El duro boche de Danilo a Gonsalves

Desde el momento en que el Tribunal Constitucional dominicano emitió la sentencia 168-13, que establece los mecanismos para otorgar la nacionalidad dominicana, nuestro país ha sido acosado, desde dentro y desde fuera de nuestro territorio, por quienes&#

Desde el momento en que el Tribunal Constitucional dominicano emitió la sentencia 168-13, que establece los mecanismos para otorgar la nacionalidad dominicana, nuestro país ha sido acosado, desde dentro y desde fuera de nuestro territorio, por quienes desean que asumamos la mayor parte de los problemas sociales de la población de Haití.

Muchos han criticado de manera ácida el contenido de la sentencia de referencia, tildando a nuestro país de racista y desnacionalizador, pero sin que ninguno de ellos haya hecho por Haití ni una mínima parte de lo hecho por los dominicanos en favor de sus vecinos occidentales, antes, durante y después del devastador terremoto de enero de 2010, el cual mató 316,000 haitianos, hirió 350,000 ciudadanos y dejó a un millón y medio de personas sin hogar, sin que hasta ahora esos supuestos amigos políticos de Haití hayan tendido la mano con verdadera ayuda material.

La reciente reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac, celebrada la pasada semana, en La Habana, Cuba, fue el nuevo escenario utilizado por jefes de Estados y de Gobiernos para reiterar que la República Dominicana estaría despojando de su nacionalidad a miles de ciudadanos nacidos en nuestro país, pero descendientes de ciudadanos haitianos que entraron irregularmente a territorio dominicano, y cuyo estatus migratorio nunca ha sido debidamente regularizado, por lo que ante la ley siguen siendo haitianos.

Uno de los protagonistas de las críticas levantadas en contra de la República Dominicana en la reciente reunión de la Celac lo fue el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien presumiendo de populista no se cansaba de criticar la sentencia del Tribunal Constitucional dominicano.

Al responder por su nombre a Ralph Gonsalves, el Presidente dominicano, Danilo Medina, le dijo que no es cierto que en la República Dominicana se le haya quitado la nacionalidad a nadie, porque a nadie se le puede quitar lo que nunca ha tenido, añadiendo que Gonsalves no ha hecho por Haití lo que ha hecho la República Dominicana.

Pero la enérgica respuesta de Medina adquirió la categoría de duro boche público presidencial e internacional cuando le dijo: “Yo creo que el Sr. Gonsalves ha llegado muy lejos…yo le quiero pedir, Sr. Ralph, que gobierne en San Vicente y las Granadinas, y a la República Dominicana le permita que gobernemos nosotros….Nosotros no aceptamos de ninguna manera que usted quiera imponerse a la soberanía de un Estado democrático que tiene instituciones que respetar, porque la nueva Constitución de la República Dominicana establece en su artículo 184 que las decisiones que emanan del Tribunal Constitucional son definitivas, irrevocables y vinculantes a todos los poderes del Estado”.

Danilo dijo a Gonsalves, y a quienes le hacen el coro, que “somos un Estado soberano y no aceptamos que nadie juegue con la soberanía del país, por tal razón, yo exijo respeto por la República Dominicana y el que tenga que discernir que lo haga, pero respetando a la República Dominicana”.

Antes de censurarnos injustamente, Gonsalves debió advertir que los dos millones de haitianos residentes en República Dominicana superan 20 veces a la población granadina, y que podríamos  preguntarle: ¿cuántos haitianos viven en San Vicente y las Granadinas, a cuántos de ellos se les ha dado la nacionalidad británica, y en cuántas industrias granadinas se permite que el 80% de la mano de obra sea haitiana, como ocurre aquí en la agricultura y en la construcción?
Los dominicanos debemos felicitar al presidente Medina por ese duro boche dado en la reunión de la Celac.l

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