“Toda obra de arte es el contenedor de la energía de su creador”

Nuestro entrevistado, Elías Roedán, se considera un artista multifacético que explora todas las variantes del arte y el diseño como herramienta de comunicación y sublimación.

Nuestro entrevistado, Elías Roedán, se considera un artista multifacético que explora todas las variantes del arte y el diseño como herramienta de comunicación y sublimación. Se define como un hombre de experiencia y edad, que aún mantiene a su niño interior intacto, lo que le permite valorar el asombro de la niñez, la pasión de la juventud y la responsabilidad de la adultez. Asimismo, se considera un hombre que cree en el amor, en todas sus manifestaciones, por considerar que ese sentimiento es la clave para solucionar cualquier problema o dificultad en la vida, y que el ejemplo vale más que el discurso. Estudió Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), luego, en la Escuela de Diseño Altos de Chavón, estudió Bellas Artes e Ilustración. “La escuela me hizo ser lo que hoy en día soy”, nos comenta el artista, para luego explicar que luego recibió una beca total para estudiar en Parsons School of Design, donde terminó sus estudios en Ilustración especializado en Editorial. 

¿En qué momento empieza a interesarse por la pintura?
A los tres años acompañé a mi papá al aeropuerto, al regresar dibujé el avión en que se iba, de ahí en adelante siempre dibujé, pinté, leí y escuchaba música. A temprana edad ya me había leído La Divina Comedia, había pintado al óleo, tocaba guitarra y quería ser bailarín. Deseos y sueños que se cumplieron a medias. Al salir del colegio iba a estudiar Arquitectura, pero desistí cuando me enteré de que existía una carrera universitaria donde el pénsum contaba con cuatro niveles de dibujo y cuatro de pintura, y por esa me decidí. En ese instante supe que mi vida estaría dedicada al arte.

¿Qué trabajo esta ejerciendo en estos momentos?
Me dedico al diseño editorial la mayor parte del tiempo, diseño libros y memorias anuales para bancos y empresas. Este año ha sido muy productivo, pues aparte de la exhibición que acabo de inaugurar con 65 pinturas, también realicé seis memorias anuales para los bancos y compañías más importantes del país.

¿Cree usted que el arte es una buena herramienta de reflexión?
Toda obra de arte es el contenedor de la energía de su creador. Sea pensada o sentida, intelectual o inconsciente, rebelde o pasiva, es el producto de una actitud, de una acción, y por lo tanto, es un ejercicio de reflexión del creador, se dé cuenta o no. Lo de ser buena o mala es relativo, esos adjetivos siempre me han parecido brumosos y al ser usados en aspectos generales siempre necesitan de un contexto específico para ser válidos.

¿Qué episodios han sido más determinantes en su vida a la hora de expresarse artísticamente?
Los momentos detonantes de respuestas emocionales fuertes. El ser humano, artista o no, vive a través de toda su existencia una serie de eventos claves que pueden ser afortunados o no. Para mí es la rutina, me aburro con facilidad, no soporto hacer la misma cosa por largos períodos de tiempo, así que cada vez que llega la crisis del tedio empiezo a crear algo nuevo. En los últimos 10 años, el nacimiento de mi hijo y el experimentar junto a él su niñez ha sido la experiencia que más me ha transformado y eso se refleja no sólo a nivel artístico, sino en todos los otros aspectos de mi vida.

¿De sus obras, cuál cree usted que más le ha emocionado o conmovido. Hábleme un poco de ella?
A lo largo de mi carrera, cada serie ha movido diferentes fibras en mi alma. Hubo una época que mi obra reflejaba el amor de pareja, pues lo estaba viviendo, otra etapa se embarcó hacia mis deseos reprimidos, y otra hacia las mujeres que han jugado un papel importante en mi vida. En 2002 hice una obra de gran tamaño titulada “Ella” bordada completamente en tela, hilos y nácar, y luego sumergida en resina transparente. Esa pieza me conmovió intensamente, pues fue una catarsis, dos meses de bordado continuo que me apaciguaba el alma en un momento emocionalmente difícil. Esta exposición “Hebras” es, hasta hoy en día, la serie más conmovedora que he hecho, pues es la comunión del yo actual y el yo de 10 años, una simbiosis de quien realmente soy, de mi alma. Su proceso de creación fue largo, hermoso y tierno, y creo que el resultado lo proyecta.

¿Cuál es la clave para ser artista en el escenario local e internacional?
Verdad. Olvidar los prejuicios y ser fiel a sí mismo, independientemente sea aceptado o no. Rodearse de personas que aporten y sin complejos. Nutrirse de todo. Hacer, hacer y pensar en hacer por el simple hecho de hacer y por sobre todas las cosas ser generoso. La fórmula para el éxito local o internacional no existe, lo que sí existe es la verdad de cada quien. Es mi verdad, otros pensarán diferente.

¿Qué considera de la crítica?
La crítica es positiva, sea a favor o en contra. Escuchar, aceptar y respetar lo que cada persona tiene que decir de uno o de nuestro trabajo nos beneficia y enaltece, eso no quiere decir que se tome como una ley inquebrantable. Cada quien tiene derecho a una opinión y, por más preparado que esté, está sujeto a su propia definición de lo que es valioso o no.

¿Desde su óptica, cómo ve esta industria en RD?
El arte siempre ha sido grandioso en nuestra isla, a pesar de la desidia del Gobierno por no educar ni apoyar el arte como debería. Cada generación tiene logros importantísimos, valiosos y admirables. En especial, admiro mucho a esta nueva generación, la generación a la que le di clases, a la que veo en exhibiciones y colectivos cada semana, esos jóvenes me han dado las más grandes lecciones. Celebro la capacidad de esta nueva generación de hacer cosas, no importa si son apoyados o aceptados, si no lo son, se la buscan y lo hacen. Son imparables, por eso los admiro y me siento parte de ellos.

¿Cuál ha sido su mayor proyecto?
La serie “Operetta” fue inmensa, dos años bordando telas y otros elementos que luego sumergía en resina se prestaban a muchos accidentes, unos exitosos y otros no. Eso me enseñó a no apegarme, a dejar ser, a permitirme fallar y se convirtió en mi primera individual 12 años después de haber entrado profesionalmente en este mundo.

¿Cuáles son sus proyectos futuros?
La serie “Hebras” continúa, aún falta mucho por explorar. Esta primera muestra celebra la nostalgia y la belleza de mis fetiches infantiles, pero como toda niñez, la mía es también compleja, estoy plagado de recuerdos lúcidos y soy muy lúdico, por lo que ahora mismo estoy profundizando en otros aspectos de mi alma, y ya veremos qué saldrá.

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