¿Por qué los matrimonios de hoy no duran?

Según estudios realizados en Estados Unidos, las personas que se casan entre los 20-25 años de edad, tienen  probabilidad de un 60% de divorciarse. Mientras que las personas de mediana edad, un 50%.Para nadie es un secreto que los jóvenes,…

¿Por qué los matrimonios de hoy no duran?

Según estudios realizados en Estados Unidos, las personas que se casan entre los 20-25 años de edad, tienen  probabilidad de un 60% de divorciarse. Mientras que las personas de mediana edad, un 50%.

¿Por qué los matrimonios de hoy no duran?

Para nadie es un secreto que los jóvenes, actualmente, creen cada vez menos en el matrimonio, por lo que prefieren llevar relaciones a  distancia (tú en tu casa y yo en la mía) o si viven juntos, que sea en unión libre, sin ninguna atadura…

Según estudios realizados en Estados Unidos, las personas que se casan entre los 20-25 años de edad, tienen  probabilidad de un 60% de divorciarse. Mientras que las personas de mediana edad, un 50%.

Para nadie es un secreto que los jóvenes, actualmente, creen cada vez menos en el matrimonio, por lo que prefieren llevar relaciones a  distancia (tú en tu casa y yo en la mía) o si viven juntos, que sea en unión libre, sin ninguna atadura legal o religiosa. A pesar de esto,  aún existe un gran número de parejas que se animan a formalizar la relación a través del matrimonio, ya sea por mutuo acuerdo o por razones mayores, como un embarazo o presión social.

El motivo que empuja a las parejas puede ser múltiple. Sin embargo, pocos lo hacen pensando en que la unión falle. Quienes hacen la inversión (económica y emocional) y el plan de “recorrer la vida juntos” por lo regular creen en ser “felices para siempre”, sin saber que los primeros años de vivir bajo un mismo techo son los más difíciles y los que van a determinar la fortaleza del compromiso que juraron ante el altar: hasta que la muerte los separe.

Tratando de encontrar una justificación de por qué los matrimonios de hoy no duran,  se buscó una respuesta en Ramón Emilio Almánzar, psicólogo y sexólogo, quien considera que uno de los factores principales de una ruptura temprana de la relación se debe a que las parejas creen que los primeros años del matrimonio “son una luna de miel”, cuando es todo lo contrario. “Ese primer ciclo del matrimonio es de aprendizaje y armonizar diferencias de manera directa. Hay mucho roce, lo que convierte las situaciones en más intensas, por lo que muchas veces ambos miembros de la pareja comienzan a perder las ganas de seguir juntos, sin entender que es un período de crisis muy normal”, explica Almánzar, quien también es terapeuta familiar.

Otro factor que influye, según Almánzar, es que lo más probable es que una pareja joven todavía esté realizando proyectos personales, lo que demanda tiempo y recursos. “Generalmente, esto, si no se hace de manera organizada entra en conflicto con los proyectos de la relación, lo que crea una crisis que puede ser devastadora para la continuidad del proyecto relacional”, agrega el experto.

Para que la pareja no se divorcie al poco tiempo de casados, estos deben aprender a manejar los conflictos que surjan. ¿Cómo deben manejarlos? Para Almánzar lo básico es que la pareja cree un esquema basado en acuerdos, lo cual les va a permitir que cuando lleguen las diferencias haya una forma coherente de sentarse a dialogar, para armonizar y continuar adelante.

En la actualidad, la mujer es más independiente. Algo que muchos creen puede ser una causa. Con relación a esto, Almánzar considera que va a depender del trasfondo de aprendizaje del hombre. “En estos casos es bueno entender cada relación, ya que si el hombre viene de un aprendizaje machista, pues
obviamente que tener una mujer que sea económicamente autónoma, generará en él mucha ansiedad y reactividad, pero si es un hombre con una actitud más flexible en este sentido, el tema económico no se trabajará desde el punto de vista de género”, comenta.

Para evitar problemas entre la pareja, el experto aconseja mantener al margen  a la familia. “La pareja debe entender que cuando toman la decisión de crear una relación a largo plazo, están formando nuevas lealtades y poniendo límites a su familia de origen. Partiendo de este punto, las fronteras entre ambos sistemas tienen que estar claras, y cuando la familia trate de inmiscuirse en los temas de la relación, cada cónyuge es responsable de ponerle un “stop” a su familia”, concluye.

El noviazgo es el tiempo para conocerse

El noviazgo puede “dar luz” de cómo va a ser el matrimonio, aunque la duración del mismo no determinará el éxito de la pareja cuando estén casados, asegura Almánzar. “Durante esta etapa, la pareja debe trabajar las diferencias, proponiendo las pautas claras del proyecto que piensan realizar.

Luego que se llenen estos requisitos, la pareja está lista para dar el siguiente paso”, dice Almánzar, quien considera que el matrimonio es un proyecto relacional que no debe basarse en elementos situacionales. Lo importante es tener claro que cada cual quiere emprender un camino con la otra persona, y que ese es el principal objetivo. De ahí en adelante todo lo que se estructure de mutuo acuerdo será parte del sano desarrollo de la relación.

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Según estudios realizados en Estados Unidos, las personas que se casan entre los 20-25 años de edad, tienen  probabilidad de un 60% de divorciarse. Mientras que las personas de mediana edad, un 50%.

Para nadie es un secreto que los jóvenes, actualmente, creen cada vez menos en el matrimonio, por lo que prefieren llevar relaciones a  distancia (tú en tu casa y yo en la mía) o si viven juntos, que sea en unión libre, sin ninguna atadura legal o religiosa. A pesar de esto,  aún existe un gran número de parejas que se animan a formalizar la relación a través del matrimonio, ya sea por mutuo acuerdo o por razones mayores, como un embarazo o presión social.

El motivo que empuja a las parejas puede ser múltiple. Sin embargo, pocos lo hacen pensando en que la unión falle. Quienes hacen la inversión (económica y emocional) y el plan de “recorrer la vida juntos” por lo regular creen en ser “felices para siempre”, sin saber que los primeros años de vivir bajo un mismo techo son los más difíciles y los que van a determinar la fortaleza del compromiso que juraron ante el altar: hasta que la muerte los separe.

Tratando de encontrar una justificación de por qué los matrimonios de hoy no duran,  se buscó una respuesta en Ramón Emilio Almánzar, psicólogo y sexólogo, quien considera que uno de los factores principales de una ruptura temprana de la relación se debe a que las parejas creen que los primeros años del matrimonio “son una luna de miel”, cuando es todo lo contrario. “Ese primer ciclo del matrimonio es de aprendizaje y armonizar diferencias de manera directa. Hay mucho roce, lo que convierte las situaciones en más intensas, por lo que muchas veces ambos miembros de la pareja comienzan a perder las ganas de seguir juntos, sin entender que es un período de crisis muy normal”, explica Almánzar, quien también es terapeuta familiar.

Otro factor que influye, según Almánzar, es que lo más probable es que una pareja joven todavía esté realizando proyectos personales, lo que demanda tiempo y recursos. “Generalmente, esto, si no se hace de manera organizada entra en conflicto con los proyectos de la relación, lo que crea una crisis que puede ser devastadora para la continuidad del proyecto relacional”, agrega el experto.

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Para nadie es un secreto que los jóvenes, actualmente, creen cada vez menos en el matrimonio, por lo que prefieren llevar relaciones a  distancia (tú en tu casa y yo en la mía) o si viven juntos, que sea en unión libre, sin ninguna atadura legal o religiosa. A pesar de esto,  aún existe un gran número de parejas que se animan a formalizar la relación a través del matrimonio, ya sea por mutuo acuerdo o por razones mayores, como un embarazo o presión social.

El motivo que empuja a las parejas puede ser múltiple. Sin embargo, pocos lo hacen pensando en que la unión falle. Quienes hacen la inversión (económica y emocional) y el plan de “recorrer la vida juntos” por lo regular creen en ser “felices para siempre”, sin saber que los primeros años de vivir bajo un mismo techo son los más difíciles y los que van a determinar la fortaleza del compromiso que juraron ante el altar: hasta que la muerte los separe.

Tratando de encontrar una justificación de por qué los matrimonios de hoy no duran,  se buscó una respuesta en Ramón Emilio Almánzar, psicólogo y sexólogo, quien considera que uno de los factores principales de una ruptura temprana de la relación se debe a que las parejas creen que los primeros años del matrimonio “son una luna de miel”, cuando es todo lo contrario. “Ese primer ciclo del matrimonio es de aprendizaje y armonizar diferencias de manera directa. Hay mucho roce, lo que convierte las situaciones en más intensas, por lo que muchas veces ambos miembros de la pareja comienzan a perder las ganas de seguir juntos, sin entender que es un período de crisis muy normal”, explica Almánzar, quien también es terapeuta familiar.

Otro factor que influye, según Almánzar, es que lo más probable es que una pareja joven todavía esté realizando proyectos personales, lo que demanda tiempo y recursos. “Generalmente, esto, si no se hace de manera organizada entra en conflicto con los proyectos de la relación, lo que crea una crisis que puede ser devastadora para la continuidad del proyecto relacional”, agrega el experto.
Para que la pareja no se divorcie al poco tiempo de casados, estos deben aprender a manejar los conflictos que surjan. ¿Cómo deben manejarlos? Para Almánzar lo básico es que la pareja cree un esquema basado en acuerdos, lo cual les va a permitir que cuando lleguen las diferencias haya una forma coherente de sentarse a dialogar, para armonizar y continuar adelante.

En la actualidad, la mujer es más independiente. Algo que muchos creen puede ser una causa. Con relación a esto, Almánzar considera que va a depender del trasfondo de aprendizaje del hombre. “En estos casos es bueno entender cada relación, ya que si el hombre viene de un aprendizaje machista, pues
obviamente que tener una mujer que sea económicamente autónoma, generará en él mucha ansiedad y reactividad, pero si es un hombre con una actitud más flexible en este sentido, el tema económico no se trabajará desde el punto de vista de género”, comenta.

Para evitar problemas entre la pareja, el experto aconseja mantener al margen  a la familia. “La pareja debe entender que cuando toman la decisión de crear una relación a largo plazo, están formando nuevas lealtades y poniendo límites a su familia de origen. Partiendo de este punto, las fronteras entre ambos sistemas tienen que estar claras, y cuando la familia trate de inmiscuirse en los temas de la relación, cada cónyuge es responsable de ponerle un “stop” a su familia”, concluye.

Tiempo para conocerse. El noviazgo puede “dar luz” de cómo va a ser el matrimonio, aunque la duración del mismo no determinará el éxito de la pareja cuando estén casados, asegura Almánzar. “Durante esta etapa, la pareja debe trabajar las diferencias, proponiendo las pautas claras del proyecto que piensan realizar.

Luego que se llenen estos requisitos, la pareja está lista para dar el siguiente paso”, dice Almánzar, quien considera que el matrimonio es un proyecto relacional que no debe basarse en elementos situacionales. Lo importante es tener claro que cada cual quiere emprender un camino con la otra persona, y que ese es el principal objetivo. De ahí en adelante todo lo que se estructure de mutuo acuerdo será parte del sano desarrollo de la relación.

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