Hace algunos años, por solicitud del señor Francisco Nader, empezamos a escribir sobre las obras del artista Justo Susana, con el interés de que estas ideas estuvieran contenidas en un libro catálogo y, además, en un material audiovisual a cargo de Pixentro. Sin embargo, a la fecha no se ha podido publicar por falta de apoyo, siendo tan necesarias las publicaciones de este tipo.
A pesar de que se han presentado libros catálogos de importancia sobre la producción visual de algunos de nuestros principales artistas, seguimos necesitando en nuestro medio, estudios sistematizados que legitimen la obra de nuestros creadores.
Cualquier acercamiento teórico que podamos hacer sobre la obra de Justo Susana, de manera ineludible tendrá ante todo que enfrentar a una explicación que defina su quehacer artístico, el cual se encuentra en una suerte de comportamientos y antinomias que lo sitúan en una posición encontrada y diferenciada del denominado arte académico.
El estilo que define a este artista pasa a ser parte del llamado arte popular, también conocido como arte primitivo o naif, presenta una factura en el modo de representación que lo distingue en el espacio dominicano y caribeño, fundamentalmente por sus colores.
En un proceso de transformación interior, Susana ha buscado la manera de ajustar el mundo a su medida, un mundo diseñado a su naturaleza. Es justamente el trabajo artístico lo que le ha permitido elevarse sobre la naturaleza objetiva, al crear un mundo de imágenes. Su imaginación creadora le ha permitido organizar la información que quiere representar en la imagen, producto de su relación con el medio que le permite formar los sentimientos y necesidades humanas, elaborando y conformando entonces los ideales.
Es así como el artista revela su autonomía en la irrepetible individualidad de su actitud estética hacia el mundo por medio de la creatividad. Su gusto por lo natural revela la capacidad de valorar y sentir de forma independiente para llegar a lo artístico.
