Un ojo inexperto no podría ver la diferencia entre el lienzo de Yang y el original, firmado por el maestro español del siglo XVII Diego Velázquez, expuesto a menos de un metro de distancia en una galería del madrileño Museo del Prado.
«Llevo todo mi vida pintando, desde niño, y Velázquez siempre ha sido el maestro de todos los pintores. En China también se conoce a Velázquez por la profundidad» de su trabajo, explica Yang a la AFP.
Artista respetado en China, donde dirige la sección de pintura al óleo de la Academia Central de Bellas Artes de Pekín, Yang viajó a España encabezando un grupo de 18 pintores chinos.
Su misión es realizar copias de primera mano de algunas de las joyas de la pintura europea para llevárselas a casa, donde se expondrán antes de ser utilizadas como modelo para otros artistas chinos.
«Tenemos el objetivo de aprender mucho y tener estas obras como materiales de enseñanza en China», explica el artista. «La tradición de la pintura al óleo en China no es muy antigua, sólo se ha realizado en los últimos cien años más o menos. Estamos en un periodo de aprendizaje», agrega.
En otras salas del gran museo español, cuyas paredes están cubiertas por obras maestras de artistas como Tiziano, Rubens, Goya o El Greco, los compañeros de Yang trabajan tranquilamente en sus copias bajo la mirada curiosa de los visitantes.
Instalado con su caballete cerca de Yang, su compañero Guo Zhangzheng está encargado en reproducir, en un tamaño más pequeño que el original, el retrato ecuestre «Carlos V en la batalla de Müchlberg», una obra de cerca de tres metros de alto por tres de largo firmada por Tiziano y fechada en 1548.
Procedentes de la estatal Academia de Bellas Artes de Pekín y de otra prestigiosa escuela, la Academia China de Arte, estos artistas tienen previsto pasar dos semanas en Madrid, durante las cuales cada uno realizará copias de dos lienzos de la colección del Prado.
En su programa para esta primera semana, «Las Tres Gracias» de Rubens y «Los fusilamientos del 3 de Mayo», uno de los cuadros más famosos de Francisco de Goya.
«Cuando estoy en los museos ante las obras originales, siempre me da la impresión de querer copiarlas o querer intentar hacer otra versión de la obra», explica Sun Wengong, un artista de 47 años ocupado en reproducir un retrato de Goya pintado en 1826 por Vicente López.
A sus pies ha dejado su paleta cubierta de colores, parecida a la que el maestro sostiene en el cuadro.
Esto «me ayuda mucho en mi vida como pintor», asegura. «He visto muchas reproducciones de las obras, pero las reproducciones impresas son totalmente distintas en comparación con las obras originales, estar así delante de las obras originales es como tener una comunicación más directa, más sincera con los artistas», afirma.
