Mi pensamiento político y valoración de la sociedad

Introducción1.- Desde siempre se ha discutido si la conducta de la especie humana está influenciada por lo biológico o genético, o por las condiciones ambientales, principalmente socioculturales, o por ambos factores a la…

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IntroducciónEl ser humano tiene diferentes formas para expresar su sentir con relación a cualquier actuación en su contra realizada por alguien a quien creía su amiga o amigo sincero; ante semejante situación puede…

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8. La indignación que generan las acciones ofensivas del sinvergüenza, éste trata de calmarla recurriendo a la justificación de que no ha hecho lo indebido; que su proceder es igual al de la generalidad, justificando así su actuación vergonzosa,&#82

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i.- Ante la embestida que ha hecho aquí la corrupción, arropando la sociedad entera, en lugar de timidez y debilidad, a ella hay que demostrarle que tiene adversarios, contrincantes dispuestos a hacerle frente, acometer para eliminarla conjuntamente&#82

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10.- En el movimiento de los trabajadores, a nivel sindical, existe la corriente del sindicalismo, que propugna por mantener la lucha de los trabajadores en el plano sindical, y no en el terreno político, que es lo único que libera a la clase obrera,&#8

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IV.- Los farsantes y francotiradores aquí15.- Por el hecho de que los autores y coautores del desastre nacional no están en condiciones de levantar la voz para decir que nos estamos moviendo en su pantano social, y por más…

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III.- Dinero limpio y dinero sucio.18.- El dinero mal adquirido, como aliado impúdico de la corrupción, guía a su poseedor a la vileza, ignominia y depravación infame; lo convierte en huérfano de virtudes, y horriblemente…

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III.- Reflexiones finalesA.- Los problemas sociales no se resuelven con lamentos ni quejidos, sino con acciones; las dificultades no se solucionan con quejas, sino con ejecuciones; los obstáculos se vencen actuando con certeza,…

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36.- En un país como el nuestro, donde el chisme es una industria; la mentira una virtud, y la perversidad signo de elegancia, los triunfadores no deben hacer caso omiso a las falsedades que salen de las gargantas de los que quedaron rezagados por…

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I.- Progresar es un objetivo normal del ser humano6.- La introducción anterior la he hecho porque el tema que voy a desarrollar no lo he leído ni escuchado, sino que lo he vivido; y ahora quiero airearlo para que sirva…

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56.- He sido víctima de la felonía de amigas y amigos en los cuales durante años había depositado pleno cariño y confianza. Para mí han dejado de existir como seres humanos porque han fingido ser mis otro yo; y resultaron ser falsos, no merecedores&

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III.- El irrespeto ahora entre amigas y amigos24.- La dinámica de la vida de los dominicanos y dominicanas de hoy, les lleva a comportarse de una forma que desdice mucho de lo que es una comunidad formada para cultivar…

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IV.- Un razonamiento finalA.-) El ordenamiento social dominicano ha de ser cambiado para que renazca el sentido de amistad que hoy está intoxicado por la carencia de lealtad, la presencia de la depravación, el dominio…

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32.- El ciudadano o la ciudadana que con sus actuaciones lesiona a la comunidad, es el vivo ejemplo de quien ha abrazado la concepción individualista. Es el conductor o chofer que anda por nuestras calles y avenidas guiando su vehículo en forma…

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Algunos rasgos de la sociedad dominicana deterioradaI. Explicación1.- La práctica de la vida permite conocer la esencia de las cosas sin necesidad de ser un sabihondo, o experto con relación a…

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III.- Actuaciones desnaturalizadas a la luz de la realidad de hoy68.- El accionar de algunas personas no tiene igual valoración ahora, en comparación con la apreciación que de la misma se tenía anteriormente. Veamos.

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35.- La disciplina, como forma de ejecutar acciones con responsabilidad, está siendo despreciada porque, para ciertas personas, entraña ridiculez estar sometido a un orden mental que se ha de cumplir con rigidez; se prefiere la anarquía, la vida…

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Expresiones del comportamiento de una sociedad enfermaIntroducción1 No podemos rompernos la cabeza rebuscando la época en la cual anidamos ideas que hoy cuadran para identificar una serie…

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III.- Mi formación ideológica24.- El tiempo en la actividad política desde que era un púber, me ha permitido ir, lentamente, arreglando con mucho cuidado mis ideas las cuales he organizado en forma tal que se han convertido…

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La vida permite al ser humano asimilar experiencia fruto del trato con los demás, y adquirir conocimientos de los hechos que ocurren en el mundo circundante, los cuales luego le sirven de referencia para comprender lo que debe registrar, enriquecer&#8230

Introducción
1.- Desde siempre se ha discutido si la conducta de la especie humana está influenciada por lo biológico o genético, o por las condiciones ambientales, principalmente socioculturales, o por ambos factores a la vez. En lo que no hay discusión es que, en cada medio social, esa conducta está conformada por los actos que habitualmente ejecuta una persona.

2.- Apartándonos de la influencia de lo biológico o lo social en la forma de proceder los seres humanos, el ordenamiento económico que predomina en nuestro país genera, en la conducta de los dominicanos y dominicanas, toda una serie de vicios que se observan como habituales.

3.- La rutina en la ejecución de algunos actos evidencia en muchos miembros de la comunidad dominicana una especie de adición a los mismos; uno de esos vicios frecuentes es la mentira que está como una dependencia, se hace uso de ella con una espontaneidad que prueba la naturalidad, la familiaridad a su uso en quien la ejecuta.

4.- La mentira está tan ligada a algunas personas que las convierten en adictas a su manejo; la consideran como un soporte, un pilar de su modo de vida y sin el cual no pueden manejarse en sus relaciones con los demás. Mentir viene a ser, para el que cultiva la mentira, una especie de cualidad virtuosa.

5.- Aquel que se aclimata a practicar la mentira se capacita para utilizarla tanto que la adecúa a su forma de ser, procurando acreditarla dándole valor de confianza absoluta a lo que en ella se ha fundamentado; el mentiroso busca que su mentira adquiera categoría de documento auténtico; quiere que lo espurio se conozca como fidedigno, genuino.

6.- El que profesa la mentira llega a cultivarla en un grado tal que la abraza como una religión; llega a tenerla como una doctrina para sus relaciones, de su accionar en el medio donde vive; la reconoce como si fuera un don divino, y su convicción por ella no tiene límites.

II.- La mentira dañina

7.- Mientras la mentira es utilizada por quien la practica como un simple medio de persuasión y penetración, no lesiona; basta con tomarla como un simple vicio de su portador, su agente transmisor. Pero ocurre que el artífice de la mentira no se limita a usarla para cosas triviales, sino que también la usa para dañar, herir, fastidiar y de cualquier forma perjudicar a otros.

8.- Una vez el profesional de la mentira decide hacerla dañina, se convierte en algo peligroso; en alguien capaz de hacerle la vida imposible a todo aquel que no es de su agrado, sin importar el nivel de daño que produzca la mentira empleada como arma de destrucción de honras, virtudes y méritos, hace efectos dañinos como si fuera un producto tóxico, letal por simple respiración a la distancia, con el agravante de que la mentira diseñada para afectar a terceros siempre está acompañada de los más diversos componentes generados por cerebros perniciosos.

9.- El mentiroso para su misión dañina hace un estudio minucioso de cómo difundir el veneno, con el que rodeará sus argumentos lesivos, la profundidad y sistematización de su falsedad y cuando considera concluido su objetivo nocivo. Mientras más ponzoñosas sean sus mentiras, más bien se siente el falseador; lo ultrajante desempeña una función fina contra quien la mentira deshonra y mancilla a quien goza de aprecio.

10.- El mentiroso disfruta su labor destructora; se comporta siempre elocuente, efusivo en el desarrollo de su diatriba; con firme vehemencia se refiere a su víctima, siempre busca que su dardo venenoso le caiga directamente a su ofendido; en forma intencional esquilma a su lesionado a quien estruja con calma y en forma calculada sus aviesas calificaciones las cuales trata de que sean las más retorcidas posible para causarle más y peores pesares.

11.- Por lo regular el mentiroso se expresa en forma pausada para que su falso mensaje llegue en forma nítida a su interlocutor; procura adornar su elocuencia a los fines de llamar la atención, y que su vocablo sea apreciado como sincero; se esmera por utilizar palabras que cuadren perfectamente con la idea que desea vender y que sea fácil de asimilar; mientras más incorpora sus falsedades al cerebro del público con más rapidez logra el mentiroso el fin que persigue.

12.- En el desarrollo de sus ideas dañinas, el mentiroso no quiere ser interrumpido; se molesta cuando es interferido por alguien; quiere tener cautivo de su conversación a quien ha escogido para que reciba la aviesa versión que tiene contra la persona que ha decidido ofender con sus maquinaciones; no quiere que su conspiración nadie la obstaculice para que su falacia pueda calar con más profundidad.

13.- El calumniador se siente triunfador cuando la mentira se ha propagado ampliamente, y más aún si ha llegado a penetrar a los círculos más cercanos e íntimos del difamado; el falsario celebra en grande cuando su opinión malsana tiene asidero; si es aceptada como cierta con relación a aquel contra quien va dirigida.

III.- Comportamiento del mentiroso
14.- Porque tiene que buscar la forma de llegarles a las personas que quiere le sirvan de portavoz, el mentiroso se desdobla; unas veces se presenta arisco e insociable; otras, sociable y totalmente afable; dependiendo del ambiente donde busca detractar, arruinar a su víctima, dejar caer inventivas para desbaratarla moral y personalmente.

15.- La sinuosidad del mentiroso se revela en su forma de penetración antes de lanzar su mentira, primero analiza el ambiente y a los presentes; poco a poco va introduciéndose, y luego suelta las palabras con las cuales busca desdeñar, vilipendiar a quien quiere infamar.

16.- En su glosario de palabras para dañar, el mentiroso no hace uso de la mentira químicamente pura, por lo que hay que tener cuidado con el componente que utiliza que puede exhibirlo muy fino, con gran elegancia, aunque en el fondo siempre será su arma predilecta el cuento, la bola, el embuste, la trola, la falsedad, la patraña, el artificio y la fábula; metiendo chivos, haciendo cuentos para confundir.

17.- Aquella persona a quien el mentiroso decide lesionar, puede decir que le ha caído encima la peor maldición cargada de villanía, calumnias, anatemas y ofensas; la bajeza hecha persona es lo que el mentiroso busca que se crea el que es su víctima. La iniquidad es una de las armas del embustero.

18.- El mentiroso mancha reputaciones y para tal fin elabora una especie de libreto en el cual diseña su plan de acción enfocado en el descrédito bien diseminado; un amplio baldón que alcance totalmente al difamado; combina falsedades para penetrar con supuestos hechos de deshonor y deshonra, y cuando ha mancillado plenamente al infamado, entonces el engañoso respira hondo diciendo “misión cumplida”.

19.- El farsante jamás hace uso de la verdad porque la considera su enemiga principal; sus aliados diabólicos son el infundio adornado; la patraña expuesta con elegancia aprendida; la malicia presentada con cara angelical; el descaro desarrollado con donaire para influir y dañar por completo; la hipocresía identificada como supuesta virtud; el fingimiento dibujado como algo habilidoso; la sutileza exhibida con grado de finura intelectual; la triquiñuela elevada a una gracia del espíritu. La camándula la tiene el mentiroso como medio de destrucción de honras escogidas.

IV.- El mentiroso y sus ejecutorias
20.- El que utiliza la mentira en forma habitual la tiene como algo muy especial de su vida. Con el transcurso del tiempo hace de ella su aliada incondicional, sin la cual cree no puede tener existencia; la convierte en un símbolo, le rinde culto, le profesa veneración y le rinde homenaje. El mentiroso considera la mentira como aquello que le hace posible su estancia en el planeta tierra, porque está educado para mentir, instruido para dañar, adoctrinado para fastidiar, deshonrar y causar pesares a seres humanos de buenos sentimientos.

21.- Para cualquier persona que quiera defenderse de las acciones malignas del mentiroso, es bueno que sepa que él puede ser identificado como malvado, embustero, perverso, engañoso, infame, trolero, protervo, malicioso, depravado, diabólico, embaucador, cuentista nefasto y enredador despreciable.

22.- Como disociador por excelencia, el mentiroso procura sembrar cizaña entre personas que se guardan afecto mutuo; él se la ingenia para convertir el cariño y estima, en odio y antipatía; los aliados los hace adversarios, donde impera la armonía siembra la discordia, hace aflorar la discrepancia, la disensión, la rencilla y la desavenencia, allí donde reina la concordia y la comprensión.

23.- Con su arma venenosa, la mentira, el embustero, para desunir y crear conflictos entre amigos, socios y familiares, comienza lanzando especies que generan discrepancias, disconformidad y duda, con el objetivo de promover discusión, pugnas y rebatiñas, hasta llegar a la desunión; allí donde existe acoplamiento y firme conexión, el mentiroso hace labor en procura de la desintegración; donde hay alianza sincera lucha por escindirla.

24.- Por su obstinación a la maldad, el mentiroso no tiene piedad con nadie; puede considerarse desvalido aquel a quien escoge para descargar la perversidad que le caracteriza; se mantiene en posición recalcitrante, no cede en sus pretensiones hasta conseguir su objetivo destructor.

25.- El mentiroso, en su accionar no se mantiene siempre igual; cambia conforme su conveniencia; se presenta de diferentes maneras para no ser ubicado en sus actuaciones; su versatilidad es una de las cualidades que le permiten pasar desapercibido, se hace el ingenuo porque así a su versión le da credibilidad; lanza su especie mentirosa y se queda como un despistado.

26.- Ante el ataque artero del mentiroso, su víctima, alarmada por el infundio utilizado en su contra en forma sorpresiva, queda desarmada; el desaliento la domina; en su cabeza no cabe la infamia que el embustero ha puesto a circular. Reducir a la persona, hacerla sentir mal, es un objetivo del farsante, que busca generar tristeza, angustia y pena, hasta llegar a la infelicidad.

27.- El mentiroso no tiene componte para su accionar malvado; es implacable, no se detiene ante nada ni nadie; es inflexible, cruel e intolerante cuando se fija la idea de causarle daño a determinada persona; no conoce la benevolencia, producir tormento es su norte; la ofensa; satisface al embustero la estigma contra el escogido para infamar.

28.- En su misión de hacer labor dañina, el que con la mentira deshonra, no distingue; poco le importa injuriar al familiar, al amigo, colega, camarada, conocido o vecino; un niño o un adulto, un hombre o mujer. Su objetivo es propagar la invectiva hasta hundir a su víctima. Se comporta infatigable, dinámico mientras infecta y contagia con su mentira, su habladuría.

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Introducción

El ser humano tiene diferentes formas para expresar su sentir con relación a cualquier actuación en su contra realizada por alguien a quien creía su amiga o amigo sincero; ante semejante situación puede inhibirse o de cualquier forma abstenerse de responder.

La reacción para rechazar un ataque infamante conviene que sea atinada para evitar cualquier error o insensatez; se ha de actuar con energía, pero con suma prudencia. Proceder con violencia no es lo más aconsejable para contestar una agresión física o moral; actuando en forma inofensiva, pacífica, con toda mansedumbre, también logramos obtener la reparación del daño que recibimos, sin reclamar explicación, reconciliación ni venganza.

I. Consideraciones sobre la indiferencia

1.- La sociedad dominicana, en la cual por accidente nos ha tocado vivir, por su propia naturaleza no es homogénea, sino heterogénea; y diferente en su composición de clases sociales. Por tanto, en su seno se alojan personas con sentimientos diversos.

2.- La diversidad clasista trae consigo la multiplicidad de conductas, y de ahí que está presente lo bueno y lo malo; el virtuoso y el malvado; el infame y el bondadoso; el ingrato y el agradecido, en fin, quiéralo o no, en el medio social encontramos al agradable y al desagradable, al intrigante, al leal y al discreto.

3.- En pocas palabras, nuestro entorno debemos verlo como una gama, un surtido de personas con formas diferentes de proceder. Esa mezcla humana en las relaciones debemos aprender a diferenciarlas.

4.- El que viola la regla de la lealtad, de la fidelidad, merece una sanción por infame, por traicionero; pero el correctivo, el castigo, la punición ha de ser aplicada con altura, en forma civilizada, con donaire. La condena debe ser la indiferencia.

5.- La persona civilizada y decente hace labor de sanación correcta cuantas veces aplica la indiferencia a los que con su comportamiento nocivo dañan a los hombres y mujeres de bien. Las expresiones de desprecio sirven de alivio a la indignación que producen los hechos despreciables ejecutados por los perniciosos, insignificantes y vulgares. Sólo los dignos y nobles pueden ser objeto de gestos de agrado, complacencia y manifestación de satisfacción.

II. Comportamiento ante los desleales

6.- No todas las personas están formadas para llevar a la práctica la indiferencia, porque para ejecutarla, quien no está habituado a ella, ha de hacer un esfuerzo; debe cambiar su forma normal de ser para adaptarla, acondicionarla al trato con un individuo en específico.

7.- Aquel que sin estar acostumbrado a la indiferencia decide aplicarla a quien creía su amigo, de seguro que se va a sentir transformado, modificado en su accionar, porque no va a ser ácido, áspero ante el sancionado, pero tampoco dulce, con cara de meloso.

8.- Ante el farsante hay que proceder con cierta naturalidad; no demostrar entusiasmo con su presencia; mientras más es ignorado más valor tiene la sanción; el apasionamiento se reserva para el amigo sincero, no para el traidor.

9.- Hay que tratar de no coincidir en ningún lugar con el despreciado; entre más alejado del indigno, mucho mejor; no ocupar el mismo escenario es provechoso, pues así se evita compartir con quien no merece comunicación sana; juntarse con lo nocivo contagia, daña. Enlazar con quien debe estar aislado, es un error; nada de atadura con quien hay que tener alejado, mientras más separado mejor.

10.- Conviene abstenerse de exponer cualquier idea en presencia del falso amigo; hay que tratar de que él no tenga posibilidad alguna de interactuar; la reciprocidad hay que evitarla en lo absoluto; con el sancionado no se inicia ni se continúa conversación alguna, la indiferencia ha de ser permanente, sin pausa, sin tregua.

11.- Hay que hacerle creer al traidor que quien lo está tratando con indiferencia se ha transformado en indescifrable; que de persona fácil, clara y transparente, se ha tornado oscura, indefinible, insondable e ininteligible; que ha modificado en absoluto su trato de comunicativo, sociable y efusivo, en
taciturno, reservado y hosco.

12.- Para hacer escarmentar a los desleales, todas las formas de condenas mediante la indiferencia son válidas; el castigo menor que se le puede aplicar al que traiciona es hacerle saber que la presencia de su persona molesta, que es un freno al buen ambiente; un impedimento, un estorbo para el agradable compartir con las personas de bien.

13.- Se han de idealizar distintas modalidades para producir con éxitos las acciones que, mediante la indiferencia, alcancen el fin perseguido frente al traidor; generar, agenciarse actos que hagan de fácil comprensión al desleal que se procura sancionar; concebir métodos que resulten efectivos; que lleguen directamente a la conciencia del pernicioso traidor.

14.- Cualquier ocasión es oportuna para hacerle saber al ladino que sus actos de traición están siendo reprobados con la indiferencia; todas las oportunidades deben ser aprovechadas a los fines de demostrarle que su figura es abominable.

15.- Como demostración de que su actitud indecorosa no va a lograr el fin perseguido de lesionar a su víctima llevándola al pesimismo, constituye una sanción al desleal demostrarle buen estado de ánimo, alegría y ausencia de pesar; en su presencia exhibir confianza en sí mismo y la grata ilusión de seguir cultivando sanas amistades para el futuro.

16.- Frente al desleal se ha de predicar la sinceridad, y cuantas palabras significan lo contrario de lo que practica el traidor. Se sanciona al farsante hablando ante él de lo positivo de lo honesto, la fidelidad, de la franqueza y de la nobleza, combinándolas con disertación sobre la hipocresía, el disimulo, el engañoso y cuantas expresiones le cuadran al traidor.

17.- Para que la indiferencia llegue con precisión al que se busca sancionar, procede conducirse con mesura y total sensatez; demostrarle que no se está actuando en forma desenfrenada, sino con absoluta moderación y sentido de prudencia. Ante el descaro y la desfachatez del traidor, se impone la debida compostura. Mientras más cautelosos nos comportamos, con más efectividad siente el despreciado la sanción de que es merecedor; los actos irreflexivos demuestran precipitación, la cual es mala consejera.

18.- Por lo implacable que es el traidor en su misión disociadora e infame, la indiferencia hacia él ha de ser firme y segura; el método que se le aplique debe ser rígido, de total consistencia; por lo perverso que es el bellaco desleal, amerita en su contra una pena rígida; nada de complacencia hacia su persona, para que en el futuro no vuelva a dañar a otros; comportarse manejable con el sinvergüenza contribuye a prolongar su lacerante comportamiento.

19.- Procede no tener ningún tipo de roce con aquel que tratamos de sancionar con la indiferencia; mientras más alejado lo mantenemos, mucho mejor; hay que esquivarlo, eludir cualquier contacto; es un logro tenerlo fuera de nuestra presencia; un tropezón con el desleal no conviene. Lo mejor es comportarnos como extraviados en el mismo medio.

20.- La punición surte adecuado efecto contra aquel que decidimos aplicarle la indiferencia, si logramos guardar absoluto silencio con relación a la motivación de nuestra actitud; en ningún momento informarla; no hacerle saber nada, que se entere por otra vía o saque él sus propias conclusiones.

21.- La indiferencia como condena al desleal no debe ser expresada con saña o actitud de hostilidad agresiva; el disgusto, la decepción que genera un acto de traición merece conmiseración, pena, hacia el traidor, pero jamás odio; el que falla como amigo se hace acreedor del desprecio; el nocivo, el dañino hay que verlo como un ser humano que se ha dañado y busca dañar anímicamente a los demás.

III.- Reflexiones

a.- Aquel que no merece ninguna clase de consideración, hay que mantenerlo en el anonimato; tratarlo como un desconocido, ignorado e inexistente; como algo insignificante, fútil e insubstancial.

b.- Quien no es merecedor de la confianza que en su condición de amigo le fue depositada, una vez descubierta su felonía, desciende como persona; su desvalorización hace posible continuar su depreciación hasta reducirlo a una chuchería humana, una cosa viviente despreciable, merecedora de la más profunda indiferencia.

c.- El que traiciona al amigo hay que verlo como algo banal, un individuo insustancial que no debe tener espacio en el corazón de las personas sinceras; el que se caracteriza por insípido, superficial y corriente, siempre lo vamos a encontrar merodeando por el lugar donde están presentes las víctimas de sus deslealtades; y galanteando una sinceridad que no siente, al acecho para sembrar la traición que lo hace merecedor del desprecio.

d.- Al infiel sólo lo vamos a conocer en verdad cuando ya ha defraudado a quien en él había depositado confianza. El apostata, el felón, con su actitud innoble cultiva relaciones cordiales para después renegar; y solo desechándolo como basura se le hace pagar su actuación infame.

e.- Quien hace de la felonía un hábito hay que castigarlo con una especie de galleta sin mano, tratándolo con desdén porque nunca se ganó nuestra sincera amistad; ha de recibir el menosprecio que amerita como desdeñable persona; el insignificante no se hace digno de otro trato que el desaire.

f.- La ingratitud demostrada por quien había sido favorecido con la gratitud, debe considerarse adversario de honra y, por tanto, merece la total degradación por ser una afrenta para las armoniosas relaciones, un oprobio en el medio en el cual desarrolla sus actividades.

g.- El que con su actitud repelente hace sentir mal a las personas nobles, no puede esperar gratitud, sino el olvido como respuesta a su funesta actuación; el proceder nebuloso no ha de recibir nada brillante, sino lo gris que es lo que se ajusta adecuadamente a su malvado sentir. A los que no sirven, o sirven poco como personas, es pertinente excluirlos mentalmente del mundo de los vivos.

