La tecnología en el campo de robots antropomórficos y la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, a tal punto que estas máquinas adquieren una apariencia cada vez menos distinguible de la de los humanos.

A diferencia de otros robots, los androides incluyen fines funcionales, como interacción con humanos y con su entorno, así como el manejo de herramientas y tecnologías. Y por lo general vienen integrados con un software de IA muy avanzado.

Posiblemente, las medidas de contención del coronavirus, que tienden a reducir el contacto humano, sirvan de impulso para que los humanoides adquieran mayor protagonismo en el área de los servicios.

Una prueba de ello son, por ejemplo, los restaurantes y supermercados de Rusia que implementan un servicio automatizado basado en el reconocimiento facial, así como también oficinas estatales en las cuales robots humanoides atienden a personas.

En palabras de Oleg Kivokurtsev, director de desarrollo de Promobot, una compañía rusa dedicada a este sector, «los robots de servicio están sustituyendo a recepcionistas, promotores, guías turísticos, asesores en diferentes lugares concurridos: en tiendas, cines, centros comerciales y centros de negocios».

El experto detalla que «en términos de inteligencia, los robots de hoy en día pueden ser comparados con un niño de tres años». Y añade que, gracias a su resistencia, los humanoides en el futuro podrán ser útiles en en nuevas áreas, incluso en la colonización de nuevos planetas.

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