Reduce la grasa en tu alimentación

Apesar de las campañas para disminuir la ingesta de grasa en la población, que se ha venido realizando en las últimas décadas por parte de los profesionales de la salud, actualmente  hay más personas obesas y con te

Apesar de las campañas para disminuir la ingesta de grasa en la población, que se ha venido realizando en las últimas décadas por parte de los profesionales de la salud, actualmente  hay más personas obesas y con tendencia al sobrepeso que nunca.

La mayoría de las personas se sienten mejor consumiendo frituras a cualquier hora del día, porque entienden que la comida tiene mejor sabor si está bañada de grasa.

Las grasas son necesarias para el buen funcionamiento del organismo, ya que constituyen una fuente de energía y aportan nutrientes esenciales. Además, tienen un importante papel en la producción y elaboración de alimentos, y en verdad gracias a ellas los alimentos nos saben mejor. Pero, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para gozar de una buena salud, hay que prestar atención, tanto a la ingesta total de grasa como al tipo de grasas que se consumen en la dieta diaria.

Se sabe que un consumo excesivo de grasas, y de grasas saturadas en particular, es un factor que influye en el desarrollo de enfermedades como las cardiovasculares y la obesidad.  La grasa saturada termina depositándose en nuestras células, arterias y otros órganos provocando problemas de salud, como por ejemplo el aumento del colesterol en la sangre.

Pascal Núñez, presidente de la Sociedad Dominicana de Gastroenterología, explica que el consumo excesivo de grasa, a largo plazo, puede desencadenar otras enfermedades  como la estenosis hepática, la cual puede degenerar en hepatitis y posteriormente en cirrosis, y existe la posibilidad de que se produzcan lesiones a nivel del páncreas.

“Los pacientes que comen mucha grasa y carbohidratos presentan problemas de hipertensión y diabetes y aumentan su peso corporal, lo que  conduce a la obesidad,  condición que hoy en día,  está considerada como una epidemia a nivel mundial”, comentó el galeno.

“Abogamos por el consumo moderado de grasa y advertimos que en esta época de fiesta, debido a la Navidad, se producen muchas enfermedades a nivel estomacal, ya que se consumen alimentos días después de su preparación, los que se calientan más de una vez. Lo recomendable es prepararlos el mismo día que se van a consumir. 

En el caso de la ensalada rusa, que contiene mayonesa, leche y huevo, productos que se descomponen con facilidad, se pueden producir enfermedades diarreicas e intoxicaciones. Recomendamos refrigerar los alimentos perecederos que sobren”, sugirió el especialista.

Lo ideal

Cocinar   los alimentos al vapor puede resultar más saludable para tu organismo, ya que consumirás las propiedades de los alimentos en un estado mucho más natural, y en el caso de las carnes, estarás ingiriendo menos grasa.

Además, se podrán aprovechar todas las propiedades de los alimentos de una mejor manera, ya que no se pierden tanto, como cuando se  cocinan de otro modo.  Cuando se cocinan los alimentos al vapor, sobre todo las verduras, éstas quedan con mayor sabor y con sus valores nutritivos intactos. De ese modo, puedes suprimir aceites y otros agregados, ya que no se necesitan.l

Las grasas saturadas aumentan el colesterol

No hay una dosis diaria recomendada de grasa, ni existe un nivel superior de ingesta tolerable. Los expertos en nutrición y dietética sugieren mantener las grasas saturadas lo más bajas posible mientras se consume una dieta nutricionalmente adecuada. Las guías alimentarias recomiendan que no más del 10 por ciento del total de calorías ingeridas debe provenir de las grasas saturadas. Una alta ingesta de grasas saturadas se ha demostrado que aumenta el colesterol en sangre, lo que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.

El exceso de grasa saturada aumenta el colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre, pudiendo contribuir también al aumento de peso, al verse favorecido por el exceso de calorías.

La grasa saturada se encuentra en productos lácteos ricos en grasa, como queso, leche entera y mantequilla, los cortes grasos de carne y pescado, la piel y la grasa de pollo y pavo, manteca de cerdo, aceite de palma y aceite de coco.

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