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8. La indignación que generan las acciones ofensivas del sinvergüenza, éste trata de calmarla recurriendo a la justificación de que no ha hecho lo indebido; que su proceder es igual al de la generalidad, justificando así su actuación vergonzosa, afrentosa y oprobiosa.

9. El ignominioso y abyecto en su afán por compararse con el meritorio, hace uso de su verborrea para endosar su vileza y perversidad a quienes han llevado una vida digna; utiliza las expresiones de igualdad para denigrar, vilipendiar y deshonrar.

10. Cuantas veces el descalificado moralmente habla de que no hay que hacer distinción de conductas, que todos somos iguales, lo que persigue es sembrar la idea de la igualdad de los que sirven con los que no sirven, tratando de que sean vistos como iguales los honrados y los ladrones, el digno y el que practica la ruindad.

11. Mientras los hombres y mujeres de vida ejemplar se preocupan por rechazar las inconductas, el vagabundo se mantiene indiferente a todo, nada le preocupa; vive la vida a su manera, sin importarle el qué dirán, y siempre se presenta diciendo que “no hay que preocuparse por nada, vivimos en un medio donde no hay diversidad de comportamientos, aquí todos coincidimos en las vagabunderías y el tigueraje”.

12. Una sociedad en la que abundan los truhanes, los descalificados desde el punto de vista moral quieren igualarse con las personas de bien; buscan sentirse próximos a los de valía que se distinguen por su accionar decente.

13. Aquellos que encarnan la degeneración social se sienten bien cuando mediante subterfugios logran una apariencia afín con figuras de la sociedad símbolos de dignidad y aprecio por sus dotes de verticalidad cívica y apego a las reglas del buen vivir. Pero no debemos olvidar que el granuja nunca llega a ser pudoroso por más posiciones que asuma para ser parecido a quien imita.

14. El sujeto que por su mal proceder no cultiva consideración, se afana por vender una imagen igual a la de la mujer o del hombre ejemplo de respeto ganado por honrado, rescatado a toda prueba. El bribón nunca llega a ser semejante al decente; no puede haber comparación entre el descarado y el apreciado.

15. La unanimidad en la valoración positiva de las personas es el resultado de sus actuaciones en el medio donde viven, y aquel que quiere ser igualmente considerado como preciado ha de proceder en igual sentido. Nunca llega a estar en el mismo plano el que sirve y el insignificante, el excelente y el inútil y vano.

16. En las sociedades agrietadas, dominadas por vicios sociales, aquellos que sólo se preocupan por hacer dinero por la vía fácil, hacen alarde de su influencia social comparándose, vanagloriándose de ser igual a los que sobresalen por su laboriosidad y honradez.

III.- Reflexiones finales

17. La tesis de los iguales diferentes ha prosperado en el medio social dominicano porque la cobardía de los honrados y decentes ha hecho alianza impúdica con la osadía, el atrevimiento y la desfachatez de los ladrones, sinvergüenzas, corruptos y facinerosos.

18. La idea de los iguales diferentes ha calado en la conciencia de muchos dominicanos y dominicanas, porque se ha permitido que el obsceno, repugnante y perjudicial logre equipararse con el grato y la eminencia; el mentiroso y farsante, con el sincero y veraz.

19. Aquel que con sus inconductas prostituye la sociedad, no puede ser santificado por los que han llevado una vida digna; lo que sirve y lo nocivo no pueden ser conexos; no pueden estar ligados los que contaminan el medio y los que procuran higienizarlo; la vinculación de mansos y cimarrones conduce a lo inexplicable e inconcebible.

20. Desde el momento que en el medio social dominicano se aceptó que robar al erario es signo de destreza, comenzó a tolerarse la ilicitud y verla como algo normal; que era posible aceptar al contrabandista y al que pagó los impuestos, al correcto y al desconsiderado, al que cree en lo debido y el que practica lo indebido.

21. Una vez que una persona reconocida como seria contemporiza, acepta compartir de igual a igual con el indecente, le está abriendo espacio a la confusión de semejanza entre iguales y diferentes. La pusilanimidad no puede enterrar el arrojo; la valentía tiene que primar sobre el temor y el susto.

22. Aquí, en nuestro país, los podridos, vagabundos y rastreros quieren ver igualdad de honra donde solo hay diferencia de conducta; uniformidad de honradez, donde solo hay disparidad de honorabilidad; y coincidencia de buen proceder donde solo hay discrepancia en el correcto accionar público.

23. Cada día es más y más notoria la inversión de valores en la sociedad dominicana, porque lo inconcebible se presenta como real; lo absurdo como algo común; lo invertido como derecho, lo trastornado se ve como ordenado y, finalmente, las personas de conductas ejemplares terminan aceptando ser imperfectas por la aceptación de la tesis de diferentes iguales.

24. Se ha perdido el sentido de valorar a las personas por su actitud ante la vida, por el correcto proceder; ha desaparecido la desemejanza en el apreciar; diferenciar para distinguir ya está en desuso; con suma facilidad se acepta la semejanza entre el honrado y el ladrón; la lejanía entre dos conductas se presenta cercana para terminar en el orden de igualdad.

25. En el ambiente social dominicano se retuerce el historial de vidas ejemplares y dignas, con el fin de igualarlas a las de indecentes, logrando así la semejanza mediante falsedad. Con la dislocación se llega a la confusión hasta concluir con la igualdad en la diferencia o, por lo menos, la aproximación a la equivalencia.

26. En la actualidad, aquí, en vista de que nadie es sancionado moralmente, aquellos que hacen del dinero la razón de vivir, aunque lo adquirieran en forma ilícita, no pierden la oportunidad para que se acepte como norma el respeto que ha de merecer la persona de bien obrar, y a la que hace del robo un hábito.

27. En un medio social de iguales no hay forma de establecer diferencia; de ahí que el depravado se considera merecedor de la misma consideración que el probo; la crápula y el virtuoso, el vicioso y el moral, en fin, en la medida que la podredumbre social se mantiene sin sanción, la degeneración permanece como si nada.

28. La variedad de actuaciones de los integrantes de la sociedad dominicana no se distinguen unas de las otras porque la decadencia en el buen actuar llega a hacer imperceptible el proceder, de lo que se aprovecha el degenerado para justificarse como degenerado y obsceno, a la vez que quiere compararse con el rescatado.

29. La frialdad, la sinuosidad como actúan los sinvergüenzas en interés de hacer creer que todos los miembros de la sociedad somos iguales en conducta, impone que sus opiniones sean tomadas con toda reserva por provenir de alguien que no sirve y persigue similitud donde solo puede haber diferencia.

30. Ante la abundancia de sinvergüenzas en nuestro medio y la influencia que ejercen, no tienen que hacer mucho esfuerzo para hacer que prime la idea de que no hay paralelo alguno entre hacer dinero por medio del trabajo que lograrlo por el robo; que el tiempo hace posible la semejanza; que la desigualdad en el origen de fortunas se borra y luego llega la equivalencia.

31. La higienización que precisa la sociedad dominicana en el orden ético y moral impone una labor de purificación para hacer desaparecer ideas y conceptos que contribuyen a confundir al pueblo y acepte que no hay diferencia, sino igualdad entre el munícipe indiferente a los problemas de su comunidad y el que lucha para que se resuelvan.

32. Hay que hacerle comprender al pueblo dominicano que aquí no todos somos iguales en conducta, que aunque los saqueadores del patrimonio público quieren hacer creer que todos somos culpables de la tragedia nacional que nos hunde en la podredumbre social, eso no es cierto.

33. No hay semejanza entre quien ha robado al erario, y el pueblo que es la víctima; no hay igualdad entre el corrupto y aquel que lo denuncia y enfrenta; hay diferencia entre el que apoya la corrupción y el que la combate, en fin, hay oposición entre quien quiere ver iguales donde solo hay disconformidad, homogeneidad donde hay divergencia.

34. Algunas personas no se dan cuenta lo que encierra el hecho de aceptar la teoría de los diferentes iguales, la cual conduce a impulsar la falsa creencia de que en el pantano social dominicano que estamos viviendo, todos somos iguales, corresponsables de que la especulación se convierta en realidad con solo desvirtuar, adulterar la verdad, para que se sobreponga el embrollo, la desfiguración, y el enredo.

35. La sociedad dominicana de hoy avergüenza, es un bochorno que sonroja; aquel que tiene cuentas pendientes con el pueblo ha encontrado un medio de defensa equiparándose moralmente con el diáfano, con el que ha actuado en forma transparente y cristalina, no en la opacidad, en forma turbia y con dobleces.

36. En la medida que se acepte la conjetura entre los iguales diferentes, más se acerca el ideario de aproximación al decente con el vagabundo, al laborioso con el vago, al honrado con el ladrón; adosar al “tigre” con el desclasado social, juntar al malhechor con el sano y sociable.

37. La sociedad dominicana está siendo orientada para que acepte que aquí no ha pasado nada; que somos iguales en comportamientos; que todo no es más que cháchara de civiles, palabreo de necios izquierdistas trasnochados y hojarasca de pobres ideólogos derrotados; que debemos estar unidos las lacras sociales y los virtuosos.

38. La confusión imperante en el ambiente dominicano ha facilitado que la conducta ejemplar del ciudadano de bien se asimile a la del sinvergüenza; que el politiquero corrupto sea aceptado como calcado del limpio; que el vagabundo sea considerado como copiado del virtuoso; que no hay desigualdad entre aquel que se dedica a la política por convicción ideológica en procura de liberar el país, y el negociante politiquero.

39. Lo ideal sería que lo mejor del pueblo dominicano comprenda que no es nada sano para el país que se siga aceptando como buena y válida la tesis de los iguales diferentes, porque la misma conduce a que no haya distinción; que se minimicen las inconductas; y que la niñez se desarrolle con la errada percepción de que da lo mismo ser decente que indecente, honrado que ladrón, leal que traidor, y falso que sincero.

40. Finalmente, a mis nietos y nietas les digo que no presten atención, que ignoren por completo los mensajes que provienen de aquellos que por ser insignificantes, y haber trascendido solo por poseer dinero fruto de operaciones ilícitas, buscan ser importantes presentándose como semejantes, idénticos a quienes la sociedad reconoce y valora con gran estima por su correcto proceder, por sus comportamientos ajustados a la honestidad y a la vida pública diáfana.
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i.- Ante la embestida que ha hecho aquí la corrupción, arropando la sociedad entera, en lugar de timidez y debilidad, a ella hay que demostrarle que tiene adversarios, contrincantes dispuestos a hacerle frente, acometer para eliminarla conjuntamente con el sistema que le sirve de soporte.

j.- Los procesos sociales transformadores son la obra de aquellos que están dispuestos al rechazo, a la impugnación de lo vigente nocivo, que genera disgusto por decadente, indecente y reprensible.

k.- Mientras más difícil es la situación de un país, con más serenidad hay que actuar, porque una acción bajo impulso imprevisto nos conduce al desatino, a hacer disparates que hacen daño al proceso de adecentamiento social. La disconformidad no se vence con arrebatos aventureros; la política seria no es para aquellos que se ciegan por la emoción, la cual guía a la torpeza, a riesgos y contingencias.

Capítulo II
• La degradación moral de nuestra sociedad
• Los que no sirven buscan igualdad en la diferencia
• La indiferencia como sanción a la deslealtad
• La mentira, sus usos y efectos nocivos
• La presencia aquí del sinvergüenza
• Ante la acción del traidor, fortalecer la buena amistad
• El descalificador en nuestro medio social
• El ingrato y su presencia en nuestro medio
• El trepador social aquí y algunos de sus rasgos
• Estamos conviviendo con un peligro social: El intrigante
• La envidia se desarrolla en sociedades enfermas
• El oportunista figura relevante de la politiquería dominicana
• La nuestra, una sociedad de llamados pendejos y de verdaderos pendejos

La degradación moral de nuestra sociedad

1.- Un ordenamiento social con una base económica basada en la desigualdad, genera clases sociales distintas y con comportamientos diferentes; esta diversidad nos permite comprender la actitud de cada uno de los miembros de una determinada colectividad.

2.- La población de un país, escindida en grupos con intereses opuestos, se manifiesta de forma desigual ante los fenómenos sociales y, por vía de consecuencia, tiene desiguales actuaciones en sus relaciones con los demás.

3.- Partiendo de las ideas anteriores, podemos advertir en el seno de la sociedad dominicana hombres y mujeres de conductas diferentes; personas con forma de conducirse que se distinguen unas de otras. La diferencia en las clases sociales trae consigo la diversidad de conductas; la separación en la actuación de entes que conviven el mismo medio social.

4.- Partiendo de lo anterior comprobamos la razón por la cual en nuestro país hay personas a las cuales les es indiferente el estado de descomposición imperante, expresado en desigualdad, prostitución, corrupción, narcotráfico, criminalidad y porquerías de todo tipo; mientras que a otras les repugnan las indecencias, la inmundicia que nos arropa como sociedad.

5.- La podredumbre que señorea aquí es estimulada y aceptada por grupos sociales cuya moral de cafres se adapta perfectamente a su mentalidad y procuran que perdure el fango que es hoy nuestro país.

6.- La diferencia clasista se manifiesta en todo el comportamiento humano. En nuestro medio vemos mujeres y hombres sensibles e insensibles, buenos y malos, honrados y ladrones, en fin, personas que con su proceder apestan y otras que con sus actuaciones perfuman.

7.- No resulta difícil adivinar la profundidad del descalabro moral, la estropeada forma de comportamiento cívico de nuestros ciudadanos, la quiebra en las aspiraciones para construir un mejor país.

8.- Hasta en las relaciones personales más sensibles se evidencia que en nuestro medio está presente una pendiente, una declinación total en el decente proceder; lo incorrecto se ha convertido en norma de vida, lo irregular predomina sobre lo puro, lo perfecto ha cedido ante lo anormal.

9.- En vínculos que descansan en la lealtad, como la amistad, a diario recibimos decepciones de parte de quienes creíamos fieles; en un santiamén se quitan el velo que cubría su infidelidad, su inconstancia.

10.- La cara fea de una sociedad descompuesta como la nuestra, se ve clara en la familia sanguínea, en la cual a cada momento somos testigos de enfrentamientos como fieras entre hermanos que se fingían absoluta avenencia; una simple heredad borra la cordialidad; la mercancía dinero se empina sobre lo afectivo y sentimental.

11.- Aunque no todos somos iguales en comportamientos, en procura de confundir y crear una sociedad de idénticos aparentes, los truhanes se presentan como formales, serios y honrados; con el agravante de que cada día el granuja ocupa los espacios reservados a los honestos. Pura y simplemente, el desvergonzado, el sin escrúpulos, sobresale ante el mesurado y digno.

12.- No es cuestión de fastidiar, atormentar ni importunar. Con estas ideas sólo procuro llamar la atención de los padres y madres que, dominados por la ingenuidad, no se dan cuenta que están levantando sus descendientes en un medio social mugriento, ausente de pulcritud; emporcado desde arriba hasta abajo, donde se impone lo marrano a lo higiénico. Lo ideal, es que todos hagamos conciencia de que el ambiente actual debe ser cambiado por uno diferente.

13.-Los progenitores responsables que pongan en duda el descalabro de la sociedad dominicana, que lancen una mirada retrospectiva hacia los colegios donde estudian sus vástagos, en algunos de los cuales ocurren hechos de perversión moral que dejan atónitos hasta a los más impasibles; en centros educativos de élites sociales ocurren actos de degeneración que espantan, horrorizan a los más sosegados.

14.- Al igual que en el cuerpo de una persona física afectada de debilidad crónica se alojan con facilidad las más diversas enfermedades, en el organismo social dominicano se acomodan los vicios, las peores taras, los más despreciables oprobios que puedan cobijarse en un reprochable cerebro humano.

15.- Para conocer la carroña que es el medio donde ahora estamos viviendo, no hay que estar influenciado por negativismo, ser majadero impenitente, ni contumaz crítico social; basta con analizar con detenimiento lo que está a la vista de todos, sin emotividad ni excitabilidad.

16.- Aquel que ponga en duda, o desconfía de la certeza de la bajeza moral de la sociedad en que vivimos hoy, le basta con saber que el movimiento económico nacional se nutre, entre otras cosas, de recursos económicos provenientes del tráfico de drogas narcóticas, armas y personas físicas; del dinero lavado de operaciones del crimen organizado; de los juegos de azar; de la prostitución de niñas, niños y adolescentes; del trabajo infantil y de otras actividades que tienen su fuente en la corrupción, la degradación, la deshonestidad y el envilecimiento más repugnante.

17.- No quiero pecar de alarmista, ni presentarme como moralista de solidez ni de hojalata, simulado mojigato ni modelo de monicaco; pero la realidad está ahí como testigo de piedra: el cuadro degradante de una sociedad dominada por la ignominia, la infamia más deshonrosa, donde lo vergonzoso sobresale ante lo que puede resultar ennoblecedor en la especie humana.
18.- Lo expuesto con respecto al estado de desastre que es nuestro país desde el punto de vista de desmoralización, no es invectiva, sospecha, desvarío o presunciones, sino pura realidad, lamentablemente.

19.- Es innegable que para la generación de dominicanos y dominicanas nacidas desde 1930 hasta 1970, lo que ahora estamos presenciando resulta más alarmante que para la que llegó a la vida después del citado período; la primera tiene una formación totalmente diferente a la segunda; aquella fue formada bajo un ordenamiento social distinto al que hoy predomina en el país; pero esto no es óbice para que analicemos en forma realista e imparcial la degradación que llena de indignación y estupor a las personas de bien de nuestro país, sin importar longevidad o juventud.

Los que no sirven buscan igualdad en la diferencia

I.-Introducción

1. La igualdad por la que debemos luchar es aquella que hace posible la creación de las premisas materiales indispensables para la estructuración de un sistema social en el cual los hombres y las mujeres gocen de los mismos derechos y estén obligados a cumplir iguales deberes.

2. Aquel que aspira a que en la sociedad impere la justicia; que cada persona tenga la posibilidad de satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, es un ser humano que se interesa para que prevalezca la igualdad con contenido social.

3. En cualquier lugar del planeta tierra donde habitan seres humanos nos encontramos con personas sanas, buenas e íntegras que se preocupan por el bien de los demás, y sus principios están dirigidos a alcanzar la igualdad de posibilidades para los miembros de la comunidad.

II.- En busca de igualdad en la diferencia

4. Allí donde están presentes los benévolos y virtuosos, también abundan los intolerantes, malvados y nocivos, que orientan su accionar a buscar la igualdad en la perversidad, no la igualdad con sentido de equidad.

5. Aquel que ha ligado su vida a la indecencia, la inmoralidad y la corrupción, convirtiéndose en una persona repugnante, procura igualarse con el limpio, decente, honesto y de recto proceder.

6. Para el pervertido sembrar la idea de que todos somos de igual conducta, comienza por justificar su propia forma de actuar, vende la idea de que da lo mismo ser sucio que pulcro; deshonesto, corrupto y prostituido, que honesto, recto y honrado.

7. En la medida que la persona que no sirve logra equiparar a buenos y malos, compara con igual argumento al honrado con el ladrón, coteja al sucio con el limpio, y siembra la confusión haciendo imposible establecer la diferencia entre sus inconductas y el recto proceder de los demás. 
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10.- En el movimiento de los trabajadores, a nivel sindical, existe la corriente del sindicalismo, que propugna por mantener la lucha de los trabajadores en el plano sindical, y no en el terreno político, que es lo único que libera a la clase obrera, la que no excluye la sindical. La acción política guía a la liberación, la sindical a la sujeción al sistema de dominación.

11.- El terrorismo es una corriente aventurera, aislada de las masas populares; caracterizado por acciones ineficaces. Sólo el movimiento del pueblo puede considerarse como lucha política correcta.

III.- Un medio social que irrita

12.- En diferentes etapas de su vida política, los pueblos pasan por momentos difíciles en el orden social y económico, cuando salen a flote toda una serie de taras que ponen de manifiesto la enfermedad del sistema social imperante.

13.- Muchas personas, en estado de ahogo por la intranquilidad en que vivimos, buscan aliviarse de cualquier manera para superar su desaliento; tratan de encontrar una alternativa a los fines de liberarse de la desmoralización motivada por la descomposición social que las está llevando al abatimiento.

14.- Por lo regular, un ordenamiento económico basado en la desigualdad, está acompañado de toda una serie de máculas que lo manchan por todas partes, las cuales a su vez crean malestar, irritan a la generalidad de los que componen la sociedad.

15.- Es difícil vivir en un país donde no hay seguridad personal ni de bienes; la vida tiene un precio en las tarifas de los sicarios; el narcotráfico influye en la economía y la política; los asaltos y atracos forman parte de la cotidianidad; es común el secuestro de adultos y ancianos; los instrumentos legales favorecen a los delincuentes de cuello blanco y sucio; el fenómeno de la corrupción es más poderoso que todas las instituciones; enfermedades previsibles afectan a miles y matan a decenas; la degradación moral permea a toda la sociedad, en fin, en una nación en la cual de 100 maestros que se someten a una prueba, el 71 % resulta reprobado.

16.- El sistema social que padecemos los dominicanos y dominicanas, al estar fundamentado en la desigualdad, está unido en forma indisoluble a corrupción, perversión, desenfreno, degeneración y otros vicios que le son propios.

17.- Los privilegios que traen consigo las diferencias sociales, motivan desaliento y disgustos que, unidos a los males sociales, crean en el seno de la sociedad un ambiente propicio para la desmoralización.

18.- La exasperación va apoderándose poco a poco de amplios segmentos de la sociedad, que consideran que cualquier medio es correcto para hacerle frente a la situación. De ahí que algunos grupos caen en abrazar la errada tesis de que el fin justifica los medios.

IV.- En la degradación es difícil vivir personas decentes

19.- La reacción del ser humano ante algo que le crea desazón se comprueba tomando en cuenta su repulsa, la muestra de resistencia a aceptar resignado aquello que le enoja y le lleva a la indignación.

20.- Un análisis sereno y desapasionado de la degradación que está viviendo hoy la sociedad dominicana, nos permite comprender la forma como reaccionan algunos sectores que indignados demuestran sentirse hastiados, cansados de las cosas feas que a diario ocurren y que enfadan hasta el más impasible.

21.- Una persona de buenos sentimientos y correcto proceder, no se siente a gusto viviendo en este ambiente de criminalidad, inseguridad e impunidad. La indiferencia, la apatía es extraña a quien ajusta sus actos a la convivencia decente y civilizada.

22.- Aquel que cree en el honor, el decoro, la justicia y la honra, se molesta cuando advierte que se está moviendo en un fango, un medio social en el cual se santifica la bajeza, la indecencia y la canallada. No cuadra en la misma persona la ruindad y la nobleza.

23.- El entorno que nos encontramos no es el ideal para personas educadas en el proceder con moralidad; lo que las impulsa a procurar cambio en la situación actual. Lo mejor del país quiere reivindicar su derecho a vivir bajo un estado real de derecho, no en una ficción de garantías.

24.- Debemos reconocer que estamos conviviendo el obsceno y el decente, el indecoroso y el honrado, el decoroso y el grosero; es aceptado el que hace lo prohibido y el justo, el encantador y el vulgar, el digno y el repugnante, el que agrada y el que irrita.

25.- El sentir de amplios sectores de la sociedad dominicana es que aquí se ha hecho difícil vivir, que la felicidad se ha perdido, que estar contento es cuestión del pasado, porque la incertidumbre está creando descontento, desventura y tristeza.

26.- El estado de malestar, el hastío del pueblo dominicano ante la situación de descalabro, es el resultado del cansancio generado por tantas y tantas cosas desagradables que han ocurrido y ocurren sin que en lo inmediato se vea solución alguna.

V.- El pueblo está desesperado

27.- La intranquilidad que padece una gran parte de nuestro pueblo, fruto del embrollo que le afecta, lo lleva a actuar en forma emocional; la pasión se impone a la serenidad, y lo sentimental predomina ante lo racional.

