La presión en el mercado cambiario

“Rigidez”, “listas de espera”, “acaparamiento” y “topes de venta de hasta US$5,000 al 46.00 en los bancos”, son algunas de las descripciones utilizadas por periodistas, analistas, comentaristas, empresarios, y economistas para describir&#8

“Rigidez”, “listas de espera”, “acaparamiento” y “topes de venta de hasta US$5,000 al 46.00 en los bancos”, son algunas de las descripciones utilizadas por periodistas, analistas, comentaristas, empresarios, y economistas para describir el funcionamiento del mercado cambiario dominicano en lo que va del 2016.

Desde el año pasado se venían expresando quejas sobre la disponibilidad de divisas en los bancos, pero estas han sido más precisas, intensas y reiteradas durante el primer semestre del 2016.

Las autoridades del Banco Central (BC) han explicado que esas descripciones no representan fielmente el funcionamiento de nuestro mercado cambiario.

Señalan que las reservas están en niveles que comparan favorablemente con los máximos históricos mientras advierten, a quienes especulen, que terminarán sufriendo pérdidas significativas.

Tiene razón el BC cuando afirma que las reservas internacionales han venido aumentando en los últimos años.

Resalta que la elevada variabilidad que exhibe la trayectoria de las reservas internacionales netas del sistema bancario consolidado, con picos importantes cada vez que el BC recibe los ingresos de las colocaciones de bonos globales que realiza el Gobierno para financiar su déficit.

A pesar de la tendencia creciente que exhiben las reservas, se observa un comportamiento similar en el índice de presión cambiaria, medido como la relación entre el medio circulante y las reservas.

Mientras en enero-agosto del 2010 el índice presión cambiaria promedió 49.39, en el mismo período este año alcanzó 61.08. Para liberar presión, la tasa de cambio se ha venido ajustando gradualmente durante los últimos 7 años.

Es por eso que la relación índice de presión cambiaria a tasa de cambio, aunque sigue un patrón de variabilidad por encima de lo esperado, muestra que el exceso anual promedio de presión no ha variado significativamente entre el 2010 y el 2016, oscilando entre 23% y 35%. Durante los primeros 8 meses del 2016, el exceso ha sido de 33%, mayor a los niveles promedio de 22% y 18% durante el mismo período en el 2014 y 2015.

La realidad es que el mercado cambiario dominicano ha operado tradicionalmente con más presión que lo deseable.

Esto se advierte cuando observamos el comportamiento de la relación índice de presión cambiaria a tasa de cambio en las economías latinoamericanas no dolarizadas y con manejo macroeconómico prudente.

Los mercados cambiarios de Perú, Nicaragua, Costa Rica, Honduras, Colombia, Chile y México han operado sin exceso de presión cambiaria, al mostrar una relación igual o menor a 1.

Sólo los mercados cambiarios de Guatemala y República Dominicana han operado con excesos de presión significativos durante el período 2010-2016 (27% y 29%, respectivamente).

No tenemos que dar muchas vueltas. El problema que enfrentamos se debe a que las reservas, aunque han aumentado gradualmente en los últimos años, siguen siendo muy bajas.

Mientras éstas oscilan entre 10% y 34% del PIB en las economías no dolarizadas y macro-prudentes de la región, en la República Dominicana apenas representan el 6%.

El exceso de presión cambiaria que ha prevalecido en República Dominicana no se ha reflejado en depreciaciones significativas del peso dominicano debido a que el BC ha ejecutado una política monetaria restrictiva, a través de la colocación de títulos de deuda con un rendimiento excepcionalmente elevado.

Cuando se comparan los rendimientos que ofertó el BC en el 2015 en sus títulos de 2 años con los ofertados por el Tesoro de EE. UU. de maduración similar y le deducimos la depreciación anualizada del peso, se tiene que en esos títulos el BC pagó entre 405 y 585 puntos básicos por encima del rendimiento ofertado por el título del Tesoro de EE. UU. ¿Es esto mucho o poco? En el caso del bono global dominicano en dólares 2018, con un vencimiento promedio ligeramente superior a 2 años, el margen de rendimiento por encima del título del Tesoro de EE. UU. de igual vencimiento, osciló entre 150 y 375 puntos básicos.

En otras palabras, el “premium” neto de impuesto ofrecido por el BC por encima del ofertado por el Gobierno dominicano en sus bonos soberanos es de casi 200 puntos básicos.

No es por casualidad que los inversionistas financieros nacionales prefieren los bonos en pesos del Banco Central a los bonos en dólares que el Gobierno emite en el mercado global.

En las coyunturas en que la política monetaria restrictiva no ha sido suficiente para contener las presiones que el BC considera excesivas, especulativas o no justificadas, este ha combinado la venta directa de reservas de divisas a través de las instituciones financieras con políticas de persuasión dirigidas a los agentes del mercado sobre la conveniencia de operar dentro de la banda trazada por el BC.

La experiencia ha demostrado que la forma más efectiva de eliminar los excesos de presión cambiaria es a través de avances acelerados en la reducción del déficit del sector público. Sólo así las reservas aumentarían significativamente, disminuirían las presiones sobre la tasa de cambio generadas por el exceso de demanda agregada que produce el déficit consolidado en las finanzas públicas y desaparecerían las rigidices cambiarias existentes. l

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