Alegorías a la libertad
Acrílico Industrial + barniz 680 x 1525 pulgs.

Como parte de las actividades que desarrolla el Ministerio de Cultura de Santo Domingo, hemos venido observando cómo el Obelisco del Malecón (1935), también conocido como Obelisco Macho es intervenido por la obra de varios de nuestros grandes artistas.

Las propuestas planteadas normalmente están asociadas al contexto histórico dominicano. Pues, a la función que adquiere la pintura mural como efecto decorativo de la arquitectura, también se le adhiere un fin didáctico en la pieza, lo que cobra forma en función de la visión del artista.

Por estos días, al transitar por la Ave. George Washington nos encontramos en el obelisco, la obra monumental del artista visual dominicano Dustin Muñoz, dicha monumentalidad no está dada por el tamaño del espacio en que se erige, sino más bien por cómo ha quedado resuelta la composición de las imágenes y el buen manejo de la perspectiva.

Se trata de una pieza con una visual citadina que es bien percibida tanto de lejos como de cerca. A primera vista, es claro que nos sorprenden los colores de la independentista, la restauradora, la cual ondea atravesando las cuatro caras del monumento.

Sin embargo, cuando logramos apreciar los detalles hallamos la esencia de nuestra identidad en las acciones que nos presenta cada plano del óbelo.

El artista logra sintetizar los anales de la historia dominicana y sus contrastes, por medio de elementos formales que aluden al proceso de gestación y desarrollo de la nación.

Constantemente nos hallamos fragmentos del escudo nacional, pero también, una serie de signos que apuntan al trabajo, a la libertad y por qué no a la sensibilidad del ser humano. En su conjunto la composición se erige como un homenaje a las Hermanas Mirabal, pero que adquiere una vitalidad interna como rito a la mujer desde la formación de la independencia nacional, hasta nuestros días.

Nos sorprende cómo el artista considera cada detalle en función de lo real y lleva a escena imágenes cual relato sobre la tradición de un pueblo meramente católico, pese al proceso sincrético del que ha sido parte. Por la variedad inmensa de matices, analiza incluso un modelo genérico en cuanto al color de la piel, ya que es dominicano el tan oscuro como el tan claro. Felicitamos este tipo de iniciativas.

Y, ya que esta obra ha sido tan bien lograda, sugerimos  que la composición permanezca como patrimonio de nuestra ciudad. Si bien otros pudieran ser los espacios para ser intervenidos por muchos de nuestros grandes artistas, lo que generaría no sólo embellecer puntos estratégicos de nuestras ciudades, sino que también serviría como memoria artística.

Manifestaciones
Es un hecho que los artistas de Dominican York Proyecto GRÁFICA, han logrado fusionar los elementos tradicionales que les provee el grabado como forma de expresión, con las facilidades que les ofrecen los nuevos avances tecnológicos.

La hibridez, no sólo toma sentido en las técnicas empleadas para cada pieza, sino que además es algo que se presenta en las imágenes.

Constantemente nos llegan las fuertes diferencias entre los rascacielos y las casuchas de nuestros pueblos como pasa en la pieza de Carlos Almonte, quien trabaja la imagen del típico campesino dominicano con el machete en primer plano, como una especie de ente ajeno al espacio en que habita, pero se entiende que es sólo cuestión de tiempo para situarse o aplatanarse como solemos decir en el argot popular, lo que se advierte de forma subliminal por el plátano que ha sido cortado a la mitad y que aparece sobre el pavimento.

La pieza en sí, nos remite incluso a las imágenes de las historietas, como una realidad hasta cierto punto ficticia, pero que a su vez, nos lleva a reflexiones profundas sobre los cambios de territorialidad. La obra denota un trabajo minucioso, de una composición rica en detalles, pero equilibrada, con grandes influencias de la fotografía, con una línea lo suficientemente expresiva y consistente que abre paso a fuertes contrastes de luces y sombras como fondo urbano-rural de la memoria para el Vale John.

Pepe Coronado por su parte, nos presenta una combinación de elementos formales que remiten a un pasado que cambió el pensamiento y la política del pueblo dominicano. Literatura, geografía, historia, arte y actualidad se combinan en la obra Intrépido, nombre del portaaviones empleado en la segunda  intervención norteamericana a Santo Domingo en 1965 y que hoy se presenta como Museo en la ciudad de Nueva York como una aventura dinámica para el público, pero que es percibido por el dominicano que recuerda la revolución de Abril como el recuerdo de un momento crucial en la historia y se hace latente con las expresiones del poeta nacional Pedro Mir: “a ti te atemorizan esas ganas… y con esto no pueden tus mentiras de plomo, tus entrañas de fuego”. Coronado trabaja la superposición de elementos de forma armoniosa, logrando recrear una escena como si se tratara de una imagen del pasado que ni el tiempo, ni las circunstancias han podido borrar.

Cada pieza de estos artistas –Rider Ureña, René de los Santos, Scherezade García, Miguel Luciano, Luanda Lozano, Iliana Emilia García, Carlos Almonte, Alex Guerrero, Yunior Chiqui Mendoza, Pepe Coronado, Reynaldo García Pantaleón y Moses Ros-Suárez-, requieren especial atención, pues se trata de obras únicas, enteramente creativas y novedosas que con el tiempo esperamos seguir trabajando. No dejen de visitar la muestra del colectivo Dominican York Proyecto GRÁFICA en el Palacio Consistorial de Santiago de los Caballeros.

Grabado en el arte de RD
Nos sorprende en la actualidad encontrar escasa bibliografía que refieran la importancia del grabado en el contexto artístico dominicano y que a la fecha, un grupo muy reducido de artistas promuevan esta valiosa disciplina.

Por esa razón, nos alegra cuando nos llegan noticias de que se vienen desarrollando proyectos de grabado colectivo-individual de la diáspora dominicana en la ciudad de Nueva York.

La idea colectivo-individual, la traemos a colación, en vista de que el grabado, a pesar de ser una pieza del diseño particular de un artista, es un proceso de creación en el que intervienen varias personas. Se podría decir incluso que es una de las disciplinas artísticas que mejor promueve el trabajo en grupo de la forma más dinámica y desinteresada. Mientras más ideas se aporten en el colectivo, mejor será el trabajo final. De manera que sensibilidad, habilidad y técnica se conjugan en un mismo oficio.

Gracias al apoyo de la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, así como del Smithsonian Latino Center de Washington DC, se presentó en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo y en estos momentos en el Palacio Consistorial de Santiago de los Caballeros, Manifestaciones: expresiones de dominicanidad en Nueva York. Una colectiva de grabados que intenta fusionar elementos de la dominicanidad en el contexto nouyorquino, enfatizando a su vez el neo-gentilicio dominican-york.

Los artistas Rider Ureña, René de los Santos, Scherezade García, Miguel Luciano, Luanda Lozano, Iliana Emilia García, Carlos Almonte, Alex Guerrero, Yunior Chiqui Mendoza, Pepe Coronado, Reynaldo García Pantaleón y Moses Ros-Suárez; trabajan varias técnicas como: mezo-tinta, dibujo-ácido, agua tinta, ceda agua tinta, fotograbado, xilografía, serigrafía y algunos híbridos compuestos por una parte digital y otra parte en serigrafía y otras veces, la parte digital con ceda agua tinta.

En ocasiones pudiera parecernos que los trabajos han sido intervenidos, pero más bien se trata de nuevas formas de expresión que les permiten combinar en el proceso, una multiplicidad de técnicas que traen como resultado piezas únicas, donde a nuestra juicio, la dualidad arte-documentación que proporciona el grabado, es uno de los recursos que mejor distingue la producción de estos artistas.

Nos satisface reconocer en el colectivo Dominican York: proyecto gráfica, no sólo el rescate de una expresión artística tan valiosa como el grabado, desde una perspectiva contemporánea, sino también el hecho de que la diáspora mantenga viva sus raíces y más que un proceso de aculturación, sean parte de una dinámica que les permite enriquecer sus tradiciones con las posibilidades que les ofrece el nuevo espacio en que habitan.

En una próxima entrega dedicaremos especial atención a los aspectos formales que trabaja cada artista en sus piezas.