Los niños también sufren de ansiedad

Si este trastorno no se detecta a tiempo y no se aplica el tratamiento adecuado, se convierte en un factor de riesgo de otras enfermedades en la etapa adulta.

Si este trastorno no se detecta a tiempo y no se aplica el tratamiento adecuado, se convierte en un factor de riesgo de otras enfermedades en la etapa adulta.¿Quién no ha padecido un cuadro de ansiedad alguna vez? Ante situaciones de peligro, acontecimientos estresantes o de incertidumbre, la mayoría de los adultos reaccionan con un estado de agitación e inquietud. Conocido como ansiedad, es un mecanismo adaptativo que ayuda a superar estas sensaciones en momentos difíciles, es decir, a veces es útil. Sin embargo, este trastorno no es exclusivo de los adultos y de su ritmo de vida estresante, sino que también afecta a edades más tempranas. Un nuevo estudio aporta datos cuantificables de los afectados: se estima que entre un 6% y un 20% de los niños y adolescentes también padecen ansiedad. Por ello conviene tener un diagnóstico certero, ya que de lo contrario, si no se aplica el tratamiento adecuado, la enfermedad afecta en gran medida a la calidad de vida.

A pesar de que se ha relacionado con el estrés de los adultos (más del 15% de la población sufre algún trastorno de ansiedad a lo largo de su vida), parece que no sólo es inherente a los mayores. Los últimos datos disponibles señalan que entre un 6% y un 20% de los niños y adolescentes de 9 a 17 años también padecen ansiedad. Es la patología mental más diagnosticada después de los trastornos de comportamiento y, como sucede en los adultos, es más frecuente en niñas que en niños. Además, alrededor de la mitad de los niños y adolescentes afectados sufren un segundo trastorno de ansiedad u otro trastorno mental o de comportamiento, como la depresión. Estos pueden desarrollarse a la vez que otros problemas de salud físicos que necesitan tratamiento.

Los expertos aseguran que del 9% al 15% de los menores entre 7 y 11 años que acuden a las consultas de atención primaria reúnen criterios de trastornos de ansiedad (generalizada, por separación, por estrés postraumático, fobias, pánico y trastorno obsesivo compulsivo). Así concluye un estudio español realizado por la Fundación Jiménez Díaz, publicado en la revista ‘European Child and Adolescent’.

Aunque todos los niños sienten ansiedad y temor en algún momento de su vida (al separarse de sus progenitores cuando son más pequeños, por un examen, cuando aprenden a dormir a oscuras), si esta inquietud interfiere en su vida cotidiana es necesario consultar con un especialista. Es el experto quien debe discernir entre los miedos que son inherentes a determinadas etapas evolutivas del niño y otros problemas que son trastornos en sí.

El papel de los padres

La ansiedad se desarrolla en los niños ante nuevas situaciones que no pueden gestionar y, sobre todo, cuando tienen sensación de inseguridad. Además de la oscuridad y de los ruidos fuertes, los niños aumentan su nerviosismo cuando detectan que algo no va bien. A pesar de que la situación que les ocasiona inquietud se puede superar con la ayuda de un adulto, es muy útil aprender o enseñarles cómo afrontar sentimientos de nerviosismo y desasosiego.

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