Otra página memorable

Una vez más, el deporte dominicano nos concede un momento brillante para sentirnos orgullosos en el presente y a la vez pensar en un mejor futuro.

Una vez más, el deporte dominicano nos concede un momento brillante para sentirnos orgullosos en el presente y a la vez pensar en un mejor futuro. El baloncesto dominicano acaba de lograr un hecho sin precedentes en nuestra historia al obtener la clasificación a los octavos de final del Mundial que se lleva a cabo en España. En 1978, nuestra anterior participación en la máxima competencia de la disciplina, el récord de la escuadra tricolor fue de 0-3.

Esta vez no solo se obtuvo el primer triunfo en un Mundial, sino que se ha cruzado a la ronda de los 16, un objetivo que merece todo el reconocimiento del país para un grupo que ha surcado terrenos insospechados en este deporte.

Ha llovido mucho desde 1978 hasta la fecha: siete presidentes, varias reelecciones, intentos fallidos de la misma, y cambios radicales que nos presentan un país totalmente diferente. Se ha esperado mucho para poder celebrar un avance de esta naturaleza.

Sin necesidad de caer en intransigencia frente a las opiniones escépticas, un derecho que asiste a cualquiera, ni de invocar un exceso de gozo que raye en la ignorancia, todo el crédito a los miembros de la selección (dirigentes, asistentes, fisioterapeutas), a la Federación Dominicana de Baloncesto, bajo el mando de Rafael Uribe, y a Southgate, la empresa que se hizo cargo del peso económico del combinado, por esta página memorable para nuestro país.

Eduardo Najri, José Miguel Bonetti y los demás ejecutivos de Southgate han hecho un trabajo encomiable con la que es sin quizás la más querida de nuestras selecciones. Extensivo el reconocimiento a las compañías que han creído en el grupo durante este ciclo.

El gran Víctor

Sería injusto no mencionar a Víctor Estrella, digno integrante del gozo colectivo que tenemos como nación desde la pasada semana.

Víctor, un ejemplo fiel de que imposible es una excusa del momento, cruzó el terreno que fuera de su familia y pocos allegados nadie pensó que podía al ganar varios encuentros en el US Open de tenis.

Mis respetos para ese gigante que a sus 34 años demostró que la edad es un número.

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