En la primera barriada de repatriados viven 136 familias en miseria

Benadeta Metilice tiene tres meses viviendo en Tête à l’Eau, la primera barriada que se formó de haitianos indocumentados que retornaron a su país natal desde la provincia dominicana de Pedernales a la localidad fronteriza de Anse-à-Pitres.…

Benadeta Metilice tiene tres meses viviendo en Tête à l’Eau, la primera barriada que se formó de haitianos indocumentados que retornaron a su país natal desde la provincia dominicana de Pedernales a la localidad fronteriza de Anse-à-Pitres.

Allí viven 136 familias, según conteos de los organismos internacionales y es, de acuerdo a los voluntarios que allí laboran, la localidad “más rica” por ser la primera fundada por repatriados de las cuatro que se crearon en Anse-à-Pitres y, por lo tanto, haber arropado parte de la atención y ayuda que llega a esas barriadas.

Benadeta vive en una casa sostenida de palos, con el techo y las paredes de zinc. El espacio es diminuto. No se pueden dar cuatro pasos para llegar al fondo de su casa donde está su “cama”, que es una base de palos, acolchonada con una lona que ha doblado varias veces.

“Vine caminando a pie desde Aguas Negras -Pedernales-. Salí a las 5:00 de la mañana y estaba aquí a las 7:00. Traje conmigo mi ropa, dos sillas, los zinc y los palos lo busqué por ahí”, cuenta la muchacha de 26 años que le ha abierto su casa a elCaribe. Pero entrar allí es sentir un golpe de calor, por el clima y porque justo en la entrada tiene prendido un fogón que calienta las paredes de zinc.

Benadeta tiene dos niñas de 10 y seis años y vive con su esposo, que nació en Aguas Negras y que “tampoco tiene papeles”. Duermen todos juntos en la cama del tamaño de una twin. “Sí cabemos todos aquí. Dormimos uno para arriba y otro para abajo”, explica acompañando sus palabras de ademanes con la mano, que muestran cómo se acomoda la familia a la hora de dormir.

Desde Anse-à-Pitres, la comunidad que limita con Pedernales, Tête à l’Eau queda a 43 minutos de tránsito en una vía de tierra, piedras, curvas, precipicios y un vehículo 4X4. Es la misma Carretera 102 que conecta Anse-à-Pitres con Puerto Príncipe y que convierte el trayecto de unos 140 kilómetros hacia la capital en más de cinco horas.

Tête à l’Eau es una comunidad habitada por los haitianos que vivían del campo en Aguas Negras. Wilne Jansen, de 25 años, Bido, de 29 años y Jean Luis, de 47 años, comparten el mismo destino de haber retornado después de trabajar en la agricultura. Allí sus habitantes viven más o menos en las mismas condiciones que Benadeta, en casas de palos, tierra cementada y zinc.

“Vine (a Haití) sin nada porque dejé todo botado (en Aguas Negras). La gente nos estaba amenazando con que nos fuéramos, que nos iban a matar. Imagínese, ahí cogimos miedo”, cuenta Jansen en un español casi perfecto. Este joven hijo de inmigrantes ilegales nació del lado oriental de la isla y solo tiene documentación haitiana.

El nombre de Tête à l’Eau en español significa “cabeza de agua” y tiene su razón en que ha sido fundado en la orilla del río Pedernales. El lugar está formado por casas sobre desniveles que van descendiendo hasta llegar al arroyo, donde vuelan las mariposas. Allí los niños toman clases debajo de los árboles, gracias a Ananda Marga, una organización espiritual de la India que contempla el servicio social en todo el mundo y se ha dedicado a brindar asistencia a los niños de este lugar.

“Ahora hay 115 niños que reciben clases al aire libre entre los dos años y medio y 15 años. Son niños que vinieron de República Dominicana a mitad de junio”, cuenta el voluntario Louvenson Saint Juste, un periodista que ahora trabaja en la organización como voluntario.

Job, como le dicen sus cercanos, explica que los niños que viven allí hablan español y creole y que se están formando es una escuela movible, es decir, que no tiene ni lugar ni cantidad fija de estudiantes. Eso sí, las clases de matemáticas, gramática, vocabulario, historia general y de Haití y República Dominicana validan los cursos. El día que elCaribe visitó Tête à l’Eau había tres clases organizadas por edad, entre los dos y 12 años. No estaban los 115 niños que la organización Ananda Marga tiene contabilizados. Esta vez eran 93 los menores que recibían clases. El grupo más grande -43 niños- estaba compuesto por los más pequeños de dos a seis años.

Hay barriadas peligrosas para los dominicanos

En total son 729 familias las que viven en las cuatro barriadas de repatriados Parc Cadeau I y II, Savanne Galata, Fonds Jeannett y Tête à l’Eau. El equipo de elCaribe estuvo acompañado de agentes de la Minustah y el encargado de seguridad del consulado dominicano allí, el mayor Juan Castillo Aquino. La seguridad motivó este acompañamiento. Se dice que los indocumentados que están en Parc Cadeau II están cansados de que los visiten sin ayuda. Se dice también, que son hostiles con los dominicanos. Se cuenta, además, que hay armas caseras en esta primera barriada, la más cercana al poblado de Anse-à-Pitres.

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