28.- El desaliento, el abatimiento lo manifiestan mujeres y hombres del país que, desilusionados por el descalabro ético y moral, expresan pesar diciendo: “esto se jodió”; “aquí no se puede vivir”, este país hay que dejárselo a los ladrones; hay que cerrar el congreso; “no votaré en las próximas elecciones”.

29.- El desaliento lleva a quienes proceden dominados por la emoción, a buscar salidas desesperadas que en nada contribuyen a enfrentar con éxito los problemas sociales generados por el decadente sistema que motiva angustia y abatimiento.

30.- Algunos grupos de alto poder económico, ante el temor de enfrentar el poder político, reaccionan indignados manifestándose, por órgano de sus más calificados dirigentes empresariales, impugnando la corrupción y otras lacras sociales; mientras que otros sectores sociales, víctimas de la marginación que les condena el sistema, llegan hasta el suicidio, algo que ha sido recurrente en los últimos tiempos en nuestro país.

31.- Los momentos de degradación moral no se enfrentan actuando motivados por malhumor ni desesperación; la tosquedad impide el análisis sereno, la impaciencia induce al error, la irritación impide la dirección correcta, la desazón nos lleva a la imprudencia y al fracaso.

32.- El estado de agobio que causa lo infame hay que superarlo con bríos, con el ímpetu que motiva querer vivir libre de perversión, ignominia y depravación. La deshonra, la canallada no puede estar por encima de lo bondadoso y honorable.

33.- Caer en la postración, en la tristeza, conduce al hundimiento; sería el triunfo del alicaído frente al entusiasmado, sobresalir el derribado ante el alentado; frente a lo negativo de la sociedad, no debemos jamás abdicar; la renuncia equivale a la entrega, a la aceptación de lo que estamos en el deber de enfrentar y vencer.

34.- Los fenómenos sociales tienen solución cuando son enfrentados con acciones colectivas, por el actuar certero de las masas populares, correctamente dirigidas por sus más consecuentes líderes.

Reflexiones

a.- Por puro capricho no cambia el estado anímico de un pueblo; algo muy fuerte tiene que haber ocurrido o estar ocurriendo, para que cambie el comportamiento de los dominicanos y las dominicanas; la modificación de lo adquirido por costumbre sólo es posible por una influencia exterior que lleva al sujeto a deshabituarse, para familiarizarse con otra forma de actuar.

b.- En toda lucha política y social debe aplicarse la vía correcta para obtener resultados positivos, pues de lo contrario se cae en el abatimiento, hasta llegar a la postración. Cada momento de acción impone una orientación certera, que se convierte en conveniente con los resultados positivos esperados.

b.- La repulsa, el rechazo a la situación de indignidad que estamos viviendo, no puede enfrentarse con resabios. Este ambiente asqueante hay que combatirlo con métodos políticos adecuados; con el apoyo de los mejores, aquellos que les repugna lo asqueroso, el deshonor, la perversión y todo lo que huele a corrupción.

c.- Por muy loable que sea una actividad política destinada a enfrentar un fenómeno social, la misma está condenada al fracaso, si no se ejecuta en el momento oportuno y con los métodos apropiados. Lo meritorio, lo encomiable se determina por el logro alcanzado.

d.- La desfachatez irrita, pero no se combate bajo estado de ira. El impudor y el tupé se rechazan motorizando acciones de personas de vergüenza y honor. Por muy descarados que actúen los vagabundos, su proceder perturbador e infame nunca llega a predominar en la sociedad por muy averiada que esté.

e.- El desaliento no contribuye a generar los cambios que precisa la sociedad dominicana para salir del atolladero que nos encontramos. Por muy nocivo que esté un medio social, siempre es posible encontrar la vía para que impere lo sano.

f.- Por muy profundo que sea el descalabro moral actual, no podemos caer en la desesperación y desaliento; debemos accionar para superar esta situación, sin caer en el desconcierto; no debemos actuar influenciados por la turbación y el desbarajuste.

g.- El pueblo dominicano ha pasado por momentos difíciles y los ha superado; y ahora saldrá nuevamente adelante confiando en sus propias fuerzas; su ánimo, su deseo de una vida mejor se ha de imponer con el esfuerzo de los que aquí son los más; con el vigor que le da la justeza de su lucha por construir un mejor país.

h.- Por muy difícil que se presente la situación de desmoronamiento social, las convicciones cívicas y democráticas de nuestro pueblo tienen que ponerse en tensión para enfrentarlas, accionar para oponerse con firmeza y solidez hasta que logremos recuperar lo decente, recatado y púdico.
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IV.- Los farsantes y francotiradores aquí
15.- Por el hecho de que los autores y coautores del desastre nacional no están en condiciones de levantar la voz para decir que nos estamos moviendo en su pantano social, y por más anatemas y murmuraciones que lancen, no podemos ignorar la realidad y actuar como veleidosos, inconsistentes y barcinos.

16.- Aquel que se ha dedicado a hacer diabluras, a estar de crapuloso, granuja y siniestro, debe mantenerse tranquilito, calladito rumiando pesares, cuantas veces vea a los que con legítimo derecho le decimos al país que este ambiente decadente, dañoso y en estado de descomposición, no puede seguir como hasta ahora, que esto hay que cambiarlo para bien, para que en el mañana sea bonito, agradable, viable, acogedor, libre de indignos, degenerados y envilecedores.

17.- La actitud ante la vida define a los seres humanos. El quehacer diario sirve para medir la conducta, el comportamiento de las personas ante los hechos que se dan en el medio donde desarrollan sus actividades. Aquel que ha sido indiferente, no tiene nada que dejarle a la posteridad; se ha manejado como si fuera un anacoreta, un anodino.

18.- Los francotiradores les hacen un bien a la sociedad, si ante la actitud firme y decidida de otros, guardan silencio digno porque no hicieron, no han hecho ni pueden hacer lo que les corresponde y por ser degenerados están impedidos de bien orientar a su comunidad.

19.- En todo el país abundan mujeres y hombres que generan fragancia, mientras otros son desodorantes; los hay odoríferos y pestilentes. Lo mismo puede decirse de que hay luchadores y conciliadores, esforzados y haraganes.
20.- En el medio donde vivimos, hay miembros que creen haber cumplido con su deber porque han amasado mucho dinero y se han comportado simpáticos ante los suyos, pero se han mantenido al margen de la higienización de la sociedad que con su proceder han hecho posible los vicios sociales.

21.- No están en el plano de los coherentes, aquellos que han hecho de su accionar político un columpio, puro transfuguismo politiquero; moviéndose, bamboleándose entre el partido que está arriba y el que posiblemente suba. El tránsfuga y el desleal van de la mano, conspirando contra el noble, firme y leal.
Reflexiones

a.- Las transformaciones sociales nunca han ocurrido al azar, sino porque fuerzas motrices incubadas en el seno del mismo sistema en decadencia, han impulsado la rueda que activa los cambios. Los actores que promueven el avance, alientan lo nuevo, fomentan lo positivo que ha de venir, los transformadores son los hombres y mujeres que con su accionar han escrito la historia de la humanidad.

b.- En la acera contraria a donde están los seres humanos que buscan alterar, mudar, en todo caso cambiar la actual realidad, se encuentran aquellos que hacen de retranca para que continúe lo mismo, se mantenga lo añejo y no surja lo nuevo, permanezca el atraso y no llegue el progreso.

c.- Entre los que se interesan por la vigencia del statu quo, para que prevalezca la mugre, la porquería, se encuentran los pusilánimes, que con argucia hacen críticas alegres contra todo aquel que en forma abierta, responsable y seria quiere que lo nuevo, lo sano y moderno se imponga para superar lo inservible de la sociedad.

d.- De los que como buitres se alimentan de la podredumbre, no podemos esperar que quieran que cambie el actual ambiente dominicano; su lugar propio es el de los cerdos, no el de los seres humanos de conciencia y proceder aseado. No todos los miembros de la comunidad dominicana están diseñados para rechazar lo apestado, la fetidez que hoy despide el medio social dominicano.

e.- Desde el punto de vista de la higiene política, por más vueltas que podamos dar, debemos reconocer que el entorno nuestro está contaminado, el ambiente se mantiene a un nivel tal que da ganas de vomitar, genera nausea. Esto sólo es tolerado sin repugnancia por los que bien lo saborean por apetecer y digerir lo podrido de un sistema social decadente.

f.- La sociedad dominicana es un escenario donde convergen fuerzas económicas, políticas y sociales que permite ver con claridad la pugna entre los que quieren que todo siga como está, un pantano infectado por todo lo podrido; y aquellos que aspiran a un nuevo orden, en el cual el pueblo se mueva en aguas limpias, y no en las ahora infectadas.

g.- En lo que a mí respecta, dentro de mis posibilidades, y sin buscar ni esperar nada material del Estado ni de particulares, en cada coyuntura de la vida política del país he actuado de frente, de cara al sol, con transparencia, exponiendo mis ideas sin cortapisas, sinuosidades ni muletillas.

h.- Para ser consecuente con mi forma de pensar, mientras esté formando parte del mundo de los vivos, y pueda accionar mis manos para escribir, estaré transmitiéndoles a mis nietas y nietos, lo que a diario veo, y que a ellos corresponde cambiar de sucio a limpio, de deshonesto a honesto, de este medio pocilga, a un ambiente higiénico.

i.- Continuaré escribiendo como hasta ahora lo he hecho, haciendo caso omiso a los que se han limitado a criticar sin aportar, vituperar para confundir, y dañar para ocultar su responsabilidad en el desastre material y moral del país. Seguiré exponiendo mis ideas, impugnando el latrocinio que callan los que desde su poltronería vagabunda se molestan porque le censuro su podrida sociedad.

j.- Siempre me voy a sentir bien exponiendo sobre asuntos que considero sirven como aporte para que cambie la situación de descomposición que hoy se encuentra la sociedad dominicana, porque contribuir con proposiciones saludables sirve para comenzar a sentar las bases para superar la estropeada etapa que estamos viviendo.

k.- Creo en la franqueza y he tratado de decir lo que pienso conviene a mi país; no conozco la murmuración, la chismografía ni la calumnia, y por formación personal desprecio la maledicencia, aunque he sido víctima de ella proveniente de simulados amigos.

l.- Lamentablemente, por más sinceridad que se le demuestra al que tiene por costumbre obrar sin lealtad, al final saca la felonía; el canalla, el felón vive dominado por la traición que es la sustancia que eleva su estado de ánimo hasta encumbrarlo en la cima de su trastada de falso.

ll.- Porque creo tener mi cabeza algo amueblada, no me voy a dejar perturbar por los que se mantienen apesadumbrados porque no tienen calidad ni autoridad para dirigirle a la parte sana de la sociedad mensajes de orientación, decencia y honradez. Los liliputienses siempre están moral y anímicamente debajo de los talones de los pies de aquellos que ven como gigantes.

m.- Todo lo que sea necesario y posible hacer para que nos liberemos de la situación de mediocridad que nos encontramos, debemos hacerlo sin pensar en el qué dirán los mezquinos, que sólo saben censurar a los que se comportan con sentido de firmeza y desprendimiento, procurando elevar y no reducir, porque merecemos vivir en un mejor país.

n.- Es duro reconocerlo, pero hay que decirlo sin tapujos: toda persona decente que hoy se mueve en la sociedad dominicana debe estar consciente de que está pisando un terreno de personas buenas, nobles, pero que en ese mismo espacio físico hay sujetos con condiciones para convivir con ratas en una alcantarilla; son de conductas adecuadas para permanecer en vertederos como semovientes con algunos rasgos humanos.

ñ.- Al escribir con relación a la necesidad de adecentar la vida pública, no busco reconocimientos, halagos, obsequios ni elogios; lo hago por compromiso social y responsabilidad ciudadana. Me tienen sin cuidado las críticas de los mediocres y el desdén de los malvados.

La dominicana: una sociedad asfixiante

I.- El ambiente en que vivimos genera inquietud

1.- Aquel que vive en un lugar que habitualmente está en situación de perturbación, se mantiene en desasosiego; el nerviosismo le domina; la intranquilidad le daña su existencia, porque a cada instante la turbación le toca su conciencia.

2.- Una persona normal no soporta un ambiente perturbado; la serenidad desaparece del lugar caótico, que solo es propicio para los revoltosos e insensatos; quien aspira a vivir tranquilo, el medio accidentado le resulta azaroso y procura abandonarlo para estar sosegado.

3.- Una vez el ser humano conoce de algún acontecimiento, una sorpresa agradable, o experimenta un disgusto, su estado de ánimo se altera, se siente emocionado, de igual forma, el entusiasmo provoca emoción, conmociona.

4.- Un medio social puede convertirse en caldo de cultivo para agobiar; en un centro que produce tensión nerviosa; lugar ideal para causar estrés y llevar a los miembros de la comunidad a mantenerse angustiados e inquietos.

II.- Tesis erradas
5.- La irritación impulsa a demostrar inconformidad y lleva a los indignados a la desesperación, que les induce a cometer errores en el método aplicado como respuesta al hecho que motiva el disgusto.

6.- Históricamente, los pueblos han utilizado diferentes formas para manifestar su indignación ante una realidad, o fenómeno social, y el enojo lo expresan en forma pacífica o violenta, abierta o encubierta.

7.- En el siglo XIX, artesanos ingleses ejecutaron amplias protestas como respuesta a la introducción, en las grandes fábricas, de máquinas, porque veían en estas las causas de sus despidos o imposible acceso al empleo. Este se conoce en el movimiento obrero como ludismo.

8.- Los anarquistas, abrazan el anarquismo invocando la libertad y los derechos ilimitados del individuo, y sostienen que el Estado es el culpable de todos los males y que, por tanto, hay que destruirlo.

9.- El sufragismo, un movimiento feminista bregaba por los derechos electorales de las mujeres, pero sin enfrentar el régimen social del cual deriva la discriminación de la mujer en lo económico, social y político.

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III.- Dinero limpio y dinero sucio.

18.- El dinero mal adquirido, como aliado impúdico de la corrupción, guía a su poseedor a la vileza, ignominia y depravación infame; lo convierte en huérfano de virtudes, y horriblemente dañoso social.

19.- El dinero lícito, fruto del trabajo, utilizado para satisfacer necesidades materiales y espirituales de quien lo produce, no tiene nada de pecaminoso; pero no obstante su legitimidad, si es destinado para dañar, emponzoñar, pervertir a los demás, entonces desnaturaliza su origen convirtiéndose en un dinero malsano, socialmente nocivo.

20.- El afán por disponer de dinero fácil ha degradado la política dominicana al convertirla en un medio de enriquecimiento ilícito; el politiquero es visto como un degenerado que contribuye a depravar el medio social.

21.- En nuestro país se impone eliminar el clientelismo político, para que el dinero no siga reduciendo la honra al nivel alto o bajo dependiendo del patrimonio económico; el robo del dinero del erario envilece y hace imposible asear la vida pública.

IV.- El dinero, la escuela y la juventud

22.- Debemos instruir a los niños para que se levanten como personas eminentes por su conducta intachable en el medio social donde viven; ganar nobleza con los estudios y el trabajo; llegar a ser insignes, no por tener dinero, sino por lo útil que han sido para la sociedad; por la trascendencia de que se hace acreedor el que asciende por méritos, no por dinero adquirido a costa de la deshonra, la degradación, la ignominia y el avasallamiento.

23.- En los centros educativos del país, a todos los niveles, hay que difundir la idea de que aspirar a tener dinero por cualquier vía mantiene a la sociedad dominicana contaminada por los vicios sociales más despreciables, entre los que se destacan la corrupción en sus diferentes modalidades, el timo vulgar, el pillaje descarado, y el latrocinio sin límites.

24.- Los educadores de aquí deben formar a nuestra niñez para que desarrolle sus facultades intelectuales, sociales y morales en el correcto proceder; llevándole la idea de que el dinero obtenido sin el mayor esfuerzo contribuye a levantar un ser humano hueco, sin valores personales a exhibir ante la sociedad.

25.- De nuestras escuelas han de salir seres humanos con la convicción de que envilece el dinero que no es generado con el trabajo; que la conciencia de ser íntegro, probo y virtuoso, se consigue con el esfuerzo, no con el desaliento, la haraganería y la poltronería.

26.- De seguir la escuela dominicana como hasta ahora, formando la niñez con la idea de que el dinero está por encima de la decencia, vamos a continuar con una sociedad humana dominada por los vicios, corrompida, víctima de la crápula política, sacrificada por los depravados y perjudicada por los pervertidores.

27.- La realidad dominicana de hoy nos está diciendo que vamos por mal camino, porque las virtudes cívicas han sido olvidadas y su espacio ocupado por la ambición desmedida de tener dinero fácil; acumular dinero para exhibir riqueza; abundancia de bienes adquiridos en forma ilícita, bienestar alcanzado en base al robo al erario; lucir acomodo por la indigencia de la gran mayoría del pueblo.

28.- A la niñez dominicana hay que inculcarle que sólo el dinero fruto del trabajo digno ha de ser recibido; que la pestilencia, la hediondez que predomina hoy en el medio social dominicano es porque la mercancía dinero está en muchas manos tufaradas, podridas, contaminadas por negocios sucios.

29.- Hay que hacer saber a la juventud dominicana que no debe desesperarse por obtener dinero porque el dinero no da talento, capacidad ni méritos. Algunas veces sólo sirve para satisfacer apetencias desmedidas.

30.- Los niños deben saber que en caso de llegar a ser profesionales, su actividad no es para hacer riquezas, sino para aportar un servicio a la sociedad donde se ejerce; ella da prestigio y permite una vida digna y decente; aquel que se desespera y persigue obtener dinero sin importar los medios, termina mal, renegando de la ética y la decencia.

31.- En un medio donde se aplica el criterio de que todo se vale, hacer dinero se ha convertido en algo tan fácil que hasta con un susto se logra adquirirlo, sin tener que esforzarse permaneciendo veinte años estudiando, por eso el que trafica con drogas pasa sustos, pero no ha necesitado estudios, sacrificios ni talento para hacer dinero.

Es un deber cívico denunciar la mediocridad

I.- Sentimientos diferentes en un mismo espacio
1.- En una sociedad humana como la nuestra, con estructura clasista heterogénea, convergen personas que anidan ideas muy diversas, que van desde altruistas, pasando por egoístas hasta llegar a diabólicos.

2.- Así como hay sujetos con sentimientos variados, también tenemos en nuestro medio entes sociales con conductas disímiles, por lo que no resulta fácil establecer relaciones en base al afecto y la sinceridad recíproca.

3.- La desigualdad de conductas en el entorno hace posible la existencia de miembros con los más variados vicios sociales, entre los que sobresalen intrigantes, chismosos, tergiversadores, escabrosos, incómodos, fastidiosos, puntillosos y quisquillosos.

4.- En ese mosaico de desagradables e irritantes, estamos obligados a movernos porque, quiérase o no, la convivencia civilizada impone la tolerancia. La sociabilidad manda la deferencia y llaneza, aunque sin caer en zalamería ni blandura.

5.- Partiendo de la realidad de nuestro medio social, debemos estar preparados para tratar a quienes viven listos para mosquear sin razón, golpear a quienes buscan acariciarles, calumniar al que trata de ensalzar, vapulear al que procura aplaudirle, en fin, de un momento a otro nos encontramos que somos odiados por aquel a quien demostramos cariño y amistad entrañable.

II.- Los que nada hacen, pero critican al que hace

6.- He escrito los párrafos anteriores con el fin de ubicar al lector o lectora en el sentido de que estamos en un ámbito en el cual, sin darnos cuenta, a diario tratamos con personas a las cuales creemos bien conocer, pero en un abrir y cerrar de ojos comprobamos que no, que estábamos equivocados, que a quienes creíamos sinceros son falsos; que son de los quisquillosos que no hacen ni dejan hacer, no lavan ni prestan la batea, no dan ni dicen dónde hay, en sí, no son ni fu ni fa.

7.- Es el caso, por ejemplo, de muchas personas que tienen facilidad para transmitir su pensamiento por medio de la escritura, pero no lo hacen por falta de tiempo, dejadez o por cualquier otra causa de índole personal; otros no escriben por falta de talento; y algunos por falta de calidad y autoridad moral para abordar temas que, aunque son de su interés, se sienten impedidos de abordarlos porque están descalificados para hacerlo.

8.- Algunos que están inhabilitados para escribir sobre asuntos relacionados con las lacras que ponen en evidencia la podredumbre, el descalabro ético y moral de la sociedad dominicana, se contentan con criticar en forma solapada como verdaderos socarrones, a los que pueden escribir porque tienen la facilidad y posibilidad de hacerlo libremente, porque de las manos de donde salen sus escritos, pueden ser abiertas y de ellas no cae al suelo sangre, ni dinero robado al erario ni al sector privado.

9.- Libre no es el ser humano que dice serlo, sino aquel que puede ejercer la libertad, y cuando la practica hablando o escribiendo su palabra no vuelve atrás; porque es la verdad o su verdad. No se puede escribir por sumisión o encargo, con limitación y por requisito, formalismo o ejercicio intelectual.

III.- La libertad para escribir

10.- Particularmente yo, en el curso de mi vida he escrito exponiendo honradamente, de buena fe lo que creo es la verdad, y cuando me he equivocado no he tenido el menor reparo en rectificar, porque nunca me he creído poseedor de la verdad absoluta.

11.- En los últimos años, mis escritos, los he elaborado pensando en mis nietas y nietos, más que en otra cosa. Mis ideas las vierto con la creencia de que pueden llegarles, aunque no estoy muy convencido de que así sea; pero por lo menos me siento bien sabiendo que hago el esfuerzo de que mi descendencia más cercana en el mañana tenga a su alcance las ideas que yo sostenía en la sociedad que me correspondió vivir al final de mi existencia.

12.- Sin pensar en el qué dirán los mezquinos y resentidos, trato de aprovechar el tiempo que me queda de vida y lucidez, para hacer del conocimiento de los míos la forma como veo la sociedad dominicana ahora, la cual pinta un cuadro desolador en lo ético y moral, por lo menos para cualquier ciudadano o ciudadana que aspira vivir en un ambiente de decencia, no impúdico como el que ahora predomina aquí.

13.- Al igual que cualquier abuela o abuelo, me siento bien cuantas veces dirijo mis ideas a quienes aspiro a que en el mañana se comporten como hombres y mujeres de bien, que puedan ser modelo de lo que muchos dominicanos y dominicanas queremos sea nuestro país y que no hemos logrado por razones ajenas a nuestra voluntad.

14.- Sé que se sienten mal aquellos que con su sucio proceder han contribuido a que el medio dominicano de hoy sea apestoso, fétido en lo ético y moral; ellos maldicen a aquel que por medio de escritos quita el velo, el manto que cubre la sucieza que apesta a lo mejor y sano del país.

