Solo dos caminos

Nunca antes en su historia de traiciones, corrupción y tiranía, este país había estado tan sometido a las ambiciones de un clan político como  ahora. Después de la suerte corrida por una querella por lavado contra el expresidente Leonel Fernández&

Nunca antes en su historia de traiciones, corrupción y tiranía, este país había estado tan sometido a las ambiciones de un clan político como  ahora. Después de la suerte corrida por una querella por lavado contra el expresidente Leonel Fernández a través de su fundación, archivada sin una investigación que determinara sus méritos o su falta de fundamentos, un camino de redención se ha cerrado. La impunidad queda así como norma de conducta oficial; la mejor garantía de supervivencia de las malas y viciosas prácticas que han dominado la esfera política nacional por largo tiempo.

La indiferencia de los estamentos del Estado ante las evidencias de corrupción en esferas gubernamentales, no deja muchas opciones. La justicia no es confiable. El Ministerio Público es un rehén del poder político. Instancias gubernamentales de decisión real, no aquellas que por simple formalidad asumen su representación para dar apariencia de legitimidad, no disimulan ni ocultan ya sus propósitos de dominación perpetua.

No hay mucho que hacer cuando las encuestas muestran altos niveles de aceptación en un país controlado por un mismo grupo político por trece años, sin oposición real a base de un uso irracional y discrecional de los recursos públicos,con los sectores básicos desmembrados, una economía sostenida en un irresponsable endeudamiento, una educación deplorable, un sistema de salud por el suelo ( el propio jefe del Estado lo dijo al visitar un hospital emblemático de la ciudad), una inseguridad ciudadana que espanta, un deterioro creciente de los servicios públicos esenciales, un desempleo en constante aumento, mientras a los ojos de todo el mundo se enriquecen los detentadores de ese poder. No hay mucho que hacer.

A este país sólo le quedan dos caminos: rendirse ante la fatal realidad que vive, o plantearse lo que ha debido hacer desde hace años y no ha hecho.

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