Boston y el aniversario de “Sport Ten”

Prometí a mi “hija política” Patricia dos artículos sobre mi última visita a Boston, desde el 19 de julio hasta…

Prometí a mi “hija política” Patricia dos artículos sobre mi última visita a Boston, desde el 19 de julio hasta el 29 del mismo mes, aprovechando el aniversario de la revista “Sport Ten”, y además porque considero que este ha sido el viaje, emotivamente hablando, más importante de los muchos que he realizado a esa queridísima ciudad.

Aprovechamos el ir a buscar a un  campamento de verano a mi querida nieta Franchesca, para viajar acompañado por mi inseparable esposa Mally, mi hija Marjorie, mis nietos Sarah, María Alejandra, María Dolores, José Augusto y mi cuñada Lourdes.

Las emociones del viaje comenzaron el día 20 cuando en el campamento aludido encontramos a Ike Tavares, su esposa y dos hijos de éstos buscando a su hija y le hice referencia de cómo la fuerza del destino ha hecho que una nieta de mi entrañable amigo Manuel Enrique Tavares Espaillat (q.e.p.d.), haya entablado una bella amistad con una nieta mía.   Me sentí muy bien con ese encuentro y esa amistad entre adolescentes, que es la más profunda y duradera que existe.

Luego el día lunes 22 de julio, fue el homenaje a “Ted Williams, un Héroe Americano” realizado en el Fenway Park donde más de 25,000 personas nos dimos cita frente al “monstruo verde” donde el jardín izquierdo estaba adornado con un gran número 9, relleno de flores y enmarcado luces.

El homenaje estaba además destinado, a un fin benéfico a favor de la “Fundación Jimmy Fund” que se dedica a cuidar y tratar de salvar a niños con cáncer y a la cual el homenajeado, “el más grande bateador que haya pisado un estadio de béisbol” entregó muchas horas y esfuerzo tratando de ayudar dicha fundación.  Las entradas costaban US$27.00, asistí acompañado de mis nietas Franchesca y María Alejandra, a quienes les encanta el béisbol y por supuesto siguen el equipo de su abuelo “Los Medias Rojas de Boston”.

El acto comenzó a las 6:30 p.m. y duró dos horas aproximadamente, voy a tratar de resumirlo.

1. La banda de la Infantería de Marina de los Estados Unidos de América interpretó música alusiva, rememorando la participación del homenajeado como piloto de ese “cuerpo armado”, a los 34 años en su segunda confrontación bélica “la guerra de Corea” donde completó 39 misiones de combate inclusive tres aterrizajes de emergencia.

2. Un avión P51 surcó los aires de Boston y pasó más de una vez sobre el Fenway Park.

3. Luego vinieron tres aviones más modernos, uno a mayor nivel que los otros dos, ceremonia para despedir a un soldado ido.

4. Mientras tanto, se formaban en las líneas de primera y tercera los que participarían en el acto, antiguos jugadores no solo del Boston, cronistas modernos, cronistas de épocas pasadas, congresistas, representantes del equipo actual, Garcíaparra, Damon, Wakefield, etc.

5. Ahora empezaban los “testimonios” organizados por varios maestros de ceremonias, colocados cuatro asientos alrededor del Home-Plate donde exponían las personas que iban llamando.

Inclusive uno de los testimonios consistió en una poesía, muy bien declamada, con un tema dedicado al “espléndido Junco Teddy Ballgame”.

Los que más me llamaron la atención fueron tres testimonios: El de Dominic Dimaggio, el de Jerry Coleman, segunda base de los Yankees de New York, y el de un cronista de la vieja ola cuyo nombre no recuerdo.

Dominic dijo en parte: Yo estuve al lado de Joe desde que nació hasta que murió y jugué al lado de Ted; toda mi carrera en el béisbol siempre oí a Joe expresarse que Ted era “el más grande bateador que había visto”, y a Ted decir que Joe “era el jugador más completo y elegante del béisbol”.  Señores, digo yo, qué hidalguía, generosidad y grandeza de ambas partes.  Estos ejemplos me permiten acuñar la siguiente frase: “la grandeza de los hombres se mide por la nobleza con que tratan a sus adversarios, sea en el campo que sea”.

