“Yo siempre estaba con un lápiz en la mano”

Gorge Severino comenzó a plasmar los gestos y expresiones físicas de todo el que le rodeaba. Su sentido del humor, quizás, lo movía a realizar aquellas caricaturas o intentos de retratos. No sabía que estaba dando los primeros pasos…

Gorge Severino comenzó a plasmar los gestos y expresiones físicas de todo el que le rodeaba. Su sentido del humor, quizás, lo movía a realizar aquellas caricaturas o intentos de retratos.

No sabía que estaba dando los primeros pasos en el competitivo y demandante mundo de las artes.

Su talento se fue desarrollando con el paso del tiempo, y aunque al principio, no tenía un estilo definido, más tarde logró seguir la corriente que le ha dado prestigio y que le ha permitido llevar su trabajo por diferentes países del mundo y participar en los más prestigiosos concursos a nivel nacional e internacional. Aunque al principio quiso ser médico y luego contador, los sentidos apuntaban a un destino mucho más colorido.

1. Puertoplateño
Nací en Puerto Plata, el seis de diciembre de 1935. Allí viví y realicé mis primeros estudios. Solo salía en vacaciones donde mi familia en Santiago, Salcedo, y pocas veces a la Capital, hasta que me hice bachiller en Naturales y Físicas. Como no pude venir a la Capital en ese momento, y para no estar de vago, hice otro bachillerato en Filosofía y Letras. Mi padrino era profesor de piano y de pintura allá en Puerto Plata; como a mí me gustaba, iba ocasionalmente, y como él era mi padrino, las clases para mí eran gratis. Mi padre se llamaba Jorge Severino, igual que yo, era músico, tenía una orquesta conocida en Puerto Plata como la Orquesta Maravilla. Mi madre: Helena Contreras Navarro. Yo tenía familia en todas partes por parte de mi mamá. Mi papá quería que yo fuera músico.

2. Quería ser médico
Luego, vine a Santo Domingo a estudiar Medicina, estuve tres años estudiando Medicina, pero los fondos se terminaron, así que regresé a Puerto Plata. Tendría como 19 años. Entonces, conseguí un trabajo en el Ingenio Montellano, del CEA, estuve ocho años ahí trabajando. Mientras tanto me mantenía dibujando a todos mis compañeros de trabajo y a todo el que me pasaba cerca. Como trabajaba como contador en el CEA, me inscribí en la UASD a estudiar para contador público autorizado, y en eso, las cosas se pusieron difíciles aquí.

3. Revolucionario…
Estuve en algunos grupos de esos que se preparaban para participar en la Revolución de Abril del 65. Llegó un momento en que estábamos en un comando en Puerto Plata, teníamos una escopeta y un revolver, éramos como 15, y yo me dije en ese momento que no íbamos para ningún lado. Llamé a un amigo y me dijo que saliera por la avenida Independencia derecho, por donde estaban los tanques de guerra americanos, “ellos te van a registrar”, me dijo, y como yo tenía pasaporte americano me fui a Puerto Rico. Eso fue el 1964.

4. Retratos
Cuando regresé en el 1966, iba a formalizar mi residencia en Puerto Rico, pero cuando llegué, pensé no volver más. Me fui a la casa de un amigo, que se acaba de casar. Yo estaba en un hotel, pero él me dijo que me fuera para su casa. Él y su esposa solo tenían seis meses de casados, su casa era grandísima, y me instalaron en una habitación grande, que tenía una mesa de dibujo. Él era norteamericano, pertenecía al Cuerpo de Paz cuando lo conocí. Como él sabía que a mí me gustaba dibujar, me dijo: “pero ven acá, ¿por qué no te pones a pintar formalmente?” Me dijo que tenía unos amigos del ejército norteamericano que estaban solos en el país y que sus esposas y familias estaban lejos, y me aconsejó que les hiciera retratos a las fotografías que ellos tenían de sus esposas. Eran fotos pequeñitas, y comencé a trabajar, y parece que salieron bien. Me pagaban cada cuadro a 75 dólares. Eso fue en 1966.

5. Muchos estilos
Después de terminar con los retratos, me fui a comprar tela, papel, acuarela, óleo, acrílico, de todo. Y comencé a pintar cuadros que no tenían nada que ver con los retratos. Cuando tenía 20 cuadros pintados, fuimos donde René Contín Aybar, a mostrárselos, porque él era crítico de arte. Yo tenía mucha timidez, pero fui. Cuando llegué le dije: “Don Pedro, usted podría tener la amabilidad de ver unos cuadros que yo he pintado para que usted me dé su opinión”. Yo llevé como ocho cuadros, y me dijo que los recostara en el pasillo, que él iba a pasar a verlos. Así lo hice. Él salió, estuvo mirándolos una y otra vez, y cuando terminó de verlos me dijo: “bueno, los cuadros están bien pintados, pero hay un problema”. Le pregunté que cuál era el problema. Me dijo: “que en estos ocho cuadros hay seis estilos diferentes”. Eso me bajó el ánimo. Recogí mis cuadros y me fui al taller y comencé a dilucidar con cuál estilo me quedaba. Me decidí por la línea figurativa, porque estaba acostumbrado a las formas, a la gente, al ambiente. Entonces yo comencé a pintar, al principio era ligeramente distinto a cómo pinto ahora, y poco a poco fui cambiando.

