Balance económico y social del Presidente

Distinto al mandato constitucional, el presidente Leonel Fernández no rindió cuentas de la gestión de gobierno del año…

Distinto al mandato constitucional, el presidente Leonel Fernández no rindió cuentas de la gestión de gobierno del año 2011. Más bien hizo un listado de lo que entiende fueron los logros de casi ocho años de su gobierno.

Fue un discurso sin sorpresas pues insistió en muchos de los mismos logros señalados antes. Además, pareció mucho más enfocado en abonar a su propio porvenir político que en cualquier otra cosa. La comparación con la gestión 2000-2004 le sirvió de pie de amigo, lo que facilitó mucho el trabajo dado el estado en que quedó la economía al final de ese período. Aunque la comparación es políticamente útil no es del todo justa, pues después de ocho años de una catástrofe como los fraudes bancarios y las fallidas políticas que le siguieron, no es extraordinario que haya una recuperación significativa.

La lista de logros económicos la encabeza el crecimiento, el aumento del número de empleos, la baja inflación y la reducción de la pobreza monetaria, seguido de la recuperación de la confianza de inversionistas y acreedores. Otros fueron la fortaleza del sistema financiero, la recuperación de las zonas francas y el aumento de las reservas internacionales del Banco Central.

Como he argumentado, no se puede menospreciar el esfuerzo que supone mantener la estabilidad de precios y el crecimiento en un país pequeño y vulnerable a shocks externos como los de hidrocarburos y alimentos. En ese sentido, las políticas monetaria y cambiaria merecen recibir crédito, a pesar de otras críticas a que puedan estar sujetas, y de que el costo en deuda, ignorado en el discurso, está siendo dolorosamente evidente y lo será más en el futuro próximo.

Sin embargo, cuando se evalúa en detalle algunos de los argumentos del Presidente, emergen debilidades. Habló del crecimiento total de nuevos empleos. Sin embargo, sabemos que la inmensa mayoría de éstos fueron informales, de muy baja calidad, precarios y de remuneraciones reducidas. Por ello, difícilmente el empleo sea un logro que pueda ser razonablemente esgrimido por la gestión del Presidente. También se refirió a la reducción de la pobreza pero no mencionó que desde 2007, ha habido pocos cambios en ese ámbito. En cuanto a la inversión extranjera, además de no ser mérito exclusivamente local, pues ha sido un fenómeno latinoamericano, una parte nada despreciable se ha concentrado en sectores improductivos, que generan pocos empleos o que no exportan, sino que consumen divisas. Por ejemplo, casi un cuarto de toda la inversión extranjera entre 2008 y 2010 fue en los sectores inmobiliario y financiero. El turismo, el comercio y la industria apenas explicaron un cuarto de la inversión extranjera.

Sobre las zonas francas, el Presidente habló de su recuperación, refiriéndose al incremento de las exportaciones. Pero en un ámbito más relevante como el empleo, el sector sigue languideciendo, con cerca de un 60% desde mediados de la década pasada y menos que en 2008. Además, las exportaciones totales han retrocedido desde 2007 y la participación dominicana en el mercado internacional se ha desplomado. Las exportaciones tampoco son una buena bandera para la presente gestión de gobierno.

A pesar del intento en dirección contraria, las mayores flaquezas en el balance del Presidente están en las áreas social e institucional. No es de extrañar porque es allí donde están los mayores déficits en la intensidad y la calidad de las políticas. En educación, mencionó la matriculación en primaria, cuestión que antes de 2004 era un logro evidente. También se refirió a aspectos cualitativos como el diseño curricular y las becas en educación superior, pero los pobrísimos resultados de las pruebas internacionales no dan espacio para dudas.

En salud, el aumento en la cobertura de la seguridad social es un avance y es justo reconocerlo. Pero también hay que admitir que por presiones de intereses privados y por una evidente falta de determinación y compromiso, esto no ha implicado un cambio significativo en la cobertura y la calidad de los servicios de salud para los pobres. Hay mucha afiliación y pocos servicios.

Se trata, por tanto, de un balance menos positivo que lo pretendido y sugiere que hubo muchas oportunidades perdidas. Los retos persisten y deberán ser afrontados por otro gobierno.

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