La de Jerry Coleman la resumo más o menos así:  Muchos piensan que a Ted se le jugaba sin tercera base, no, también se le jugaba sin segunda base pues ésta se adentraba en territorio corto del jardín derecho, en  una serie con Boston y luego de dos juegos, y viendo que Ted había dado batazos por todas partes menos por donde yo estaba jugando, pedí permiso al dirigente Casey Stengel para jugar ese día en la  posición normal, Williams conectó dos sencillos justamente adonde yo debía estar jugando.

El tercer testimonio impactante fue del cronista: Señores, si este hombre no se le hubiera obligado a perder cinco años de su carrera, a mí no me hablen de Bonds, de Aaron, de Mays, de Ruth este hombre tuviera en su poder todos los récords “ofensivos” del béisbol.

6. Luego de los testimonios, los antiguos y actuales beisbolistas de Boston se dirigieron a ocupar una formación en “L” frente al “monstruo verde” no podría enumerarlos a todos, estimo de 70 a 90, destaco que Jonny Pesky el eterno bateador que precedía a Ted, y que goza de una salud increíble (tiene 84 años) salio del dug-out uniformado y trotando hacia el Field.  En armónica formación vieron como se soltaban al aire nueve palomas blancas, desde el home, volaron hacia el jardín izquierdo, llegaron a la pared y se devolvieron abandonando el sitio, pasando sobre el home y sobrevolando el estadio.

Por último se apagaron las luces del recinto y a oscuras un solo de “trompeta” interpretó el “toque de silencio”, en ese momento y a oscuras, jóvenes y viejos dejamos caer copiosas lágrimas, para honrar y despedir al inmenso “Teodoro Samuel Williams” sin lugar a dudas, el más exigente, fino y agradable bateador que haya pisado un diamante beisbolero.   Pero además un “Héroe Americano”.

Quiero cerrar este sentido ofrecimiento además de manifestación de orgullo por el éxito alcanzado en sus publicaciones por mi “hija política” Patricia, para señalar algunas estadísticas increíbles, que muchas veces escapan a los cronistas, y que son parámetros formidables para cuantificar la grandeza de Ted Williams:

OBP (porcentaje embasarse .483), es decir, se embasaba casi una vez cada dos turnos.  Primero en la historia.

Slugging: .634 segundo solo detrás de Ruth.

En el 1941, a los 23 años bateó .406 último en alcanzar esa cifra en 61 años.
En el 1957, 16 años después alcanzó .388 el más alto average dentro de ese lapso. Es decir, a los 39 años fue campeón de bateo, se embasó 16 veces consecutivas y dio 2 veces 3 homers en un juego.

En el 1958 a los 40 años obtuvo su último título de bateo con .328 el más viejo hasta la fecha en lograr esto.

Recibió 2.58 base en bolas por cada ponche (increíble).

Decidió 94 juegos con sus cuadrangulares. 18% de sus cuadrangulares fueron para decidir juegos.

Bateó 105 juegos perfectos (3-3 de 4-4 y 5-5). Dio 261 homers en casa y 260 en la ruta, qué consistencia. 

Obtuvo 2 triples coronas, no fueron 3 porque en 1949 perdió el título de bateo por una milésima de punto ante George Kell.

¿Se le puede pedir más a un ser humano? Realmente creo que es “muy, pero muy difícil”.

La segunda parte de estas participaciones es referente a la actuación deportiva y personal de “mi hijo Pedro”.

La recuperación de este superbo atleta es increíble, actualmente es líder en ponchados, 2do. en efectividad, muy cercano a Lowes, 2.25 a 2.13, líder en promedio de ganados y perdidos 15-2 (89%) no perdió en el mes de julio, y se encaminan hacia su cuarto Cy Young para entrar en el exclusivo círculo de Clemens (6), Madux (4), y Carlton (4) y Jonson (4) quedándole todavía varios años antes de terminar su portentosa carrera, orgullo para todos los dominicanos.  Como manifesté, este viaje a Boston (19-29 julio) fue el más importante, desde el punto de vista emocional, de todos los innumerables que he realizado, en unión de mi querida familia a esa ciudad.

