El pasado jueves, una nueva administración asumió el control del Ejecutivo. Son muchos los problemas que hereda, tantos como las demandas y aspiraciones de una población que, al igual que en otros países en desarrollo, entiende que con los recursos disponibles, bien administrados, podría estar mucho mejor.
No vamos a listar los problemas que hereda pues hay uno, que por su magnitud y urgencia, deberá consumir los primeros cuatro meses del gobierno. Nos referimos al insostenible déficit fiscal, el cual se multiplicó por seis en los primeros siete meses del 2012. De un déficit de RD$13,234 millones en enero-julio del 2011, se ha pasado a RD$78,270 millones en enero-julio del 2012. ¿Qué pasó? Mientras los ingresos del gobierno crecieron en 17%, el gasto creció en 53%.
El gasto en inversión pública, que en enero-julio del 2011 había ascendido a RD$36,749 millones, saltó a RD$93,887 millones, un aumento de RD$57,138 millones, equivalente a un 156%. En apenas los primeros siete meses del 2012, el Gobierno ejecutó prácticamente el monto total del presupuesto de inversiones públicas aprobado para el 2012 (RD$96,363 millones).
El gasto corriente también aumentó por encima de los ingresos, al pasar de RD$138,428 millones en enero-julio del 2011 a RD$173,808 millones, para un aumento de RD$35,380 millones ó 25.6%.
Ese desbordamiento sin precedentes en el gasto público explica el porqué también el Gobierno sometió y obtuvo del Congreso Nacional la aprobación de un presupuesto complementario sin precedentes, ascendente a RD$71,462 millones. Este déficit fiscal es sobre base caja, es decir, no incluye los aumentos en los atrasos de pagos por compra de bienes y servicios a generadores de electricidad, contratistas, suplidores, entre otros. En los primeros siete meses del 2012, los atrasos subieron en RD$7,959 millones. Cuando este monto se suma al déficit fiscal en base caja, se tiene que el déficit fiscal en base compromisos alcanzó RD$86,382 millones.
Para conocer el déficit del sector público consolidado, habría que saber el déficit del resto del sector público no financiero (empresas públicas) y el déficit cuasi-fiscal del Banco Central. El primero se desconoce pero el segundo ascendió a RD$13,445 millones. Sumando las pérdidas cuasi-fiscales del Banco Central al déficit fiscal en base compromisos, se tiene que en los primeros siete meses del 2012, el déficit del sector público consolidado fue igual o superior a RD$99,826 millones, lo que permitiría proyectar para el año 2012 completo un déficit cercano a 6% del PIB.
Este es el déficit real. Si quisiéramos medir el potencial, entonces habría que agregar 1.7% del PIB que se necesitaría para completar el 4% del PIB de educación y cerca de 2.3% más para salud pública, seguridad ciudadana y Policía Nacional, justicia, ayuntamientos, programas de reducción de pobreza, y construcción de viviendas para los más pobres. En total, 10% del PIB.
La situación se agrava para los años 2013 y 2014, pues el servicio de la deuda pública sube significativamente en esos dos años. Para poder servirlo, se necesitará un acuerdo con el FMI. El 2013 está cerca y el tiempo apremia.
Lo más preocupante es que a pesar de que el déficit fiscal se multiplicó por seis, producto de un aumento de RD$92,518 millones en el gasto público (53%), lo que significó un estímulo gigantesco a la demanda agregada y debió generar un fuerte crecimiento de la economía, la realidad es que el PIB, según las siempre bondadosas estimaciones del Banco Central, creció a una tasa similar a la del primer semestre del 2011, cerca de 4%. El estancamiento de las economías desarrolladas del mundo y la desaceleración del crecimiento en los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) está limitando el crecimiento de la demanda externa por nuestros bienes y servicios.
A pesar de la debilidad de la economía mundial, el FMI, consciente de que la República Dominicana está montada en una trayectoria de deuda pública insostenible, insistirá en un fuerte ajuste fiscal, posiblemente una combinación de recorte en el gasto público, tanto del gasto corriente como el de inversión, y un aumento de los ingresos. Lo que sí está claro es que ante el desbordamiento que ha tenido lugar en el gasto público durante los primeros siete meses del 2012, nadie debe tener dudas de que el ajuste deberá comenzar con un recorte de gastos corrientes y de capital. Es lo políticamente correcto y económicamente sensato.
El Presupuesto del 2013 deberá someterse al Congreso en pocas semanas. Es ahí donde se consignarán RD$106,100 millones para Educación que el Gobierno deberá explicar con lujo de detalles en qué se invertirán para garantizar que esos recursos tengan el efecto que se persigue. Estamos hablando de un aumento de casi RD$50,000 millones con relación al nivel que terminará ejecutándose en el 2012.
El presidente Danilo Medina dijo en su discurso de toma de posesión que invitará a los sectores sociales para concertar las reformas y medidas a adoptar. Seamos conscientes, la popularidad de 70% del presidente saliente no la podrá exhibir el entrante cuando enfrente de raíz este serio problema que ha heredado.
Los artículos de Andy Dauhajre en elCaribe pueden ser leídos en www.miprd.org/andy