Cada vez que la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) estornuda, cobran vigencia ideas rancias de crear premios para competir con El Soberano.Uno de los capítulos más recientes se escribía mientras el Comité Ejecutivo de Acroarte renegociaba el inmejorable acuerdo que se logró con Cervecería Nacional Dominicana, lapso en el que la institución tuvo que torear hasta con algunos de sus ex presidentes que se reunían en secreto con los hijos de Casandra Damirón, apostando al fracaso de estas conversaciones para poner en marcha un premio que solo podrá existir en aquellas mentes que se resisten a desconocer los derechos adquiridos sobre la denominación Premios Casandra.
Desde sectores externos al gremio periodístico que creó El Casandra, ahora denominados Premios Soberano, se anunciaron con bombos y platillos los Dominican Urban Music Awards (Duma), en un evento celebrado un día como hoy, pero del 2008, hace justamente cinco años. Los Duma murieron antes de que se celebrara su primera edición, que tenía como escenario (virtual) el Palacio de los Deportes, y un grupo de empresas patrocinadoras que nunca confirmaron su apoyo comercial.
Los Duma
En el acto en que se anunciaron Los Duma, que tenían como asesor de mercadeo y relaciones públicas a un ex presidente de Acroarte, se apeló a la idea de que “la competencia siempre sería saludable para lo que hoy es Premio Soberano”, ya que el mercado artístico estaba abriendo sus puertas a nuevas expresiones musicales que necesitaban una ventana como los anunciados galardones que nunca se celebraron.
Otro premio para competir con El Soberano cobró fuerza en la mente del Grupo de los 25, clan liderado por Belkis Martínez y Miguel Ángel Herrera, que renunciaron al gremio en el 2005 cuando Fausto Polanco ganó las elecciones a la primera. Todavía ese grupo, con el megáfono en las manos de Herrera, insiste en que viene otro premio para enfrentar El Soberano. La historia sobre esa “deseada” competencia es bien extensa, y tiene ejemplos que sirven para ilustrar con nitidez cuál es la filosofía de esos zorros del espectáculo que todavía creen que Acroarte es la misma que dirigieron tiempos atrás.