Por supuesto que asistimos a todos los encuentros que se realizaron en nuestra estadía, visitando al tradicional “Fenway Park”. “Mi Hijo Pedro” nos regaló una joya de pitcheo dejando en dos sencillos al Tampa Bay y colgándole 8 ceros, (23 ceros consecutivos en sus últimas tres presentaciones).

Al través del gran caballero del deporte que es Carlos Baerga, le hicimos notar nuestra presencia y ubicación, salió y nos saludó y combinamos vernos después de los juegos incluyendo en el que ganó, y otra, la más emocionante de todas, fue lo del sábado 28 de julio antes del juego que era a las 5:05 de la tarde.

Pedro llegó al estadio manejando su carro, lo parqueó, y salió a buscarnos.   José Augusto, Franchesca, María Alejandra y yo, constituíamos nuestra comitiva.
Había planeado para nosotros una visita a la Casa Club del equipo de nuestros amores, gozos y sufrimientos pero que no cambiamos por ningún otro.

Se llevó primeramente a José Augusto de 3 años, el más pequeño de mis nietos varones, nos dijo caballerosamente que lo hacía así, porque algunos de los jugadores podrían estarse cambiando, penetró con mi nieto cargado, a una reunión con el dirigente, coach de pitcheo y los lanzadores dando tiempo para irnos a buscar con las dos jovencitas con quien yo le aguardaba.

La entrada, por primera vez, a la Casa Club de Boston después de 56 años de fanatismo fue para mí algo que no olvidaré jamás y que no tendré cómo agradecer al “mejor lanzador del mundo” nuestro querido patrimonio nacional Pedro Martínez.

Saludamos a Manny Ramírez, a éste le recordó que había ofrecido a otro de mis nietos, Diego José, un bate autografiado, Manny lo buscó, lo autografió y se lo envió con nosotros, al ver ésto esa “Leyenda viva” del béisbol que se llama Ricky Henderson, regaló un bate también autografiado a José Augusto.  Siguió presentándonos: Garcíaparra, Lowes, Varitek, Damon, éste cargó y estrechó al nieto, Offerman (todavía en Boston), Urbina, Merloni, Clark, Sánchez, Daubach, Hillenbrand, etc. etc. Todos nos saludaron efusivamente poniéndose de pie, presumo que Pedro les ha hablado de nosotros.

Cuando llegamos a Baerga, este gran caballero le dijo a Pedro, “si hombre, Pedro, yo me he estado comunicando con ellos y les obsequié una bola autografiada al pequeño, esta es la familia dominicana, gran fanática del Boston; de quienes tú tanto hablas”.  A mí me dijo en voz baja “él cree que es familia de ustedes”, y yo también en voz baja le contesté “es al revés, y es que como Pedro es patrimonio del pueblo dominicano, todos allá nos consideramos familia de él, él es parte de nosotros”.

Al salir ya, saludamos a Luis Tiant, también muy cordial y agradable al saber que éramos latinos como él, pero lo más emocionante para mí fue saludar a Johnny Pesky, le dije que yo era fanático desde el 1946 y me contestó: “¡ah! Entonces usted me vio jugando a mí”, le manifesté que sí y le nombré a varios jugadores del 46 hasta el 55, me dio un fuerte abrazo junto a los míos, y me despedí diciéndole lo bien que lo encontraba de salud física y mental (tiene 84 años).

Me contestó: “Dios ha sido muy generoso conmigo”.

Cuando salíamos por el parqueo que aloja lo carros de los jugadores, acompañados de Pedro, pensé para mis adentros “Sí, el señor ha sido también muy generoso conmigo, me ha dado a mi familia y me ha dado un amigo grande, tan grande como Pedro.  Qué agradecido estoy por estos momentos”.

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