Nos equivocamos

Decepcionante reconocerlo y admitirlo, pero todos los que auguramos que el país viviría cuatro años libre de la politiquería,…

Decepcionante reconocerlo y admitirlo, pero todos los que auguramos que el país viviría cuatro años libre de la politiquería, nos equivocamos, y la realidad salta a la vista cuando vemos la gran cantidad de promociones a favor del regreso de Leonel Fernández para las elecciones del 2016 y hasta vallas con el lema: “Hasta pronto presidente”, a lo que se suman las consignas a favor de su regreso en el festival de inauguraciones de obras que realiza en todo el país.
Nos damos cuenta que nos equivocamos cuando observamos el espectáculo politiquero a que el PartidoRevolucionario Dominicano (PRD) ha sometido la sociedad con las luchas internas entre Miguel Vargas e Hipólito Mejía, todo con miras a las elecciones del 2016.

El pasado proceso electoral aún no ha concluido porque, según el calendario de la Junta Central Electoral (JCE), de manera formal termina el 16 de agosto. Confieso que estoy entre quienes se ilusionaron con pensar que ¡por fin! los dominicanos estaríamos libres de la pesadilla politiquera por lo menos durante dos años, producto de la entrada en vigor de la nueva Constitución en la parte electoral.

Imaginé un escenario distinto al de ahora. Creí que el debate sería sobre los grandes temas y retos del país, cómo lograr mejor educación, lidiar con el tema migratorio, la puesta en práctica de la Estrategia Nacional deDesarrollo y fórmulas para enfrentar el grave problema eléctrico. Todos esos temas y otros cruciales no cesan en la boca de los políticos, pero ninguno los aborda con seriedad, sino con el único objetivo de caer en gracia dependiendo del momento.

Así también lo hicieron con los héroes del deporte Félix Sánchez y Luguelin Santos que colocaron más arriba mucho más la Bandera Nacional y ahí aparecen todos los politiqueros para sacarle ventaja al momento. Esa tarde del pasado lunes fue de gloria nacional, pero también debe servir para grandes reflexiones cuando algunos políticos quisieron hacernos creer que habían aportado algo al triunfo particular y personal de esos jóvenes. Para que no se mal interprete, quien suscribe no tiene nada contra ningún político en particular, pero es necesario que la clase se evalúe y se coloque a la altura de lo que espera la sociedad y dejen de tratarnos como tontos.

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