Empresa promisoria: una flota de catamaranes para diez millones de turistas

Suelo ver en mis sueños a decenas de catamaranes cargados de dominicanos, y de turistas de diferentes países que surcan y se deslizan por nuestros mares, rompiendo olas suaves y saltonas, en un trayecto de más de 1,500 kilómetros de costas dominicanas

Suelo ver en mis sueños a decenas de catamaranes cargados de dominicanos, y de turistas de diferentes países que surcan y se deslizan por nuestros mares, rompiendo olas suaves y saltonas, en un trayecto de más de 1,500 kilómetros de costas dominicanas.

Y empalmo estas visiones con la meta de atraer diez millones de turistas a la República Dominicana, uno de los grandes desafíos que se ha trazado el gobierno del Presidente Danilo Medina.

Son retos que requieren, además de grandes inversiones, mucha creatividad.
Nosotros estamos enmarcados en una media isla rodeada de costas marinas en tres flancos abiertos a los mares: las costas Norte, Este y Sur.

Un litoral, el litoral dominicano, que tiene como única excepción tangible el extenso territorio de la frontera con Haití. Según los estudios geográficos, la costa dominicana tiene una extensión de unos 1,576 kilómetros de largo, de los cuales 1,470 corresponden al litoral principal y el resto a las islas adyacentes.

Siempre se ha dicho que los dominicanos vivimos de espalda al mar. Y se dice esto con relación a la pesca marina, pero deberíamos decirlo también por la navegación.

Nosotros, a diferencia de otros países, no explotamos el mar para fines de transportación de cargas, ni muchos menos de pasajeros. Ahora debemos aprovechar ese enorme recurso, no solo en transporte de cargas y pasajeros, sino, además, para la explotación turística.

Una flota de catamaranes

El Gobierno debe contemplar la actual coyuntura para crear una flota de catamaranes. Los barcos catamaranes pueden servir para el transporte de carga y pasajeros entre las diferentes provincias costeras del país. Un catamarán- ferry que bordee la costa hasta Samaná sería un buen atractivo para el turismo interno y también para extranjeros.

La costa dominicana mantiene esa belleza que hace más de 500 años embelesó al Almirante Cristóbal Colón, lo que lo llevó a decir que esta era “la tierra más bella que ojos humanos jamás hayan visto”. Por tanto, todo el litoral nuestro puede ser un atractivo turístico, y ni decir de la costa de Samaná. Un capitaleño podría, de existir un ferry, irse con su vehículo hasta Samaná y allí disfrutar por carreteras toda la belleza que oferta esa provincia; esto a fin de vivir una experiencia diferente, si no desea irse por vía terrestre.

Disfrutar de toda la costa Norte –que se extiende desde la desembocadura del río Masacre, cerca de la frontera con Haití, hasta Punta Bandera en la provincia de Samaná- es todo un sueño.

Se trata, según los estudios geográficos, de una costa “constituida por una sucesión de acantilados y playas arenosas, con la ocurrencia de grandes estuarios y manglares concentrados en la Bahía de Samaná, al nordeste, y en la Bahía de Manzanillo al noroeste”. “Los farallones más imponentes –agregan- están situados en la península de Samaná frente a los cuales se encuentran extensos arrecifes coralinos de parches”.

Catamarán Brisas del Birán

…Que un barahonero que resida en la capital, en vez de viajar en auto a su ciudad natal por las sinuosas y muchas veces peligrosas autopistas del Sur, decida tomar el imaginario portentoso Catamarán “Brisas del Birán” que bordearía la costa Sur.

Tendría la oportunidad de bordear la costa Sur, desde Punta Aljibe hasta la desembocadura del río Pedernales en el extremo occidental de la provincia de Pedernales. Un destino seguro de este catamarán sería el litoral de Bahía de las Águilas. Con esta iniciativa el gobierno podría comenzar a enseñar a los dominicanos a no vivir de espalda al mar.

Inversiones

Los recursos para poner en marcha una iniciativa de esta envergadura podrían estar a manos. Capitales de distintos países se interesarán, no solo por la magnitud del proyecto sino, además, por su impacto socio-económico, cultural y turístico. Pondría a la media isla a mirar hacia el mar, que volcaría todo su encanto hacia una estela de realizaciones útiles.

Inversionistas privados, en tanto, podrían comenzar a descubrir un diamante sin pulir. Recientemente, inversionistas orientales, específicamente de Taiwán –una isla similar a la nuestra- expresaron sus deseos al gobierno dominicano de construir barcos en el país. Ahí está la punta de lanza: Esos barcos podrían ser camaroneros y, por qué no, Catamaranes que se utilizarían para surcar nuestras costas.

El gobierno, por tanto, debe ordenar  de inmediato un estudio de factibilidad socio-económico que confirme la viabilidad de esta iniciativa, tomarla como algo de lo que nunca se ha hecho y aprovecharla para llevar desarrollo y bienestar a muchos dominicanos y extranjeros.

¿Qué es un catamarán?

(Según Wikipedia, “un catamarán es un tipo de embarcación o buque que consiste en dos cascos unidos por un marco. Pueden ser propulsados vela o motor. La palabra catamarán viene del tamil kaumaram , donde kau es paquete y maram árbol (Lit. «troncos unidos»). El pirata y aventurero británico William Dampier, fue el primero en describir catamaranes en 1697, que había visto en la región de Tamil Nadu (India), mientras navegaba por el golfo de Bengala. El catamarán era usado por los paravas, una comunidad de pescadores en la costa sur de Tamil Nadú, y la antigua dinastía tamil chola los empleaba desde el siglo V, d. de C. para transportar sus tropas a conquistar regiones del Sudeste asiático, como Birmania, Indonesia y Malasia.

Los catamaranes son diseños relativamente nuevos en lo que respecta a las embarcaciones modernas de ocio o trabajo, y tuvieron que enfrentarse con un gran escepticismo por parte de algunos marineros acostumbrados a diseños más «tradicionales». A partir del concepto que representa este tipo de buque surgieron nuevas propuestas, diseños y patentes, que han dado lugar a los conocidos como FOILCAT o los WAVE-PIERCING de dos cascos flotantes”).

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