Doctor José Dolores Alfonseca

Forjado en las teorías de Eugenio María de Hostos, vicepresidente de la República y luego exiliado político.

Forjado en las teorías de Eugenio María de Hostos, vicepresidente de la República y luego exiliado político. El doctor José Dolores Alfonseca nació en Santo Domingo en 1877 en la entonces calle Separación, hoy calle El Conde.

Luego de finalizar sus estudios secundarios ingresó al Instituto Profesional para estudiar Medicina. Antes de recibirse como licenciado en Medicina y Cirugía, se produjo en el país la revolución del 1903, por lo que salió hacia Santiago de Cuba. Tras un año en tierras cubanas regresa al país y termina en 1904 su licenciatura con la tesis “Mecanismos Patogénicos de la Fiebre”.

Esa tesis representó un importante aporte al entendimiento en nuestro país de la fisiopatología de la fiebre. Recibió su exequátur el 3 de septiembre del 1904. Durante el gobierno de Ramón Cáceres es designado como Catedrático de Medicina en el Instituto Profesional, profesor de Bacteriología y Química Médica.
En 1909  y gracias a una beca del gobierno dominicano, se traslada a París, Francia, a estudiar para su Doctorado. Durante su estadía en Francia se presentó como voluntario del Ejército francés durante la primera guerra mundial y recibió la condecoración de “Caballero de la Legión” en reconocimiento a su valor y los servicios médicos que prestó.

Su tesis para el Doctorado sobre la lepra y sus maneras de contagio fue recibida con entusiasmo por sus aportes bibliográficos y su brillante investigación. La lepra era una enfermedad temible en nuestro país por su mala respuesta a los tratamientos y su difícil control. La tesis del doctor Alfonseca concluía en que la lepra se podía transmitir por las secreciones normales como sudor, orina o materias fecales, así como por la pus u otras secreciones patológicas.

Regresa al país y se encuentra con la ocupación militar norteamericana. Se instala en Moca, en donde abre una clínica y pronto consigue prestigio y clientela. Escribe artículos y dicta conferencias en el Cibao sobre temas médicos y sociales. Entre sus artículos se cita “¿Qué es el patriotismo?” y “Procreación consciente como factor de mejoramiento social”. Esta última fue pronunciada en el Centro de Recreo de Santiago el 22 de febrero de 1922 y en el Club Esperanza de San Francisco de Macorís en noviembre del mismo año.

Su facilidad de expresión y carisma le llevan a la política. Regresa en 1924 a Santo Domingo de nuevo a la cátedra universitaria, aunque sigue involucrado en la política. En 1927 es nombrado secretario de Instrucción Pública. Y en el período de agosto del 1928 a febrero de 1930 es vicepresidente de la República del general Horacio Vázquez e incluso ejerce interinamente la Presidencia. Luego de los acontecimientos de 1930 y la toma del poder por Trujillo se marcha exiliado a Puerto Rico, donde muere en 1933 víctima de un infarto agudo del miocardio a la edad de 54 años.

La Asociación Médica de Puerto Rico  emitió un comunicado en el que expresaba: “La Asociación Médica de Puerto Rico al tener conocimiento del inesperado fallecimiento del doctor José D. Alfonseca que se había hecho merecedor de la admiración, respeto y cariño de los puertorriqueños, tomó la decisión de que sus restos estén en capilla ardiente y con guardia de honor en el local de Santurce de la Asociación Médica de Puerto Rico”. Ese documento firmado por el doctor Rafael Bernabé ilustra el talante del doctor Alfonseca. Sus restos fueron embarcados hacia Santo Domingo, donde unas 5,000 personas le recibieron para acompañarle hacia su tumba en el viejo cementerio de Santo Domingo. Es preciso reconocer a estos grandes médicos y patriotas dominicanos.

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