Jóvenes que construyen esperanza

Los sentimientos de fratenidad para con los demás se han ido perdiendo con el pasar de los años mientras la maldad ha ido ganando terreno en la sociedad.Pero este no es el caso de la joven Jamnia de Jesús Guzmán, de 24 años, quien…

Los sentimientos de fratenidad para con los demás se han ido perdiendo con el pasar de los años mientras la maldad ha ido ganando terreno en la sociedad.

Pero este no es el caso de la joven Jamnia de Jesús Guzmán, de 24 años, quien junto a cientos de jóvenes, a través de instituciones sin fines de lucro, como “Techo”, se dedica a ofrecer una mano amiga a quienes más lo necesitan.

Desde el año 2009 ingresó a Techo, un proyecto internacional, sin fines de lucro, que brinda viviendas dignas a familias que viven en condiciones de extrema pobreza.

“Cuando nosotros vamos a un campo y construimos una casa, las manos se nos llenan de callos, el  sol nos quema, pero después que tú ves a esa familia tan feliz, sientes la satisfacción de que hiciste algo por alguien. Aunque yo no gane dinero, siento que hice algo por alguien y nada mejor que eso”, narra De Jesús Guzmán, con una enorme sonrisa que ilumina su rostro.

La joven sostiene que resulta paradójico ver cómo personas se quejan porque el piso de su casa está sucio, mientras hay otros que viven felices en sus casas con piso de tierra.

Dice que le llama la atención el cariño y la humildad de los cientos de personas que ha conocido en esas labores, en especial, en esos hogares que viven en la extrema pobreza y que tratan a los visitantes como si fueran parte de su familia.

Similar experiencia ha vivido Natacha García, de 23 años, en esa misma entidad quien ha ayudado a personas de escasos recursos económicos a levantar sus viviendas mediante la recolección de fondos económicos en las principales avenidas de la capital y en la construcción de las mismas.

“Cuando recolectamos en las calles, regularmente lo hacemos por medio de equipos. Cada uno de los puntos está integrado por un líder, que se llama líder de área. A los grupos se les da alcancías, las cuales deben tener un monto específico de dinero”, explica García, quien indica que no le importa correr riesgos en las calles para ayudar a quien más lo necesita.

Explica que los integrantes de Techo salen a las calles debidamente identificados con un t-shirt o una capa con el nombre de la institución, con el objetivo de que desaprensivos no salgan por las calles a pedir “ayuda” a nombre de la entidad.

García manifiesta que en el tiempo que tiene como voluntaria, la mejor remuneración que recibe es aportar para que una familia tenga “un techo” y la sonrisa en el rostro de aquellas personas, que ven en ellos una esperanza de vida.

Tanto Jamnia como Natacha llaman a los jóvenes dominicanos a colaborar con este tipo de causas porque se pueden ver los resultados. 

“Se van a sentir regocijados cuando vean las caras de  felicidad de las personas, que en realidad necesitan de cada uno de los bienes que les ofrece Techo. Todos somos pobres, pero dejamos de ser pobres cuando ayudamos a las personas”, fue el mensaje de Natacha a los jóvenes.   

Origen de Techo
El proyecto “Techo” nace en el 2008 como “Un techo para mi país” y está presente en 19 países de Latinoamérica. Trabaja por la superación de la pobreza en el continente a través del trabajo conjunto entre voluntarios y los pobladores de las comunidades.
La joven directora de esa entidad, Anne Siebert, entiende que la pobreza se puede terminar con la unión y esfuerzos de todos los sectores de la sociedad. 

“El voluntariado es el gran pulmón de esta organización. En República Dominicana tenemos alrededor de 80 voluntarios permanentes que son quienes lideran la mayoría de los procesos que nosotros llevamos a cabo”, detalla la joven.

Dijo que los jóvenes voluntarios tienen distintas posibilidades de comprometerse con Techo, una de ellas, son las actividades masivas que realizan, como las colectas, construcciones y los “pintatones de viviendas”.

Una vez pasan por esas actividades, los voluntarios pueden pasar a ser parte del equipo permanente, es decir, voluntarios que trabajan día a día en distintas áreas de la entidad. 

Otros jóvenes realizan trabajos comunitarios mediante las fundaciones “Operación Sonrisa” y la Casa de la Juventud, entre otras organizaciones.

“Operación Sonrisa República Dominicana” es una organización no gubernamental sin fines de lucro, dedicada a ayudar, a través de cirugías reconstructivas gratuitas, a pacientes de escasos recursos con malformaciones como labio leporino y/o paladar hendido.

Aquí los jóvenes voluntarios ayudan con los traslados de los pacientes, citas médicas, exámenes y terapias, elementos clave para ayudar a estos niños a sonreír.

Mientras que el joven voluntariado de la Casa de la Juventud coordina los grupos en todo el país que dan servicios a las comunidades como limpieza, seguimiento a los enfermos, visita y orientación a los presos, al igual que asistencia legal. También los jóvenes laboran en las casas de acogida dando asistencia a niños sin hogares.

El padre Luis Rosario, coordinador de la pastoral juvenil, dijo que los jóvenes también forman parte del voluntariado de la Cruz Roja Dominicana, Defensa Civil, Alianza ONG, Sirve Quisqueya y Quisqueya Aprende Contigo.

“Tenemos el programa de Asistencia Legal, que son jóvenes abogados los que lo llevan. Este programa tiene que ver con todo lo que significa la asistencia en los tribunales, así como cualquier otro tipo de apoyo legal, como declaraciones tardías y jóvenes que están en las cárceles”, explica Rosario.

Otros de los jóvenes trabajan en programas de orientación y prevención del VIH, de consumo de droga, de embarazos en adolescentes. Además de los jóvenes docentes.
Las fundaciones Amigos de Robert Blaze, Solidaridad y la Sociedad Dominicana de Ayuda al Envejeciente (Sodaen), son entidades que también trabajan con jóvenes voluntarios. l

Voluntariado de la ONU

El programa Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) es el principal ente de voluntariado en el sistema de la ONU, y apoya la paz, ofrece socorro y promueve iniciativas de desarrollo en casi 140 países. Creado por la Asamblea General en 1970, es administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Funciona a través de las oficinas del PNUD en los países, desde donde envía voluntarios y promociona el concepto del voluntariado. Así, VNU es el único programa de voluntariado en la familia de las Naciones Unidas en su carácter de labor internacional.

Trabaja con profesionales que se encuentren en el  desarrollo de su carrera profesional, asignándoles proyectos sectoriales y comunitarios, de actividades de ayuda humanitaria, o de promoción de los derechos humanos y la democracia.

El voluntariado beneficia tanto a la sociedad en su conjunto como a los individuos que lo ejercen, ya que refuerza la confianza, la solidaridad y la reprocidad entre los ciudadanos, al tiempo que crea oportunidades de involucración.

VNU aboga por el reconocimiento de los voluntarios, integrando su labor en la programación del desarrollo, y movilizando a un número cada vez mayor y más diversificado de voluntarios por todo el mundo.

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