“Más que bailarina me siento artista”

Miriam Bello baila desde que tiene uso de razón. Es lo que siempre quiso hacer y de lo que se convenció sería su camino a seguir, durante una visita a Nueva York, al Radio City Music Hall. Ese día, con apenas 10 años de edad, ver a aquella bailarina,

Miriam Bello baila desde que tiene uso de razón. Es lo que siempre quiso hacer y de lo que se convenció sería su camino a seguir, durante una visita a Nueva York, al Radio City Music Hall. Ese día, con apenas 10 años de edad, ver a aquella bailarina, deslumbrante, grácil, delgada como una espiga, detenida sobre la punta los pies, le confirmó su vocación.

“¡Algún día voy a hacer eso. Eso es lo que quiero hacer!”, se dijo.
Así lo pensó y así lo hizo. Tan pronto llegó al país le dijo a su padre que quería ser bailarina, y entró a la escuela de Magda Corbett, cuna de destacadas bailarinas dominicanas.

El paso del tiempo le ha demostrado que un artista es una combinación de varias diciplinas, un conglomerado de talento y aptitudes; y de eso, ella misma es un ejemplo. Aunque ha incursionado en diferentes áreas del arte y a cada una le confiere el más elevado respeto y valor, no vacila en afirmar que para ella “ la danza ha sido el néctar que ha alimentado mi espíritu y mi cuerpo”.

1. Petromacorisana
Nací en San Pedro de Macorís el 26 de mayo de 1946. A los dos años de mi nacimiento, mis padres se mudaron para la capital. Estudié en el Colegio del Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús y aunque desde los cuatro años bailaba, inicié mis estudios de ballet con Magda Corbett, en el año 1957. Después me fui a los Estados Unidos con una beca, en los años 60 y en el año 1965 obtuve una beca de estudios, en la prestigiosa School of American Ballet de New York. Estuve tres años estudiando allá y después regresé al país.

2. Infancia maravillosa
Soy hija de Pedro María Bello Germán y Grecia Divina Cardona. Somos seis hermanos y la época de la infancia fue grandiosa, maravillosa, con unos padres increíbles. Aprendí inglés, francés y español, porque eran obligatorios en esa época esos estudios. Entonces, aprendí repostería, yo sé pegar botones, zurcir, esas cosas que las monjas enseñaban, no solo a las hembras, sino también a los varones. Mi niñez fue espectacular. Tuve acceso a todos los cuentos infantiles que tú te puedas imaginar, la Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes, desde antes de entrar al ballet.

3. Comerciantes
Mi padre era un hombre muy capacitado, muy preparado, un gran ser humano, estudiaba Medicina en la UASD, no se graduó porque comenzó a tener hijos y la cosa se le complicó, pero lo recuerdo como un hombre muy conocedor y muy instruido. Él llegó a ser Gran Maestro de la Logia. Era un gran esotérico. Mi mamá, solo alcanzó el octavo grado, pero ojalá muchos bachilleres tener ese octavo. Es una mujer que leyó mucha poesía. Nosotros teníamos en la calle José Trujillo Valdez, actual Duarte, un par de tiendas y teníamos un cine en la calle José Martí. Ahí duramos años, gran parte de mi vida la pasé en la Duarte. Después nos mudamos para la Duarte con Ravelo. Aprendí a montar bicicleta en el Parque Julia, que hoy es Parque Enriquillo. Recuerdo que del colegio, la guagua me llevaba a Bellas Artes, y de Bellas Artes yo cogía un carrito en la Independencia hasta la Duarte con Ravelo.

4. El primer vuelo
A los 10 años, viajé por primera vez a Puerto Rico, desde el Aeropuerto General Andrews, que quedaba en lo que es hoy la Máximo Gómez, hasta Rehabilitación. Volé a Puerto Rico, en vacaciones porque pasé con buenas notas en el colegio, en 1957. Volé en PanAmerican, recuerdo que te servían en platos de cristal, con cubiertos plateados que parecían de plata.

5. A NY en Barco
Viajé a Nueva York en el barco Radhamés. Ese barco era de carga, pero el esposo de la madrina mía, trabajaba en ese barco. Era un barco lujosísimo, bellísimo. Imagínate que llevaba el nombre de uno de los hijos de Trujillo. En ese viaje a Nueva York, fue que yo supe que sería bailarina de ballet. Resulta que mi madrina, que me estaba esperando en Nueva York, me llevó a museos, a las grandes producciones de Broadway, me llevó al Radio City Music Hall… para una niña de 10 años eso fue lo máximo, Hoy en día, yo voy y no lo veo tan grande, pero en aquella época me impresionó. Era una belleza, y todavía es una belleza, y ahí yo vi, porque era en el mes de diciembre, una obra de ballet, y cuando yo vi aquella bailarina parada en las puntas de los pies, me dije: “eso es lo que yo quiero hacer”. Yo tuve el privilegio de ver esa bailarina, que era una mujer, pero que estaba haciendo el papel de una niña. Yo creía de verdad que era una niña. Ella hizo ese papel tan bien y yo me maravillé al verla parada en la punta de los pies.

6. ¡Una más flaca que yo!
Cuando llegué al país de una vez le dije a mi padre: “yo quiero aprender a bailar en la punta de los pies”. Mi papá comenzó a preguntar dónde había un lugar en el país donde yo pudiera aprender a bailar y no encontró. Entonces, encontró una señora en la calle Padre Billini, que tenía una escuela en la sala de la casa de una amiga, ambas eran europeas. De ahí salieron las mejores bailarinas, las hermanas Perrotas, Ruth Garrido, Rita Peynado, Miguel Alfonseca y muchos más. Ahí entré yo. Recuerdo que Carmen Heredia dijo: “diantre, ahí entró una más flaca que yo”, jajajaja. Cuando la madame me vio, me dijo: “tú eres una bailarina natural”. Ahí estuve muchos años, hasta que gané la beca. Nos fuimos a Bellas Artes y allí, Elizabeth Perrota y yo nos ganamos una beca en el año el 57. Esa beca era para Inglaterra, pero mi papá dijo que para allá no, que si nos la podían dar para Nueva York, y así fue. Ahí me fui por avión. Me fui al American Ballet Theatre. Cuando regresé al país, entré a trabajar en el gobierno, en las escuelas públicas, impartiendo clases de ballet. De ahí, de esas escuelas públicas, nacen bailarinas que hoy en día son bailarinas reconocidas, como Jenny de la Rosa, que fue una figura importante en el Ballet Clásico Dominicano. Las hermanas CC, que después de estar estudiando ballet conmigo fueron elegidas para representar al país en los XII Juegos en gimnasia.

7. Una escuela de arte
Entonces yo, como a los 10 años de estar en el país hice una propuesta de escuela. Esa propuesta la hice con el propósito de que el ballet, que no era accesible para todo el mundo, fuera accesible para las personas que no eran pudientes, pero que tenían estudiantes brillantes en sus casas, niñas y niños que pudieran ser un futuro para el ballet, pero que no contaban con los recursos para estudiar. Primero nace mi escuela, porque como a mí como que nadie me hizo mucho caso, lo que hice fue que le pedí a mi papá el segundo piso de mi casa, en el ensanche La Fe, para convertirlo en mi escuela, que ya tiene 40 años. De esa manera se funda Articentro. Comencé con un programa que incluía ballet, pintura, danza, música, de todo. Teníamos un maestro que impartía clases de piano y los niños y niñas tomaban clases de diferentes disciplinas artísticas. Ahí se le daba todo.