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III.- Reflexiones finales
A.- Los problemas sociales no se resuelven con lamentos ni quejidos, sino con acciones; las dificultades no se solucionan con quejas, sino con ejecuciones; los obstáculos se vencen actuando con certeza, llegando hasta la eliminación de los inconvenientes.

b.- En nuestro medio las complicaciones resultantes del deterioro social debemos enfrentarlas con medidas de fondo, no de forma. Si el modelo económico ya está agotado, lo que procede es implementar otro diferente, que haga posible la participación del pueblo en los asuntos de trascendencia, para que sea actor, no espectador de la vida nacional.

c.- Alcanzando una adecuada educación para nuestro pueblo, podemos contar con personas dominadas por la urbanidad y con ella se llega a edificar la conciencia en la cortesía, los buenos modales, el correcto proceder. Podemos lograr en un futuro que desaparezca el actuar con grosería, y desagradable tosquedad.

d.- Si aspiramos a que el respeto llegue a convertirse en una rutina, en algo arraigado en la conciencia popular, se impone un nuevo rumbo; romper la tradición de que cada quien se comporta a su mejor parecer y conveniencia. El proceder tosco cuadra en un ser humano rústico, no en el que tiene fina formación.

e.- Para que el respeto sea parte de la forma normal de comportamiento hay que comenzar por educar al pueblo, enseñarle las normas de convivencia civilizada, instruirlo en la correcta conducta, encaminarlo para que tenga una nueva formación de un ser humano nuevo.

f.- La actitud ante la vida define a las personas. En cada sector o grupo social hay que saber distinguir quién procede correctamente y quién en forma inadecuada, no apropiada. Aquel que respeta a los demás no debe ser irrespetado, pero quien con sus actuaciones daña el medio social merece ser reeducado.

g.- Con su comportamiento en el medio social cada quien determina si se hace merecedor de respeto, consideración y la estima de sus conciudadanos. Aquel que ajusta sus actos a las buenas costumbres y correcto proceder se hace merecedor de respeto; quien actúa en forma caprichosa, irresponsable e insolente ha de soportar las consecuencias de su imprudente irrespetuoso accionar.

h.- Lo que a diario presenciamos en nuestro medio social es una desorganización perfectamente alborotada, embrollada, trastornada de cabo a rabo, como una cabeza desgreñada. Es posible que algún desaprensivo esté pensando que hace falta un predestinado ordenador que venga como un mesías a ponernos en orden.

i.- La realidad nos dice que no podemos seguir como hasta ahora, que esto tiene que cambiar para bien; es imposible seguir viviendo en igual forma de comportamiento; perpetuar lo que estamos practicando desdice de nosotros como pueblo del siglo veintiuno; prolongar el estado de desorden sería un desatino, un absurdo. Esto tiene que cesar, debemos hacer un alto en el camino que nos está llevando a la sinrazón.

j.- No puede merecer igual respeto de sus conciudadanos aquel que ha tenido un comportamiento de compromiso social en el medio donde vive, que quien sólo se ha preocupado de sí mismo; el primero tiene méritos, es un ciudadano relevante; el segundo, es un insignificante. Ambos no pueden ocupar el mismo espacio en el sentir del pueblo.

k.- El respeto hacia quien lo merece eleva a quien lo manifiesta, lo enaltece, no lo reduce; resulta una paradoja no reconocer lo que por mérito está ligado a una persona de valía reconocida; existe discordancia en la forma de proceder de aquel que se identifica como ecuánime y actúa con mezquindad. Tiene una discordante conducta quien dice ser sensato e irrespeta al hombre o mujer digna.

l.- A no ser que todos estemos perdiendo el juicio, creo que nadie quiere continuar viviendo bajo el estado de desorden en que nos encontramos, en el cual cada quien quiere imponer sus designios. Al parecer, cada dominicano o dominicana anda en su cabeza con un proyecto de país que lo ha de desarrollar en el caos; en el desconcierto. El desbarajuste que presenciamos, el embrollo que padecemos no debe continuar.

ll.- Aquí no se respeta nada en absoluto; vivimos como chivos sin ley. Se mide con la misma vara el bueno y el malo, el honrado y el ladrón; el honesto y el descarado; el comedido, el insigne y el vulgar; el importante y el insignificante.
m.- Estoy plenamente convencido de que si todas esas expresiones de negativo comportamiento fueran canalizadas como manifestaciones colectivas de indignación contra el sistema social imperante, hace tiempo que el mismo hubiera sido pulverizado por el accionar de las masas populares.

n.- En las sociedades escindidas en clases sociales, cada una de ellas tiene su moral y la lleva a la práctica conforme sus convicciones con relación a la ética y a la moral; y dependiendo de su comportamiento se hace o no merecedora de respeto, consideración y estima.

ñ.- Por el derrotero que vamos pinta mal; el camino que estamos trillando no nos lleva a buen destino; el comportamiento, la conducta que exhibe la generalidad de los dominicanos y dominicanas no es nada halagüeña. El panorama es, lamentablemente, desalentador. Y que conste, soy optimista, pero trato de ser realista; me gusta tener mi reloj en hora con respecto a la realidad nacional.

El dinero fácil y sus consecuencias

Dedicatoria: Este escrito se lo dedico a mis nietos y nietas: Yury Javier, Arturo, Álvaro, Ramón Jr., Mauro; Paola, Pamela, Valeria, Miranda, Sofía, Alejandra y Mía.

Introducción

1.- Fue necesario que transcurrieran varios siglos de la historia de la humanidad, para que la mercancía dinero llegara a desempeñar un papel preponderante en el desarrollo de las fuerzas productivas; de ahí que los conceptos clases sociales, mercancía, dinero y Estado están íntimamente ligados y destinados a correr igual destino: la desaparición.

2.- El dinero, en el mundo de hoy es, además de equivalente general, medio de cambio, medida de valor, patrón de precios, medio de pago universal, reserva de valor y medio de constituir un tesoro.

3.- Pero el objetivo de este escrito no es caracterizar las distintas funciones que desempeña el dinero, sino la valoración que ha llegado a alcanzar, una apreciación sin límites; su valimiento es de una estimación tan elevada que muchos seres humanos lo colocan por encima de su conciencia.

I.- El dinero mal valorado.

4.- En el mundo de hoy, dependiente de la formación de la persona, el dinero es signo de adoración; manejado con sentido de admiración, un insensato poseedor de él se cree con mandato divino; algo así como que le merece adoración ilimitada.

5.- Utilizado sin una visión clara de lo que es en sí, el dinero lleva a los débiles de espíritu a formarse la absurda idea de que están investidos con el mandato celestial para amar y odiar, honrar y deshonrar, exaltar y propagar, santiguar y profanar.

6.- El dinero, en las sociedades sostenidas bajo sistemas sociales como el que hoy predomina en nuestro país, dependiendo de la ubicación social y criterio ideológico de la persona y la ambición por él, conduce a la degradación vulgar, el descrédito absoluto, al arrastre pervertidor, a ser un canalla sin posibilidad de regeneración.

II.- El dinero condiciona la persona.

7.- Por su preeminencia en un determinado medio social, el dinero condiciona a amplios sectores, clases y capas sociales que, dominadas por un patrimonio económico fuerte, llegan a creerse que están por encima del bien y del mal, a envanecerse de tal forma que se convierten en enanos engreídos, se envalentonan hasta el extremo de la fanfarronería; su mundo circundante lo imaginan alrededor de su cuenta bancaria.

8.- El dinero se convierte en algo tan penetrante en la persona que lo ambiciona y lo tiene como símbolo, que la transforma en un ser humano en descrecimiento, de juicios vanos; de actitud humilde la cambia a fatuo, de trato sencillo y llano la convierte en arrogante, presumida y altanera.

9.- Aquel que hace de su vida tener dinero, procura obtenerlo como coraza, con la falsa creencia de que lo protegerá siempre; que será su instrumento de defensa; que su existencia estará acompañada de un blindaje ante cualquier ataque físico, moral o legal.

10.- La más fina manifestación de la especie humana, el amor a los demás es, en algunas ocasiones, procurado mediante el dinero, convirtiendo la ternura en algo comercial; se comercializa el querer y la estima; y hasta la predicción o rechazo de un ente social hacia otro.

11.- La condición de clase social, la confusión ideológica o la ignorancia, permite que la acumulación de dinero, en determinado grupo social, vulnere los derechos de la mayoría de la sociedad; perjudica a los que son los más y no están en el disfrute del poder político del Estado.

12.- Conflictos entre amigos, Estados y gobiernos, muchas veces tienen su origen en el dinero, y las dificultades se generan en forma áspera; el dinero coloca en un trance cuando está de por medio; la disconformidad impide cualquier aprobación decorosa cuando hay billetes de bancos en juego; algunos se pavonean al hacer alarde de su riqueza la cual los hace achicarse mental y físicamente.

15.- Es fuerte la incidencia que ejerce el dinero en la conciencia de amplios sectores de nuestra sociedad; se percibe que domina, que convierte en dócil a algunos dominantes, y a los autoritarios en mansos y tolerantes.

16.- La penetración del dinero en el cerebro de muchos seres humanos es tan profunda que transforma a los íntegros, probos y muy honrados, en afrentas e indecentes; los hace afortunados pelagatos y menesterosos pobretes.

17.- Las mujeres y hombres de bien que cambian de conducta por dinero, demuestran la fragilidad, la inconsistencia de los principios éticos y morales que decían sustentar como norma de vida; ceden ante la podredumbre y la siempre tentadora corrupción.

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36.- En un país como el nuestro, donde el chisme es una industria; la mentira una virtud, y la perversidad signo de elegancia, los triunfadores no deben hacer caso omiso a las falsedades que salen de las gargantas de los que quedaron rezagados por su sentido agradable de la vagancia; aquellos que decidieron postergar de por vida la dedicación al trabajo, y ya hoy se le hizo tarde para la laboriosidad; hay que decirles que sigan aferrados en su prórroga a todo lo que significa esfuerzo para progresar.

37.- Un mensaje avieso, emitido para dañar y confundir, llega a ser creído o aceptado si no se le da respuesta adecuada y oportuna. El que procede con criterio maquiavélico busca sembrar la duda sobre la conducta de alguien que ha actuado con honradez y rectitud, para que en lo adelante su persona quede reducida en el respeto que ha merecido de los demás miembros de la comunidad.

38.- Aquel que ha trabajado dignamente no tiene que esconder su progreso. Cuando se ha avanzado cumpliendo con las reglas normales del actual ordenamiento social, se pueden resistir las críticas más ácidas, retorcidas y envenenadas. Ante la verdad no prospera la mentira, la diatriba ni lo pernicioso; lo dañoso, perjudicial y letal, cae ante lo bondadoso y virtuoso.

39.- El victorioso siempre debe narrar la historia de su triunfo; bajo ninguna circunstancia puede ocultarla; porque sólo explicándola puede llevar a la conciencia de otros la idea de que se puede alcanzar el triunfo con el esfuerzo, la perseverancia, la organización y la disciplina.

V.- Ante los derrotados, debemos distinguir a los triunfadores
40.- Muchas personas no se imaginan lo difícil que le resulta al triunfador vivir en paz en un ambiente donde abundan los resentidos, siempre interesados en contrariarles la existencia a quienes confiaron en el trabajo para levantarse, y llegar a ser lo que son hoy a nivel de personas respetadas y distinguidas, por sus méritos profesionales, empresariales, intelectuales y buena conducta pública.

41.- En un orden social preñado de vicios sociales, hay que distinguir como meritorios a quienes se diferencian de sus dañinos conciudadanos; de los que no logran escalar como hombres o mujeres de bien. En un ambiente como el nuestro, que no exige honradez, decencia ni ejemplar conducta, merece reconocimiento el triunfador, para no ser confundido con el vulgar y chabacano. Lo que sirve hay que ubicarlo aparte, mantenerlo alejado de lo nocivo.

42.- Destacarse por la laboriosidad o fama bien ganada, algunas veces viene a ser una pesadilla durante la vida del que triunfa por su tenacidad; porque el mediocre, el inútil, se mantiene al acecho del exitoso para ponerlo en aprietos, para por medio de la intriga entorpecerle su progreso. Estorbar, sacar de casilla al triunfador, es un objetivo del ser humano frustrado; mientras más y más fastidian y enredan la vida al que triunfa, mejor se siente el practicante de la indignidad y vileza.

43.- Cuantas veces una persona sobresale como emprendedor, de inmediato aparece quien interfiere en su camino para reducirlo en sus pretensiones. Ser activo, dinámico, diligente para llevar a la práctica sus ideas, constituye una amenaza para el pequeño de mente, el irresoluto, el pusilánime derrotado por su condición de abúlico.

44.- El niño hijo de la vecina lavandera, y que por su talento llegó a convertirse en un gran ciudadano, va a pagar su progreso ante el disociador amargado, recibiendo de éste los calificativos más hirientes y denigrantes. La destreza, el dinamismo, la agilidad probada por medios lícitos, es objeto de críticas por parte del perezoso, indolente y frustrado.

45.- Los hombres y mujeres que triunfan, llegan a ser calificados como petulantes, desagradecidos y ambiciosos, si no comparten su vida con los envidiosos, rencorosos, codiciosos y egoístas; porque los resentidos, además de fastidiar al que se levanta con su esfuerzo y triunfa, también quiere ser recibido como un ser humano sano, digno de las mejores y finas atenciones de parte de las víctimas de sus enconos.

46.- Cuando hablamos de los hombres y mujeres que triunfan, pensamos en aquellos que han usado su talento, sus conocimientos y aptitudes para su desarrollo personal, pero pensando en el bienestar de su familia y del entorno en que se desenvuelven, con resultados positivos. Los que, sufriendo privaciones en aras del logro de sus objetivos, sin recurrir a las malas artes han sido coronado con el éxito personal y el reconocimiento de la sociedad.

47.- No puede ser calificado como vencedor aquel que ha vencido su miseria económica y acumulado riquezas materiales y nombradía mediática, por su accionar público en contra de los mejores intereses de la sociedad. Esos, aunque hayan logrado sus objetivos, lejos de ser triunfadores, son trepadores y oportunistas, y jamás serían objeto de mi atención.

VI.- Mis reflexiones en este trabajo

48.- El comportamiento del triunfador es el de un ser humano dinámico, que tiene su vista puesta en el futuro, y dirige su pensamiento hacia metas que procura alcanzar por su tenacidad; permanente consistencia en torno a lo que se dedica. La perseverancia, la constancia lo llevan al triunfo.

49.- En el lado opuesto al que por su firmeza logra el fin perseguido, está el blando, inconstante, holgazán y perezoso; el remolón que aspira a la buena vida y a ocupar el mismo espacio del laborioso triunfador.

50.- La grandeza de un victorioso que proviene de un hogar humilde está, no sólo en llegar a tener una gran fortuna económica, sino también cuando por su conducta se gana la distinción y consideración de lo mejor y sano de la sociedad donde se ha formado y desarrollado. La gigantez del ser humano no se mide por sus logros comerciales y empresariales, sino por los significativos aportes que hace a su comunidad.

51.- Nuestro país cuenta con personas que su grandiosidad reside en la labor social que han realizado como educadoras, magistrados, civilistas, deportistas, artistas, periodistas, sindicalistas, poetas, en fin, como seres humanos que se han ganado el respeto; merecen la condición de ciudadanos ilustres por haber actuado como eminentes en las áreas donde han prestado sus servicios al pueblo.

52.- Aquellos que hacen descansar su futuro en el trabajo, y no creen en el vicio ni en la pereza, llegan a tener un porvenir halagüeño, así como el reconocimiento de los gloriosos; y son contrarios a los desalentadores, alicaídos y desconfiados del optimismo.

53.- El país ha de confiar en los emprendedores que triunfan, en los que hacen posible el desarrollo. No en aquellos que se pasan el tiempo rumiando penas, murmurando, apostando al atraso y al estancamiento; sembrando el sentido de atrofia para así justificar su estado personal en ruina.

54.- La persona que llega a convertirse en un vencedor de la pobreza, la desigualdad y la discriminación, va a tener como críticos gratuitos a los huérfanos de iniciativas; a los cretinos, que carecen de visión, perspectiva y agudeza para triunfar en un medio social adverso.

55.- Aquel que por sus logros llega a ser un ciudadano extraordinario, debe mantenerse en tensión porque para lesionarlo van aparecer aquellos que, por llevar una vida sin esfuerzos y ser vagos profesionales, proceden como verdugos contra el ganador de batallas complicadas.

56.- Ante los resabios provenientes de los mediocres, por el triunfo alcanzado por los que creen en el trabajo, se debe imponer la continuación y multiplicación de los esfuerzos por obtener nuevos logros; los fatalistas, funestos y calamitosos, son silenciados con los triunfos y la prevalencia que llena de orgullo.

57.- Nada de flaqueza en los vencedores, ante los dardos que vienen de los que no han triunfado por su debilidad de espíritu de lucha; ausencia de dinamismo y diligencia; incapaces de brillar en su actividad laboral, artística, intelectual o de cualquier índole.

58.- La hidalguía alcanzada por una persona de origen humilde, no puede ser reducida por un parlanchín y mezquino; el amargado por el triunfo de los demás, vivirá irritado de por vida; mientras más progresa el que ha salido a flote desde el fondo social, más mal se siente el pusilánime.

59.- El insignificante, desagradable y bravucón; el vencido por su propia inacción, busca justificar sus pesares recurriendo a la ruindad y vileza; por ser parásito, gorrón, y consuetudinario sablista, no tiene nada que exhibir como logro de vida.

60.- Aquel que con esfuerzos ha alcanzado el éxito, debe vivir con alegría, y transmitirla en sus relaciones con los demás; ese sentimiento de satisfacción ha de contagiar a quienes comparten con el que ha tenido la dicha de levantarse sobre todas las dificultades, y exhibe hoy alegremente su apego al optimismo. La felicidad ha de acompañar a los vencedores que con su júbilo hacen olvidar toda clase de pesares.

61.- Los triunfadores jamás pueden expresar tristeza, sentirse desanimados ni apenados; no puede el infortunio estar presente en el estado anímico de quien ha logrado ganar la felicidad. La aflicción no puede aniquilar el calor de la alegría.

62.- Finalmente, particularmente yo vivo alegre, contento, enamorado de la vida, porque ella me ha dado muchííísimo más de lo que le he pedido; ese estado de satisfacción procuro llevarlo al ánimo de todos aquellos seres humanos que compartimos el mismo origen social, sin importar las épocas. La tristeza, el resentimiento y los pesares, no tienen espacio en mi corazón.

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I.- Progresar es un objetivo normal del ser humano

6.- La introducción anterior la he hecho porque el tema que voy a desarrollar no lo he leído ni escuchado, sino que lo he vivido; y ahora quiero airearlo para que sirva de reflexión a quien tenga la posibilidad de leer este trabajo.

7.- Progresar es un objetivo de la generalidad de los seres humanos; procurar mejorar las condiciones de vida siempre está presente; avanzar hacia metas de desarrollo material y espiritual constituye un logro; una satisfacción personal que se alcanza mediante el esfuerzo; accionando con ahínco, empeñándose para salir adelante.

8.- Aquel que no confía en sus propias fuerzas, no puede avanzar, sino que cae en la frustración. La flaqueza no conduce al triunfo y la debilidad no hace posible el éxito; si se unen la apatía, la abulia y la desidia se llega directamente a la derrota, a la decadencia y a la total declinación de las aspiraciones.

9.- El éxito puede estar predeterminado por cuestiones circunstanciales. Así, por ejemplo, una persona cuyos progenitores disponen de una sólida posición económica, surge a la vida con una base que le va a permitir progresar con menos esfuerzos que otra que proviene de padres con una existencia de precariedades; esto no quiere decir que el dotado de fortuna no haga esfuerzos para conservar el legado recibido; tiene que esforzarse, aunque no en la dimensión de aquel que tiene que partir de cero para, por su propia decisión, llegar al florecimiento.

10.- El que nace con una amplia cuenta bancaria debajo del brazo, como aquel que llega a la vida con su ataúd al lado de su cuerpo, ambos han de procurarse por avanzar, no para retroceder, ni involucionar.

II.- Los triunfadores en mi memoria
11.-Por el tiempo que he vivido, he tenido la dicha de conocer en mi pueblo natal, Santiago de los Caballeros, a personas que pueden ser definidas como reales y verdaderos triunfadores; triunfantes ante la adversidad, ganadores en la batalla por la superación. Me voy a permitir exponer el origen social de ellas, el progreso que han alcanzado y lo que son hoy. Naturalmente, sin mencionar sus nombres, porque carece de relevancia a los fines de este escrito. Veamos.

12.- De los tantos y tantos nacionales españoles que en épocas pasadas llegaron a Santiago, en situación económica muy precaria, y hoy son ejemplos de progreso, voy a referirme a uno, asturiano, que vino al país a mediados de la década del cincuenta del siglo anterior, con un solo pantalón y diez dólares en los bolsillos; y hoy es uno de los empresarios más distinguidos y prósperos de Santiago en el sector de ferretería.

13.- Un joven, que se trasladó desde la sección donde residía, en Jánico, a la ciudad de New York, donde laboró como ayudante de cocinero, en la actualidad es uno de los grandes industriales avícolas de la región del Caribe.

14.- Un señor que se ganaba la vida lustrando calzados al público, en el Parque Duarte de Santiago, se sacrificó, educó a sus hijos, y hoy uno de ellos es un gran profesional del derecho y director de un centro universitario importante del Cibao.

15.- Desde las Sierras de San José de las Matas, muy jovencito, llegó a Santiago a trabajar en un almacén de provisiones; progresó hasta llegar a convertirse en un líder empresarial de Santiago, y por su gesto de desprendimiento fue considerado como un filántropo. Él falleció recientemente.

16.- Quien en la actualidad es, en el país, uno de los jueces de cortes en materia laboral, más talentoso y honorable, es hijo de una madre soltera, que lo crió y educó laborando como despalilladora en un almacén de tabaco.

17.- Una familia de Santiago, compuesta por profesionales de todas las áreas, ejemplos de capacidad, deben su existencia, formación personal y educativa a sus progenitores, una madre ama de casa y su padre plomero ambulante.

18.- Tres nacionales chinos, llegaron a Santiago desde hace más de cincuenta años, y en base a un trabajo titánico, hoy dos de ellos son hombres meritorios con familias distinguidas; el tercero, ya fallecido, dejó descendientes que han servido de ejemplo como escritores, artistas, literatos y empresarios.

19.- Una pareja de esposos, de origen libanés, llegó a Santiago desde hace más de setenta años; se fajaron a trabajar, y bajo muchas precariedades formaron una familia, hoy muy querida y digna, compuesta por médicos, abogados, políticos, profesores, empresarios y comerciantes.

20.- Él es miembro de una familia de la línea noroeste, que se trasladó a Santiago desde hace más de cincuenta años; en la actualidad es un reconocido, meritorio y emprendedor empresario, en Santiago, dueño de empresas de distintas naturaleza, propietario de medios de comunicación, centros universitarios, clínicas, laboratorios, etc., y ha formado, en unión de su esposa, una gran familia.

21.- De la generalidad de los jóvenes que, en la década del cincuenta y sesenta, nacieron y se desarrollaron en Santiago, en las inmediaciones de La Joya, Baracoa y la Plaza Valerio, así como en los barrios Bella Vista, Pueblo Nuevo, Los Pepines, Nibaje, El Ejido, Villa Progreso, el ensanche Bolívar y Bermúdez, sus padres fueron simples empleados, maestros, periodistas, zapateros, costureras, botiqueros, sastres, buhoneros, mecánicos, chiriperos, y pintores de brocha gorda; y hoy son verdaderos honorables munícipes, brillantes profesionales, todos reconocidos por sus condiciones de hombres y mujeres de bien.

22.- Sin lugar a equivocación, el noventa y ocho por ciento de los jóvenes reconocidos ahora como los grandes empresarios de Santiago, provienen de hogares cuyos padres tenían condiciones económicas muy limitadas. Es más, me aventuro a decir que ninguno de sus progenitores fueron miembros del Centro de Recreo.

23.- Sería prolijo enumerar las familias que, es de mi conocimiento, tienen sobrados méritos por haberse ganado un espacio en el medio social dominicano, teniendo como ascendientes a hombres y mujeres que solamente confiaron en sus propias fuerzas, y en el trabajo para salir adelante.

III.- Los adversarios de los que luchan y progresan

24.- En el medio social dominicano de hoy, a los hombres y mujeres que se interesan, sin importar su estirpe, por alcanzar la felicidad suya y de su familia, no les basta con valorar y creer en el trabajo, y así llegar al progreso. Para su tranquilidad espiritual, para disfrutar el resultado de su dedicación a los estudios o laboriosidad, también han de enfrentar a los que, aunque se formaron juntos y simulan ser amigos, se sienten molestos por los logros de los demás.

25.- Si observamos con detenimiento lo que es en estos momentos la vida dominicana, nos damos cuenta que nos estamos moviendo en un ambiente sumamente difícil, porque a diario compartimos con entes sociales que no sabemos cómo es que se van a sentir bien; no hay forma de que acepten y reconozcan la realidad, lo que ha sido su vida y cómo han desarrollado la suya los triunfadores.

26.- El resentido social se amarga por su atraso, y hace culpable del mismo al amigo que ha progresado; maldice a quien le ha orientado para que estudie o trabaje; promueve el odio contra los victoriosos y motiva a los demás a que lo desprecien. Atribuye su retroceso a todos aquellos que alcanzan el desarrollo personal, intelectual o económico.

27.- Aquí resulta casi imposible vivir en estado de felicidad celebrando el triunfo del esfuerzo; porque con el mayor descaro aparece un pusilánime, y le amarga la vida a quien busca disfrutar su existencia con lo que ha hecho posible por su dedicación al trabajo. El opacado se reciente si es testigo de aquel que por su progreso ríe.

28.- El amargado por el progreso del otro resuelve su situación de pesar soltando pena a cada momento; haciendo de su aflicción una conducta de mortificación, aunque nadie sea culpable de su tribulación; difunde su angustia buscando mortificar al merecedor de alegría ganada con dedicación y esfuerzo.

29.- El mortificante consuetudinario toma como causante de su desgracia a quien triunfa, y si el triunfador fue su amigo de infancia, hace caer sobre él todos sus fracasos; con su actitud trata de hacer sentir mal al que triunfa, para que se crea generador de los reveses del amigo amargado sin causa.

30.- El adversario gratuito del triunfador, se interesa por lograr que el exitoso no disfrute sus logros: goza con dañarlo, lastimarlo de cualquier forma; procura no halagarlo ni complacerlo con nada; ríe si siente desconsolado al victorioso.
Mortificar es de la esencia misma de quien se apena por el bien de los otros.

31.- El enemigo de los que se levantan por su talento y esfuerzo, no pierde la más mínima oportunidad para crear una leyenda diabólica en torno al patrimonio del triunfador; se encarga de contaminar el origen lícito de lo adquirido por el que ha ganado la batalla con el trabajo material o intelectual.

32.- Algunos que por su propia decisión se quedaron atrás y no progresaron, sacan de su cerebro todas clases de maquinaciones, para presentar al exitoso como un nada, una porquería, una basura; como un ser humano inútil, que debe su progreso al narcotráfico, al contrabando, al lavado de dinero, y a cuantas formas sucias de enriquecerse surgen en su torcida conciencia.

33.- El objetivo de quien anda por ahí rumiando penas, deseándole todo lo peor a los triunfadores, es hacer creer que solamente mediante las diabluras se puede progresar y que, por tanto, hay que descalificar como persona de bien a quien decidió elevarse por encima de las adversidades que se le presentaron.

IV.- Ante la diatriba y la envidia, los triunfadores deben defender los logros legítimos alcanzados con el esfuerzo

34.- No hay que andar por todas partes difundiendo la forma como se ha alcanzado el éxito, pero el triunfador tampoco debe guardar silencio, porque entonces el resentido derrotado se presenta como portador de la verdad, con su arsenal de expresiones difamatorias.

35.- Ante tantos y tantos débiles de espíritu, que no avanzaron porque no confiaron en su propio esfuerzo, los triunfadores deben estar preparados para darles las respuestas que merecen, firmes y contundentes; porque no basta con ser exitoso, hay que saber defender con altura la legitimidad y licitud de lo adquirido con el trabajo digno y honrado.

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56.- He sido víctima de la felonía de amigas y amigos en los cuales durante años había depositado pleno cariño y confianza. Para mí han dejado de existir como seres humanos porque han fingido ser mis otro yo; y resultaron ser falsos, no merecedores de mi absoluta lealtad y cariño. Lamentablemente mi sinceridad y entrega choca con la sinuosidad que mucho abunda en el comportamiento de la generación actual de dominicanos y dominicanas.

57.- En los últimos años he recibido la decepción que me han causado algunos amigos y amigas, a quienes suponía bien me conocían, y luego con sus hechos demostraron que durante años y años no se preocuparon por saber de mi forma de actuar con sentido de gratitud, lealtad y honra a la palabra dada.

58.- No acepto en silencio que un amigo critique a otro amigo mío en mi presencia; con el mutismo me sentiría coautor por omisión de la censura hecha a una persona que debo lealtad aun en su ausencia. El alejamiento, la no estancia física, no me libera del deber de defensa ante un ataque a quien merece mi absoluta solidaridad. La felonía es imperdonable entre amigas y amigos sinceros.

59.- La práctica de la vida me ha enseñado que con los seres queridos hay que ser tolerante, porque ningún ser humano es bueno entero ni malo entero; todos tenemos defectos y virtudes; en los amigos y amigas hay que valorar y retener de ellos aquellos comportamientos que nos permiten quererlos, sin lesionarlos por las actitudes suyas que creemos no ajustadas a la excelencia del trato entre amigos. Perdono la falta por imprudencia de un amigo, pero no su perversidad calculada.

60.- Al amigo o amiga con el cual he mantenido relaciones de hermandad desde hace treinta, cincuenta o sesenta años, le exijo más que aquel con el cual establecí vínculos recientes.

61.- Con el tiempo he dejado de ser amigo de algunas personas a las cuales ya no trato en condición de amigas y amigos, sino de hermanos y hermanas. El transcurrir de los años me permite fortalecer la unión con mis amigos sinceros.

62.- No juzgo ni valoro a mis amigas y amigos por su condición económica, social, religiosa, política e ideológica; sus vicios sociales no impiden que tenga hacia ellos total y absoluto respeto y afectos. Lo que no acepto es que practiquen la ingratitud, la mentira y la deslealtad.

63.- Sigo firme en mantener relaciones con conocidos, amistades y amigos, y a cada uno colocándolo en un lugar específico de mi corazón y sentimientos afectivos. Mi deseo es que mis actuales amistades y conocidos se conviertan, en el futuro, en amigas y amigos.

64.- El ordenamiento social bajo el cual estamos viviendo las dominicanas y dominicanos en la actualidad, hace muy difícil la creación de nuevos, puros y leales amigos y amigas; pero nada quita compartir con el convencimiento de que, por lo general, no nos vamos a encontrar con seres humanos a los cuales podamos entregarnos por entero, en cuerpo y alma.

65.- Sin que se vea como pura quimera, creo que se impone la instauración en el país de un orden social nuevo que ha de generar una dominicana y un dominicano con una concepción diferente a la que predomina hoy; han de ser seres humanos que aniden en su cerebro ideas renovadas con respecto al mundo, la vida, la ética, la moral y la condición de amigas y amigos.

Epílogo

a.-) Aunque tal vez no lo he logrado, he tratado de ser coherente en mi vida familiar, profesional y en el accionar político y social; no he aspirado a acumular la mercancía dinero, sólo he procurado merecer el respeto y la consideración de los hombres y mujeres de valía de mi país; y quien de forma malvada busca, sin fundamento alguno, lesionar mi conducta ante la sociedad, es mi adversario, y si quien lo hace dice ser mi amigo, debo calificarlo como perverso.

b.-) El amigo o amiga que conmigo se ha equivocado, ha errado, o de cualquier forma ha llegado a pifiar, de inmediato no le impongo sanción afectiva; le doy un compás de reflexión, procurando una rectificación, explicación sincera, reconociendo su equivocación. Pero si guarda silencio, celebra la lesión que me ha causado, y contamina con su actitud a mis otros aliados, entonces en lo adelante puede decir que para él he dejado de existir.

c.-) Solamente tengo espacio en mi corazón para querer, respetar y tener cariño, no para rechazar, a no ser con motivo de la traición. No sé odiar a nadie; aborrecer al ser humano no forma parte de mi formación como persona. Mi madre me educó en la estimación, no en la tirria; en la simpatía, no en el encono; en la atracción, no en la repugnancia.

d.-) Soy un hombre libre, dominado por todo lo que para los demás pueda resultar placentero y enteramente encantador.

Necesitamos construir un medio social nuevo
1.- Una cosa es lo que queremos, lo que anhelamos tener, pretendemos disfrutar; y otra muy distinta, la que pinta la realidad, la materialidad. El ser humano no vive de abstracciones, de fantasías, sino de concreciones.

2.- La generalidad de los dominicanos y dominicanas merecemos y aspiramos vivir en un medio social en el cual impere la igualdad, el respeto mutuo, la comprensión y la fraternidad; pero, contrario a nuestros deseos, lo que se presenta es un ambiente dominado por la desigualdad, el irrespeto, las desavenencias y la discordia.

3.- Ante el hecho real de que nos estamos moviendo en un ambiente apestoso, debemos accionar para eliminarlo, no podemos sustraernos a la realidad escapando del medio que nos ha tocado vivir.

4.- Los hombres y mujeres que creen en la lucha de los pueblos para llevar a cabo las transformaciones necesarias de la sociedad, no deben comportarse esquivando lo que deben combatir; soslayar las realidades no es el comportamiento correcto de un consecuente luchador social; su misión ha de ser la de enfrentar, afrontar las realidades sin importar las consecuencias.

5.- Por muy difícil que sea la situación económica, política y social de un país en una determinada coyuntura, siempre existe la posibilidad de enfrentarla y salir adelante; lo dificultoso y conflictivo no entraña imposibilidad, siempre hay una brecha por donde salir, un método para trillar el camino accesible hacia el objetivo perseguido.

6.- Los pueblos oprimidos se liberan de las cadenas de la opresión cuando las fuerzas motrices comprometidas con las transformaciones cumplen su misión realizando las tareas liberadoras propuestas.

7.- Solamente un material humano sano y sensible, despojado de todo prejuicio, sectarismo y ambiciones personales, puede construir una sociedad nueva, y sepultar la que constituye una afrenta para cualquier grupo humano civilizado.

8.- El pueblo dominicano cuenta hoy con hombres y mujeres con condiciones necesarias para sobre esta agusanada sociedad que padecemos, accionar para convertirse en la dínamo, en el transformador, el generador que impulse a las grandes masas desposeídas, discriminadas y burladas, hacia una victoria sobre sus eternos enemigos nacionales y extranjeros.

9.- Por muy descompuesto que esté un ordenamiento social, en su seno están las fuerzas que se han de convertir en el germen de su destrucción. En la sociedad dominicana actual, que emana pus por cualquier lugar por donde se toca, se han ido desarrollando sus sepultureros.

10.- Las burradas que los representantes del sistema ejecutan contra lo que en verdad se llama pueblo dominicano, más temprano que tarde van a chocar con la agudeza, el deseo de un mundo mejor que está en la conciencia de luchadores sociales que están ahí, aunque en la actualidad no desempeñan un papel preponderante en el accionar político ni intervienen en las grandes decisiones del Estado.

11.- La cotidianidad miserable e infame que se está haciendo una rutina de desprecio a las más sentidas aspiraciones de todos aquellos que aquí expresan descontento con relación al orden establecido, ha de llegar necesariamente a su final.

12.-En nuestro medio se observa una situación intolerable para los hombres y mujeres de bien; resulta algo difícil aceptar con indiferencia las cosas más abyectas, degradantes y mezquinas que aquí se llevan a cabo con el mayor descaro.

13.- En las sociedades humanas, la acumulación de hechos bochornosos conduce necesariamente al acopio de indignación, a la irritación colectiva; de lo que a diario es testigo el pueblo dominicano es ofensivo, enoja hasta al más paciente y tolerante.

14.- La realidad actual que estamos padeciendo los dominicanos y dominicanas no es obra de la divinidad, sino de seres humanos y, por tanto, han de ser hombres y mujeres quienes cambien la situación que hoy sufrimos. No es cuestión de lamentos, jeremiadas ni de plañir; debemos de accionar para construir un medio social nuevo, diferente al actual el cual ya resulta intolerable, inviable para todos los que aspiramos respirar aires de decencia, justicia y decoro.

Los triunfadores y derrotados en este medio social

Introducción

1.- Para tener conocimiento cabal de la realidad de las cosas no basta con haber pasado por escuelas o universidades; el saber se adquiere, fundamentalmente, con la práctica diaria, con el trajinar en el medio social donde desarrollamos nuestras actividades cotidianas.

2.- Llegamos a hacer conciencia, no por procuración o encargo; la intuición la sacamos luego de habernos formado una idea partiendo de una materialidad; para discernir, llegar a comprender el porqué de algo, debemos asimilar lo que desde el mundo exterior nos ha llegado al cerebro.

3.- Las suposiciones no contribuyen a edificar; se puede teorizar sobre un asunto cualquiera, pero siempre expuesto a caer en el terreno de la especulación, en presunciones sacadas de la imaginación.

4.- Aquel que quiere exponer con propiedad en torno a algo, debe haberlo oído o visto directamente. Cae en la fabulación quien para sostener lo narrado se apoya en leyendas, mitos o rumores teñidos con chismes.

5.- Es una verdad de Perogrullo: vale más creer en un “yo lo vi”, y no en un millón de “me dijeron”. Las experiencias vividas constituyen un manantial inagotable de conocimientos que hacen posible abordar hechos de cosas sacadas de la vida diaria, resultantes de las enseñanzas alcanzadas con conocimiento de causa.

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III.- El irrespeto ahora entre amigas y amigos

24.- La dinámica de la vida de los dominicanos y dominicanas de hoy, les lleva a comportarse de una forma que desdice mucho de lo que es una comunidad formada para cultivar amor, comprensión, fraternidad, solidaridad y lealtad.
25.- En razón de que en nuestro medio social convergen sectores y clases sociales diferentes, así como distintas generaciones en edad, no resulta fácil conservar amigos y amigas que ajusten su conducta de respeto mutuo a las reglas de delicadeza que se requieren para el mantenimiento de vínculos sólidos de amigos.
26.- La transfiguración en la forma de proceder lleva a muchos dominicanos y dominicanas a no valorar a los amigos y amigas, lo que da como resultado a que con suma facilidad se ofenda a una persona con la cual se han mantenido relaciones como de hermanos carnales.
27.- En nuestro medio las personas sinceras pasan muchos sinsabores con amigas y amigos a los cuales consideraban el otro yo; las palabras o acciones desconsideradas de un falso amigo generan tristeza; conllevan pasar un largo tiempo atormentado; el estado de aflicción por el comportamiento de un supuesto amigo o amiga produce profunda amargura.
28.- Muchas personas anidan la idea de que al llegar a determinada edad, resulta difícil tener nuevos amigos; prefieren conservar a los puros que tienen; dedicarles todo el tiempo que sea necesario para disfrutarlos a plenitud, en lugar de aventurarse a nuevas relaciones con sentido entrañable de la condición de amigos.
29.- Procurar no hacer nuevos amigos, no quiere decir, en modo alguno, impedimento para establecer relaciones de amistad con nuevas personas. El ser humano se siente bien cuando comparte con otro de iguales sentimientos que le haga pasar un momento grato, placentero, aunque sea hablando banalidades; comunicarse sanamente con los demás alimenta el espíritu. Es fácil establecer relaciones de amistad, pero difícil de amigos.
30.- Cuando un amigo o amiga falla, hay que formarse la idea de que se perdió el tiempo cultivando unas relaciones falsas; que la sinceridad hacia el aliado nunca existió en el falso amigo que siempre había fingido, simulando afectos que no guardaba.

IV.- La consideración mutua entre amigos y amigas

31.- El apego que se fija en la conciencia para estimular a otro a ser tu amigo, no puede estar limitado a cuestiones circunstanciales; la inclinación, la devoción hacia otro u otra, ha de estar libre de pequeñeces, malquerencias o trato rudo; el buen amigo ha de tener para sus aliados lo afectuoso, mimoso y tierno.
32.- Para que la relación entre amigas y amigos perdure, se impone la comprensión; si no se establece una comunicación y trato en base a la tolerancia y la participación mutua, en procura de la condescendencia, difícilmente se mantiene la unidad entre amigos.
33.- Si lo afectivo desempeña un papel significativo en el concepto amigo, hay que tratar de que siempre esté de por medio la demostración de simpatía; la prueba de estima sincera; el apego a ese ser humano que, como persona especial, es tu otro yo en otra persona.
34.-En una sociedad como la nuestra, en la que impera como cultura la mentira y la falsía; lo aparente como norma de comportamiento; lo espurio como virtud y la simulación como algo virtuoso, hay que cuidarse de aceptar como amigas y amigos a los impostores, desleales y falaces.
35.- En la actualidad, muchos hombres y mujeres del país, con sesenta o más años de edad, que creen en la palabra dada y la gratitud, sufren decepción porque, en forma equivocada, establecen relaciones de amigos, ignorando que ahora lo que predomina es la cultura de la infidelidad, la ingratitud, la alevosía y la vileza.
36.- Cuando en una sociedad se censura la honestidad, la gratitud y la honradez; se santifica el descaro, la desfachatez y la insolencia, no hay duda que ese medio social necesariamente tiene que ser revisado para someterlo a una profunda renovación de sus órganos e instituciones porque ya resultan infuncionales.
37.- De la misma forma que no debemos aspirar a tener en la lista de amigas y amigos a los incondicionales y lambiscones, tampoco podemos aceptar a los farsantes, engañosos y patrañosos, los cuales amargan la existencia a cualquier hombre o mujer que cree en la lealtad.
V.- Cuestiones que unen y separan a las amigas y a los amigos
38.- Las relaciones entre amigos ha de tener como norma básica la franqueza, con lo cual se logra la confianza y la armonía; procurando siempre la concordia, la comprensión y el apoyo mutuo. Solamente así pueden establecerse lazos que hacen perdurar la fortaleza entre los amigos.
39.- Entre amigos y amigas no hay nada que ocultar; los seres humanos que han decidido ligarse como amigos deben proceder como un libro abierto, para que todo se vea claro, sin malicia; la picardía daña la comunicación entre personas que, se supone, son los unos para los otros; no puede haber trato fraterno hacia el desconfiado, receloso, suspicaz y taimado.
40.- Los amigos y amigas han de procurar siempre la sana comunicación, a los fines de evitar cualquier confusión o mal entendido que pueda tiznar la mutua comprensión. No es de amigos procurar golpear al otro en su honra y dignidad. El ultraje no puede ser aplicado a quien se acepta como amigo o amiga.
41.- Los agravios resultan disolventes entre amigos y amigas; las expresiones hirientes, cuando provienen de una persona querida, lastiman, caen punzantes en el corazón; generan daño anímico; hieren a quien van dirigidas.
42. – En buen dominicanismo, el que tira puya es un farsante. La conversación maliciosa no forma parte del código entre amigos. Las puyas no salen de las gargantas de los amigos puros; por lo general las tiran aquellos que nunca merecieron tener de la otra persona la condición de amigas y amigos. Las puyas siempre van cargadas de veneno para hacer sentir reducido al amigo víctima a quien se le tira.
43.- Cuantas veces una persona recibe de otra, a la que tiene como amiga, un calificativo cargado de perversidad, con acritud y sentido de mordacidad, ahí mismo terminan las buenas relaciones de amigos. Entre amigos y amigas ha de primar la dulzura, la bondad y la benevolencia; la aspereza no procede entre los aliados.
44.- En los falsos amigos y amigas predomina la falacia; ellos cultivan la mentira; son aliados incondicionales del embuste; tienen la hipocresía, la doblez y la simulación como norma de comportamiento ante aquellos que, ingenuamente, les depositan confianza.
45.- La comunicación exquisita entre amigos y amigas manda a que cualquier queja se exponga y discuta con altura, sin palabras hirientes. El silencio malicioso que se le guarda a un amigo, estropea los afectos que existían hasta ese momento. El disimulo no cuadra en los vínculos creados en orden a la fraternidad.
46.- El trato tierno, que debe ser la piedra de toque entre amigos, se hace tirante por los agravios provenientes de uno hacia el otro; ya en lo adelante resulta imposible recomponer las relaciones que de armoniosas se han convertido en embarazosas.
47.- Los amigos y amigas sinceras resuelven sus diferencias mediante el diálogo franco; los temas se exponen sin reservas, en busca de que todo quede aclarado, para que ninguno llegue a enfadarse. Entre amigos, los debates no son luchas de fieras, sino medios para debatir, analizar y, finalmente, llegar a conclusiones, sin irse a las manos, sin enfadarse.
VI.- Mi actitud para con amigas y amigos
48.- Fruto de mi formación familiar y condición clasista, estoy preñado de defectos, pero dentro de ellos no está la deslealtad, la falsía ni la ingratitud; las personas que tengo en calidad de amigas pueden contar que tienen en mí al amigo leal, franco y sin doblez.
49.- A mis amigos y amigas no les escondo nada; les confío las más mínimas cosas, para que nada sobre mi persona lo reciban como noticia, estupor ni extrañeza. A ellos les hago partícipe desde las cosas más insignificantes, hasta las más trascendentes.
50.- La confianza que deposito en mis amigas y amigos les da derecho a requerirme explicación sobre cualquier actuación, sin importar que sea relacionada con mi vida privada, profesional o pública, con la seguridad de que les diré la verdad sin cortapisas.
51.- Por la franqueza que me comporto con mis camaradas, me siento molesto, reacciono indignado cuando aquel a quien tengo como amigo o amiga, me hace preguntas capciosas, artificiosas y cargadas de malicias. El insidioso queda fuera del círculo de mis amigos una vez recurre a no hacer uso de la confianza y la franqueza, para caer en la astucia, el ardid y la picardía acompañada de sutileza patrañosa.
52.- Los vínculos con mis amigos y amigas no los condiciono a nada; ellos conservan su libertad de establecer relaciones de aliados con quienes sean de su agrado; esa situación no entraña disgusto de mi parte.
53.- Trato de ser respetuoso del derecho y libertad de mis amigos y amigas, a guardarles gratitud a quienes ellos creen que de su parte la merecen, y lo mismo exijo yo. No acepto que nadie, familiar o amigo, cuestione mi decisión a inclinarme reverente ante quien en un momento difícil de mi vida me extendió la mano solidaria.
54.-El amigo o amiga que censura mi actitud con relación a la gratitud, demuestra que no me conoce; me ha tratado en forma artificial; o persigue fastidiarme para herirme, golpeándome anímicamente, por mi gesto de agradecimiento, procurando así romper las relaciones que manteníamos, hasta ese momento, como aliados sinceros e incondicionales.
55.- Tengo la firme creencia de que la relación entre amigos, si es frágil, se rompe con suma facilidad; basta un disgusto provocado por una de las partes para que se produzca el resquebrajamiento. La robustez de la ligazón entre amigos se vigoriza con la franqueza, no con la simulación, la cual se nutre de lo endeble; los vínculos flojos entre amigos conducen necesariamente a la disolución de la unión que aparentaba ser sólida. 

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IV.- Un razonamiento final

A.-) El ordenamiento social dominicano ha de ser cambiado para que renazca el sentido de amistad que hoy está intoxicado por la carencia de lealtad, la presencia de la depravación, el dominio de la deshonestidad, la proliferación de la perversión y el envilecimiento.

b.-) Ante el debilitamiento cada día más notorio de los lazos de amistad, se hace necesario buscar formas de relaciones que la fortalezcan; la vigoricen haciéndola más cálida, alegremente calurosa, encendida de ternura; robusta con encendida delicadeza; aislando la brusquedad, la aspereza y la animosidad.

c.-) Para que la amistad no siga perdiendo aquello que la hace bonita y alegra el alma, conviene que a las amigas y a los amigos puros les demos trato delicado, con abierta suavidad, con palabras cargadas de ternura; hay que eliminar el lenguaje hiriente, los insultos, la grosería y tozudez.

d.-) La amistad agraciada debemos mantenerla como se quiere que sea, linda, sincera y pura; que no se ensucie; que siempre simbolice integridad; quererla alejada de toda maldad, malicia y doblez.

e.-) A los amigos y amigas que no se han contaminado debemos conservarlos como tesoros, finas alhajas; algo así como si fueran hermosas joyas; verlos como parte muy reservada de nuestras vidas, que nos interesa mantenerlos con trato muy exquisito para que esa amistad cada vez se pueda ensanchar más y más, y nunca se extinga.

f.-) En una sociedad enferma como la dominicana no resulta fácil hacer nuevos amigos, porque la superficialidad está predominando: se está haciendo un hábito entrampar con finas palabras que no salen del corazón; la simulación se está manejando como el eje de la amistad; el disimulo es la prenda que adorna al supuesto amigo de hoy.

g.-) Finalmente, en lo que a mí respecta, puedo decir que las amigas y los amigos que me quedan son puros, me siento bien compartiendo con ellos; han probado no ser maleables, ni estar contaminados.

