Brasilia. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que en las últimas semanas alimentó un grave conflicto político, divulgó una nota en la cual afirmó que “nunca” quiso “agredir” al Supremo y el Congreso, a los que instó a la “armonía”.
Bolsonaro reconoció que “el país se encuentra dividido entre las instituciones”, pero reconoció que la “armonía (entre los poderes de la nación) es una voluntad constitucional que todos, sin excepción, deben respetar”.

El mandatario señaló que muchas de las “divergencias” responden a “conflictos de entendimiento acerca de decisiones adoptadas por el magistrado Alexandre de Moraes”, responsable en la Corte Suprema de un proceso sobre ataques a la democracia y difusión de información falsa, que tiene a Bolsonaro entre los investigados.

Contra ese juez y los otros miembros del Supremo han arremetido en las últimas semanas el propio Bolsonaro y la ultraderecha que le apoya, que el martes pasado exigió en unas masivas manifestaciones la “disolución” del máximo tribunal y del Parlamento, a través de una “intervención militar”.

En ese mismo contexto se encuadró una huelga de camioneros, que después de 24 horas llegó a su fin ayer jueves y que también pidió la destitución de los magistrados del Supremo.

En la nota, el gobernante reconoció que “las personas que ejercen el poder no tienen el derecho de ‘estirar la cuerda’ al punto de perjudicar la vida de los brasileños y su economía”.

Aseguró que sus palabras, “a veces contundentes, surgieron al calor del momento y de embates que siempre procuran el bien común”.

También admitió que las diferencias que puedan surgir en torno a sentencias del Supremo, que el pasado martes instó a “desobedecer”, “deben ser resueltas por medidas judiciales” y con los mecanismos que la Constitución ofrece.

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