Introducción:

Cada año, desde mis años de niños, leía “Cuento de Navidad” de Charles Dickens o al menos veía una película o dibujos animados sobre esa obra literaria.

Pienso que esto me marcó. También yo escribí unos cuentos de Navidad. Son muy breves y modestos. Tal vez usted conozca alguno de ellos. Dos son de los ’80 y los otros dos del nuevo milenio. Helos aquí:

1. Viviano

Lo encontré en la calle y seguí la costumbre dominicana.

-¡Felicidades, amigo!, le dije. No le conozco, pero reciba mi abrazo. Hoy es Nochebuena pero… ¡se ha quedado usted inmóvil y sus ojos no expresan nada! ¡Sea feliz! ¡Al menos esta noche! ¿No se da cuenta de que es Navidad?
-¿Felicidad? ¿Navidad? No conozco esas palabras. No conozco su sabor.

Asómese por las ventanas de mis ojos a mi alma. ¿Ya ha visto? Es un salón vacío. No hay luces. Es todo triste. Dicen que vivo. Yo creo que no he nacido todavía. Para nacer hay que estar acompañado y ser engendrado del amor. Yo voy solo y sin identificación…

Y el hombre sin nombre y sin vida, sin identificación y el alma vacía me dio la mano y entró a mi casa. Se sentó a mi mesa. Comió mi pan y mi ensalada y el lechón asado de mi Nochebuena. Bebió la copa de la Navidad. Saboreó el anuncio del Niño Dios que nace y del pesebre y de la Misa del Gallo. Rió conmigo y cantamos juntos.

– ¿Qué sonidos son esos sonidos en medio de la noche?
– Son las campanas de la Iglesia anunciando la Misa del Gallo.
– ¡La Misa del Gallo! exclamó, ¡el pesebre del templo!
Y sin decir más, abrió la puerta y se lanzó acorrer en medio de la calle.
Alguien detuvo su marcha.
– ¿Qué le sucede? Le conozco…
– Sí, me ha identificado. Hoy ya tengo nombre. Llevo prisa.
Se acerca la media noche y el pesebre espera por mí.
Yo nací esta noche.
Si no llego a tiempo, el pueblo no tendrá nacimiento este año.
Avanzó unos pasos y retrocedió:
– ¡Ah! No se vaya sin ver. Venga, asómese por las ventanas de mis ojos a mi alma. ¿Qué ve?
– Veo dentro una mesa y una luz y gente alrededor sentada con usted. Oigo música. ¡Hay fiesta en su alma!
– ¿Lo ha visto? Es la fiesta de mi nacimiento.
No estoy solitario.
Yo nací esta noche. Me alumbró el amor.
Nací en esa casa.
Hoy ya tengo nombre. Me llamo Viviano. Mi nombre significa “lleno de vida”.

2. Los magos que llegaron después. (Mateo 2, 1-12)

Llegaron por entonces a América Latina unos científicos del Medio Oriente, quese dedicaban al estudio de las Galaxias y del paso de Dios por los acontecimientos de la historia, los signos de los tiempos, y preguntaron:

-¿Dónde está el Cristo, el Rey del mundo que ha nacido? Pues hemos visto brillar su estrella en Medellín y Puebla y andamos buscándolo para adorarlo.

Los poderes de este mundo se inquietaron mucho al oír esto y con ellos los habitantes de los cinco continentes, porque hacía muchos siglos de ese acontecimiento: el Cristo era de Nazareth, nacido en Belén, muerto y resucitado en Jerusalén; predicó una Buena Noticia de Liberación y Comunión; inició el Reino de Dios y dio participación a los hombres en su construcción: una civilización de la verdad y el amor, de la libertad y la dignidad, la justicia y la paz. Y se llamaba Jesús.

Un Consejo Mundial de las Naciones mandó llamar a todos los obispos y sacerdotes, teólogos y peritos seglares de la Iglesia y les preguntó dónde, por fin, debía nacer el Mesías. Ellos le dijeron:

-En los más pequeños del mundo, porque así loescribió el Evangelista:
“…Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme”.

Le replicaron los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber? ¿Cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo estuviste en enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”
Y el Señor les contestará: “Se lo aseguro, cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo”.

Entonces, los Gobiernos llamaron a los sabios y se informaron por ellos con más detalles acerca de la estrella que vieron brillar y los signos de los tiempos y los enviaron a los más pequeños del mundo y les dijeron:

-Vayan allá y averigüen todo lo que puedan sobre la opción preferencial por los pobres y la presencia de Cristo en ellos y, cuando lo hayan hecho, avísennos para ir también nosotros a servirlos.

Con estas indicaciones, se fueron.

Y la estrella, que habían visto salir, iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre los pueblos del Tercer Mundo, los carentes de plena participación espiritual, social y política y de los más elementales bienes materiales.

Cuando los Magos volvieron a ver la estrella y los signos de Dios presentes en el tiempo, confirmados en las Encíclicas de los Papas y en los Documentos de los Obispos, se alegraron.

Luego entraron en la casa y vieron a los más pequeños del mundo, con María, su Madre y, arrodillándose, los sirvieron.

Abrieron sus cofres y les ofrecieron:

Oro como a Reyes, porque son los predilectos de Dios.

Incienso como a Dios, porque también ellos viven en Dios.

Mirra para la sepultura, porque el pobre vivecrucificado.

Advertidos en sueños y por el Evangelio de que no debían volver a donde estaban los poderes de este mundo, regresaron a su tierra por el camino del anuncio, la denuncia y el acompañamiento proféticos, la vida en el Espíritu y los compromisos concretos con los más pequeños de este mundo.

3. Donde está tu tesoro

Había una vez un hombre, que nunca se había hecho un examen del corazón. En vísperas de la Navidad, fue al cardiólogo y se chequeó. ¡Oh sorpresa!: no tenía corazón. La noticia conmovió al mundo científico y se regó como pólvora por todo el orbe. No se encontraba explicación a este fenómeno. No se sabía si era un milagro u otra cosa.

Como era tiempo de Navidad, le preguntaron: -¿No habrá usted colocado su corazón a los pies del Niño Dios o enviado a los pobres envuelto en donativos, como hace tanta gente?

Él respondió con toda sinceridad: -No me importan nada ni Dios ni la humanidad.-

Las consultas a los más diversos especialistas continuaron. Se quería conocer la causa. Hasta se consultó a un maestro en Biblia y éste dijo: -Busquen en su caja fuerte, porque así está escrito: “Donde está tu tesoro ahí estará también tu corazón” (Mt. 6, 21).

Fueron de prisa al lugar indicado y encontraron no sólo su corazón, sino el de otros muchos más. Hicieron pruebas de ADN y uno de los corazones era el suyo. Los demás pertenecían a su gerente y a varios de sus empleados, porque, como después se supo, ambicionaban las riquezas de su jefe.

Cabe, entonces, esta pregunta: -En Navidad, ¿dónde está mi corazón? ¿Dónde está tu corazón?

4. El egoísta que se regaló chocolates

Había una vez un hombre egoísta. Pero, pensándolo bien, ahora no recuerdo bien si era realmente “un hombre egoísta”, “un niño egoísta”, “un joven egoísta” o “una mujer egoísta”. Para no cometer un error, mejor digamos: “Había un egoísta”, no importando si es hombre o mujer, niño o joven.

A este egoísta le encantaba el chocolate. Para las Navidades del 2011 se dijo: -“Ya está aquí la época navideña, que es un tiempo de regalos. Me regalaré, pues, chocolates. Todos los chocolates que pueda”.

Así lo hizo, en efecto: compró todas las cajas de chocolate que había en el mercado para él solo, de tal manera que nadie podía encontrar ni un “cacaíto” en todo el país.

Los amontonó en un gran almacén y comenzó a devorarlos, caja tras caja, a escondidas, para que nadie lo viera. Así no se sentiría obligado a compartirlos con alguien.

Pero he aquí que al ir comiéndose loschocolates, el egoísta se fue inflando y tornándose cada vez más oscuro, como el cacao. Tanto se infló que se convirtió en un globo y empezó a flotar y a elevarse por los aires. La gente lo vió remontarse hasta perderse de vista. Subió más allá de la estratósfera terrestre y se mutó en un hoyo negro, uno de esos objetos extraños del espacio sideral, que se traga, como los egoístas, todo lo que entra en su órbita, no importando su tamaño, sea polvo cósmico, un cometa o naves espaciales.

Hoy corre sin rumbo, solitario, rodeado de lafrialdad inmensa del universo astral; y nadie quiere aproximarse a él, porquees un hoyo negro, que se traga cuanto le pasa cerca.

Se espera que un día se pueda aprovechar toda la energía encerrada en los hoyos negros para ponerla al servicio del bien común. Lo mismo se espera de cada egoísta.

Que seas, junto a tu familia, tus amigos y tu comunidad, una Estrella, jamás un Hoyo negro; y si has acumulado mucho dinero o mucho chocolate a causa del egoísmo todavía hay tiempo: compártelo y te mutarás en una Estrella de Navidad.

CONCLUSIÓN:

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los 13 días del mes de diciembre del año del Señor de 2011. l

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