El deterioro hoy en el trato entre amigas y amigos

A manera de explicación:

Con el transcurrir de los años, por la acumulación de vivencias, el ser humano asimila toda una serie de hechos que llegan a motivar su forma de ser. Por ejemplo, me he dado cuenta que últimamente, para escribir con respecto a un determinado tema subyace en el fondo de mi alma alguna causa que lo genera.
Partiendo de la idea anterior, debo precisar que el presente trabajo no lo he hecho como una forma de gimnasia intelectual, sino partiendo de cómo observo se han ido deteriorando las relaciones entre personas que dicen ser amigas, incluyendo, naturalmente, experiencias vividas por mí en los últimos tiempos.

Introducción

1.- El aislamiento no cuadra en los seres humanos; la vida en comunidad ha sido la forma normal de convivencia desde el momento que el planeta tierra se puso en condiciones de ser habitable. El hecho de compartir un determinado medio social hace posible que se establezcan vínculos muy diversos entre los miembros de la comunidad.

2.- Toda una serie de características están unidas a la persona, dependiendo la organización social que ha determinado su conducta. La individualidad y el carácter de cada quien lo lleva a manifestarse en una u otra forma, lo que, al final, permite ubicar su idiosincrasia.

3.- Una sociedad dominada por el individualismo, genera personas de comportamiento egoísta, de falsía, mezquindad y codicia y, por tanto, sin formación ni base ideológica para compartir sinceramente con otras formadas en la solidaridad, la generosidad y el altruismo.

4.- Allí donde la niñez no es educada en el amor a los demás, se levantan hombres y mujeres desalmadas, sin piedad e insensibles; el desamor y la antipatía conducen a una sociedad fría e inmisericorde.

I.- Las relaciones entre amigas y amigos

5.- El objetivo de hacer la introducción anterior es para advertir al lector de este escrito los vínculos resultantes de la atracción entre personas, y que terminan en relaciones de amigas y amigos, así como sus efectos y consecuencias.

6.- Las relaciones afectivas tienen diferentes componentes; se cultivan dependiendo de la condición de clase social de las personas, y el ordenamiento social bajo el cual se desarrollan.

7.- Acciones comunes ejecutadas por personas en un mismo espacio físico, permiten crear entre ellas vínculos de fraternidad que, con el transcurrir de los días, se afianzan; la armonía hace posible la intimidad, la fraternidad.

8.- La admiración de una persona hacia otra puede resultar a primera vista, pero con el transcurrir de los días esas impresiones pueden transformarse en afectos que luego, adecuadamente cultivados, se convierten en sentimientos de atracción mutua.

9.- La camaradería, el contacto permanente, no basta para que se establezca entre dos personas unidad de sentimientos afectivos; se requiere también una comunidad de objetivos, ejecutorías asimiladas en común como satisfactorias, y a la vista y percepción de aquellos que han establecido relaciones y que, en el futuro, pueden llegar a ser entrañables.

10.- Las relaciones afectivas entre dos personas, resultantes de la condición de amigas o amigos, no se establecen mediante un acuerdo formalizado por escrito; el tiempo, la permanente comunicación sincera, van creando una especie de código consuetudinario entre las amigas y los amigos.

11.- El grado de amigo no se alcanza en un santiamén; la condición de ser amigo es el resultado de un largo proceso que se inicia, a lo mejor, con un simple saludo; y tal vez concluye con la desaparición física, la pérdida de confianza, la traición, o una interpretación equivocada de las normas no escritas que rigen los vínculos entre las amigas y los amigos.

12.- El tiempo, la duración de años y años, fija las reglas entre las personas ligadas por el concepto de amigas y amigos. Los distintos episodios compartidos, los trances por los cuales han pasado; las dificultades que han enfrentado, en fin, los momentos alegres o tristes que han pasado, han de contribuir al establecimiento de reglas, de normas que han de guiar la limpieza entre amigos y amigas.

13.- La sinceridad, la franqueza, la lealtad y la solidaridad son partes esenciales de los vínculos entre amigas y amigos; y tiene que ser así porque fingir no es de amigos, sino de falsos; la deslealtad hace desaparecer la confianza, y el individualismo aísla el sentido de buena comunidad y afinidad de sentimientos.

14.- El trato entre amigas y amigos ha de ser una cuestión entre iguales, no se da de un solo lado; no puede haber reticencia de una parte, y franqueza de la otra; bondad de uno, y maldad del otro. La relación de camaradería no puede estar circunscripta a las circunstancias, dependiendo de la conveniencia individual de uno de los actores que intervienen en lo que se supone una comunidad de afectos.

15.-Los aliados no se guardan verdades ni mentiras; no se acumulan rencores; el resentimiento no tiene espacio mental entre ellos; las palabras disolventes están excluidas de la conversación entre amigos. Todo aquello que sirve para fortalecer la unidad entre amigos y amigas, debe expresarse, no guardarse; porque entre amigos ha de primar lo que contribuye a la permanencia, la estabilidad y la inmutabilidad. Lo inútil, lo baladí, hace frágil los vínculos de fraternidad que han de solidificarse con el transcurrir del tiempo.

II.- La dificultad para mantener la condición de amigas y amigos en la sociedad dominicana de hoy

16.- La conducta, el comportamiento de las personas no se transmite de manera fiel de los progenitores a sus descendientes; hay que tomar en cuenta la naturaleza biosocial de la conducta humana influenciada por el medio circundante.

17.- Los vínculos sanos que existen entre dos personas, unidas por las condiciones que hacen agradable la permanencia de la hermandad, se convierten en duraderos y se purifican con la avenencia de que serán respetadas las reglas que sirven de sostén a la franca unión entre amigos y amigas.

18.- Se advierte con suma facilidad, en el quehacer diario, la influencia del medio ambiente y social, en la manifestación del comportamiento de los dominicanos y dominicanas, expresado en los cambios de sus caracteres conductuales, con relación a criterios tales como el amor, la fidelidad, la bondad, la sinceridad, la franqueza, etc., en la medida que el modelo económico se ha ido haciendo más y más inútil.

19.- En una sociedad en la cual no se difunde la solidaridad y el respeto mutuo; la identificación de los miembros de la comunidad con los valores que hacen posible la elevación de virtudes como la honradez, la integridad y la dignidad, de seguro que van a predominar las prácticas corruptas, la vileza, la bajeza, y todo lo disoluto y crapuloso.

20.- Siguiendo la actitud que asume hoy la generalidad de los integrantes de la sociedad dominicana, resulta algo engorroso mantener, sin entorpecimiento, amigas y amigos sinceros; ya no se cuida el trato que fortalece la amistad para que luego se traduzca en la condición de amigos y amigas; la tirria y el encono se sobreponen al sentido de afecto y simpatía; y la malquerencia se coloca delante del afecto y la real simpatía.

21.- El término amiga y amigo se está manejando como si fuera algo que está tarifado en el mercado; sometido a la ley de la oferta y la demanda; como si cualquier conocido califica para ser identificado como amigo. El amigo es un ser especial para su camarada, es algo así como la continuación de la persona aliada.

22.- Sería pura ilusión pensar que se tiene hoy el sentido de lo que ayer se aceptaba como leal amigo. No sólo ha influido el estatus social y económico de las diferentes clases que convergen en nuestro medio social, sino también otros factores que influyen y guían la conducta humana en el trato con los demás.

23.- Lo que está pintando la realidad dominicana de hoy es que en la medida que se ha ido agrietando la sociedad, el concepto de amigo, en lugar de fortalecerse, se ha ido desgastando, por los vicios que acompañan a las distintas clases y capas sociales que giran alrededor del vigente ordenamiento económico, político y social.

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32.- El ciudadano o la ciudadana que con sus actuaciones lesiona a la comunidad, es el vivo ejemplo de quien ha abrazado la concepción individualista. Es el conductor o chofer que anda por nuestras calles y avenidas guiando su vehículo en forma imprudente; es el desaprensivo que dirige sus actos por la línea del atrevido, y en su mente ligera no hay espacio para la prudencia y la reflexión.

33.- El delivery que se mueve por nuestras calles, manejando su motor sin ningún control ni prudencia, expresa así su sentido de desprecio a la ley, a la vida de los demás, su apego al libertinaje, y el convencimiento que tiene de que está viviendo en un medio social santificado por el desorden y la impunidad.

34.- El vecino que escucha su música con decibeles altísimos lesionando los oídos de sus otros vecinos, procede con la creencia de que actúa correctamente porque su nivel de educación, su falta de pupitre, cuaderno, libro y lápiz, lo hacen un hombre tarado por el sistema y, principalmente, por el sistema educativo dominicano que hace creer a muchos que son letrados, cuando en verdad no son más que analfabetos funcionales, y sin educación doméstica.

35.- El indecente, prototipo de sociedades dominadas por los vicios sociales, con sus actuaciones sirve de modelo a quienes proceden con descaro contra todo lo que significa delicadeza, dignidad y respeto y, al igual que aquellos que utilizan la politiquería y los negocios sucios para hacer dinero, sirve a nuestro pueblo como referentes impúdicos, ausentes en su conciencia de todo lo que significa hidalguía.

36.- Para que el chisme llegara a convertirse en una industria, como bien dijo en su oportunidad el profesor Juan Bosch, la sociedad dominicana tenía que haber llegado, como llegó, a un estado de descomposición social, ético y moral sumamente bajo, lo que se evidencia por la aceptación que se hace del intrigante, mentiroso y vulgar.

37.- La niña de diez u once años de edad, cuyos padres se hacen de la vista gorda cuando ella sale de su hogar hacia el colegio con su cara decorada, faldita corta, exhibiendo los pezones de senos, celular en mano y su pensamiento puesto en los sentimientos amorosos hacia su compañerito de estudios, y no en la tarea que debe presentar ese día, es el ejemplo vivo de la adolecente proveniente de un hogar fallido, de padres irresponsables, modelos del actual orden social.

38.- La joven madre soltera que ejerce la prostitución, en la medida que se presenta como producto de un orden social injusto y desigual, es la expresión de una sociedad enferma y de igual moral.

39.- Aquel hombre que anda por ahí, vestido en forma estrafalaria, con los pantalones debajo de los glúteos, no es una persona extraña al medio social nuestro; para él su atuendo estrambótico no rompe la forma normal de usar una pieza en su cuerpo; pura y simplemente se mueve como el normal extravagante que tanto abunda, y es aceptado y bendecido en el medio dominicano de hoy.

40.- El que hace uso de los medios de comunicación para lanzar veneno difamatorio contra hombres y mujeres de bien, no hace otra cosa que poner en ejecución su cerebro letrino, como digno ejemplo de un ser humano arropado por la podredumbre de un orden social decadente, sustentado en una moral de cafres; quien daña con su pluma, le repugna el sentido humanitario; disfruta la crueldad y el sufrimiento de los demás; la bestialidad es su divisa.

41.- Disfruta con el engaño quien atrapado por un sistema social moribundo como el que impera aquí, carece de decoro y talento para vivir con dignidad ante sus conciudadanos; no resulta difícil vivir del timo. El engañador, con su lenguaje fraudulento, vive de timar a los decentes.

42.- En los círculos del ejercicio de la profesión de abogado, el togado promiscuo es el requerido por aquellos que no tienen razón legal ni justa en sus pretensiones y, por tal motivo, buscan a quienes puedan sobornar al juez corrupto.

43.- Al igual que los abogados inservibles, en nuestro medio abundan médicos que andan con su moral en los bolsillos, porque antes de atender a un paciente investigan, no la enfermedad que padece, sino el banco comercial de sus operaciones financieras, y el número de su cuenta; en lo adelante ese galeno razonará con su divisa: el cielo cura, y el galeno cobra los honorarios.

44.- El empresario contrabandista, digno ejemplo de la sociedad enferma, ve en sus actuaciones, no perversiones, sino actuaciones en beneficio de los consumidores y clientes. El infame busca justificaciones populistas a sus maquinaciones crapulosas.

45.- Un medio social que respira moral de cafres, cuadra perfectamente con un ordenamiento basado en fuentes de ingresos provenientes del lavado, narcotráfico, juego de azar, tráfico de personas, inmigración ilegal y la prostitución en toda su línea.

46.- Los integrantes de la sociedad dominicana, en su generalidad, están perdiendo la capacidad de asombro ante la criminalidad, la delincuencia, el robo de los fondos públicos, y otras acciones delictivas, porque las perciben como formando parte de la cotidianidad, algo que sigue al actual orden social como la sombra al cuerpo; ya no se ve como un estigma formar parte de un cartel de las drogas ilegales, o del tráfico de niñas, niños y adolescentes.

47.- Nuestra sociedad no sanciona moralmente al tramposo porque la moral del actual orden social está acorde con el comportamiento de ese tipo de persona, que tiene como línea de conducta la cultura del estafador y el farsante; se considera como una tranca de hombre aquel que se pasea por esas calles de Dios exhibiendo su fortuna económica hecha con fullerías de las más diversas calificaciones.

48.- Es un politiquero abusador, viciado por las taras de un cuerpo social enfermo, aquel que aspira y llega a la alcaldía de la ciudad, y se comporta indiferente ante la basura y el tránsito desordenado; negocia los espacios públicos y, para colmo, se vende como un alcalde justo, considerado y respetuoso.

49.- Una ciudad descalabrada como la de Santiago, la cual tiene en su seno munícipes que toleran que la alcaldía haga negocios con los espacios públicos, el transporte y las rutas interurbanas, y hasta con las extensiones de las calles y avenidas, no puede sentirse lastimada por el hecho de que la prostitución de todo género tenga como lugar de operaciones y punto de encuentro el Centro Histórico de la calle del Sol y el parque Duarte convertido en un centro de piperos, drogadictos, venta de chucherías, y maleantes de toda laya.

50.- Una sociedad tiene que haber llegado a un alto grado de descomposición moral e irresponsabilidad cívica, para aceptar apacible un medio ambiente contaminado por la humareda, vaho y la neblina generada en el vertedero de Rafey controlado por la Alcaldía municipal. Lamentablemente, esta situación retrata de cuerpo entero la actitud, ausencia de voluntad cívica hacia la necesidad de aseo de la comunidad, así como la incuria, la tolerancia de la mayoría de los santiagueros y santiagueras.

51.- En un ordenamiento social que sólo sirve para ser lanzado al zafacón de la historia, abundan aquellos que como seres humanos carecen de la más mínima integridad, y como miembros de la comunidad han de merecer el desprecio por ser la expresión de individuos impuros, totalmente contaminados; en esencia son subproductos de la sociedad enferma.

52.- Un orden social degenerado por su quebranto, ya con algo de metástasis, aloja en su seno a mujeres y hombres que se creen proceden como modelo de civismo, cuando ocupan una función pública y se enriquecen con los dineros del erario. Para el corrupto es una virtud hacer un fuerte patrimonio económico con dinero sucio, y luego tener la desfachatez de exhibir su vicio de ladrón como algo a imitar.

53.-En un medio como el nuestro, dominado por la mercancía dinero, la honra, al igual que la honorabilidad, carece de sentido; aquí se ha olvidado que un ser humano sin honra es peor que un muerto en vida; integridad y honor, para muchos, poco valen ante el dinero.

54.- La elasticidad moral que rige bajo el sistema que impera en nuestro país, la misma se adapta a la conveniencia e interpretación de cada quien; ella es tan flexible que sirve por igual a honrados y ladrones; es ajustable al comportamiento de serios y sinvergüenzas.

IV.- Precisamos de otro ordenamiento social para formar ciudadanos y ciudadanas ejemplares

55.- Ante la realidad que vive hoy el pueblo dominicano, se impone un orden social nuevo en el cual se formen hombres y mujeres con un comportamiento distinto al que se santifica hoy como modelo a seguir. El individualismo ha de ser mentalmente eliminado, y en su lugar cultivar el colectivismo con vocación internacionalista.

56.- Lo correcto y conveniente es luchar por la instauración de un nuevo ordenamiento social de hombres y mujeres de firmes convicciones, partiendo de una educación integral para que lleguen a convertirse en seres humanos con ideas de siempre ser libres, con condiciones de ser sociables.

57.- Si logramos tener una sociedad compuesta por mujeres y hombres disciplinados, cumplidores de las normas que regulan el buen comportamiento en la sociedad, es porque entonces hemos alcanzado un ordenamiento social nuevo; diferente al actual que promueve, estimula y justifica la desigualdad, la discriminación y el individualismo.

58.- La conducta social negativa que manifiestan diferentes segmentos de nuestro país, expresada en violencia, delincuencia, drogadicción, corrupción, indisciplina, odio, racismo, prejuicios, etc., encuentra su caldo de cultivo en el sistema dominante actual que hace del ente social su víctima.

59.- Pensar y actuar con sentido de futuro no debe ser una simple aspiración, un deseo, sino un objetivo legítimo a alcanzar por todos los dominicanos y dominicanas que se formen con la idea de la firmeza, no de la vacilación; de vencedores, no de derrotados; de triunfadores, no de perdedores; con virtudes, no con vicios.

60.- Las taras sociales que genera el ordenamiento social predominante en nuestro país son tan profundas que las malas actuaciones se transmiten y penetran a amplios grupos sociales, los cuales llegan, en forma equivocada, a aceptar como falta cívica colectiva la que sólo es fruto de la irresponsabilidad de una sola persona; como es la situación que se presenta en la alcaldía de Santiago, donde la falta del Alcalde, se pretende justificar atribuyendo culpa a todos las santiagueras y santiagueros.

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Algunos rasgos de la sociedad dominicana deteriorada

I. Explicación
1.- La práctica de la vida permite conocer la esencia de las cosas sin necesidad de ser un sabihondo, o experto con relación a un asunto o fenómeno cualquiera. Así, por ejemplo, para un médico conocer el estado de salud de un paciente no necesita extraerle toda la sangre de su sistema sanguíneo; le basta con una pequeña muestra para tener la información de su interés en torno a la enfermedad alojada en el convaleciente.

2.- De igual manera, no hay que ser un científico de las ciencias sociales para saber si un sistema social es infuncional; si no está en condiciones de dar respuesta a las aspiraciones materiales y espirituales de la mayoría de los miembros de la comunidad; y las contradicciones insolubles que manifiesta, generando así un cuerpo social estructural bajo el cual los que componen la sociedad adolecen de vicios sociales.

3.- Partiendo de lo antes expuesto, y aplicándolo a la concreción dominicana de hoy, podemos comprobar que estamos viviendo dentro de un cuerpo social deteriorado, enfermo, que padece enfermedades por todas partes, males sociales que están a la vista de todos.

4.- Aunque las afecciones que evidencia nuestro ordenamiento social son notorias, algunos de los testigos directos de su grave estado no quieren reconocer las ramificaciones de los trastornos que entrañan sus malestares.

5.- Hay médicos que aunque saben que el paciente no tiene cura, con la finalidad de continuar esquilmando a sus dolientes les dicen que todavía hay esperanza de que se recupere de su situación agónica; también hay politiqueros, curanderos sociales que, conscientes de que el sistema, el cuerpo social nuestro está moribundo, para seguir aprovechándose del mismo hablan de sus supuestas bondades, que en verdad no son más que puras quimeras, utopías, ficciones, fábulas para engañar a las víctimas del sistema.

6.- Situaciones y circunstancias formadas alrededor del sistema van creando en forma objetiva sus realidades; algunos males se advierten con facilidad; otros requieren de más detenimiento para llegar a tener de los mismos un cabal conocimiento.

7.- Sería un desatino pretender que todas las dominicanas y los dominicanos asimilan por igual lo que es contenido social, es decir, lo que se refiere al accionar de las clases; el régimen económico y político del país; y otros fenómenos que ubican la organización político-social que depende de la base económica.

8.- El método, el estudio de los fenómenos sociales, la forma de alcanzar el conocimiento nos va a permitir explicar cómo elaboramos en nuestro cerebro las ideas para llegar a darnos cuenta que el comportamiento de muchas dominicanas y dominicanos expresa vicios de la sociedad dominicana enferma, deteriorada.

9.- El actual ordenamiento social dominicano no exige un profundo análisis para evidenciar males sociales que se comprueban en la desigualdad; opulencia en un polo, y miseria en el otro; semejante situación bastaría para identificar un sistema injusto.

10.- El dicho ordenamiento social está acompañado de hambre, desempleo, analfabetismo e insalubridad; sin olvidar a sus aliados la politiquería, la corrupción y la debilidad e infuncionalidad de las instituciones.

11.- Lo que procuramos destacar en este trabajo no son las causas que determinan la expresión del sistema social en sí, sino los vicios que genera, la forma de la conciencia social que se refleja y se fija en las cualidades éticas que están en cada persona, y que comprobamos por su comportamiento en el seno de la sociedad.

12.- A medida que transcurren los años, en amplios sectores de nuestro pueblo se observa un estado de angustia por los hechos despreciables que ejecutan personas desaprensivas que con sus actos contrarios al correcto proceder demuestran que han sido dominadas por los peores vicios del vigente ordenamiento social.

II.- La sociedad dominicana de hoy y la formación de sus miembros

13.- El dominicano de hoy, condicionado por un sistema social inservible, no tiene condiciones para desarrollar las facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien.

14.- En nuestro medio social se han estado desarrollando seres humanos en condiciones difíciles, porque lo que diferencia a cada persona es su carácter, que es el resultado de su educación, la cual está hoy por el suelo. Poco se puede esperar de la forma de actuar de un educado en semejante situación.

15.- El comportamiento ciudadano serio, honesto y responsable, tiene como principal componente una sana orientación doméstica, buena instrucción, y una enseñanza basada en principios que persigan dotar a los miembros de la comunidad de un código de cómo actuar apegados a normas sociales.

16.- Para llegar a tener dominicanas y dominicanos que ajusten sus actos al correcto proceder, se precisa orientarlos en la formación de un carácter educado en sentimientos nobles; con un temperamento ecuánime; con condiciones y expresiones de sensibilidad.

17.- Precisamos de maestros que procuren en forma sistemática que el niño asimile una conducta moral y espiritual, a los fines de que en el futuro, cuando llegue a la juventud, y luego a la adultez, establezca y mantenga relaciones sociales armónicas para convivir en una comunidad amistosa, de fraternidad y concordia, ausente de conflictos.

18.- En la medida que se educa al niño o a la niña en el sentido de la valoración del ser humano, se contribuye a sentar las bases de edificar la sociedad del futuro, orientada en la solidaridad, cooperación y desprendimiento hacia el bien común. Si los niños y las niñas son educados en lo que representa querer a los demás, resulta fácil eliminar el odio, los rencores; quitar de su mente las negativas actuaciones.

19.- Si alcanzáramos una educación de calidad, llegaríamos a tener una sociedad correcta, de correspondencia entre sus miembros; de lo contrario seguiremos como hasta ahora, con relaciones conflictivas, desequilibradas; que son expresiones de desigualdad y que necesariamente generan discordia, dificultades, disgustos y enojos.

20.- Una comunidad que no prepara a los miembros que la integran en los fundamentos de la solidaridad, amor, comprensión y cooperación, los entrega al individualismo, el odio, la contrariedad, el egoísmo y el salvajismo.

21.- Para tratar a los demás con amabilidad y respeto hay que tener educación; los buenos modales no se alcanzan por procuración; la esmerada atención y la cortesía se cultivan en el hogar, y en las escuelas con la dedicación de maestros que se ocupan de formar hombres y mujeres atentos; no abominables, amargos y repugnantes.

