La graciosa realidad de abuelos en apuros

Pronto Kenny Grullón y Carlos Alfredo Fatule serán abuelos… del mismo nieto. La coincidencia, si se le puede llamar así, parió una obra cómico-dramática.

Pronto Kenny Grullón y Carlos Alfredo Fatule serán abuelos… del mismo nieto. La coincidencia, si se le puede llamar así, parió una obra cómico-dramática.El (inesperado) embarazo de Javier Grullón, hijo de Kenny, y Karla Fatule, hija de Tania Báez y Carlos Alfredo, sirvió de inspiración de una idea que cayó en manos de Miguel Alcántara, autor del libreto. La obra, que se presentó durante el pasado fin de semana con bastante éxito en la sala Ravelo del Teatro Nacional, se sirve entre tres personajes que se reparten su hora y media de duración. Pudo ser menos. Porque con el teatro, como en el diseño, a veces menos es más: esta es una comedia a ratos divertida, de a poco un poco melosa y moralista, pero que se salva en sus momentos divertidos, cargados de esa impronta improvisada de Kenny.

Un argumento embarazoso

Entre tres tristes presidiarios, el policía Miguel Alcántara (con una intervención más breve que la de sus dos protagonistas, pero muy oportuna), y la irrupción de los dos detenidos en quienes se centra el argumento, Abuelos de emergencia arranca en el lobby del teatro, donde se recrea la entrada del destacamento, cuya cárcel se traslada al escenario de la Ravelo para dar rienda suelta al pesado pasado que mantiene enfrentado a Kenny y a Carlos Alfredo.

Una producción de ambos, compartida con José Pintor, que también dirige la puesta en escena, que mezcla las vivencias de dos padres que fracasaron en la educación de sus hijos y que luego tratan perdidamente de salvar su futuro, afectado por un embarazo para una pareja de novios aún sin contraer matrimonio, situación que tiene a sus progenitores en una guerra sin cuartel.

Pinky Pintor saca espacio para que sus dos protagonistas interpreten un par de canciones, una tirando a la parodia, otras producidas para recrear las amargas experiencias individuales de cada uno de los padres. De a rato funciona este recurso, pero el montaje logró sus momentos más vívidos (y aplaudidos) fuera de los números musicales. Pero al final, el trío de actores se siente en sus aguas: Kenny Grullón tan natural como si estuviera en el ático de su casa, a Carlos Alfredo, exagerado muchas veces con sus diálogos en un tono altísimo, lo hemos visto más convincente en otras ocasiones y Miguel Alcántara ganó con soltura y gracia en sus salidas. Abuelos de emergencia, divertida y motivadora.

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