El reloj marcó las 8:00 de la mañana en la Escuela Emi Guazumita, en un batey de Yamasá, provincia Monte Plata; y no hubo filas formadas por niños que cantaran a coro el Himno Nacional. No estaban allí. Las aulas están vacías.

Sólo un reducido grupo de maestras aguardaban para ofrecer orientación a los padres y tutores que lo necesitaran, mientras algunos estudiantes recibían la lección del día desde sus hogares a través del televisor, radio o dispositivo electrónico, como lo estipula el Año Lectivo 2020-2021 “Educación para todos preservando la salud”, pero acceder a estas tecnologías para muchos aquí es un privilegio.

En esta localidad, a distancia de una hora y 20 minutos de la urbe de Santo Domingo, no abundan las parábolas en los techos de las viviendas y la tierra roja tiñe los pies descalzos de los niños que juegan libremente.

Aunque cuentan con servicio de energía eléctrica, que muchas veces falla cuando más lo necesitan, en este centro educativo la conectividad a internet es el principal obstáculo para el seguimiento y retroalimentación entre estudiantes y docentes.

Gregoria Frías, subdirectora del plantel escolar, precisa que de una matrícula de 96 estudiantes, el 20% no tiene acceso a las plataformas tecnológicas. “A veces no podemos ni siquiera enviarles un  mensaje por WhatsApp, ya que también trabajamos vía teléfonos con ellos, y muchas veces tampoco tenemos luz”, cuenta.

Pese a que los 12 profesores de este centro cuentan con computadoras facilitadas por el Ministerio de Educación, no hay garantía de una retroalimentación efectiva, ya que los estudiantes aún no reciben los dispositivos electrónicos.

“Cuando hablamos con algunos padres nos dicen: no tenemos computadoras, no tenemos televisión, y aunque usen teléfonos no son teléfonos inteligentes, y no sirven para trabajar con las aplicaciones”, resalta. La desigualdad y la acentuada brecha digital evidenciadas en las zonas rurales también se reflejan en el Centro Educativo Batey El Caño en la comunidad que lleva el mismo nombre.

De 70 estudiantes inscritos en este recinto, cerca del 25% no tiene acceso a internet, ni a un televisor o no cuenta con una computadora. Así lo informó a elCaribe la directora, Virginia Carela.

“En este lugar no tenemos conectividad a internet y muchos estudiantes no tienen televisión y no pueden ver los programas del Ministerio, algunos estudiantes se reportan, otros no, por eso estamos haciendo visitas domiciliaria”, dice.

Ambas escuelas pertenecen a la Regional 17 Monte Plata, donde aún no le llega energía eléctrica a 191 planteles y 163 centros escolares no tienen acceso a internet, según registra el informe actualizado sobre “Avances en el plan de electrificación, conectividad de las escuelas y dotación de equipos”, suministrado a este medio.

57% de escuelas en Monte Plata sin electricidad

De acuerdo con el Anuario de Estadísticas Educativas Año Lectivo 2018-2019, publicado en Julio 2020 por el Ministerio de Educación, en la Regional 17 existen unos 330 recintos públicos. Abarca los distritos educativos 1701 Yamasá, 1702 Monte Plata, 1703 Bayaguana, 1704 Sabana Grande de Boya y 1705 Esperalvillo. Al cruzar este número con los datos del informe arriba señalado, el resultado en términos porcentual es el siguiente: un 57% del total de las escuelas en Monte Plata, no tiene electricidad y el 49.3% está sin conexión a internet. De todas las regionales, en esta zona hay menos avances en ese sentido.

48% de centros públicos del país sin conexión a internet

En momentos en que se habla del retorno gradual y voluntario a clases, aprobado por el Consejo Nacional de Educación, las estadísticas arrojan serios desafios.  De un total de 7,800 centros públicos a nivel nacional, 601 escuelas no tienen energía eléctrica, lo que equivale a un 7.7% y 3,798 no cuentan con internet, para un 48. 6%. Las autoridades del Ministerio de Educación desarrollan un plan para llevar electricidad y conectividad a los centros educativos en todo el territorio nacional. Según sus estadísticas, de 1,187 escuelas encontradas sin energía eléctrica, han resuelto 586 casos (49%) y de  5,009 recintos sin internet, han conectado a 1,211 centros (24%).

