La ineficacia de los partidos tradicionales

I.- Politiqueros que hacen reír1.- Las rígidas estructuras que genera el sistema económico y la superestructura que gira a su alrededor, han quitado al pueblo dominicano su deseo de ser alegre, y permanecer en estado de buen…

I.- Politiqueros que hacen reír
1.- Las rígidas estructuras que genera el sistema económico y la superestructura que gira a su alrededor, han quitado al pueblo dominicano su deseo de ser alegre, y permanecer en estado de buen humor, vivir sonriente, totalmente sonrisueño, bienhumorado.

2.- No obstante, lo que a diario más escuchamos, en el medio social dominicano, son expresiones que motivan hilaridad, carcajadas y permanente regocijo. Los pronunciamientos de los politiqueros del patio, con relación a algunos temas del quehacer político nacional, resultan muy divertidos, humorísticos y graciosos.

3.- Aquellos que aquí están en política para engañar al pueblo, sin proponerse ser calificados de hazmerreír, payasos o bufones de mal gusto, de vez en cuando, algunos, salen con ocurrencias propias de loquescos, con historietas adecuadas para hacer gracia o motivar el sueño a un bebé.

4.- Para hablar con el fin de confundir, hay que ser un lenguaraz, hablanchín o amante de las charlatanerías, que sólo generan el rechazo al sujeto que las expone. Pero aquel que le gusta chacharear, darle a la sin hueso, no le importa hacer el ridículo.

5.- Como farsantes, politiqueros de historietas, pueden identificarse aquellos que a cada momento dicen que en el país el sistema de partidos está a punto de colapsar, como si el colapso fuera a llegar desde el cielo, y no causado por los mismos actores que hacen negocio con las organizaciones políticas.

6.- De la misma forma que se ha agotado el modelo económico sobre el cual descansa la sociedad dominicana, también está llegando a su término el funcionamiento de los partidos del sistema, los cuales lucen deshechos; llegaron a su final, están listos para ser lanzados al zafacón de la historia. Los mismos politiqueros gastaron, han desguanzado a sus partidos.

7.- Hacen de bufones aquellos que dicen estar sorprendidos por lo raquítico que están los partidos tradicionales, sabiendo ellos que han ejecutado todas las cosas feas y sucias para que desaparezcan hechos añicos, papillas, y ya sólo funcionan como desechos de la politiquería nacional.

II.- El lamento por los partidos del sistema que colapsan

8.- Esas entelequias, muchas de las cuales por condescendencia llamamos partidos del sistema, y han servido a muchos de sus dirigentes como medio de enriquecimiento ilícito al vapor, están exhaustas, no porque así lo ha querido la divinidad, sino por las bellaquerías que con ellas han hecho sus beneficiarios, llevándolas a la fatiga, y al fallecimiento.

9.- Los politiqueros, vividores de la vagancia, la haraganería y la vaguería, dicen estar preocupados porque los partidos no son respetados por sus miembros, y el transfuguismo los lleva al descalabro, olvidándose que esa truchimanería de cambio de chaqueta, ha sido una de las tantas formas de ellos llevar a sus partidos al colapso y el descrédito.

10.- Los partidos del sistema, los mismos que hoy agonizan, y a los cuales sus beneficiarios lloran como hipócritas plañideros, son los mismos que ha utilizado el hampa política para asaltar el poder; el lumpen quejicoso, el granuja lacrimoso, el bravucón gemebundo, para hacer diabluras, diezmar el erario, aniquilar al pueblo trabajador y hacer estragos con los bienes públicos.

11.- Todos aquellos que con actuaciones propias de personas del bajo fondo, han contribuido a degradar la vida política del país, no pueden desconocer que, no solamente sus partidos políticos constituyen una afrenta en extinción, sino que también han convertido la política en una afrenta, un bochorno, una desvergüenza.

12.- La generalidad de los dominicanos y dominicanas decentes, se sienten hastiados, exasperados, asqueados por la forma como muchos dirigentes han utilizado a los partidos para, por su mediación, prostituir el ambiente político y degenerar las instituciones.

13.- El aburrimiento hace acto de presencia, la irritación es notoria, el fastidio es evidente en aquellos que quieren que el país se mueva por senderos de progreso y limpieza política; pero consideran que los partidos del sistema representan trabas, obstáculos para adecentar la vida pública, higienizar la actividad política.

14.- Sorprende a muchos el hecho de que todavía hombres y mujeres de bien se mantienen como miembros de partidos que simbolizan la desfachatez, el descaro y la ofensa al buen actuar; aunque de seguro el cansancio, la irritación y hastío les motivará a abandonar esos espacios políticos que no son adecuados para personas de valía.

III.- Los muchos partidos no es signo de democracia

15.- En nuestro país, la realidad ha demostrado que la proliferación de partidos no es signo de democracia; su abundancia, la difusión que han tenido las organizaciones que inciden en el quehacer político nacional, en nada han contribuido al bienestar material y espiritual de las masas populares, como tampoco su propagación ha hecho posible el fortalecimiento de las instituciones del Estado.

16.- Hubiera resultado provechoso para el desarrollo de la actividad política, el afianzamiento institucional y el adecentamiento de la vida pública dominicana, la total desaparición, reducción o escasez de los partidos del sistema que hemos tenido que soportar aquí.

17.- La eficacia, efectividad y eficiencia de un partido político no se determina por el enriquecimiento y los beneficios económicos que obtengan sus más altos dirigentes, sino por los aportes, la contribución que haga para orientar y materializar un programa de contenido social y político, que llene las aspiraciones más sentidas del pueblo.

18.- Los integrantes de los partidos políticos deben valorar a sus más calificados líderes, por el comportamiento público y privado que exhiben desde el punto de vista ético y moral. Ninguna calidad tiene aquel que forma parte de la dirección de un partido, si una vez su organización llega a controlar el Estado, se dedica a sustraer fondos públicos y a favorecer a sus familiares y allegados.

19.- Nada positivo y sano aportan a la lucha política aquellos que carecen del sentido de la honradez, porque degradan la organización que los aloja. Los empedernidos, faltos de calidad humana, despiadados e impasibles, lo único que han hecho en los partidos del sistema, que ya están agotados, es aprovecharse de los mismos para enriquecerse y prostituirlos.

20.- Los hombres y mujeres decentes que todavía quedan en los partidos que ya cumplieron su función política, y ahora son utilizados para hacer negocios, deben estimular, promover la creación de organizaciones que desempeñen labores acorde con la decencia, aislando así a la basura politiquera. Estimular lo bueno hace posible que surja lo conveniente, necesario y útil a la sociedad.

21.- Por muy deteriorada y degradada que esté una sociedad desde el punto de vista de la decencia, como ahora está la dominicana, siempre hay personas de honor, vergüenza, dignidad, y suficiente entereza para no continuar compartiendo con aquellos cuya presencia lo único que hace es restar, dañar, empantanar y deslustrar.

Reflexiones

a.- En el periodo de su historia política, cuando el país nuestro tiene en su seno a las mujeres y a los hombres más preclaros, de lucidez exquisita y pensamiento profundo, resulta que algunos grupos desaprensivos tienen cautivos, bajo control político e ideológico, a la gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos, dominio que ejercen por medios de partidos de negocios, utilizando el clientelismo con la mercancía dinero como atractivo, seductora que enloquece a los siervos de la politiquería dominicana.

b.- La sociedad dominicana, en general, ha llegado a un grado tan perjudicial, sumamente dañado, que todo lo que en ella se mueve resulta contaminado, razón por la cual hay que estar siempre alerta, listo para hacer labor de prevención con mecanismos de profilaxis social.

c.- Resulta un contrasentido pensar que un cuerpo social con sus órganos vitales enfermos, puede tener en su seno alguno que esté al margen de la malignidad; lo que se traduce diciendo que, siendo los partidos del sistema parte del organismo de la sociedad dominicana averiada, en modo alguno pueden estar al margen de la contaminación.

d.- La generalidad de los que activan en política desde los partidos tradicionales, no son más que unos desorejados que accionan para hacer dinero, por lo que no resulta fácil higienizar el ambiente político. Aquí la mugre está por encima de la limpieza.

e.- El cuerpo social del país está averiado, y es el adecuado para personas sin escrúpulos sobresalir en partidos que no tienen un filtro, carecen de un colador para separar lo podrido de lo sano. De ahí que conviene aislar lo corrompido de lo que todavía sirve, y tiene algo de pureza.

f.- De los partidos tradicionales sólo deben ser conservados sus bases, compuestas por hombres y mujeres del pueblo, víctimas de las maquinaciones de la mayoría de las cúpulas directivas, que utilizan su preeminencia para obtener beneficios personales, mientras que los de abajo, que constituyen la gran mayoría y dan sustentación a la organización, permanecen perjudicados, siempre lesionados.

g.- Los partidos políticos del sistema desempeñan diferentes funciones en beneficio de las clases sociales aliadas al orden establecido, porque además de servirles para alcanzar el poder político del Estado, cuando están a punto de desaparecer son utilizados para hacer distintas clases de negocios politiqueros.

h.- Cada uno de los partidos políticos que han controlado el Estado dominicano, es responsable de la situación de desigualdad, pobreza y opresión que sufre la gran mayoría de nuestro pueblo; de igual manera, ha impedido el fortalecimiento de la institucionalidad, el adecentamiento de la vida pública y ha obstaculizado el desarrollo de la lucha democrática.

i.- Partiendo del carácter heterogéneo de la sociedad dominicana, y siendo los partidos expresiones clasistas, en los cuales convergen mujeres y hombres de las más variadas clases sociales, de seguro que en las organizaciones políticas tradicionales hay adeptos con decoro y firme vergüenza, para abandonarlos o expulsar a los nocivos alojados en ellas.

j.- Por la degradación, degeneración y decadencia que los partidos tradicionales han llevado a nuestro país, la persona seria, honesta y de valía que se integra a los mismos pone en peligro su vida. El íntegro y el deshonesto no pueden ocupar el mismo espacio, y así quedó demostrado con el asesinato de que fue víctima recientemente el distinguido ciudadano y exrector de la UASD, doctor Mateo Aquino Febrillet.

k.- Los partidos del sistema, por fisonomía, composición y fines a alcanzar, están impedidos de actuar, proceder o de cualquier forma incidir en provecho de lo que en verdad se llama pueblo dominicano. Pretender que la generalidad de los que forman un partido del sistema van a luchar para que cambie el orden económico y social vigente, es como pensar que puede constituirse un banco comercial con fines de hacer labor de filantropía.

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