Así lo dijo el papa Francisco (XIII)

IntroducciónEl tema de la familia es recurrente en el Papa Francisco. Esta temática se torna aún más importante hoy día, dada la situación difícil de muchas familias en nuestros tiempos.En ese marco,…

Introducción

El tema de la familia es recurrente en el Papa Francisco. Esta temática se torna aún más importante hoy día, dada la situación difícil de muchas familias en nuestros tiempos.

En ese marco, me ha parecido bueno y útil transcribir en toda su extensión su interesante intervención en el Encuentro de las Familias en Filipinas, el viernes 16 de enero 2015.

Les invito, de modo especial, a fijar la atención en el acento que el Papa pone en la figura de San José en dicho discurso.

He numerado, exprofeso, los diferentes aspectos o temas tratados por el Santo Padre y le he dado un título, con el fin de facilitar la lectura y ayudar a su comprensión. He colocado siete en total.

Encuentro de las familias en Filipinas

“Las Escrituras rara vez hablan de San José, pero cuando lo hacen, a menudo lo encuentran descansando, mientras un ángel le revela la voluntad de Dios en sueños. En el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar, nos encontramos con José que descansa no una vez sino dos veces. Esta noche me gustaría descansar en el Señor con todos vosotros, y reflexionar sobre el don de la familia.

Me gusta mucho esto de soñar en una familia. Toda mamá y todo papá soñó a su hijo durante nueve meses. ¿Es verdad o no?

Soñar cómo será el hijo. No es posible una familia sin soñar. Cuando en una familia se pierde la capacidad de soñar, de amar, esta energía de soñar se pierde, por eso les recomiendo que en la noche cuando hagan el examen de conciencia, también se hagan esta pregunta: ¿hoy soñé con el futuro de mis hijos, hoy soñé con el amor de mi esposo o esposa, soñé con la historia de mis abuelos? Es muy importante soñar, no pierdan esta capacidad de soñar.

Y también cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño, reflexión. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge o la cónyuge y soñamos en las cosas buenas que tienen. Por eso es muy importante recuperar la ilusión. Nunca dejen de ser novios.

A José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla.

Construir un hogar para Jesús

José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo de María. Como cristianos, también vosotros estáis llamados, al igual que José, a construir un hogar para Jesús. Le preparáis un hogar en vuestros corazones, vuestras familias, vuestras parroquias y comunidades.

Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, debéis ser capaces de descansar en el Señor. Debéis dedicar tiempo cada día a la oración. Es posible que me digáis: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco.

Descansar en la oración es especialmente importante para las familias. Donde primero aprendemos a orar es en la familia.

Familia que reza unida, permanece unida

No olviden, cuando la familia reza unida, permanece unida.

Allí conseguimos conocer a Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia. En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas.
Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es tan importante rezar en familia. Es muy importante. Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia.

Yo quisiera también decir una cosa muy personal. Yo quiero mucho a San José porque es un hombre fuerte de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, lo puede hacer, lo sabemos.

Cuando tengo un problema, una dificultad escribo un papelito y lo pongo debajo de San José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por este problema.

Soñar para despertar y actuar

Crecer con Jesús y María. Esos momentos preciosos de reposo, de descanso con el Señor en la oración, son momentos que quisiéramos tal vez prolongar. Pero, al igual que San José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar (cf. Rm 13,11).

La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él con la fuerza de la oración. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la venida del reino de Dios a nuestro mundo.

Del mismo modo que el don de la Sagrada Familia fue confiado a San José, así a nosotros se nos ha confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios.
Lo mismo que con San José. El regalo de la Sagrada Familia le fue dado para que lo llevara adelante. A mí también porque soy hijo de una familia y nos entregan el plan de Dios para llevarlo adelante.

El ángel del Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret. Así también, en nuestro tiempo, Dios nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias para protegerlas de cualquier daño.

Colonización ideológica para destruir la familia

Estén atentos a la nueva colonización ideológica. Existen colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia. No nacen del sueño, de la oración, de la misión que Dios nos da. Vienen de afuera, por eso digo que son colonizaciones. No perdamos la libertad de la misión de la familia. Y así como nuestros pueblos en un momento de su historia llegaron a la madurez de decirle no a cualquier colonización política, como familia tenemos que ser muy sagaces, hábiles y fuertes para decir no a cualquier intento de colonización ideológica sobre la familia.

Y pedirle a San José que es amigo del ángel para que nos diga cuándo podemos decir sí y cuándo podemos decir no.

Las dificultades que hoy pesan sobre la vida familiar son muchas. Aquí, en las Filipinas, multitud de familias siguen sufriendo los efectos de los desastres naturales. La situación económica ha provocado la separación de las familias a causa de la migración y la búsqueda de empleo, y los problemas financieros gravan sobre muchos hogares.

Si, por un lado, demasiadas personas viven en pobreza extrema, otras, en cambio, están atrapadas por el materialismo y un estilo de vida que destruye la vida familiar y las más elementales exigencias de la moral cristiana. Esas son las colonizaciones ideológicas.

La familia se ve también amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida.

Pienso en el Beato Pablo VI. En un momento donde se le proponía el problema del crecimiento de la población tuvo la valentía de defender la apertura a la vida y la familia. El sabía las dificultades que había en cada familia, por eso en su Carta Encíclica (Humana Vitae) era tan misericordioso por sus casos particulares y pidió a los confesores que fueran muy misericordiosos con estos casos. Pero el vio más allá y vio a los pueblos de la tierra y vio esta amenaza de destrucción de la familia. Pablo VI era valiente, un buen pastor y alerto a sus ovejas de los lobos que venían, que desde el cielo nos bendiga esta tarde.

Proteged vuestras familias

Nuestro mundo necesita familias buenas y fuertes para superar estos peligros. Filipinas necesita familias santas y unidas para proteger la belleza y la verdad de la familia en el plan de Dios y para que sean un apoyo y ejemplo para otras familias. Toda amenaza para la familia es una amenaza para la propia sociedad. Como afirmaba a menudo San Juan Pablo II, el futuro de la humanidad pasa por la familia (cf. Familiaris Consortio, 85).

Así pues, ¡proteged vuestras familias! Ved en ellas el mayor tesoro de vuestro país y sustentarlas siempre con la oración y la gracia de los sacramentos. Las familias siempre tendrán dificultades, así que no le añadáis otras. Más bien, sed ejemplo vivo de amor, de perdón y atención. Sed santuarios de respeto a la vida, proclamando la sacralidad de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. ¡Qué don para la sociedad si cada familia cristiana viviera plenamente su noble vocación! Levantaos con Jesús y María, y seguid el camino que el Señor traza para cada uno de vosotros.

Por último

Por último, el Evangelio que hemos escuchado nos recuerda nuestro deber cristiano de ser voces proféticas en medio de nuestra sociedad. José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la Sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2,52).

Cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en sanos valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una bendición para nuestro mundo. La familia puede ser una bendición para el mundo.

No se olviden de la protección de San José. No se olviden de rezar por la familia.
No dejéis de rezar a menudo y que vuestra oración dé frutos en todo el mundo, de modo que todos conozcan a Jesucristo y su amor misericordioso. Por favor, rezad también por mí, porque necesito verdaderamente vuestras oraciones y siempre cuento con ellas. Muchas gracias”.

Conclusión

CERTIFICO que he transcrito para mi columna semanal en El Caribe el texto íntegro del discurso pronunciado por el Papa Francisco en el Encuentro de las Familias en Filipinas, acontecido en enero del año 2015.

DOY FE DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los veintiún (21) días del mes de mayo del año del Señor dos mil quince (2015). 

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