54 mil estudiantes en comunidades aisladas

El limitado acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación golpea más fuerte en las comunidades apartadas. De una matrícula general (público-privado) de 2.8 millones de estudiantes registrados en el año lectivo 2018-2019,  452,693 se encuentran en zonas rurales, de los cuales 54,597 están en comunidades aisladas. (Del total 2,807,279 alumnos matriculados, 669,287 corresponden al sector privado).

“Precisamente pensando en este segmento de la población estudiantil vulnerable que no tiene acceso a internet y que no tiene equipos tecnológicos fue que implementamos la modalidad a distancia que si bien incluye la modalidad virtual para aquellos que si tienen conectividad y equipos, también incluye las clases por televisión, por radio y el cuadernillo impreso, que es la base para las clases” explica Ligia Pérez, viceministra de Asuntos Pedagógicos del Minerd a elCaribe.

Precisa que algunas de estas escuelas de esa índole se encuentran en bateyes como los de San Pedro de Macorís, San Juan de la Maguana, Barahona, en las lomas de San Cristóbal, entre otras provincias. “Generalmente ellos tienen un radio o un televisor, pero además los docentes de esas comunidades están en el centro educativo y una o dos veces a la semana reciben a los niños de cinco en cinco, los orientan,  o reciben a los padres con las tareas que hacen los niños. Hay lugares donde los docentes van a las casas para darle una retroalimentación de manera directa”, sostiene.

¿Qué pasa con los estudiantes que están en zonas sin energía eléctrica?

Explica que en los casos donde no hay energía eléctrica se trabaja con los cuadernillos correspondientes a cada nivel.

En seguida destaca los avances del programa que está desarrollando el Minerd de electrificación y conectividad en todas las regionales. “Te puedo poner el ejemplo de San Francisco de Macorís,  donde más de 100 escuelas que no tenían ni electricidad ni conectividad ya han sido dotadas de ambas”, dice.

Agrega “nosotros encontramos más de mil escuelas sin energía eléctrica. En este programa no solo se está llevando la energía a la escuela, sino a la comunidad donde está el centro”.

Indica que con la población de estudiantes en zonas rurales, hay una retroalimentación producto de una evaluación. El maestro revisa las tareas asignadas a los niños que son llevadas al centro por los padres. “Aunque estas comunidades apartadas no tengan energía eléctrica, los docentes tienen su celular y los padres se las ingenian para tener su celular aunque lo vayan a cargar al colmadito que tiene una planta eléctrica, para mantenerse comunicados; y como son pocos niños tienen la oportunidad de socializar entre ellos con el docente con mucho más facilidad que en la capital”, sostiene.

Los equipos que se necesitan

Según consta en el “Informe indicadores de logros del plan año lectivo 2020-2021”  los profesores sin herramientas tecnológicas para el ejercicio de sus funciones en el nuevo modelo educativo ascendían a 76,236. La matrícula de docentes a nivel nacional el año escolar anterior era de 99,491.

Estadísticas suministradas por el Minerd indican que hasta la fecha se han entregado 64,000 dispositivos a maestros. En cuanto a los estudiantes, en esta gestión se han facilitado 105,000 equipos. No obstante el informe de indicadores de logros presentado el 29 de septiembre del 2020 precisa que “conforme a las estadísticas de nuestra población escolar y con la incorporación de 200 mil estudiantes del nivel inicial y 300 mil del programa de adultos, se estableció la cantidad de dispositivos (2.8 millones) requeridos para que puedan integrarse a la docencia”.

La desigualdad evidenciada en una marcada brecha digital

Entidades alertan sobre consecuencias

World Vision ya ha advertido sobre una posible tasa de deserción escolar para este año y un retroceso en aquellas localidades donde se redujo la brecha de abandono del sistema educativo. La entidad, también, ve con preocupación la exclusión del proceso aprendizaje-enseñanza de niños y niñas con algún tipo de discapacidad y de aquellos que no tienen acceso a un dispositivo electrónico para recibir formación escolar en la modalidad virtual, implementada a raíz de la pandemia COVID-19. Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de República Dominicana. De acuerdo con el informe “Evitar una generación perdida a causa de la COVID-19”, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) cerca del 30% de los estudiantes de todo el mundo no disponen de la tecnología necesaria para acceder a la educación a distancia desde su hogar, o no se vieron beneficiados por las políticas.

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