Síndrome de fatiga crónica

Cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, apremiantes, existe un conjunto de cambios físicos y psíquicos que nos puede servir para adaptarnos a dichas situaciones.

Cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, apremiantes, existe un conjunto de cambios físicos y psíquicos que nos puede servir para adaptarnos a dichas situaciones.

Estos cambios, dados dentro de un contexto de “normalidad”, resultan beneficiosos, pero si la respuesta es muy intensa y persiste en el tiempo, pueden acumularse, y convertirse en estrés. En dicho contexto se presenta una fatiga o cansancio crónico, estado que debilita, baja las defensas, la energía  y nos  impide llevar a cabo las actividades cotidianas.

El Síndrome de Fátiga Crónica  puede afectar a todos los individuos, pero existen profesionales que les afecta como los políticos, periodistas, médicos, entre otros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha codificado esta enfermedad en el «Manual de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades», en su décima revisión, conocida como CIE-10, y se encuentra clasificado en el capítulo de las Enfermedades del Sistema Nervioso Central con el código G93.3, bajo el título de «Síndrome de Fatiga Crónica Post-Viral».

Según esta organización, al Síndrome de Fatiga Crónica, no solamente puede llegarse por estrés, también puede presentarse por infecciones crónicas causadas por ciertos virus, alteraciones del sistema inmunológico, alergias crónicas, enfermedades del sistema nervioso degenerativas y un desequilibrio hormonal.

De acuerdo con la médico internista Liniana Jiménez Pérez, de CEDIMAT, los síntomas del Síndrome de Fatiga Crónica son similares a los de la gripe y otras enfermedades virales comunes y abarcan dolores musculares, dolor de cabeza y fatiga extrema. Sin embargo, los síntomas pueden durar seis meses o más. Otras manifestaciones de la enfermedad abarcan sentirse muy cansado durante más de 24 horas después de realizar ejercicio que normalmente se considerarían fáciles, no sentirse descansado después de haber dormido suficiente tiempo, falta de memoria, problemas para concentrarse, confusión, dolor articular, pero sin hinchazón ni enrojecimiento; dolores de cabeza diferentes a los que ha tenido en el pasado, irritabilidad, debilidad muscular en todo el cuerpo o en distintas partes, que no es causada por ningún trastorno conocido, dolor de garganta y sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o la axila.

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta sostiene que se estaríamos ante un caso de fatiga crónica cuando ésta dura más de seis meses consecutivos y no es consecuencia del ejercicio  ni se alivia con reposo. Esta enfermedad puede presentarse a la edad promedio de los 30 años, aunque desde los 20 hasta los 45 la población se puede ver afectada.

Qué hacer

A las personas que padecen esta enfermedad se les recomienda:
* Hacer ejercicio, ya que es estimulante y da energía.
*Ingerir hidratos de carbono, porque se digieren rápidamente, aportan azúcar, proveen energía constante y la mantienen por mucho tiempo.
* Al acostarse apagar las luces, el televisor, el equipo de música y guarda los libros, tan sólo cierrar los ojos y focalízarse en descansar. *Acostarse más temprano. Si eres trasnochador es probable que te sientas más cansado durante el día siguiente.
*Intenta ajustar tus horarios para acostarte más temprano y dormir mejor. Hoy mismo procura ir a la cama unos 15 minutos antes de lo usual. Si no notas cambio, debes vistar un neurólogo o un médico internista.

Estudios

El Síndrome de Fatiga Crónica, cuyas causas son un misterio y han centrado a decenas de investigaciones, puede estar relacionado con un virus y por lo tanto tendría tratamiento, según un estudio divulgado por la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.

No obstante, los investigadores subrayaron que esta relación no es suficiente para probar que el virus causa el síndrome que afecta entre 1 y 4 millones de estadounidenses.

Para la presidenta de la Asociación Estadounidense del Síndrome de Fatiga Crónica, Kimberly McCleary, el resultado del estudio representa un avance muy esperanzador para quienes padecen la enfermedad.

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