8. Profesora universitaria
Fui directora del Ballet Nacional, directora de la Escuela Nacional de Danza, estuve dos años dirigiendo la Escuela Nacional de Danza, fui subdirectora general de Bellas Artes y subdirectora general del Centro Cultural Narciso González. En 1999 comencé a trabajar en la universidad. A la universidad vine a estudiar mi segunda carrera, yo soy egresada de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, de licenciatura en Derecho Internacional, y entré a la UASD a hacer la licenciatura en Educación Superior, y realicé también la maestría en Educación Superior. Entonces, en los pasillos, me encontré con la directora, a la sazón, del Departamento de Arte, que no era facultad, y me dice: “Miriam, ¿qué tú haces por aquí? Y le respondí que estaba estudiando, y ella me dijo que me necesitaba para impartir clases de danza a los estudiantes de teatro. Entonces yo apliqué en el concurso y pasé con muy buenas calificaciones. Hoy soy profesora adjunto de la universidad.

9. Madre
Me casé, yo diría que vieja, porque me casé a los 28 años, con Cecilio Díaz Carela. Ese es el padre de mis tres hijos. El varón, que se llama Dorian Orlando Díaz Bello, estudió en la UASD, es médico y vive en Las Vegas Nevadas; Loraine, fue virreina en el concurso Nacional de Belleza. Ella es artista, modelo profesional, da clase en Barbizón y clases de zumba en Galería 360, y Miriam Alexandra Díaz Bello, que estudio en la PUCAMAIMA, y se graduó con honores de Derecho, y estudió en el Art Institute of Fort Lauderdale, estudió video production. Estuvimos casados 22 años y a los 22 años tuvimos un feliz rompimiento. Luego, me volví a casar con Sergio Sánchez Echavarría, músico. Estuvimos casados 10 años y nos divorciamos. Soy una persona que vivo aquí y vivo en el mundo. No puedo estar en un solo sitio.

10. La danza
Tengo 69 años y si yo tengo que definir lo que es la danza, te diré que para mí ha sido todo. Yo soy bailarina por naturaleza. Le agradezco a Dios que me haya mantenido tan bien, hasta ahora, porque si no pudiera bailar sé que me deprimiría. A mí la gente me dice que yo siempre vivo bailando, gozosa, feliz, y yo les digo que esa actitud es la que me ha mantenido viva, alerta y despierta. Para mí la danza ha sido el néctar que ha alimentado mi espíritu y mi cuerpo.

Bailarina, actriz, pintora y escritora

Toda mi vida he estado bailando. Bailo desde que tengo tres años de edad. Entré al ballet de Magda, a los 10 años, casi cumpliendo los 11, y Magda vio en mí a una artista. Ella siempre me decía: “tú vas a ser una gran artista”. Y parece que no se equivocó, porque yo más que bailarina me siento artista. Soy bailarina de carrera, actriz de carrera, después, aquí en la universidad, estudié la Licenciatura en teatro y actualmente soy licenciada en teatro y estoy haciendo una maestría en Artes Visuales. Esto es así porque el cuerpo va envejeciendo y las cosas que uno hacía, con el tiempo, ya no las puede hacer. Entonces, al pasar esto, lo que he hecho es sustituir un arte por el otro. Ahora estoy dibujando y pintado con los mejores maestros, porque los de la UASD son los mejores maestros del país. De hecho, ya tengo una pequeña colección de cuadros que han sido expuestos en Boston, en Baní y San Pedro de Macorís. También he tenido exposiciones en la UASD.  Hace unos meses puse en circulación una novela, titulada “La señorona: En mi caja de zapatos guardo mis secretos”. Al principio no eran mis secretos, sino mis recuerdos, pero el maestro Odalís Pérez, me recomendó cambiarle el título. La portada es una de mis pinturas. Ese es el artista. El artista canta, pinta, baila, escribe… Lo que pasa es que la sociedad se ha encargado de dividir al artista.  

Disciplinada
“Soy muy estricta, muy disciplinada. No puedo ser de otra manera, porque yo pienso que la disciplina es esencial en cualquier área profesional”.

Artista
“Toda mi vida estuve bailando. Bailo desde que tengo tres años de edad. Entré al ballet de Magda a los 10 años, desde que me vio, vio en mí a una artista”.

Tristeza
“Mi papá nos prohibió que estuviéramos tristes cuando él se muriera. Él nos dijo: “la muerte es algo natural y nos va a pasar a todos”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas