La Esmeralda: de productores dispersos a un gran proyecto

Es temprano en la mañana y el sol está tan ardiente como si pretendiera quemar a todo aquel que se expone a él. Aguantarlo no es tarea fácil, pero eso no limita ni por un instante las labores agrícolas en 112 tareas que hay sembradas de jengibre&#823

Es temprano en la mañana y el sol está tan ardiente como si pretendiera quemar a todo aquel que se expone a él. Aguantarlo no es tarea fácil, pero eso no limita ni por un instante las labores agrícolas en 112 tareas que hay sembradas de jengibre en la comunidad El Dean.

Se ven hombres activos en un lado y el otro de la plantación y los machetes en manos se mueven con agilidad sobre las malezas que amenazan los predios.

El área sembrada corresponde a la Cooperativa Agroindustrial La Esmeralda, de Bayaguana, la primera comunidad en la que se vio al presidente Danilo Medina “brincando charcos y saltando alambradas”, cuando comenzó a aparecerse en las zonas de producción agrícola, sin aviso previo.

Posiblemente, el Presidente fue a otros lugares antes, pero cuando de producción agrícola se trata, esta es la primera referencia, y eso lo confirmó a este diario el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), la institución que entrega “los cuartos” o financiamientos ofrecidos por el mandatario.

Cuando Danilo Medina le vio las caras -en noviembre de 2012- a los cultivadores de jengibre de Bayaguana y El Dean (provincia Monte Plata) eran simples productores dispersos de “pedazos de tierra”. De hecho, la propia Cooperativa La Esmeralda, que había comenzado con 58 miembros, actualmente tiene 500 y puede exhibir con números otros elementos concretos que reflejan su crecimiento.

“La cooperativa tiene sembradas 112 tareas en Cruce de Pajón, 12 en Bayaguana y 20 tareas en El Seibo”, dice Domingo Lebrón, presidente de La Esmeralda, a un equipo de prensa de elCaribe, que acudió a Monte Plata, en procura de ver qué ha ocurrido con esa institución a la que el Gobierno le prometió, primero 20 millones de pesos, y luego 40 y se los entregó todos financiados.

“Desde el año pasado la cooperativa comenzó a realizar los pagos, con un primer abono en 2014 de cinco millones 327 mil pesos. El siguiente pago será de 12 millones y posteriormente se aumentaría para 2016-2017, hasta completar la devolución completa de los recursos”, dice Lebrón. Cuando el Presidente  acudió a Monte Plata dejó claro que apoyando a los cultivadores de jengibre se beneficiaría a 258 familias de Bayaguana y El Dean. “Y así ha sido”, asegura Cecilio Reyes, uno de los beneficiarios.

Antecedentes
La cooperativa La Esmeralda surgió como de un plan estratégico de desarrollo sostenible de la provincia Monte Plata, que promovía en ese momento la Oficina Técnica del senador Charlie Mariotti (Partido de la Liberación Dominicana –PLD). Ese plan había definido seis ejes de desarrollo, en los que incluía salud, deporte, cultura y buscaba mejorar el empleo y los ingresos. Para esto último  nació la  Cooperativa Agroindustrial La Esmeralda.

La institución recibió el decreto de incorporación en febrero 2011. Una vez la organización fue incorporada, inició una serie de procesos tendentes a crecer. Y como parte de eso fue rentada una nave industrial que tiene Proindustria en Bayaguana a un tiempo cinco años, con un pago mensual de US$1,150.

También la cooperativa tiene ocupada una escuela de capacitación, tomando en cuenta que como el tema de las exportaciones para los “jengibreros” de Bayaguana es nuevo, se requiere de mucha formación para producir acorde con los requerimientos de las normas internacionales. Las plantaciones de jengibre están certificadas GlobalGAP y orgánico, lo que indica también que los cultivadores tienen que ser más cuidadosos en sus prácticas.

GlobalGAP es un conjunto de normas agrícolas reconocidas internacionalmente y dedicadas a las Buenas Prácticas de Agricultura (GAP). Para consumidores y distribuidores, el certificado GlobalGAP es la tranquilidad de que los alimentos alcanzan niveles aceptables de seguridad y calidad, y han sido producidos sustentablemente, respetando la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores y el medio ambiente.

Las plantaciones orgánicas de La Esmeralda están en puntos geográficos distintos de las convencionales, de suerte que éstas últimas no afecten a las primeras. En Miches, la cooperativa trabaja con la variedad de jengibre “chino”, que es atractivo para el mercado de Canadá y Estados Unidos. El jengibre chino suele ser más grande que el amarillo peruano y el picor es distinto. El peruano es más amarillo y más apetecido en Europa, sobre todo, en ambiente orgánico.

La Esmeralda tiene dos contratos, uno de ellos con una empresa que prefiere jengibre chino convencional y con otra que opta por el tipo peruano orgánico.  La cooperativa estudia la posibilidad de comercializar su producción a través de Comercio Justo y  para ello ya contactó a María Trinidad, que es la persona representante de eso en República Dominicana. Se está consolidando a los asociados y ensenándoles sobre el tema para poder hacerlo.

Comercio Justo es un sistema comercial en el cual los consumidores pagan un poco más caro que en el mercado común por productos que compran, y que han sido previamente certificados en esa categoría. El dinero que genera esa diferencia de precio es utilizado en el desarrollo de la vida de los productores más pobres del renglón que se trate, del medio ambiente, de los trabajadores o de la propia comunidad o en obras comunitarias. 

Para distribuir los beneficios, el modelo que usa la cooperativa es el siguiente: Se inicia el proceso de siembra con unos cultivos que previamente determina, basado en estudios de mercados y contratos. Se asegura la parte comercial con contratos y luego se promueven los cultivos. Para eso se cuenta con un departamento técnico que dirige el profesor de varias generaciones Raymundo Hansen; Miguel Martínez y un equipo técnico. También se define una ficha técnica con el comprador. Eso quiere decir que el comprador dice cuáles son las características del producto que él quiere. Basado en eso, se hacen las adecuaciones tanto en el campo como en el procesamiento.

El ciclo de producción promedio del jengibre es de siete a diez meses. Que sea uno u otro tiempo depende del sol que reciba. El jengibre requiere “media sombra”, explica Lebrón. l

Mano de obra
En el proceso de cosecha en los campos tenemos entre 80 y 120 empleos directos y eso se traduce en beneficio para las comunidades”.

Mujeres en acción
En la zona de empaque tenemos entre 60 y 70 mujeres entrenadas por un experto peruano en la desinfección del jengibre que llega del campo”.

¿La cooperativa tuvo o no problemas, como se dijo?

El jengibre no es un producto “disociador ni egoísta”. Puede convivir en un mismo lugar con un cultivo de guandul. “El que más recomendamos que se siembre junto al jengibre es el guandul, por el tipo de hoja que tiene, que le genera media sombra al jengibre”, explican tanto Domingo Lebrón como el experto Hansen.

Y a propósito de “disociación”, Lebrón aclaró que no es cierto que La Esmeralda haya confrontado problemas -luego que el Presidente le entregara dinero- y negó que esos problemas fueran porque él pretendía beneficiarse por encima de otros miembros. “Tus sabes que en un grupo, cuando son productores disgregados que no tienen cultura de trabajar bajo una marca o entidad organizada, y cuando llegan recursos públicos la gente piensa que eso es para hacer fiesta. Al nosotros poner frenos, quisieron acusarnos de diversas cosas que son falsas”, dijo.

Antes, los productores sacaban sus cosechas en burros (de algunas fincas), actualmente la cooperativa tiene dos camiones para trasladar las cargas para exportar hasta los puertos y aeropuertos y el empacado que se vende localmente a los supermercados.

La Esmeralda, luego de la visita sorpresa del Presidente, y gracias a un sistema importado de Taiwán usa unas canaletas para la siembra que garantizan un mayor rendimiento. Antes, sembraban medio quintal de semillas de jengibre por tarea, ahora siembran 3.5 quintales por tarea. Es decir, a razón de 3,000 plantas por tarea, logrando cosechar dos libras por cada planta, o sea 60 quintales por tarea.
La producción general de la cooperativa es de un millón de kilos (22,000 quintales), según su presidente.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas