El Gabo pone la obra que enriquece a Edilí

El del teatro, es un Gabriel García Márquez distinto. Al escritor, claro está, aunque el teatro también se escribe. Pero esto es otra cosa y este es otro García Márquez.

El del teatro, es un Gabriel García Márquez distinto. Al escritor, claro está, aunque el teatro también se escribe. Pero esto es otra cosa y este es otro García Márquez.Y no es que la versión teatral del Gabo sea una chapucería insufrible sino más bien que a través de su obra literaria hemos subido tan alto que bajar al proscenio en este género nos genera expectativas que nos dejan sin aliento al cierre de la última escena de Diatriba de amor contra un hombre sentado, su único texto para teatro en su carrera.

Edilí –que en el 1995 había interpretado este personaje– echa manos a esta historia en la que interviene brevemente Lillyanna Díaz dejando el resto de la representación a esta veterana que se infla favorablemente trabajando nuevamente a las órdenes de Enrique Chao.

Un personaje inquietante

Diatriba de amor… se salta las distancias y acorta el camino con un texto agotador, intenso y reflexivo. Una mujer con tantísimos años de matrimonio se desahoga en primerísima primera persona: quiere ser ella, finalmente, y para ganarse la atención (cosa que realmente no sucede nunca) de su media naranja, pues empieza una aniquilante perorata que no tiene fin. Final infeliz que justifica cada parlamento, cada línea recta que va directo al corazón de quienes ven en esta unión el pan nuestro de cada día de muchas parejas.

El hombre está ahí sentado sin que termine de enterarse de la agonizante tragedia de su mujer. Mujeres como Edilí, en este personaje, las hubo, las hay y las habrá, sobre todo, en estos paisajes tropicales donde la cultura y la educación –históricamente–  corrieron menos suerte. Es un drama serio, con sus momentos salpicados de jococidades que enriquecen el texto.

Y todo se va desgranando como un ramillete de uvas californianas: poquito a poquito, sin prisa, pero sin pausa, con una duración perfecta de una hora, tiempo ideal para cualquier monólogo.

La actriz entra y sale, mantiene el pulso de sus parlamentos y, cuando asistimos a la función premiere del pasado viernes de esta nueva temporada, pues salimos satisfechos por su candente ritmo interpretativo.

En Diatriba de amor contra un hombre sentado no tenemos al galopante y siempre disfrutable Gabriel García Márquez de siempre, pero sí tenemos a una Edilí que sale con la suya y todos aplaudimos con ganas.

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