaurado (año 1982).

11- Candidatos: el derecho a presentarse como candidato no conlleva el ser elegido. Los vencidos deben sentirse tan comprometidos con el bien común de la nación como los vencedores (año 1986).

12- Solo ascender: es una inmoralidad y un reforzamiento del egoísmo la concepción de ver al partido  como un modo de ascender y de conseguir rápidamente poder, honor y dudosas riquezas o simplemente como un modo de conseguir empleo o semiempleo (año 1986).

13- Políticos católicos: exhortación a los laicos y laicas católicos a participar en la política partidista y desde allí, se consagren con seriedad y rectitud, con caridad y fortaleza  política al servicio de todos (año 1986).

14- Programas concretos: exhortación a los partidos políticos para dejar de lado las promesas fáciles y las discusiones ideológicas, preparando y presentando a la nación programas concretos en orden a superar las dificultades (año 1986).
Ofrecemos ahora, ampliadas y citadas textualmente, estas otras cinco orientaciones:

1. Gobernar
“Principios que deben quedar muy claros a los candidatos:

a) Gobernar es servir.

b) Gobernar es exigir, promover y defender el bien común.

c) Gobernar es promover y defender los derechos humanos de todos.

d) Gobernar es distribuir bienes, servicios y responsabilidades con justicia y equidad.

e) Gobernar es preocuparse especialmente de los más débiles y necesitados.

f) Gobernar es proteger los recursos naturales de los ataques despiadados del egoísmo irracional del hombre.

g) Gobernar es estimular y coordinar, prever y planificar.

h) Gobernar en un régimen democrático es respetarse mutuamente los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial y buscar todos a una y responsablemente, desde la función específica propia, el bien de la nación.

i) Gobernar es promover y defender la estabilidad necesaria de la administración.

j) Gobernar es respetar la legítima libertad y castigar el libertinaje” (años 1986, 1990, 1994 y 2004).

2. Fase final
“Sería consolador y el mejor augurio que la seriedad, la dignidad, el respeto mutuo, la responsabilidad y fraternidad brillasen en estas últimas jornadas previas a las elecciones.

Las acusaciones mutuas y el recurso al ataque y vituperio sólo produce frustración y desencanto general, animosidad peligrosa y tensión perturbadora. No se trata de exacerbar pasiones sino de iluminar conciencias y producir serenidad de espíritu para que el voto sea consciente, serio, responsable y ponderado.

Cada candidato muestre con su conducta lo mejor de sí, pues la esperanza que se quiere depositar en él, se fundamenta indiscutiblemente en sus virtudes y no en sus posibles deficiencias o pasiones” (años 1986, 1990, 1994 y 1996).

3. Demagogia
“La demagogia, cáncer de la política, es lo más contrario a los que acabamos de exponer. Adopta muchas formas. Entre nosotros las principales son las promesas fáciles e imposibles; la ocultación de problemas y dificultades reales; la descalificación de los otros pretendientes a base de reiteradas acusaciones; y la proclamación de la victoria segura antes del veredicto de los votos” (años 1986, 1990 y 1994).

4. Votar
a) “Votar es un derecho y es un deber. Abstenerse sin una razón suficientemente grave es faltar a un deber.

No es razón suficiente para abstenerse el que ninguna de las fórmulas políticas ni ninguno de los que se presentan como candidatos convenzan a uno plenamente. No se trata de elegir lo ideal y perfecto (empeño imposible) sino de escoger lo mejor de lo posible. Todos tenemos nuestras limitaciones. Nadie es perfecto. Lograr que hombres y democracia maduren es fruto de un proceso lento, que, a veces abarca generaciones. No votar es faltar a la obligación de contribuir al bien de todos, exigencia del amor al prójimo, en un punto tan importante como el de designar a los que se responsabilizarán de la gestión pública. Sería, también, hacerse cómplice de los males que pudieran surgir de una elección mal hecha. Nuestra primera exhortación en principio y según esto, es: “hay que votar”.

b) “El voto que se dé, debe ser, sin embargo, serio, responsable “en conciencia”, es decir,  fundado en razones sólidas y honestas. No son razones válidas y honestas el provecho propio, la mera simpatía, la suposición de que por el que se va a votar será el que ganará, las promesas hechas, el soborno, el miedo, la coacción.  Son en cambio razones aceptables y honestas: el convencimiento personal de la Ideología válida que sostiene el partido que representa el candidato; las cualidades personales del candidato en cuanto que garantizan una buena gestión gubernativa para el país; el bien de la nación; su concepción clara de lo que es gobernar correctamente, su capacidad y voluntad de gobernar así.

Esto supuesto, nuestra segunda exhortación es: “hay que votar de acuerdo al dictamen de la conciencia. Hay que votar con seriedad y responsabilidad”.
c) “Se debe votar por aquel que en conciencia uno crea más apto para gobernar correctamente, o al menos por aquel que más se acerque a ese ideal.
Y ésta es precisamente nuestra tercera y última recomendación”.

d) “No se nos escapa que muchos, sobre todo gente sencilla y católicos fervientes, lo que querrían es que nosotros hablásemos más concretamente y señalásemos partidos y candidatos. La Iglesia, en primer lugar, no se identifica absolutamente con partido ni con sistema alguno político, ni aun con forma alguna particular de civilización humana.

No es, en segundo lugar, función nuestra substituir la conciencia de nadie, sino iluminar la de todos que es lo que hemos pretendido ahora.

En conformidad con esto, no somos nosotros sino la conciencia de ustedes, iluminada por las verdades expuestas, lo que debe determinar el voto de cada uno”  (años 1986, 1990, 1994, 1996 y 2004).

5. Ambiente electoral
“Con dolor vemos que, a pesar de tantas iniciativas como se han llevado a cabo para lograr unas elecciones serenas, según pasan los días, el ambiente electoral se nos va endureciendo y tornando peligroso y amenazante.

En nombre de Dios y de la patria pedimos: 1. que nadie haga alardes provocativos y triunfalistas; 2. que todos los contendientes aniden en su corazón la grandeza y fortaleza de saber perder; 3. que cesen los ataques personales mutuos; 4. que se borre del discurso electoral las expresiones y tonos amenazantes; 5. que la Junta Central Electoral dé un alto ejemplo de eficiencia, insobornabilidad y transparencia, que transmita a la comunidad nacional todas las medidas que vaya tomando; 6. que las caravanas sean ejemplo de civismo; 7. que los partidos se responsabilicen de controlar sus caravanas y tomen medidas para que no se produzcan hechos tristes y lamentables; 8. que los medios de comunicación ayuden a serenar el ambiente y en modo alguno sean instrumento de su deterioro” (año 1994).

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO que tanto las catorce  orientaciones dadas en mi primera y segunda entrega como las cinco presentes son citas textuales de documentos del conjunto de Obispos dominicanos ofrecidas a lo largo del tiempo.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los diez días del mes de mayo del año del Señor 2012.

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