6. Reconocido
En 1968 decidí participar en la Bienal de E. León Jimenes. Envié tres cuadros y tuve la suerte que me los aceptaron. Entonces, para mi sorpresa, cuando entregaron los premios me otorgaron el segundo lugar en pintura. Eso fue lo más grande para mí. Eso me animó más a seguir el camino del arte. Encontré mucho apoyo de Bidó, Oviedo, Aquiles Azar, Cesteros, Guillo Pérez y Rotellini. Luego comencé a participar en las exposiciones que me permitían. Envié tres cuadros a la Bienal Nacional y gané el tercer premio de pintura. Después envié tres cuadros a la Bienal Nacional y para mi sorpresa me dieron el tercer premio, me dieron mucha publicidad, mi nombre comenzó a sonar. Realicé mi primera exposición en una galería que se inauguraba en la Gustavo Mejía Ricart, fue un gran éxito, a la gente le gustó lo que yo hacía.

7. A Brasil
En 1978, recibí una invitación para participar en la primera Bienal Latinoamericana, en Sao Paulo, Brasil. Presenté la primera instalación que ha hecho en ese país un dominicano, hice una suerte de estructura de una casa, detrás había un altar, era una casa dominicana, pero solamente con los palos. Clavado en la puerta había un pan, la gente entraba y se encontraba con un altar igual a los que se levantan aquí, con muchos santos. En otra habitación había un altar a Santa Marta, La Dominadora. Había dos sillas. ¿Sabes una cosa?, los brasileiros se sentaban ahí y en un frasco que yo había puesto, ellos dejaban monedas. Los brasileiros creen mucho en esas cosas.

8. Artista
Siempre, desde que era pequeño, estaba con un lápiz en la mano. Cuando yo tenía como 10 años dibujaba paquitos inventados por mí. Después se me ocurrió coger una caja de zapatos, con un rollo de caja sumadora, lo puse en la caja sostenido con un alambre y dejaba descorrer el rollo, con una vela detrás, y parecía un cine. Los muchachos iban a ver y yo les cobraba a un chele la entrada, para que vieran la aventura que yo había escrito en rollos de papel. Me divertí muchísimo. Era en las vacaciones. Siempre estaba con un lápiz en la mano, haciendo cosas, dibujando a la gente, a cualquier cosa que me interesara.

9. Efectos de una lesión
Jugando pelota me rompí la pierna izquierda. Lo llevo cargado toda mi vida. Estaba corriendo, deslizándome para segunda base y la pierna se me enganchó y me rompí la cabeza del fémur. Mi tío, el hermano de mamá, era capitán y médico, las cosas no estaban muy adelantas, y lo que hicieron fue enyesarme desde la cadera hasta el tobillo, y cuando me quitaron el yeso, se me había soldado la cadera. Y desde ese momento, yo tenía como 14 años, yo he usado bastón hasta ahora. Me operaron de nuevo, y me pusieron una prótesis que me permite doblar las caderas.

10. Vida en familia
Estoy casado con María de los Dolores Claudia, pero todo el mundo le dice Mari Loly. Yo no podía haber encontrado mejor compañera que ella, por varias razones. Ella es amorosa, responsable, y de familia. Tenemos una hermosa relación. En los años ochenta inauguramos una galería, pero quien llevaba el comando era ella, yo era un expositor. Éramos socios, pero en esta casa lo económico no tiene territorio, es decir, lo que ella tenga o lo que yo tenga en una cuenta, es de los dos. Ella gasta lo que crea, y yo gasto. No me gusta consumir demasiado. Llevamos 38 años de casados. No le puedo pedir más a una compañera. Tengo tres hijos, varones los tres, mi esposa tiene dos, en total son cinco, todos varones, pero en el ínterin apareció una niña que se llama Abril y la adoptamos. Es decir, que tenemos seis hijos y 10 nietos”.

Un trabajo a tiempo completo

“En un tiempo, trabajé en el Banco Central y después en una compañía de computadoras, pero renuncié para dedicarme a pintar nada más, porque pintaba de noche y los sábados y domingos, y pensé que eso no era vida; y aunque me pagaban muy bien en la compañía de computadoras, renuncié. En ese tiempo, me pagaban dos mil 250 dólares, más gastos de representación, pero lo dejé para pintar. Pintar demanda muchas horas. Normalmente subo al taller a las nueve o nueve y media de la mañana, bajo a la una a comer, me recuesto y subo a las tres o las cuatro, y estoy ahí hasta las nueve; pero cuando la cosa está interesante, aunque me llamen de la casa, que está debajo del taller, bajo después de las 10 ”. 

Premio Nacional
En 1979, tuve la suerte de haber ganado el Gran Premio de la XIV Bienal Nacional. A partir de ahí me consideraban como un pintor establecido”.

Mención de Honor
Preparé grabados de muñecas hechas con una copiadora 3M. Las envié a Buenos Aires y me dieron la primera mención de honor”.

Vocación
En Puerto Rico conseguí trabajo. Comencé a pintar un poco sobre tela, papel, acuarela, óleo. Eso lo hacía en la tarde, los fines de semana”.

El comienzo
Me decidí por la línea figurativa, porque estaba acostumbrado a las formas, a la gente, al ambiente. Al principio era distinto a como pinto ahora”.

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