La convocatoria del Consejo Económico y Social (CES) promovida por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) fracasó ayer. La misma estuvo precedida de un rechazo de uno de los actores, Leonel Fernández, quien entiende que el ente convocante no tiene calidad. Pero la suspensión fue determinada por el retiro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que consideró que la cita no se realizó en los términos acordados y tampoco fueron invitadas debidamente todas las partes. Sin embargo, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) concurrió con una importante representación, lo mismo que su aliado el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Sería interesante desentrañar quiénes decidieron que un diálogo sobre una crisis eminentemente política fuese liderado por el CES, con una misión muy específica prevista en la ley y la Constitución, como se advirtió el martes.

El Consejo Económico y Social adelantó una nueva convocatoria para hoy, y serían invitadas más personas, pero ignora los señalamientos de naturaleza institucional.

Así como hemos anotado acerca de lo interesante que sería determinar quiénes decidieron el mecanismo para encausar el diálogo, resulta aún mucho más estimulante preguntarse si en verdad existe una sincera vocación dialogante.

El montaje de las votaciones del 15 de este mes avanza y apenas faltan diez días. Para la campaña solo queda una semana y un día.

¿Qué asuntos podrían decidirse con miras a ese evento, en medio de un escenario como el que promete el CES, si observamos lo de ayer? ¿Qué consensos pueden alcanzarse si de entrada hubo tropiezos con la convocatoria?

La situación es preocupante, y quizás las circunstancias resulten propicias para precipitar resoluciones, que si no son sinceramente tratadas, podrían dificultar más las cosas.

Quizás sea oportuna la idea de endurecer medidas prácticas relativas a las elecciones del día 15. Las bases serían los temas identificados en la Junta Central Electoral (JCE) durante conversaciones entre el Pleno y los delegados de los partidos.

Un acuerdo de mayor profundidad, que garantice unas elecciones libres y transparentes, con equidad para todos los actores, podría alcanzarse después del 15 de marzo.

Votar ahora bajo el espíritu de la buena voluntad podría ser una solución transitoria.

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