Pasión que sobrepasa toda prueba

El 29 de mayo del 2011 Rochi Nelson Pérez, pocodespués de despertar, recibió una llamada telefónica: “Bueno, tiene que pagarme ese dinero”…  Ese día Rochi bebió un veneno y casi muere.

El 29 de mayo del 2011 Rochi Nelson Pérez, pocodespués de despertar, recibió una llamada telefónica: “Bueno, tiene que pagarme ese dinero”…  Ese día Rochi bebió un veneno y casi muere. Él se ha vestido y dirigido la comparsa “Robalagallina” durante 25 años y es el responsable de que ese jocoso personaje carnavalesco sea un atributo característico de la ciudad de Baní.

La comparsa, con poco más de 100 integrantes, ha ganado alrededor de 12 premios provinciales y siete en distintos renglones del DesfileNacional del Carnaval, incluyendo el Gran Premio en más de una ocasión. El año pasado cuando atentó contra su vida, la agrupación ganó más de 100 mil pesos, pero Rochi no pudo cumplir con todas las deudas.

“Me atacaba la modista, me atacaba el prestamista, meatacaba el banco… Me aislé totalmente y pensé que ya para la gente no significaba nada.  Creí que el trabajo que había hecho por tantos años no valía y que a la gente sólo le interesaba que le pagara su dinero”, recuerda.

Después de hablar sobre esa “mala decisión” hace una pausa, y continúa: “aprendí que uno mismo no puede hacer juicios, porque pensé que la gente no estaba preocupada y que el problema me lo habían dejado a mí,que yo sólo era valioso en el carnaval”.  La inquietud que despertó ante su gravedad le dio a entender que no está sólo. Este 2012 la agrupación acordó reducir el presupuesto –valorado cada año 1 y 1.5 millones de pesos– exhibiendo un recuento de los robalagallinas de Baní de antiguas presentaciones.

El testimonio de Rochi no es ajeno a la realidad de otros carnavaleros. “La masa más importante que mueve al carnaval es la clase media baja, la más deprimida en términos económicos”, indica Ramón Lachapelle, director de Gestión Cultural y Carnaval del Ministerio de Cultura. Agrega que los protagonistas de la gran fiesta popular a veces llegan a empeñar sus bienes para poder confeccionar los disfraces que llevarán puestos en febrero.

Las emociones

“Ehh hay veces que… no sé cómo expresártelo, pero eh, cuando ehh”, responde Rochi al cuestionarle qué siente al momento de estar disfrazado. “Me motiva mucho cuando veo que me disfrutan, cuando siento el apoyo del pueblo”, dice. Añade que el personaje Robalagallina se debe sentir, vivir los movimientos, la alegría, el contagiarse con las personas y ser parte del disfraz y del mismo público para poder destacarse.

Dónde comienza la historia

El folclorista Roldán Mármol explica que tanto la música, como las expresiones fundamentales, vienen de los pueblos, los barrios y los lugares marginales. “En medio de la pobreza sacan un tiempo para su creatividad. Aquí la gente vende un televisor, cualquier cosa para hacer su traje, organizar su comparsa y participar en el carnaval. Es casi algo de fe, es algo de compromiso que lo asume la gente de generación en generación”, señala el artista.

Con Rochi, las ideas de estos especialistas se identifican, pues el robalagallina, con 58 años edad, no llegó a la universidad.  Señala que ha trabajado en folclor toda su vida–organizando coreografías y actividades afines- y es parte del Comité de Carnaval de Baní.  Actualmente labora en el Departamento de Cultura del Ayuntamiento de esta ciudad y una vez se dedicó a la santería.

“Antes vivía de la santería, viví muchos años de eso. Hacía brebajes, ‘montaderas’ en las fiestas de palo… Cuando voy a los desfiles de Boston, tengo que durar un tiempo más, porque allá yo tengo gente que le trabajé muchos años y cuando voy tengo que hacerle sus baños y sus cosas. De ahí es que consigo los chelitos muchas veces parar pagar las deudas aquí”, dice.

La primera vez que Rochi participó en un carnaval fue en 1974, cuando en el país se celebraron los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe. El liceo Paraguay en Santo Domingo organizó una presentación, donde eligieron a gran parte de los personajes típicos del carnaval; pero solo faltaba un robalagallina. “Me acuerdo que uno de los muchachos dijo ‘como Rochi ha hecho muchas presentaciones, talvez se puede mover en eso’”.

Años después se trasladó a Baní y participó en comparsas sin mucho éxito. Ahora, las ofertas para que robalagallina represente a una empresa no faltan. Pero un afán por mantenerla independiente ha impedido cualquier tipo de acuerdo.

Más apoyo estatal para el carnaval

Para Roldán Mármol, el desarrollo del carnaval está más delante de las capacidades organizativas y las políticas culturales del Estado. Entiende que es necesario crear un plan estratégico sólido que lleven en conjunto los ministerios de Cultura y Turismo.

Manifiesta que el mercadeo del carnaval ha quedado en manos de comercializadoras que su norte no es necesariamente proteger y cuidar las expresiones culturales, sino producir beneficios. “Entonces el ente regulador debe ser el Ministerio de Cultura”.  Asimismo señala que al Ministerio de la Juventud le correspondería tener un rol más activo en la participación de los jóvenes en las manifestaciones culturales del país.

El promotor cultural opina que los ministerios de Planificación y Desarrollo e Industria y Comercio deberían también  integrarse para estudiar cómo se producen y se distribuyen las riquezas que cada año deja el carnaval dominicano. “Creo que no podemos seguir organizando y comercializando un carnaval si los verdaderos protagonistas, que son los carnavaleros, no tienen un beneficio para que puedan vivir de manera digna, cubrirse todos los gastos y tener algún excedente”, puntualiza Roldán Mármol.

El Ministerio de Turismo cuenta con un presupuesto aproximado de 28 millones de pesos para desarrollar el carnaval nacional. Y con el apoyo de otras instituciones, mueve alrededor de 2,000 millones de pesos cada año. 

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