Desfile emotivo

En un club nocturno de Ucrania, con luces de neón y música pop a todo volumen, las modelos mostraban vestidos de noche elegantes y sombreros…

Desfile emotivo

En un club nocturno de Ucrania, con luces de neón y música pop a todo volumen, las modelos mostraban vestidos de noche elegantes y sombreros…

En un club nocturno de Ucrania, con luces de neón y música pop a todo volumen, las modelos mostraban vestidos de noche elegantes y sombreros glamorosos mientras las celebridades de Ucrania les aplaudían. Pero este no era un desfile ordinario, algunas de las modelos iban en sillas de ruedas y otras eran ciegas.

En la pasarela titulada Fashion Chance, una decena de diseñadores, la mayoría de Ucrania, presentaron piezas para mujeres con discapacidad, en un intento por llamar la atención hacia uno de los grupos más marginados del país. En un país donde la mayoría de los edificios no tienen rampas para sillas de ruedas y sólo algunas escuelas públicas aceptan a niños con discapacidad, el desfile fue una pequeña pero contundente iniciativa para retirar el estigma a las personas con discapacidad.

«La gente en silla de ruedas, los ciegos, los discapacitados, todos deberían sentirse aceptados», dijo Ilona Slugovina, de 26 años, quien es una bailarina de salón ferviente a pesar de estar en silla de ruedas. Slugovina modeló un vestido de noche color lila brillante.

Algunas modelos avanzaron con aplomo en la pasarela, en silla de ruedas o acompañadas de jóvenes guapos vestidos con trajes elegantes. No dejaban de sonreír y se esforzaron por imitar el paso de las modelos profesionales. Una modelo ciega puso coqueta su mano en la cadera y jugó con un mechón de su cabello. Otras en cambio se veían nerviosas. Entre el público algunas personas lloraron conmovidas.

«Me sentí hermosa, me sentí segura», dijo Antonina Krivobok, quien avanzó con mucha destreza en su silla de ruedas y posó frente a las cámaras de televisión mientras modelaba un vestido de noche morado.

Diseñadores emergentes y establecidos participaron en el desfile con vestido y trajes. Algunos de los modelos diferían poco de lo que una mujer sin discapacidad usaría, otros estaban confeccionados de una forma mas voluminosa para acoplarse a las necesidades de las personas en silla de ruedas.

«Dios hizo a las mujeres hermosas y la meta del diseñador es subrayar esa belleza», dijo la renombrada diseñadora ucraniana Natalia Anri.

La población con discapacidad es casi invisible para el país, pues vive confinada a sus casas, ya que no hay rampas ni elevadores o autobuses equipados para ellos. Los niños con discapacidad suelen ser remitidos a escuelas especializadas u orfanatos donde no se les permite convivir con niños sin discapacidad. La sociedad en conjunto no sabe coexistir y ayudar a aquellos con discapacidad.

Tan sólo en Kiev, donde viven decenas de miles de niños con discapacidad en edad de ir a la escuela, hay sólo 10 colegios de educación especial para ellos, según Larisa Baida, activista de educación en la Asamblea Nacional por las Personas con Discapacidad de Ucrania.

Yulia Kozluk, de 28 años, quien dirige un fondo que capacita y encuentra empleos para personas en silla de ruedas como ella, dijo que esperaba que proyectos como Fashion Chance puedan ayudar a la sociedad ucraniana a crecer y aceptar a quienes son diferentes.

«Cuando avanzo en mi silla de ruedas, la gente se me queda viendo como si fuera una extraterrestre y eso duele», dijo Kozluk, quien quedó paralizada por un accidente de auto a los 23 años. «Pero no soy una extraterrestre, soy una persona normal».

Posted in Sin categoría

En un club nocturno de Ucrania, con luces de neón y música pop a todo volumen, las modelos mostraban vestidos de noche elegantes y sombreros glamorosos mientras las celebridades de Ucrania les aplaudían. Pero este no era un desfile ordinario, algunas de las modelos iban en sillas de ruedas y otras eran ciegas.

En la pasarela titulada Fashion Chance, una decena de diseñadores, la mayoría de Ucrania, presentaron piezas para mujeres con discapacidad, en un intento por llamar la atención hacia uno de los grupos más marginados del país. En un país donde la mayoría de los edificios no tienen rampas para sillas de ruedas y sólo algunas escuelas públicas aceptan a niños con discapacidad, el desfile fue una pequeña pero contundente iniciativa para retirar el estigma a las personas con discapacidad.

«La gente en silla de ruedas, los ciegos, los discapacitados, todos deberían sentirse aceptados», dijo Ilona Slugovina, de 26 años, quien es una bailarina de salón ferviente a pesar de estar en silla de ruedas. Slugovina modeló un vestido de noche color lila brillante.

Algunas modelos avanzaron con aplomo en la pasarela, en silla de ruedas o acompañadas de jóvenes guapos vestidos con trajes elegantes. No dejaban de sonreír y se esforzaron por imitar el paso de las modelos profesionales. Una modelo ciega puso coqueta su mano en la cadera y jugó con un mechón de su cabello. Otras en cambio se veían nerviosas. Entre el público algunas personas lloraron conmovidas.

«Me sentí hermosa, me sentí segura», dijo Antonina Krivobok, quien avanzó con mucha destreza en su silla de ruedas y posó frente a las cámaras de televisión mientras modelaba un vestido de noche morado.

Diseñadores emergentes y establecidos participaron en el desfile con vestido y trajes. Algunos de los modelos diferían poco de lo que una mujer sin discapacidad usaría, otros estaban confeccionados de una forma mas voluminosa para acoplarse a las necesidades de las personas en silla de ruedas.

«Dios hizo a las mujeres hermosas y la meta del diseñador es subrayar esa belleza», dijo la renombrada diseñadora ucraniana Natalia Anri.

La población con discapacidad es casi invisible para el país, pues vive confinada a sus casas, ya que no hay rampas ni elevadores o autobuses equipados para ellos. Los niños con discapacidad suelen ser remitidos a escuelas especializadas u orfanatos donde no se les permite convivir con niños sin discapacidad. La sociedad en conjunto no sabe coexistir y ayudar a aquellos con discapacidad.

Tan sólo en Kiev, donde viven decenas de miles de niños con discapacidad en edad de ir a la escuela, hay sólo 10 colegios de educación especial para ellos, según Larisa Baida, activista de educación en la Asamblea Nacional por las Personas con Discapacidad de Ucrania.

Yulia Kozluk, de 28 años, quien dirige un fondo que capacita y encuentra empleos para personas en silla de ruedas como ella, dijo que esperaba que proyectos como Fashion Chance puedan ayudar a la sociedad ucraniana a crecer y aceptar a quienes son diferentes.

«Cuando avanzo en mi silla de ruedas, la gente se me queda viendo como si fuera una extraterrestre y eso duele», dijo Kozluk, quien quedó paralizada por un accidente de auto a los 23 años. «Pero no soy una extraterrestre, soy una persona normal».

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