22.- Resulta provechoso motivar a los miembros de la sociedad a impulsar su autoestimación para que se levanten en el ideal de avance y progreso; alejados de todo lo que significa frustración, pero sin caer en la prepotencia y la intransigencia; nada de arrogancia, alardes ni jactancia, lo que no cuadra en las personas de buen proceder.

23.-Cada uno de nuestros conciudadanos debe formarse la idea de que no va a dejarse tragar por este asfixiante medio social moribundo; que va a elaborar proyectos y fijarse metas a cumplir, sin importar las circunstancias, con la finalidad de cambiar la actual realidad, para hacer aportes por el bienestar de todo el pueblo.

24.- Los dominicanos y dominicanas, en un ordenamiento con estructuras diferentes al de ahora, en el futuro se formarán en la bondad, procurando el bien hacia los demás; sería un comportamiento distinto al que algunos practican en la coyuntura actual, donde la maldad se expresa como algo normal, lo que avergüenza a cualquier ser humano sensible.

25.- La ambigüedad caracteriza, en sociedades influenciadas por taras, a todos aquellos que proceden como artistas de la simulación; sirve para identificar a los que no se definen, a aquellos que no sabemos si nos están diciendo la verdad o la mentira con su lenguaje dudoso y confusionista.

26.- El día ha de llegar, y ojalá fuera más temprano que tarde, en el que la sociedad dominicana estará compuesta por ciudadanos y ciudadanas que rechacen las actitudes despreciables, esas cosas que ahora lesionan a las personas buenas.

III.- Los vicios sociales asimilados en un ordenamiento social deteriorado y agotado como el nuestro

27.- Con este escrito no pretendo hacer un catálogo de los vicios que adolece la sociedad dominicana actual, sino exponer algunos fenómenos nocivos que pueden ser tomados como referencia para comprender, por vía de comparación, la existencia de otros de igual naturaleza presentes en nuestro medio social.

28.- En el cerebro del ser humano se fijan reglas que le guían en sus actuaciones en el medio social donde desarrolla sus actividades; esa forma de actuar viene a definir no sólo su conducta, sino su particularidad, su perfil espiritual.

29.- Un hombre o una mujer se manifiesta en uno u otro sentido dependiendo del lugar que ocupa en el ordenamiento social, la influencia ideológica negativa o positiva que ha asimilado; así como los principios y costumbres que pueden influir en su accionar material o espiritual.

30.- El cuerpo social dominicano es un terreno adecuado para que predomine el egoísmo sobre el altruismo; se ve como raro aquel que se comporta con gestos de desprendimiento, sin procurar fines ulteriores; la codicia prima ante la generosidad franca.

31.- El individualismo conduce necesariamente a una conducta que cuadra perfectamente bajo un sistema en el cual el egocentrismo es guía de entes sociales que ven en la ausencia de desprendimiento una actitud ética.

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III.- Actuaciones desnaturalizadas a la luz de la realidad de hoy
68.- El accionar de algunas personas no tiene igual valoración ahora, en comparación con la apreciación que de la misma se tenía anteriormente. Veamos.

69.- La mujer o el hombre que rechaza lo pecaminoso, hoy es considerado como un pendejo, estúpido, bobo y gran pelele; ha tomado su imperio el desenfreno, la indecencia y la deshonestidad.

70.- En la presente coyuntura se eleva al sinvergüenza y canalla que practica la vagabundería; se santifica a los pillos y al granuja, que se burlan de los hombres y mujeres decentes.

71.- Competir con lealtad, es cosa del pasado. Se busca aniquilar al adversario recurriendo a las malas artes, a los golpes bajos; contender se ve como luchas de fieras donde todo se vale, los medios limpios y los sucios, lícitos e ilícitos; las zancadillas cuadran en la emulación, el contrabando, el dumping, la evasión fiscal y el tráfico de influencia forman parte, como reglas de oro, de la competencia entre algunos empresarios y comerciantes; sobornar jueces y comprar dictámenes fiscales, están dentro de las reglas de competencia de los profesionales del derecho. En una emulación entre estudiantes del mismo grado escolar, para probar el talento y la capacidad, los mediocres hacen uso del fraude, el chivo, para vencer a los talentosos y capaces.

72.- El ciudadano modelo es el que aquí acepta las imposiciones desde las alturas del poder político con total sumisión; el que se rebela contra el despotismo oficial, es visto como un espécimen extraño que merece ser observado con celosía y desconfianza.

73.- El munícipe que se interesa para que su ciudad funcione acorde con las reglas de decencia, se le responde enfrentándolo con las armas más bajas de la mediocridad, insignificancia y mezquindad. La lacra social sirve como palanca para atacar al que se opone al desbarajuste, al caos municipal institucionalizado.

74.- Aquel que lleva una vida con honradez e integridad, de seguro que estará en la picota; en las lenguas más venenosas, presentándolo como corrompido y deshonesto; golpear moralmente, vilipendiar, escarnecer y detractar a los ciudadanos y ciudadanas decentes, divierte a los malvados.

75.- La fama bien ganada con el talento y el esfuerzo propio, procuran destruirla, difamarla, desprestigiarla y denigrarla, para que la fama se convierta en una carga vergonzosa del famoso.

76.- La mujer o el hombre que se comporta con responsabilidad, es minimizado, identificado como difícil de tratar, incómodo; y como contrapartida es exaltado el vacilante, indeciso y titubeante; el que demuestra firmeza es considerado como testarudo, disolvente y disonante.

77.- La excelencia escolar, ha dejado de ser un orgullo como mérito estudiantil; se valora igual al estudiante mediocre que aquel que, por dedicación y talento, se eleva y merece ser distinguido; el estudiante que resulta promovido de curso con un promedio de 60 en sus materias, se considera de igual valía que aquel que tiene calificaciones excepcionales de 95.

78.- El padre de familia responsable es presentado hoy como el que trabaja de sol a sol para satisfacer las pretensiones y exigencias desmedidas de sus hijos, aunque no se ocupa de orientarlos en la buena conducta dentro y fuera del hogar.

79.- El abuelo agradable es hoy aquel que se hace de la vista gorda ante el comportamiento reprochable de sus nietas y nietos; los premia con cosas materiales sin merecerlas; celebra que su nieta, de 13 años de edad, sea aceptada con los amores en la casa de su padre, para que no se vea con el novio en el cine o en los moteles.

80.- El vestir con recogimiento y delicadeza ya no es una preocupación; los hombres se sienten bien con una cachucha en su cabeza, colocada torcida; un arete en cada oreja; unos calzados sin medias; una camisa sostenida con un nudo en el centro; un pantalón excesivamente ancho descansando, no en la cintura, sino en el comienzo de los dos glúteos. Las mujeres, algunas utilizan brasier, y siempre, por lo regular, se lo colocan de forma tal que se les vean los senos o insinúan dejarlos ver; las blusas, casi siempre transparentes; los pantalones, con la moda por debajo del ombligo, casi exhibiendo su vulva, sostenido al comienzo por sus nalgas, no sin antes dejar ver un reluciente tatuaje; el calzado puede ser cualquier cosa.

81.- Los sicarios morales, ubicados principalmente en los medios de comunicación, por encargo y paga, y excepcionalmente por envidia, se ocupan de asesinar reputaciones bien ganadas; aprovechan la libertad de expresión y de prensa, a los fines de envenenar a la opinión pública sana, lesionando a terceras personas.

82.- Los inteligentes podridos, ponen su capacidad al servicio de las peores causas, sin importarles que con su accionar dañan a familias enteras, que gozan de respeto merecido en la sociedad; la respiración de estos inteligentes corrompidos contamina el medio ambiente, y a toda la sociedad.

83.- La caballerosidad de fachada, es aquella artificial, que en nuestro medio se mueve con elegantes trajes, en costosos vehículos, y hasta en helicópteros, pero en el fondo no son más que pura apariencia; viven de hacer bultos, no son personas de fiar.

84.- El abogado promiscuo es aquel que, sin miramiento alguno, acepta trabajar cualquier expediente, sin importar lo repugnante que sea; procede, algo así, como una meretriz de la toga y el birrete.

85.- El médico comerciante es el que trata a los pacientes como clientes, y considera la salud y la medicina como mercancías. Esta especie de galenos es, principalmente, de la nueva época.

IV.- Debemos preocuparnos por cambiar la realidad dominicana de hoy

a.- Los dominicanos y dominicanas debemos aspirar a vivir bajo un orden social que descanse en lo que engrandece a los seres humanos: el sentido de lo justo, honesto y digno.

b.- Hay que difundir las ideas que contribuyen a la convivencia armoniosa y fraterna, desterrando por completo aquellos comportamientos que reducen a las personas.

c.- La hidalguía nos ha de servir de guía en el trato con los demás, para que se conserve el magnánimo como expresión de los que en nuestro país levantan la voz de redención, para los que reclaman una vida menos pesada en lo material y espiritual.

d.- Preocuparnos por predicar y practicar aquellas ideas que alegran el espíritu, y nos hacen sentir bien, en procura de lograr una existencia llevadera en todos los órdenes.

e.- Comprender que lo indeseable no puede anidarse en nuestro cerebro; lo grato ha de servirnos de guía en todas nuestras acciones para el bien de la sociedad dominicana.

f.- La indiferencia, la apatía, no cuadran en las personas de bien; debemos cultivar el afecto sincero, la inclinación permanente hacia la solidaridad.

g.- Los ideales hermosos que generan progreso y felicidad colectiva, se han de alcanzar con la unidad de acción de los mejores hombres y mujeres de nuestro pueblo.

h.- Las mezquindades y pequeñeces deben ser sepultadas con las acciones generosas, con el gesto de desprendimiento que identifica a quienes abrazan las causas justas.

i.- La desigualdad no puede continuar siendo una maldición; una afrenta, un escarnio para los que creemos en la justicia y en la igualdad de oportunidades para todos los seres humanos.

j.- Debemos esforzarnos para hacer comprender a nuestras niñas y niños, que hagan conciencia de que ellos serán los artífices de las futuras generaciones, comprometidas con la erradicación de todo lo que signifique desigualdad, discriminación y miseria.

k.- Las mejores y más gloriosas tradiciones de nuestro pueblo, han de ser asimiladas por aquellos que hoy se levantan formados como los jóvenes del porvenir, constructores de una sociedad nueva, renovada, de ciudadanas y ciudadanos virtuosos.

l.- El dinamismo que caracteriza a la juventud se ha de poner en evidencia con la derrota de todos los que signifique apatía, angustia, depresión y debilidad.

ll.- Nuestro país no puede seguir viviendo bajo la resignación y los lamentos. Las quejas tenemos que convertirlas en sonrisas; la angustia en tranquilidad; las anatemas en elogios, y la afrenta en una reivindicación.

m.- La presente y futuras generaciones de dominicanos y dominicanas, han de cambiar de comportamiento, para eliminar de su conciencia todos aquellos conceptos que reducen y separan a los hombres y mujeres de bien.

n.- El amor, la comprensión, y la solidaridad, como la más alta expresión del ser humano, han de ser la guía del accionar de lo que en verdad se llama pueblo dominicano.

ñ.- Una sociedad enferma precisa que se eliminen por completo las causas que generan sus padecimientos; en el caso de la dominicana, se impone el accionar de facultativos dispuestos a extirpar los tumores sociales malignos, insertos en el sistema; nada de curanderos sociales que quieran aplicar, como bomberos ante un fuego, remedios de brujos.

o.- Al elaborar este texto no ha pasado por mi cabeza generalizar con relación a determinado sector, clase o capa social; sólo he querido describir las taras que revelan en su comportamiento muchos individuos con los cuales departimos a diario.

p.- Llamo la atención para que todo aquel que tenga la posibilidad de leer este documento comprenda que el autor no quiere, en lo absoluto, que en nuestro país exista persona alguna con uno cualquiera de los vicios o taras indicadas; pero una cosa es lo que uno quiere, desea, aspira y otra la que pinta la realidad; y la verdad es que a diario estamos compartiendo con personas que cuadran perfectamente, en su comportamiento, con las definiciones que hemos dado.

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35.- La disciplina, como forma de ejecutar acciones con responsabilidad, está siendo despreciada porque, para ciertas personas, entraña ridiculez estar sometido a un orden mental que se ha de cumplir con rigidez; se prefiere la anarquía, la vida dúctil.

36.- El éxito, ha dejado de ser el resultado del esfuerzo para salir adelante dentro de las reglas claras de la sociedad; algunos creen que da lo mismo llegar a él con la trampa que con el esfuerzo.

37.- El triunfador, no puede disfrutar el éxito alcanzado, porque hay que amargarle la vida con diatribas, invectivas e infundios; la pluma libelosa está siempre presta para servirle al aliado de la mendacidad y la inquina.
38.- La marrullería, es laureada y glorificada, convertida en celebridad, mientras que el exitoso es tratado como insignificante.

39.- La laboriosidad, se está interpretando como un exceso de esfuerzo de parte de aquel que busca elevarse por medio del trabajo; por el contrario, para algunos, la arrogancia, la vagancia, y la apatía, se están convirtiendo en virtudes.

40.- La inteligencia, va cediendo su espacio, porque el listo, avispado, estúpido y zopenco, sobresalen por encima de quien demuestra ingenio, talento y lucidez; para ciertas personas, el intelecto, la razón y la capacidad pueden ser alcanzados por medio del dinero.

41.- Los prejuicios, que en nuestro país dominan muchas cabezas mal amuebladas, se dirigen hoy, no solamente contra los haitianos negros, sino que también se extienden a las mujeres y hombres que ejercen su derecho a la preferencia sexual; contra ellos se utilizan palabras hirientes para zaherirlos, humillarlos, ofender a los que son homosexuales o lesbianas. La predisposición contra aquellos que ejercen su preferencia sexual, es obra de algunos de los hipócritas que aquí pregonan la libertad de sexo.

42.- El vecino, el más cercano de tu vivienda que antes considerabas como el aliado más próximo, hoy te ve con suspicacia e inquietud; se ha perdido la confianza en el lindante; hay un trato de forasteros entre los residentes inmediatos, que se ven como si fueran extraños unos y otros.

43.- La cortesía, al ser de tampoco uso en la actualidad, y al no practicarse, se ha mohoseado como un concepto vetusto, extraña a la modernidad; el que hoy la practica luce fuera de época, porque la finura y la gentileza han desaparecido del código mental de muchos de nuestros conciudadanos.

44.- La solidaridad, que es la más alta expresión de la especie humana, tiene como respuesta la traición hacia aquel que extendió su mano generosa, en una coyuntura difícil de la vida personal y familiar, y es hoy a quien se le muerde; se está haciendo de la felonía línea de conducta contra quien practica la benevolencia.

45.- El amor, de una persona hacia otra, como manifestación y sentir del alma, se ha desnaturalizado por el utilitarismo y mercantilismo, al estar el dinero de por medio; lo material está arrodillando a lo espiritual, y la codicia aniquilando el idealismo; lo que pinta el panorama sentimental es que lo tierno, suave y apasionado se está escondiendo, cediendo el paso en forma sumisa a lo odioso y execrable.

46.- La hermandad, se ha ido deteriorando como consecuencia del agrietamiento familiar; ya no se transmite el calor solidario de los lazos afectivos resultantes del parentesco; la armonía que debe primar en el hermanazgo se lo traga la discordia que vigila para dividir por cuestiones materiales a quienes deben vivir para siempre en la confraternidad.

47.- La libertad, quienes la valoran mal por no haber luchado por ella, comportándose libertinos, hacen de la misma un uso abusivo, como si fuera una ramera, tratándola sin limitación, a su gusto y decisión, no tomando en consideración la libertad y derecho de los demás; perturbando en forma desenfrenada y caótica, la verdadera libertad, por la que tantos dominicanos y dominicanas han dado sus vidas, o sacrificado parte de ellas.

48.- El dinero es la mercancía más apreciada en el sistema que predomina hoy en nuestro país; para algunos es la razón de vivir, llegando a considerarla la prenda por excelencia a exhibir por aquel que hace de las cosas materiales el símbolo de sus virtudes; el afán por el dinero esclaviza y ha llegado a convertir al ser humano en un excremento.

49.- El pícaro, el malapaga, en el medio social nuestro es algo que, como el carnaval, forma parte del folklor nacional; el que toma algo a crédito y no lo paga, se convierte en una celebridad; quien abusa de aquel que le vendió en base a la confianza, a crédito, se convierte en un personaje famoso.

50.- El cuento es el medio al que recurre quien carece de seriedad para justificar su irresponsabilidad, el incumplimiento del deber y la palabra dada; en el medio social dominicano, el cuentista dispone de un arsenal de medios, astucias, tretas y artimañas variadas para, con juego de palabras, buscar una salida propia de golfo.

51.- El resentido es un peligro social, se siente mal con el buen trato que se le brinda, o con la indiferencia hacia él; no hay forma como agradarlo; critica al que progresa y al que se queda rezagado; se amarga la vida al conocer el éxito de otros; mantiene su corazón en estado de quemazón; cuando ríe lo hace de burla, y cuando llora es de satisfacción por la alegría del mal ajeno.

52.- El adulón y el servil, son hermanos gemelos. En sociedades como la nuestra abundan, se multiplican como la verdolaga y los conejos; viven del cuento, de hacerse los graciosos; tienen palabra de elogios para cada persona; la sumisión, la vileza y la lisonja las viven intensamente; no merecen nada de confianza, mientras más alejados están, mucho mejor; se caracterizan por ser zalameros, empalagosos y chistosos de mal gusto.

53.- El indiscreto, primero busca ganarse la confianza de sus víctimas, y luego se hace el necesario por guardar el secreto confiado; busca la información como un fisgón, simulándole amistad a quien se fía de él; el indiscreto, como el chismoso, no guarda verdades ni mentiras; por lo regular los indiscretos son imprudentes, intrigantes y fingidores.

54.- El jactancioso es una figura de no muy añeja aparición notoria en el medio social dominicano; es fácil de ubicar porque se presenta siempre como vanidoso, como quien no cabe dentro de su cuerpo; la petulancia lo ciega, hace gala de ser todólogo, se empequeñece por su arrogancia; es un engreído que se pavonea hasta exaltar su propia persona; la generalidad de las veces sus actuaciones motivan hilaridad colectiva.

55.- El abusador, está en todas partes como persona despreciable, siempre presto para ejecutar cualquier acción irrespetuosa contra otros; actúa sin comedimiento alguno, y se excede en la confianza dada; tiene mucho de desfachatado y atrevido; es descarado y cara dura, haciendo las cosas como si hubiera procedido con serenidad y prudencia.

56.- El cínico, es la repugnancia personalizada; se comporta con el mayor descaro, no es de fiar y debe generar desprecio a cualquier persona sensible; procede en forma desvergonzada, burlona, simuladora y fría; en su conversación es punzante, irónico y sarcástico.

57.- La lacra social abundante en nuestro país, está representada en cualquier ser humano nocivo, carente de virtud y mérito alguno; sólo sirve para dañar, no genera nada útil para la sociedad donde habita, es algo inane.

58.- El descarado y el desvergonzado, andan de la mano, hasta el punto de que no resulta fácil de individualizar, razón por la cual hay que darles igual trato, como atrevidos, vulgares y groseros de esencia antisocial; son insolentes, carecen de franqueza, sentido de sinceridad y les acompaña siempre la doble cara y el cinismo.

59.- El oportunista, va desarrollándose en la sociedad dominicana en forma vertiginosa, porque en la medida que el orden social entra en crisis, el oportunista se destaca por su comportamiento utilitarista, y aprovechador de las circunstancias; él es sumamente astuto, taimado y sinuoso; lleva una vida donde está ausente la nobleza; es artero y, por tanto, su persona no es fácil de descubrir en su actuar aleve.

60.- El infame es un maldito, carece del sentido de la honestidad; piensa y procede con perversidad; por naturaleza es repugnante y depravado; de pensamientos horribles, capaz de realizar cualquier acto asqueroso; forma parte de los seres humanos que nunca debieron de haber nacido, porque llegan al mundo a mancillar el país donde nacen.

61.- El depravado, no hay que hacer mucho esfuerzo para identificarlo, porque su forma de ser lo delata al diferenciarlo de cualquiera que no sea malvado, malévolo e inmoral; el depravado hay que verlo como la degeneración personificada, el perverso hecho realidad; su presencia quita higiene al medio social donde vive y desarrolla sus actividades.

62.- El chismoso, es una figura que en nuestro país ha sobresalido en todo el curso de nuestra historia, por ser embustero, intrigante, calumniador y sembrador de cizaña; es un charlatán por convicción, cultiva los líos, y no quiere ninguna buena relación con la persona seria y defensora de la verdad.

63.- El ingrato, hay que mantenerlo lo más alejado posible; encierra en su persona las cualidades más despreciables del ser humano, entre las que se destacan la deslealtad y el egoísmo; también hay que identificarlo como malagradecido, infiel y taimado.

64.- El acomplejado, es muy difícil de complacer; con nada se siente a gusto; se comporta, unas veces con arrogancia, y otras como retraído; se manifiesta desconfiado, enigmático, reservado e introvertido. Es sumamente incomprensible.

65.- El arrogante, se cree por encima del bien y el mal; es petulante, jactancioso y soberbio en extremo; no conoce la humildad y rechaza la sencillez; es pretencioso y ama la vanidad.

66.- El arbitrario, está al margen de todo comportamiento civilizado; no tiene espacio para compartir con personas sensibles y de bien; vive apegado a la injusticia, y a todo aquello que significa desprecio al ser humano.

67.- El entremetido, es un ser humano que hay que tratar con sumo cuidado, con prudencia extrema; procura conocer las confidencias de las amistades, para luego hacer de las mismas objeto de chismes; cultiva la curiosidad como un arte, y es irrespetuoso en demasía.

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Expresiones del comportamiento de una sociedad enferma

Introducción

1 No podemos rompernos la cabeza rebuscando la época en la cual anidamos ideas que hoy cuadran para identificar una serie de conceptos que han ido afianzándose en la conciencia y que luego, con el transcurso del tiempo, han definido nuestra forma de obrar.

2.- Partiendo de la base material del sistema social imperante y la superestructura que se levanta sobre el mismo, las ideas y conceptos han ido cambiando de sentido y contenido en el cerebro de la especie humana.

3.- No fue en un santiamén que las personas físicas comenzaron a manifestar sus simpatías hacia otras; lo hicieron como resultado de la acumulación de trato, y otras vinculaciones personales, que las llevaron a hacerlas merecedoras de conceptos que se han afianzado por la consolidación de cariño mutuo, durante un periodo más o menos largo.

4.- El sentido de bondadoso, amoroso, leal, sincero, honesto, moral, etc., ha cambiado históricamente acorde con los procesos sociales que han vivido los seres humanos.

5.- El querer, el amor, el afecto y otras manifestaciones del alma, se fijan en la conciencia por asimilación, y después se convierten en guía y forma de ser de su portador.

6.- Un mismo país, en el cual funciona un sistema social que genera clases sociales diferentes, cada una de ellas tiene forma distinta de analizar idéntico fenómeno social.

7.- Las dominicanas y dominicanos, desde siempre no han tenido la misma valoración y criterio con relación a la moral, la ley y el derecho; estos conceptos se han ido transformando de conformidad con los cambios sistémicos que se han efectuado en nuestro medio.

8.- Debo hacer la aclaración de que este escrito, en los puntos que pretendo definir el comportamiento de determinados entes sociales, lo hago partiendo de mi apreciación muy personal, con lo que quiero significar que no están apegados a rigor científico alguno. Pura y simplemente, me limito a exponer mis opiniones, y nada más.

9.- Es posible que mi tentativa de acercarme a la forma de comportarse hoy las dominicanas y los dominicanos, no sea compartida por muchas personas que, tal vez, tienen la creencia de que mis juicios están divorciados de la realidad dominicana actual.

10.- Para comprender la apreciación que hago de los sujetos definidos por su comportamiento y vicios sociales, hay que partir de que he tomado en consideración, como punto base o referencia, el ordenamiento vigente en el país en este momento, y no el contenido ni la composición social dominicana de otros períodos.

