En diez años el precio del plátano se ha elevado para el consumidor final por lo menos en un 275% y la gente sigue preguntándose por qué ha ocurrido eso.

El mayor incremento durante ese tiempo se dio “de golpe” desde mediados de 2019, cuando asombrosamente se colocó a 30 pesos por uno.

República Dominicana es un país eminentemente productor de esa musácea y a menudo el consumidor se resiste a aceptar que cueste tanto dinero adquirir una unidad de éste. Si usted no paga por lo menos entre 25 y 30 pesos por cada plátano, por ejemplo, en a nivel de supermercados de la capital, es poco probable que pueda obtenerlo y consumirlo.

En los colmados se vendía ayer entre 20 y 22 pesos, de acuerdo con un levantamiento realizado por este diario.

Pero resulta que a nivel de finca los productores, que son los que cargan con el mayor sacrificio, también siguen quejándose porque no son ellos                            –necesariamente- la parte de la cadena de comercialización que se lleva la mejor tajada o ganancia.

Casos hay suficientes para contar. Leonardo Hernández cultiva poco más de 1,000 tareas junto a parte de su familia en terrenos de La Vega y hoy le aseguró a elCaribe que está vendiendo la unidad entre RD$6.00 y RD$6.50, si se trata de la variedad Fhia, y entre RD$9.00 y RD$10.00 si es plátano criollo.

El híbrido Fhia (hay varios tipos de éste, como el 20 y el 21) es un plátano tipo francés, desarrollado en 1989. En la actualidad, se encuentra en producción comercial en Cuba, Honduras y República Dominicana, entre otros países con tradición en cultivo en musáceas.

“No me explico cómo pueden ustedes estar comprándolo tan caro, si yo que soy quien lo siembra lo vendo tan barato”, le cuestiona Leonardo a este periódico.

A lo que concretamente se refiere es a que los intermediarios se están llevando a los bolsillos una ganancia mucho mayor de lo que manda la conciencia y lo razonablemente justo.

Al tema de la carestía, como consecuencia del proceso de compra y venta de un lado para otro, hay que adicionar varios factores para ver el tema en amplitud, específicamente para la coyuntura actual. Uno de ellos es que en la época de frío o invierno (entre diciembre, enero y febrero de cada año) el volumen de producción del plátano baja y a eso se suma la ocurrencia de otros fenómenos en algunas zonas –como tornados- que han tiraron al suelo parte de las plantaciones el pasado año.

La recuperación en el plátano toma tiempo, si se calcula, por ejemplo, que a partir del momento en que se siembra una mata, esta comienza a parir luego de ocho o nueve meses. No es un producto que se cosecha “de ahora para ahorita”.

Los números oficiales, colgados en la página del Ministerio de Agricultura, vistos por el lado de lo cosechado, muestran  una cercanía entre el año 2018 y el 2019. Si se midiera por ese concepto, entonces no debería existir razones para un faltante de plátano demasiado considerable y eso a la vez significa que si la oferta se mantiene en consonancia con la demanda, las razones para justificar una excesiva elevación de precios se caen.

Entre enero y diciembre de 2018 –siempre partiendo de las estadísticas de Agricultura- hubo una consolidación nacional de cosecha de plátano de 767,077 tareas y en 2019 la cantidad fue de 778,740 tareas. Es decir que hubo en cosecha 11,663 tareas más en 2019 que en el año anterior.

En el año 2012, un plátano  se cotizaba entre 8.00 y 10 pesos, dependiendo del tamaño y del establecimiento donde fuera comprado.  A Leonardo Hernández le llama a la atención que el Instituto Nacional de Estabilización de Precios (Inespre) no pueda hacer nada para presionar a la baja, cuando se trata de rubros agrícolas. “Lo ideal es que ahí actúe Inespre, pero el Estado no tiene forma”, indica. La presión a la que se refiere podría lograrse si Inespre adquiere los productos nacionales y los comercializa a precios bajos. Pero mientras realiza en el análisis, posiblemente Leonardo ha olvidado tomar en cuenta que ya Inespre tiene un limitado canal de distribución. Tanto, que la existencia en estos tiempos de ese organismo estatal ha sido cuestionada por diversas instituciones, incluyendo la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) en distintos momentos y escenarios.

Estudios realizados sobre la agricultura nacional indican que el 70% del plátano en República Dominicana se produce en tierras secanas en el denominado “triángulo del Cibao Central”, compuesto por Hermanas Mirabal, Licey al Medio-Moca y La Vega.  El restante 30% de los plátanos se produce entre Barahona (desde Canoa, Jaquimeyes y Vicente Noble) y la Línea Noroeste.

No importa el modelo de venta

Algunos supermercados utilizan hace tiempo la modalidad de vender pesados (por libra) las frutas, vegetales, plátanos y guineos. Dejaron de vender esos rubros por unidad, como tradicionalmente ocurría. A finales del año 2015 en uno de esos establecimientos la libra de plátano se cotizaba a RD$30.00 pesos. Al hacer la segmentación, la conclusión era que la unidad de esa musácea tenía un precio de RD$18.30. En los colmados la unidad se vendía entre 17.50 y 18.00 pesos. Actualmente, la libra de plátano en varios supermercados capitalinos tiene un precio que oscila entre los 32  y los 35 pesos.

 Hace cuatro años el Ministerio de Agricultura debió autorizar la importación de plátanos, en un intento por frenar la escalada de precio que tenía la musácea y que parecía indetenible.

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