Maweather y una victoria anunciada

LAS VEGAS, NEVADA (EE.UU.) Pasada la una de la madrugada del domingo, en la arena del lujoso hotel MGM de esta ciudad, se registró…

LAS VEGAS, NEVADA (EE.UU.) Pasada la una de la madrugada del domingo, en la arena del lujoso hotel MGM de esta ciudad, se registró lo que este columnista -en varios artículos-  había vaticinado: Una clara victoria del estadounidense Floyd Mayweather sobre Miguel Cotto, de Puerto Rico.

En 12 intensos asaltos Mayweather, ahora monarca mediano junior de la Asociación  Mundial de Boxeo (AMB), impuso su inteligencia ante el boricua que, aunque lleno  de pundonor, no pudo neutralizar la capacidad de su rival.

En  los primeros cinco asaltos Mayweather  vapuleó a Cotto a quien le conectó una  lluvia de jabs y rectos cortos. beneficio del destronado campeón de las 15un4 libras debo decir que hizo gran esfuerzo para evitar ser golpeado.

E incluso, en los rounds sexto, séptimo y octavo a Cotto se le vio con una firme decisión de demostrar que tenía la capacidad para vencer a su rival.

Pero como lo narré en la crónica publicada ayer por este diario, impuso su inteligencia y los fundamentos del  boxeo… ¡y de esa manera cumplió con su advertencia: Que en el ring él es el mejor.

En realidad, aunque Mayweather es un parlanchín y a quien se le sindica como pedante,  sigue enseñando   que es una súper estrella de las cuerdas.

Cuando comience junio  irá a la cárcel a cumplir una condena de tres meses.
Y después que cumpla, ¿qué vendrá?

Mayweather, ¿lo máximo?

Con la nueva demostración ofrecida ante Cotto, surgen varias interrogantes en el mundo del boxeo mundial.

La primera: ¿Ya se puede decir que Mayweather es el mejor boxeador (de la actualidad) kilo por kilo?

Y esta otra: ¿Debe colgar los guantes Miguel Cotto?

Doy mis respuestas sencillas: Sí, Maweather, por encima de Manny Pacquiao, es lo máximo del boxeo moderno.

Y creo Miguel Cotto, de quien he dicho que está en un «claro declive», debe colgar los guantes.

Retirarse  como lo hacen  los grandes y esperar el  momento cuando será llamado a ocupar un asiento en  salón de los inmortales del boxeo mundial.
Cotto, ¡ya no más!

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