¿Cómo se comportan los fanáticos?

Lo dicen delante de sus “eternos rivales” del béisbol dominicano que, desde que empiezan los juegos, asisten emocionados al primer…

Lo dicen delante de sus “eternos rivales” del béisbol dominicano que, desde que empiezan los juegos, asisten emocionados al primer encuentro ‘a muerte’ de la temporada. El béisbol, el deporte más popular en este país, puede “llegar a paralizar el país”, más aún durante un encuentro entre Licey y Águilas… O, Escogido y Licey. La rivalidad entre esos equipos es como el arbolito a la Navidad, como el “motoconchista” a hacer “cortes”… como político a hacer promesas: vital, inevitable… casi una tradición. Desde que en 1954 se inauguró el Estadio Quisqueya, y los equipos empezaron a jugar bajo luces, para fanáticos ir a un juego es un honor. “Es que ser aguilucho es mejor que ser millonario”, “es que el verdadero fanático escogidista es inteligente, desde que un jugador siquiera sugiere que lo cambien, lo regalan hasta por batatas porque él no quiere jugar con nosotros”… Sí, se oye de todo;  y los que sabemos de béisbol lo que Cristóbal Colón supo de reguetón solo nos limitamos a observar la sicología de cada fanático, su modo-operandi… o simplemente a llamar al amigo “más cómico” y preguntarle: “¡Juanma! ¿Cómo se comporta cada fanático de los equipos criollo de pelota?”… y sentarnos a escuchar– en sus casos, leer– todo lo que él contesta… 

El Liceísta:

¡Ese es fiel!

Aun no siendo un León, se considera el rey de la selva “beisbolística” criolla. Con más de 100 años de historia, el fanático azul es dueño de los colores y símbolos del equipo por herencia; sí, generación tras generación veneran al honorable tigre y existen  familias capaces de perdonar pecados impublicables, pero no toleran bajo ninguna circunstancia que uno de sus miembros pase a las filas de otro equipo nacional, menos,  a las filas escarlatas o avícolas que son sus eternos rivales.

El fanático liceísta es cuerdero por naturaleza. Esos, porque sus coronas en el patio y en la serie caribeña le otorga ese permiso especial para restregarle a cualquiera en la cara que “El Equipito” es el equipo con “más coronas ganadas en la Serie del Caribe”, aunque en realidad está empate con las Aguilas.

Tiene una maestría en justificaciones: cuando pierden partidos dicen cosas como  “eso fue la brisa” ó el “manager se durmió”. Sin embargo, se ponen como como pavo real y se mueven entre gritos de ¡Licey Campeón! cuando ganan aunque sea el primer partido de la serie.

Es un fanático fiel, que no negocia. No asume otros colores. Tampoco está acostumbrado a la descalificación o a perder. Trata a los jugadores con confianza familiar y es capaz de bailar hasta en las bodas “Tu lo que quiere es que te coma el tigre, que te coma el tigre, que te coma el tigre”.

El escogidista:

El paciente

El fanático escogidista fue rey de las victorias en los años 90, creado como selección  y fuerza arrolladora. Mantuvo el mérito de seguir adorando sus colores y sus símbolos a pesar de una escasez de triunfos, que comenzó como una mala racha y terminó como una sequía de coronas de 17 años.

El fanático escogidista se mantuvo firme a pesar de ser cogido de “mona” por los seguidores de los demás equipos, víctima de haber sufrido por más de una generación los chistes de los liceístas que decían “eso es de cuando el Escogido ganaba”. Se mantuvo mirando  el calendario  y siempre augurando el llamado “año rojo” que tardo 17 en llegar.  Acusado de ser pro aguilucho y anti –liceísta cuando el béisbol nacional era gobernado por las potencias cibaeñas y capitaleña azul. En espera de su llamado año rojo, asistía fiel al estadio; claro, siempre hasta diciembre,  ya que a partir de las semifinales sus esperanzas morían y volvían las promesas de  “el próximo año sí será el rojo”.

El fanático escogidista es un verdadero León, se repuso y gracias a su equipo se convirtió en el ave Fénix nacional y surgió triunfante, aunque los envidiosos lo acusaban de haber ganado a base de papeletas.

Es un fanático alegre, que entona el grito de “ruge ruge,  el León”, a toda hora. Goza con la mascota Rufo y ahora sonríe con la ultima muela de atrás con un equipo que al fin ganó.

El aguilucho:

El aguerrido

Aquí se “pararon las aguas”. Este es el fanático más aguerrido del Caribe. Temido, dueño, amo y señor del llamado Valle de la Muerte, el Estadio Cibao, uno de los más ruidosos y alegres del continente.

