Es necesario enfatizar que el regionalismo en el Commonwealth del Caribe no es simplemente el producto de una planificación económica regional sino la consecuencia de más de 300 años de vínculos entre los antillanos. CARICOM es, en esencia, un intento de consolidar una comunidad económica dentro de una comunidad social pre-existente, con el fin de aumentar la confianza en sí mismos de cada uno de sus miembros por separado y de facilitar el cumplimiento de sus respectivos objetivos de desarrollo… Henry S. Gill[1]
Con este artículo terminamos las publicaciones de este año 2015. Continuaremos con el tema después de las fiestas. A veces es necesario detenerse, para repensar lo que hacemos. Otras veces solamente es necesario respirar y cambiar las preocupaciones intelectuales para dedicarse al sencillo hecho de disfrutar de las pequeñas cosas.
Continuando con la serie que iniciamos hace ya casi tres meses, seguimos con Caricom. Hurgando por las redes, localicé el trabajo del profesor Gill. El trabajo formaba parte de un estudio mucho más amplio que fue solicitado al autor por el INTAL que se titulaba “Aspectos institucionales y jurídicos (procesales) de la eventual adhesión de Haití y República Dominicana a Caricom”. El estudio fue preparado en los años 90, y presenta muchas interesantes reflexiones.
La primera parte de esa investigación es una reflexión sobre el origen, los objetivos y las perspectivas del Caricom como estrategia de integración[2]. El resumen que publicó la Revista, según este autor, la organización es un esfuerzo, un intento, por entender el proceso de consolidación de una comunidad económica en el marco de una comunidad social existente, cuyo propósito era, es todavía, el aumento de la confianza entre sus miembros, así como facilitar el cumplimiento de sus objetivos. Para los años 90, en el momento en que se escribió el artículo, decía que muy a pesar de que se había liberado el comercio interno existían problemas:
Si bien la mayor parte del comercio interno de Caricom ha sido liberado, todavía se deben superar problemas persistentes. El objetivo es que los bienes susceptibles de ser considerados en el Mercado Común no deberían estar sujetos a la aplicación de impuestos de importación o cargas de efecto equivalente.
En un estudio oficial sobre las medidas de control que afectaban el comercio de Caricom… se concluyó que, a pesar de que en la superficie no parecían existir demasiadas medidas discriminatorias… un examen más exhaustivo de la legislación, las regulaciones y las políticas y prácticas administrativas revelaban una amplia gama de medidas discriminatorias. [3]
Afirmaba que los valores del comercio intrarregional representaban a principios de los 90 cerca del 10% del comercio entre los países miembros, muy pero muy por debajo a las expectativas. Sin embargo, el comercio aumentó de 85.4 millones de dólares del Caribe Oriental a 1,309 millones en 1990. El profesor decía en su ensayo que un factor que había provocado el freno al crecimiento era la incapacidad de algunos Estados para cumplir con sus obligaciones, llegando al colmo de grandes retrasos de pagos en el comercio intrarregional.
El autor del ensayo señala que en la reunión que tuvo lugar en Nieves y San Cristóbal en julio 1991, se presentó un informe de progreso preparado especialmente para la Segunda Cumbre de Caricom. Según el citado informe, la comisión que lo elaboró sugería que se debía actuar de inmediato en las debilidades detectadas. En esa reunión, los representantes de los gobiernos decidieron puntos importantes. Entre ellos, podemos citar: promover la migración libre a nivel intrarregional, así como facilitar la movilidad de personas capacitadas y de alto nivel; pero sobre todo, constituir un Fondo de Inversiones del Caribe; dinamizar el apoyo internacional de las agencias bilaterales y multilaterales; y, como lo intentaba en ese momento la Europa central, dar los pasos necesarios hacia la creación de una moneda común.
Un año después, en la reunión especial que fue celebrada en octubre de 1992, los jefes de gobierno adoptaron varias medidas, a saber: fortalecer la integración, mejorar la estructura institucional, así como el proceso de aplicación de la Comunidad en lo relativo principalmente al comercio:
Si bien enfatizaron que la estructura total de Caricom continuaría siendo una Comunidad de Estados soberanos, acordaron que cada Estado miembro designaría a un Ministro con responsabilidad específica para los asuntos de Caricom, y que estos Ministros constituirían un Consejo de Ministros de la Comunidad del Caribe, que eventualmente remplazarían al Consejo de Ministros del Mercado Común como segundo órgano de la comunidad [4].
El autor, analizando las medidas de los encuentros, recomendó la creación de tres comunidades, una para cada tema: libre comercio y cooperación funcional; política exterior; y finalmente el mercado y la economía únicos. Advertía que cuando un Estado decidiese participar debía saber cuáles eran sus obligaciones. Concluye diciendo:
El concepto permite flexibilidad con respecto al nivel del proceso de integración al que los Estados miembros podrían comprometerse en cualquier momento, de manera de no retrasar el movimiento de avance de los demás, lo que puede ocurrir ahora fácilmente dada la existencia de la regla de unanimidad. [5]
Como puede verse, el Carifta, que luego se convirtió en Caricom, ha sido, incluso en la actualidad, un proceso de integración en constante integración, en el que había que vencer muchas dificultades, celos e intereses. Lo más importante es que los estados miembros buscaban, buscan todavía, convertirse en una alianza fuerte capaz de competir en un mercado cada vez más competitivo y dominado por los países grandes.
Feliz Navidad. Nos veremos en el año 2016.
FUENTES CITADAS
[1] Henry S. Gill, Caricom: origen, objetivos y perspectivas de integración en el Caribe, publicado por la Revista Integración Latinoamericana, julio de 1993.
[2] Ibídem.
[3] Ibídem, p 41.
[4] Ibídem, p. 43.
[5] Ibídem.