I.- Mi percepción del comportamiento humano. Actitud del dominicano de hoy y de ayer
11.- El hecho de haber nacido en un hogar humilde; haberme formado y desarrollado viviendo en distintos barrios populares de mi ciudad natal; ejercer intensamente la profesión de abogado en materia penal por más de cuarenta años; haber incidido en la vida pública, política y social de mi país por un período de sesenta años; compartir en los cinco continentes con personas de distintas partes del mundo; y haber vivido más de tres cuartas partes de siglo, todo esto ha hecho posible que acumule una serie de conocimientos del comportamiento humano.

12.- Mi madre fue una mujer muy observadora, y por ser yo un gran seguidor de sus actitudes, de ella heredé que cuando comparto con alguien trato de penetrarlo para conocer su forma de proceder.

13.- Por mi edad, tengo amigas y amigos, conocidos y amistades de diferentes generaciones de dominicanas y dominicanos que aún viven.

14.- Lamentablemente, en estos momentos hay todo un segmento de la sociedad dominicana dominado, en cuerpo y alma, por la maledicencia, la degradación y la chismografía y que, aunque no representa en número una gran cantidad, tiene incidencia en la opinión pública, por el desarrollo actual de la tecnología, lo que le permite, en forma perniciosa, dañar reputaciones bien ganadas, y sobresalir con sus ideas malsanas, cargadas de perversidad y puro veneno.

15.- He observado, con reflexión y sentido realista, cómo ha cambiado la conducta del dominicano de hoy, en comparación con la del de ayer.

II.- La situación de hoy a nivel de comportamiento no debe continuar.

16.- He decidido elaborar el presente texto tratando de identificar el comportamiento de algunos dominicanos y dominicanas de hoy, partiendo de la dinámica diaria, y mi comunicación con diferentes sectores, clases y capa sociales del país.

17.- Para mí sería una satisfacción que, por lo menos mis nietas y nietos, conozcan mis opiniones, plasmadas aquí, resultantes de experiencias vividas en el trato con algunos conciudadanos; con la observación de que al transmitírselas procuro que las analicen a la luz de sus propias vivencias, sin aceptar las mías como dogmas.

18.- Los dominicanos y dominicanas estamos viviendo una etapa penosa, en lo que se refiere a comportamientos y sentimientos, lo que revela que estamos perdiendo la valoración que ayer teníamos con relación a una serie de conceptos afectivos, que nos distinguían como pueblo sano y solidario.

19.- La valoración de lo bueno, honesto, cariñoso y de la amistad, no tiene ahora el sentido y alcance con el cual lo aceptamos y aplicamos en el pasado; se ha producido una absoluta transformación conceptual y praxis; la mutación es notoria; al parecer se ha efectuado una total metamorfosis en los sentimientos de muchos de nuestros paisanos.

20.- Espero que al momento de proceder a leer los conceptos que indico a continuación, el lector se ubique pasando mentalmente balance, a lo que ha sido su viva experiencia, en su comunicación y trato con personas que han tenido un comportamiento semejante al que atribuyo a continuación como vicio o deformación social.

21.- El amigo leal es hoy, algo así, como una pieza en desuso, porque se destaca y se alaba la deslealtad, la infidelidad, la vileza y cuantas bajezas caracterizan al ingrato.

22.- La franqueza para con las personas, amigas y amigos, se ha escondido para que ocupe su lugar la falsía, la mentira y la simulación. Con el mayor descaro se le hace al amigo una crítica sobre algo ocurrido hace varios años, y el farsante la estruja en la cara como si estuviera ocurriendo al instante, porque el amigo falso no se franquea, sino que acumula inquina, traicionando la hermandad que simulaba profesar.

23.- La sinceridad, está siendo deslustrada y presentada como comportamiento propio de taimados, simuladores y aduladores.

24.- El odio, se cultiva en muchas cabezas como por arte de magia. La pequeñez mental es utilizada para destilar tirria contra otros; los enconos hacen sentir bien a los mezquinos que, por debilidades personales de todo tipo, arrecian aborrecimiento ante quienes manifiestan antipatía cargada de rencores gratuitos repugnantes.

25.- La traición se está aceptando como acción propia de inteligentes, agudos y bien despiertos; en la medida que el traidor sienta reales en su medio social, se alaba su sagacidad, habilidad, diligencia y condición de persona que resuelve, siempre dispuesto a las operaciones propias de quien tiene sobradas condiciones para fingir, simular, y cuantas cosas sirven para destacar a la persona solapada.

26.- La murmuración, en nuestro medio se ha convertido en una diversión que, aunque propia de personas de baja estofa, la disfrutan aquellos que en su cerebro anidan resentimientos para dañar conductas de personas responsables, honestas y con estilo de vida ejemplar.

27.- La perversidad, al parecer, llegó aquí para quedarse, y vino armada de malignidad, perfidia, y la bellaquería disfrazada de bondad; el pernicioso, el malévolo, se señorea en compañía del infame, como ejemplo de lo que, para algunos, debe ser el modelo del ciudadano actual.

28.- Los mediocres organizan tertulias para criticar alegremente a los hombres y mujeres triunfadores por su talento y dedicación al trabajo; ellos son aquellos que en nuestro medio social viven dominados por la frustración, y alojan en su cerebro toda clase de porquería; ellos siempre se colocan en firme para, a una sola voz, en concierto mezquino, vomitar tirria contra las víctimas de sus maquinaciones.

29.- La envidia, alojada en cerebros letrinos, se mueve con alegría para destruir con furia a quien, en virtud de su talento como artista, deportista, médico, abogado, ingeniero, empresario, estudiante, líder político, etc., ha triunfado en la vida. El envidioso se siente bien cuando ha concluido su objetivo de aniquilar al que ha sometido a su suplicio.

30.- El mentiroso es una pieza clave en el círculo de personas que no sirven, o sirven muy poco; por su utilidad, el que miente tiene un espacio asegurado en aquellos que precisan de la calumnia y el chisme para triunfar con malas artes; el mentiroso teme, como el diablo a la cruz, a la verdad sincera y a la fidelidad.

31.- El egoísta, luce triunfante en el sentir de quienes ven en esa tara social, una forma de justificar su actitud individualista; considerándose derrotado el altruismo, la codicia se convierte en cultura estimulante para el avaricioso.

32.- El alabancioso, como farsante al fin, siempre encuentra una salida adecuada a su ocurrencia; por ser jactancioso y carecer de las virtudes que dice tener, está presto para, con una respuesta sinvergüenza, creer que ha quedado bien; se siente molesto ante las personas sencillas, porque su comportamiento altanero y petulancia vana, lo hace una persona disolvente.

33.- El canalla, es un ente social muy valorado en la sociedad de hoy, porque le sirve a todo aquel que persigue dañar a los demás con sus acciones cargadas de perversidad y abyección; tiene de cómplice permanente a la gentuza disfrazada de decencia y al infame simulando nobleza.

34.- La corrupción, ha sido presentada como un asunto pecaminoso, personal, y no como un fenómeno social ligado indisolublemente al sistema social que impera aquí; al hacer de la corrupción un asunto que atañe a personas, se le quita el carácter sistémico a la misma, manteniéndose embullados a estúpidos y confundidos, al limitarse la lucha contra personas corruptas, olvidándose del sistema que genera la corrupción.

Continúa en la próxima entrega.

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III.- Mi formación ideológica

24.- El tiempo en la actividad política desde que era un púber, me ha permitido ir, lentamente, arreglando con mucho cuidado mis ideas las cuales he organizado en forma tal que se han convertido en mi ideología, la que me ha servido como instrumento para ejecutar mis conceptos y principios.

25.- Los criterios que sustento no llegaron a mí como intrusos, no son advenedizos; los invité, los seduje hasta encantarme y me he sentido cautivado por ellos; los quiero con ternura, los adoro con predilección, los venero con devoción; vinieron motivados por mi libérrimo deseo, para quedarse, acompañarme, escoltarme y conducirme para siempre.

26.- Ese sistema de ideas que tengo en mi cerebro es mi guía, me orienta, conduce y alecciona; es algo así como mi Constitución que me dice lo que debo hacer o no hacer, proceder en una u otra forma. Cada actuación he tratado de ajustarla a un método; a una disciplina que tiene su origen en reglas y principios originados en mi concepción de la vida y el mundo partiendo de mi criterio ideológico.

27.- Cuantas acciones políticas he ejecutado y ejecuto llevan impresas el sello de mi pensamiento, y de las mismas no me arrepiento, asumo con absoluta satisfacción mi responsabilidad y las consecuencias que de ellas puedan derivarse, sin distinguir que tengan relación con mi vida privada, pública, familiar, profesional o política.

28.- Las ideas que con profundo calor he abrazado desde siempre y a las cuales no renunciaré, las he apoyado, defendido, respaldado y trato de preservarlas. Las he llevado a la práctica desde organizaciones cívicas, culturales, gremiales, sindicales, de solidaridad, defensoras de la paz, de los derechos humanos, las libertades públicas, el medio ambiente, en mi país y en otros lugares del mundo donde ha sido necesaria mi presencia en favor de las causas justas. Las he puesto en acción con plena claridad, confianza y convencimiento, certeza, convicción, seguridad, firmeza y conciencia de que son justas.

29.- Por fidelidad a mi concepción política he tratado ser coherente, actuar acorde con mi forma de pensar; el apego a mi pensamiento me impone no accionar con zigzagueo, dando tumbos. La veleidad, la inconsistencia es algo que por principio no practico porque es incompatible con la firmeza a la que me debo.

IV.- Mis ideas políticas en la práctica

30.- En el orden político y social he vivido con la creencia de que el socialismo es la única solución para la humanidad resolver los problemas de desigualdad, injusticias y toda clase de opresión económica y social. Sólo bajo el sistema socialista se alcanza el verdadero florecimiento y desarrollo del humanismo, porque descansa en el fundamento del bien del ser humano y para su plena capacidad creadora.

31.- En el quehacer político en el país y en el extranjero, he procedido convencido de lo que hago; de que estoy en lo cierto, justo y verdadero; no he actuado con la creencia de que estoy equivocado o errado. En ningún momento he procedido con sentido equívoco, de dudas e imprecisión, sino claro, exacto.

32.- He creído y creo que ha sido correcta mi posición irrenunciable a hacer causa solidaria con los que luchan por la paz y contra la guerra; por la liberación nacional, la soberanía e independencia plena; por los derechos humanos y las libertades públicas, y apoyar a los movimientos democráticos que procuran acabar con el hambre, la insalubridad, el analfabetismo y otras lacras sociales que lesionan vivamente a la especie humana.

33.- Estoy plenamente convencido, y no me arrepentiré jamás, y seguiré en esa línea hasta el último instante de mi vida, que mi participación política, social y de solidaridad ha sido correcta, tanto en el plano nacional como internacional, en defensa de las libertades y derechos democráticos, por la paz, la independencia nacional, el progreso social, y por alcanzar las reivindicaciones fundamentales hasta construir una sociedad sin desigualdad ni privilegios, en la cual lo que en verdad se llama pueblo disfrute en la tierra de una vida feliz, material y espiritual.

34.- Guiado por mis ideas, y en lo absoluto convencido de la justeza de ellas, he ocupado la función de miembro de la presidencia del Consejo Mundial de la Paz y, de igual manera, de la presidencia del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América, organismos internacionales creados por hombres y mujeres de todos los continentes, que creemos que la humanidad no necesita de guerras para progresar, y precisa de un tribunal internacional imparcial para conocer, decidir y sancionar a los que asesinan a niños, ancianos e inocentes en acciones terroristas.

35.- He dado, y mientras viva se lo daré, mi total apoyo moral a los movimientos que en América Latina y el Caribe, luchan por cambiar las viejas estructuras que generan irritantes desigualdades; por cambios para alcanzar una verdadera democracia sin corruptos ni privilegiados; por el afianzamiento de la soberanía nacional, en fin, seguiré sin retroceso alguno, en lo que sea posible, para construir una sociedad en la cual el pueblo sea el actor, y no el pasivo ente despreciado, solo utilizado para validar procesos electorales y legitimar podridas instituciones.

36.- Porque responde perfectamente a mi forma de pensar he vivido orgulloso, satisfecho de haber sido directivo y activo integrante de diferentes movimientos de solidaridad formados en mi país. Creo a ciegas en la solidaridad, como la más alta expresión humana; mi apoyo moral desinteresado no se lo regatearé nunca a los que luchan por el bien de sus pueblos y por la liberación nacional.

37.- Todo mi accionar político lo he hecho de frente, sin ocultar mi pensamiento; del mismo respondo sin reservas ni limitaciones, y si tengo que trillar los caminos antes transitados, de ser necesario los recorreré nuevamente, con igual alegría que ayer, y con más fe, confianza plena, y certidumbre absoluta.

38.- Lo que en el curso de mi vida he hecho, dentro del accionar político nacional o internacional, lo reitero, mantengo y apruebo como resultado consciente del compromiso que tengo como hombre de pensamiento libre. En mí no hay ni habrá espacio para el arrepentimiento, pesar o remordimiento alguno, porque todo lo he hecho consciente, con alegría y plena libertad.

39.- Al igual que la de todo ser humano, mi personalidad no es homogénea; está condicionada por un conjunto de relaciones sociales generadas por el sistema imperante en la sociedad donde he vivido, de donde resulta que estoy formado por un grupo de rasgos y particularidades internas a través de las cuales se manifiesta mi accionar.

40.- Como es natural, en cada una de las etapas de mi existencia, he deliberado de acuerdo con mi entendimiento para formarme un juicio, un criterio de la realidad del mundo, y el medio donde vivo. El discernimiento ha hecho posible hacer conciencia de las distintas situaciones que he tenido que enfrentar.

41.- Mi forma de pensar ha evolucionado, se ha desarrollado gradualmente desde mi niñez, se ha ido transformando en forma progresiva; mis ideas se han ido mudando, cambiando de acuerdo con mis estudios y lecturas los cuales me han permitido aprender, ilustrarme, examinar los fenómenos que se dan en el seno de la sociedad dominicana y a nivel internacional. El pensamiento político que anido en mi cabeza no fue prescrito por nadie, no me lo recetaron; es el resultado de la comprensión, el entendimiento de lo que estudié y comprobé luego de cotejar y revisar ideas políticas diversas.

42.- Mis opiniones políticas no son fruto de mi capricho ni de resentimientos; llegué a ellas luego de examinar varias, para apreciar sus semejanzas y diferencias; después de confrontarlas y analizarlas en conjunto, logré el más alto objetivo al que aspira el ser humano: un ideal, el cual he asumido por considerarlo el mejor, el más humano para la materialización de lo justo en la tierra, de lo honesto e íntegro, y por el cual he luchado en el orden político y social.

43.- En mi accionar político he separado los vínculos familiares y de amistad, del criterio ideológico que sustento, porque considero que no tienen igual sentido y contenido. Mi familia, mis amigas y amigos ocupan un lugar especial en mi corazón, al igual que quienes se identifican con mi pensamiento e ideales políticos.

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La vida permite al ser humano asimilar experiencia fruto del trato con los demás, y adquirir conocimientos de los hechos que ocurren en el mundo circundante, los cuales luego le sirven de referencia para comprender lo que debe registrar, enriquecer la mente y, con el tiempo, su modo de pensar.

Haber llegado a la tercera edad ha hecho posible conocer el proceder de personas a las cuales traté durante muchos años, y en un abrir y cerrar de ojos cambiaron en su comportamiento.

En otro orden, porque creo que la sociedad dominicana de hoy es diferente a aquella en la cual me desarrollé como ente social, me siento bien explicando la razón de semejante parecer.

En los tres capítulos siguientes expongo mis opiniones políticas y el criterio que tengo con relación a conductas de individuos que me han permitido referirme, entre otros, a la envidia, el oportunista, el mentiroso, el egoísta, el alabancioso; el descalificador, el ingrato, el intrigante, el trepador social, el oportunista y otros de semejante comportamiento.

CAPÍTULO I

• Mi forma política de pensar
• Expresiones del comportamiento
de una sociedad enferma
• Algunos rasgos de la sociedad
dominicana deteriorada
• El medio social dominicano
contamina hasta la amistad
• El deterioro hoy en el trato
entre amigas y amigos
• Necesitamos construir un medio social nuevo
• Los triunfadores y derrotados en este medio social
• Nuestra sociedad al garete, sin respeto
• El dinero fácil y sus consecuencias
• Es un deber cívico denunciar la
mediocridad
• La dominicana: una sociedad asfixiante

Mi forma política de pensar

I.- Introducción
1.- Es una aspiración mía que el día inexorable de la partida del mundo de los vivos, la que ha sido mi forma de pensar y actuar no sea inquietud para mis descendientes; procuro ser juzgado partiendo de realidades, no de suposiciones. Al igual que todo ser humano, he pasado por las fases sucesivas de la concepción, nacimiento y desarrollo.
2.- Creo innecesario dejar a la especulación, interpretación, deducción o interrogación para después de la muerte, lo que en vida puedo explicar y responder. La claridad de las cosas contribuye a la diafanidad, a darle luz y despejar cualquier confusión e imprecisión antojadiza. La clarificación depura y facilita la purificación.
3.- En un escrito anterior, con el título: “Episodios de mi vida”, expuse lo que fue la vida de mi familia y la mía, desde mi nacimiento hasta la investidura como doctor en derecho, y el ejercicio de la profesión de abogado.
4.- En este trabajo, voy a narrar, en particular a mis nietas y nietos, sobre mi pensamiento político, las taras sociales que he observado en personas que traté durante muchos años; la forma como veo la realidad de mi país en estos momentos, y partiendo de la realidad actual cómo vislumbro el futuro de mi país en el orden económico, político-social, ético y moral.
Mi ubicación social
y proceder político
6.- Desde el punto de vista clasista soy componente de las capas medias de la sociedad dominicana, partiendo de que no trabajo en relación de dependencia de patrono alguno; vivo del producto de mi propia labor como profesional del derecho, y no exploto trabajo ajeno.
7.- Formo parte de una generación de dominicanas y dominicanos, nacidos en distintas épocas, desde el 1930 hasta 1970 del siglo pasado, y por diversos motivos mostramos ciertas características comunes; y una de ellas es que hemos accionado en la política sin procurar beneficios personales. Particularmente yo, nunca he buscado ni recibido nada material por mis actividades políticas.
8.- En el trajinar de mi vida he tratado de serle fiel a mis ideas; he puesto por delante la lealtad hacia ellas; proceder con absoluta adhesión a mis convicciones, apegado a lo que ellas me dicen, ejecutando su mandato con precisión, sin vacilación, aunque debo reconocer que en muchas ocasiones, aunque de buena fe, he cometido errores.
9.- Aspiro que en mi país se articule un movimiento democrático integrado por todas las corrientes sociales progresistas, como fuerza orientadora y realizadora de las masas populares, y sirva en el futuro como base de un gobierno democrático y popular en el que han de estar presentes trabajadores del campo y la ciudad, campesinos, intelectuales, profesionales, artesanos, pequeña burguesía y la burguesía nacional.
10.- Creo firmemente en mis ideas políticas, pero no soy sectario; no vivo encerrado en mi pensamiento, ni creo en ninguna secta. Tampoco soy dogmático, porque mi práctica política la hago en base a lo que he estudiado y asimilado; no estoy aferrado a ciegas a mi concepción ideológica.
11.- En diferentes escenarios de mi país, y del extranjero, he expuesto mis opiniones en forma abierta y sin limitación alguna; no he tenido ni tengo temor alguno en confrontarlas, sin importar el adversario; permanezco abierto a discutir cualquier tesis contraria a las que he sostenido y sostengo. Mis ideas y convicciones las creo resistentes a las que las adversan.
12.- No creo en el apoliticismo porque el mismo conduce al oportunismo, fomenta la apatía en el seno del pueblo; sirve para distraer a las masas en su lucha por sus reivindicaciones y las guía al seguidismo politiquero.
13.- Porque confío en la brega de los pueblos por sus legítimas aspiraciones, nunca he sido ni seré creyente del fatalismo, porque condena a las masas populares al conformismo, la impotencia, la pasividad y la sumisión. A la lucha política, social y cívica he ido e iré, dentro de mis posibilidades, lleno de optimismo, entusiasmo, animado y rebozado de la confianza en la pureza e integridad de mis ideas.
14.- En el accionar político no apoyo el terrorismo como método de lucha, porque es aislado del pueblo. Sólo creo en la lucha de masas para generar cambios en el seno de la sociedad; tampoco he aprobado el heroísmo y la audacia individualista. He estado y estaré en favor de que las transformaciones se generen confiando en el pueblo porque así se acciona con eficacia y se obtienen logros.
15.- En razón de que he hecho mía la idea de que “el fin para cuya consecución se requieren medios ilegítimos, no es un fin legítimo”, creo que principios correctos, defendidos con métodos inadmisibles, se convierten en su contrario; la mentira no puede ser un medio para difundir la verdad entre el pueblo; no se pueden implantar los principios humanos de la sociedad haciendo uso de medidas crueles; es absurdo pensar que se pueda instaurar la dicha a costa de la infelicidad del pueblo. Rechazo la tesis de que “entre más peor, mejor”.
16.- En el debate ideológico, aquel que no comparte mis opiniones políticas sólo le he pedido y reclamado que las enfrente con lealtad y sólidos argumentos; que me dé la oportunidad de aclararle en lo que he creído y creo; quienes rehúyen la confrontación de su opinión con la que he sostenido y sostengo, no creen en lo que predican y pretenden ahogar, asfixiar, pulverizar las mías con métodos extraños a la verdad, o sea la falsedad, la falacia y la diatriba.
17.- Aunque vivo enamorado de mis ideas, no las acepto a ciegas, y creo que con el transcurso de los años van a ser superadas por otras nuevas y mejores. No soy un obcecado, ni creo en el fanatismo ideológico. Pero las ideas que ahora sustento me impulsan a participar en el seno de mi pueblo con los hombres y mujeres interesados en la liberación de la dependencia, de la opresión y la superación de lo caduco.
18- No me creo portador de la verdad absoluta. Cuantas veces me he equivocado, he reconocido mis errores por medio de la autocrítica a los fines de desentrañar las causas de ellos y buscar las vías para corregirlos. Además, acepto las críticas constructivas porque pueden servirme para superar defectos.
19.- Creo que en mi país es una necesidad la realización de transformaciones profundas en el orden político y social. En esa línea he hecho modestos aportes por construir una real y efectiva democracia, por lo que he activado en diferentes expresiones de lucha de contenidos muy diversos, en unión de grupo de personas con criterios ideológicos muy variados.
20.- En distintas épocas de la política de mi país, por creer en los dictados de mi conciencia, he sido lesionado física y moralmente, pero no he cambiado mi forma de actuar; por el contrario, los tormentos han fortalecido mis convicciones y la justeza de las mismas.
21.- En todo el curso de mi vida sólo he militado en un partido político, el Partido Socialista Popular, del cual me separé en el año 1967. Pero la no militancia partidaria no ha entrañado marginación de la lucha social y política de mi país, la cual he asumido, dentro de mis posibilidades y conforme convicciones, con plena responsabilidad.
22.- Aunque no censuro la decisión de una persona accionar en la política por medio de un partido, la práctica de la vida me ha enseñado que manteniendo una posición democrática independiente pueden ser defendidas causas justas nacionales e internacionales, poniendo siempre de por medio lo que conviene al ser humano que debe ser el centro de toda actividad social, política o cívica.
23.- En unión de otras personas, he realizado labores de solidaridad con el fin de enfrentar democráticamente uno o varios problemas comunes, para cuya solución han estado en disposición de emprender diversas actividades, en torno a un programa mínimo de lucha. He compartido estas actividades con hombres y mujeres, miembros de partidos políticos, credos religiosos y organizaciones cívicas. En los trabajos unitarios he puesto en ejecución de mi conciencia nacional y social las que me permiten llevar a cabo tareas con personas que en conjunto constituyen un mosaico ideológico.

Continuará la semana próxima

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