Capaz de mandarle  a decir al mismo Dios que es aguilucho desde “chiquitico”. Es comparón. Y también alega que es su equipo es rey de las coronas nacionales, porque lograron en 20 años lo que  al Licey le tomó 100. Tiene capacidad para ser “manager” desde las gradas y que nadie le discute cuando mano alzada y pecho erguido gritan “vua’laguila”.

El fanático aguilucho no es parcial, aguilucho es ser o no ser, no se puede medio apoyar al equipo, o lo es con toda su sangre , valor y garganta o no lo eres, capaz de hacerse temer por la fanaticada contraria que dice con real argumento “ un juego en el estadio cibao, si pierdes ,pierdes y si ganas también”

A ritmo del merengue clásico “Leña” ha disfrutado de años de series finales, coronas, lo que lo ha hecho no “tolerante” al fracaso y si el equipo no responde, se le ve cabizbajo y de mal humor, pero eso si, nunca, nunca piensa en abandonar las filas aguiluchas, mejor se jacta de decir, que vengan ellos aquí.

Orgullos, alegres, comprometidos y espontáneos esos son los fanáticos aguiluchos.

El estrellista:

El persistente

El fanático de las estrellas debe ser el mejor valorado, felicitado y aplaudido de todo el espectro la fanaticada criolla, es sin lugar a duda un “verdugo” que después de no haber visto a “linda” con su equipo y de estar varias veces muy cerquita de saborear “a lo que sabe el triunfo”  se ha quedado fuera y sigue firme, asistiendo, gozando y disfrutando de su estadio y su equipo a pesar de que el “año verde” se lo ha comido el burro varias veces.

El fanático de las estrellas, es un poco underground en la capital, se consigue solo en san pedro y sus cercanías, pero no es identificables en las demás ciudades, ya que muchas veces “teme” por la cuerda o la risa de otro infeliz que le recuerde sus desgracias, a pesar de todo, apoya a su equipo en las buenas y en las malas, que por el historial de coronas, han sido las malas  la mayoría.

El fanático estrellista en su estadio es un show, mucho d e los jugadores de equipos contrario dicen que es difícil concentrarse en el “tételo  “ pues es una fanaticada que a fuerza de coro, logra mas que a batazos y es volver locos a los contrarios.

El fanático estrellista es un fanático de verdad, puro, sin colesterol, que va y viene pero mantiene la fe, en que la estrella del oriente, o el elefante de su símbolo, lo saquen con bien y que el “año verde” por fin aparezca, ya que a los escogidistas el suyo les llego.

Los toros:

Los batalladores

¡Por ahí vienen los Toros! Se escucha en las bocinas internas del Estadio y eso Basta para que la fanaticada del equipo de la romana se sienta como que son 50 mil en un estadio que no llega a los 20 mil.

El fanático de los toros, es un fanático especial, con un equipo que se a mantenido en los últimos tiempos en altas y bajas, o Dominicanamente dicho en “Amagar y no Dar”

Los toros o azucareros del este , cuentan con una fanaticada que sabe disfrutar del juego y sus “compañas” por que la romana se envuelve en fiesta cuando su equipo esta en casa.

El fanático de los toros ha ido dejando el anonimato en otras ciudades en los últimos tiempos, poseen dos títulos  los que lo hace poseedor de una herramienta de dar cuerda a sus vecinos de san pedro que no conocen el sabor del brindis de los ganadores, el fanático toro o azucarero, no es agresivo , es fiestero , admirador del trago gane o pierda, y que ha gozado en las ultimas temporadas con un equipo que ha pesar de no haber obtenido la victoria ha demostrado que tiene la capacidad de coronarse   y que es solo cosa de tiempo, para que el “buey” se convierta en campeón.

Los gigantes:

Los rabiosos

El que gana es el que goza y los fanáticos del equipo de san francisco de Macorís  saben muy bien de eso, por que han estado en varias finales seguidas a pesar de ser el equipo mas joven del circuito.

San Francisco y la zona noroeste es conocido por lo aguerrido de su gente y que no le come “pendeja” a nadie llámese quien llámese, actitud que se ha presentado en el estadio, que es una especie de “cuco” para los fanáticos  y jugadores de equipos contrarios” que no se equivocan al decir, esa gente son “rabiosa”

Pero esa rabia se traduce en alegría en el estadio, con buenas presentaciones en los últimos torneos, son los fanáticos  macorisanos herederos de la garra cibaeña, a pesar de que no permiten, ni es “chiste” que le hablen de ser aguilucho o de apoyar el primer equipo cibaeño, ya que eso es ofensa digna de patas y trompadas a ritmo de un “alibaba “ en el play.

Son los fanáticos de los gigantes alegres y caneros, amigos de la fiesta , de la cuerda, del orgullo de haber superado rápidamente la escala de equipito nuevo”, se adaptaron  a la filosofía del béisbol nacional, y ganen o pierdan en san francisco se goza!.

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