El Sábado Santo guarda para la tradición católica una especial trascendencia, porque el sábado fue el día que Jesús pasó en el sepulcro.
Por tanto, es otra jornada de reflexión y de recordación del sufrimiento que vivieron los apóstoles al otro día de la muerte del maestro.
«Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos.
En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado», relata el evangelio de Juan 19, 40-41.
Pero es también el símbolo de la esperanza, pues es ya sabido que, el domingo el hijo de Dios resucitó de entre los muertos.
Al final del sábado, la comunidad católica celebra la vigilia pascual, que concluye con la celebración de la resurrección, la pascua de la muerte a la vida.
A las 11:00 de la noche, en la catedral de Santo Domingo se celebra la solemne vigilia pascual en la Catedral de Santo Domingo.
