El marketing electoral nacional

No hay que ser un genio del marketing primario para saber que en cualquier mensaje publicitario se destacan las virtudes, las ventajas y las conveniencias del producto que debemos promover frente a la población que podría consumir lo que deseamos…

No hay que ser un genio del marketing primario para saber que en cualquier mensaje publicitario se destacan las virtudes, las ventajas y las conveniencias del producto que debemos promover frente a la población que podría consumir lo que deseamos vender, como tampoco hay que ser el genio de la lámpara de Aladino para saber que el mejor camino no es promovernos haciendo referencia al producto de la competencia.

Nadie ha visto nunca una campaña publicitaria de la Coca Cola haciendo énfasis en posibles defectos de la Pepsi Cola, como tampoco nadie ha visto nunca a la Pepsi Cola referirse a posibles perjuicios de la Coca Cola, pues en cada campaña publicitaria de cada uno de esos dos grandes líderes mundiales de las gaseosas embotelladas y enlatadas, lo único que se promueve es la sensación de satisfacción que experimenta cualquier persona, incluido usted, cuando toma esa gaseosa para saciar la sed.

Sin embargo, en el marketing electoral nacional se hace todo lo contrario de lo que hacen las grandes empresas publicitarias del mundo civilizado cuando tienen que promover un producto determinado, pues en nuestro país vemos muchos casos donde no se promueven las virtudes, ni las conveniencias, ni la bondad del producto que se quiere presentar ante la sociedad, sino que los diseñadores de la campaña electoral se limitan a promover con insistencia, sus desafectos, y los supuestos defectos, que ven en la competencia, y de repente la campaña electoral ha dejado de ser promocional, para dedicarse exclusivamente a desacreditar, insultar, difamar, injuriar, calumniar y odiar; olvidando que quien vientos se dedique a sembrar, tempestades habrá de cosechar.

Es lamentable, y muy penoso, que una parte importante del liderazgo político nacional se haya dejado mal asesorar y haga uso exclusivamente de campañas mediáticas para insultar, difamar y desacreditar, y que con tales propósitos se hayan utilizado las peores herramientas medievales inventadas para producir los mayores males, cuando lo correcto, lo elegante, lo formal, y lo protocolar, es proyectar el alto nivel de preparación profesional, y la gran capacidad de solución, que tiene el candidato que se propone para dirigir la nación.

Nunca antes la gente sensata dominicana se había sentido tan abrumada y tan exasperada como se siente ahora por el alto nivel de toxicidad e irracionalidad de la campaña electoral actual, donde a la mayoría de candidatos no se les ocurre hablar de la construcción de represas, canales de riego y acueductos; ni de la construcción de centrales termoeléctricas, hidroeléctricas y eólicas; ni se les ocurre proponer una plaza de la salud en Santiago, otra en Monte Cristi, otra en Barahona y otra en Higüey; ni mucho menos se les ocurre hablar de invertir dos mil millones de dólares anuales para convertirnos en líderes regionales en ciencia y tecnología; ni se atreven a decirle al país que van a construir alcantarillados sanitarios en Santo Domingo y Santiago, con múltiples plantas de tratamiento de aguas cloacales; ni proponen cerrar los mil aserraderos que operan permanentemente con autorización del Ministerio de Medio Ambiente, como lo hizo Balaguer en el año 1967;  porque para eso hay que tener vocación de servicio e interés en la solución de los problemas de la nación, lo cual al parecer ya no existe.

En cada partido político, grande o pequeño, hay profesionales de muy alto nivel, que saben muy bien lo que hay que proponer y lo que hay que hacer para ayudar a este país a crecer, pero todos los partidos tienen a sus grandes talentos marginados, arrinconados, e ignorados, porque lo que importa en la política de esta nación no es el conocimiento y la solución, sino el show mediático del insulto y la descalificación.

Muchos políticos fueron a la escuela de formación y sólo aprendieron aquel capítulo de la corrupción que debe predicarse exclusivamente cuando se está en la oposición, olvidando que ayer formaron parte de partidos que estando en el gobierno fueron acusados de multiplicar la corrupción que criticaban desde la oposición, siendo evidente que los políticos que sólo siembran descalificación terminarán cosechando el rechazo de la población.  l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas