Lo ideal, en todo, es la prevención. Para evitar atorarnos con los alimentos se recomienda: cortar los alimentos en trozos pequeños, masticarlos lentamente, algunos aconsejan masticar cada bocado por lo menos 32 veces, con más cuidado si tiene dentadura postiza; evitar reírse mientras se mastica y traga y no hacer consumo excesivo de alcohol antes y durante las comidas. En los niños: mantener los objetos con que puedan atorarse fuera de su alcance. Evitar que ellos jueguen, corran o caminen con comida o juguetes en la boca.
No comer apresuradamente ni llenarse la boca, mientras se come, es una regla de oro. Debemos tener siempre a mano agua o algún líquido al momento de comer por si sentimos pequeños atragantamientos, lo cual es muy común, e ingerir algunos sorbitos del líquido antes de llevarse un nuevo bocado a la boca.
Algunas personas dicen que tienen el “galillo estrecho” y por eso tienden a atorarse más fácilmente. Yo puedo contarme entre los que con frecuencia se les va la saliva y los líquidos por el “camino viejo”. Cuando la saliva se va por la vía incorrecta se recomienda, simplemente, subir el mentón o barbilla de modo que la tráquea se reorganice; es un secreto que conocen bien los de teatro.
Nota importante: si una persona está sola y se atraganta puede aplicarse la maniobra de Heimlich colocando la región de la “boca del estomago” contra la esquina de la mesa o un mueble o silla fija, y agarrándose a la mesa o el mueble hacer presión en forma de golpes repetidos hacia adentro y arriba en esta
región.