Desde noviembre del pasado año, la República Dominicana vive los efectos del periodo de estiaje o sequía estacional, caracterizado por un déficit de lluvias que se extiende hasta mediados de abril.

A cuatro meses de su incidencia, la situación ya comenzó a causar estragos en regiones agropecuarias del Suroeste, Sur y Noroeste del país, en la que se observan grados de sequía, incluso absoluta, en el estado del suelo.

Por igual, la reducción de las lluvias ha provocado una condición drástica en la producción de agua, que pasó de 442.56 millones de galones por día en enero de 2023 a 369.08 millones de galones en la actualidad en acueductos del Gran Santo Domingo.

Esto ha obligado a que, en los últimos días, el tema reluciera ante los medios de comunicación y que las autoridades comenzaran a ser insistentes en el llamado a la población a hacer uso racional del preciado líquido, además de la implementación de medidas para su ahorro y control frente a la sequía.

Sin embargo, la exhortación de los organismos ha sido tardía. Así lo expone el analista meteorológico, Jean Suriel, al considera que la alerta sobre la posible escasez de agua debió establecerse desde el año pasado, cuando ya se tenía prevista la ocurrencia del fenómeno, y en consecuencia, la disminución en las precipitaciones. Esto a fin de que las personas tuvieran conciencia de como utilizaban el agua, e incluso reducir los incendios forestales registrados en el país.

«Si se hubiese tomado una medida informativa y formativa a la vez a nivel de los medios de comunicación y otros medios para que la población en sentido general sepa que estamos en un proceso de sequía y que no se debe hacer entonces a lo mejor el mismo incendio de Valle Nuevo se hubiese prevenido«, dijo Suriel al ser consultado por elCaribe.

Explica, además, que en la advertencia de las autoridades se tiene que considerar a largo plazo, ya que al pronóstico de duración de la sequía estacional, le sucedería el fenómeno de El Niño, cuya influencia inhibe la formación nubosa en el mar, limitando la ocurrencia de precipitaciones en el territorio dominicano, así como en otras zonas del Caribe, entre los meses de julio y septiembre.

«En seis o siete meses, vamos a tener este otro proceso de sequía (El Niño) que podría generalizarse y extenderse hasta el próximo año, entonces ahí si la situación va a ser de emergencia», advierte.

En este sentido, prevé que en el territorio nacional se presentarán vaguadas, bajas presiones y algunos frentes que traerán precipitaciones, pero estas no serán suficientes para paliar la necesidad de agua que hay en esos meses.

Evitar el desperdicio

De su lado, el geólogo Osiris De León coincide en que, si bien las medidas de concienciar a la población para la racionalización del agua debieron aplicarse con anterioridad, ahora es momento de proveer datos reales sobre el nivel de las presas y agudizar las medidas para evitar el vertido innecesario del líquido.

«Entiendo que las autoridades deben ser optimistas, pero hay que decirle a la gente que no hay mucha agua y que hay que economizar…La población debe acoger el llamado del Gobierno a racionalizar el agua y no puede estar desperdiciando agua en lavaderos de autos, jardines y otras actividades«, dijo De León.

En otro orden, en enfatizó la necesidad de construcción de presas en zonas de Pedro Brand, Sabaneta, Moca, Pedro Santana, La Romana, Mao y Baní, para generar una mayor capacidad de almacenamiento y garantizar el suministro al tiempo de enfrentar periodos de sequía.

En los próximos días se anunciará un programa para eficientizar el uso del agua en el país, al compas de la espera de que la población haga su parte ante la precaria situación.

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