Jugando a la filantropía

En nuestro país la política social del Estado, en vez de concentrar la inversión en el desarrollo de planes generales de educación,…

En nuestro país la política social del Estado, en vez de concentrar la inversión en el desarrollo de planes generales de educación, salud, vivienda, higiene, entre otros, llevados a cabo por los organismos legalmente competentes; expresamente se divide por parcelas. De esta forma nuestros gobiernos distribuyen el capital político que se obtiene a través de las mismas y manejan de forma más discrecional determinados asuntos como es el caso del Despacho de la Primera Dama y la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).

Resulta inaudito que 25 años después de su creación todavía sigamos con la aberración que significa tener un Ministerio de Obras Públicas y la OISOE, adscrita al Poder Ejecutivo, construyendo ambas obras públicas. El decreto 625-12 que acaba de dictar el Presidente continúa esta ilegal práctica, dividiendo el paquete de las 18,000 aulas que proyecta construir el Gobierno en los próximos dos años, en un 60% a ser ejecutadas por el Ministerio y un 40% por la OISOE.

En un momento en el que precisamente el debate público está concentrado en la identificación de las causas del descomunal déficit legado por la administración anterior, que en gran medida fue causado por el aumento discrecional y en violación a la Ley de Presupuesto de los montos destinados a obras ejecutadas por esas instituciones, debería descontinuarse la mala práctica de otorgar recursos a una entidad que lo que hace es generar clientelas. Debemos recordar que el controversial  archivo del expediente contra el ex director de la OISOE y hoy senador aún se discute; temiéndose que la investigación termine sepultada por razones políticas ampliamente conocidas.

Mientras, dicho personaje surgido de las entrañas del quehacer político dominicano, hace galas de haberse convertido en uno de nuestros  mayores filántropos a juzgar por los frecuentes reportajes en periódicos  y en su programa de televisión “Iluminando el Camino”, en los que se publicita  cómo cumple sueños de humildes ciudadanos salvándolos de la tragedia de terribles enfermedades y de situaciones de miseria entregándoles casas, cuidados de salud y otras ayudas.

Desde hace tiempo en muchas partes del mundo es común  que aquellos que actúan fuera de la ley acumulando poder y fortuna, conscientes del gran peso de la imagen en esta sociedad moderna, intenten construir un perfil positivo mediante el uso de distintos medios como fundaciones a través de las cuales compran buenas voluntades y agradecimientos de personas y comunidades generalmente  muy necesitadas.

Por eso no podemos como sociedad seguir permitiendo que se mantengan los mismos esquemas que han sido el caldo de cultivo para una corrupción sin límites que ha enriquecido a muchos en los distintos gobiernos que hemos tenido y que bajo el manto de la impunidad éstos, además, cometan el doble crimen de no solo haberle robado las necesidades más elementales a tantos, sino de hacerles creer que los están ayudando, tomándolos de conejillos de indias de su maquiavélico plan de jugar a la filantropía para generar inmerecidas gratitudes.

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